Traición (1/?)

Jul 19, 2012 16:44

Título: Traición
Personajes: Ziva David, Tony DiNozzo, Timothy McGee
Advertencias: ninguna
Raiting: todos los públicos
Nota de autor:  Después de pensarme bastante la idea de subir o no este fic finalmente me he decidido basicamente porque de todos los que he escrito es mi preferido. Espero que os guste tanto como me gustó a mí escribirlo. Y agradecerle a sracheg  de nuevo su beteo en uno de mis fics, aunque ya fue hace siglos.


McGee te habla pero tú no le prestas ninguna atención. Tienes clavada la mirada en el dichoso calendario sobre la mesa, contando de nuevo los días que han pasado, como si no los supieras ya. Diez días desde que Tony se marchó de casa bajo el pretexto de una mala excusa.

Siempre has sabido que lo vuestro no sería fácil, que entre reglas y manías sería una relación complicada y corta. Pero para tú sorpresa desde que pasasteis de ser simples amigos a amantes en aquella noche de cine todo había ido como la seda. Poco después te sorprendiste a ti misma aceptando su propuesta de casaros. Y meses después pusisteis la guinda al pastel cuando nació Sarah, lo mejor que habéis hecho los dos juntos hasta el momento. Y ahora, a solo un mes de celebrar su primer añito de vida todo se estropea.

- Ziva, ¿me estás escuchando?- te pregunta McGee.

Levantas la cabeza hacia tu compañero y te das cuentas de que le llevas ignorando un buen rato. Intentas centrar la atención de nuevo en el caso. Un marine fue asesinado hace dos días con dos disparos en el pecho. Y parece ser que el tipo solo es la punta del iceberg de una enorme trama de tráfico de información. Unos archivos delicados han desaparecido en el Pentágono y es prioritario que lo encontréis.

- Abby cree que mañana tendremos al dueño de la bala.

- Genial, esperemos tener esto cerrado cuanto antes.

- ¿Te encuentras bien?- quiere saber mientras te mira comprensivo.

- Claro, solo estoy algo cansada, Sarah lleva un par de días dando guerra por la noche- explicas.

- ¿Has sabido algo de Tony?

- Todavía no pero ya es mayorcito para hacer lo que quiera- respondes fingiendo indiferencia.

Coges la chaqueta y el bolso dispuesta a marcharte a casa, no quieres que te sigan preguntando. Es hora de recoger a Sarah de la guardería y descansar un poco, os lo merecéis.

***
Abres con mucho cuidado la puerta trasera del coche para no despertar a la pequeña, se ha quedado frita en su sillita en el trayecto de la guardería a casa. Tras coger todos los bultos de la niña y los tuyos te encaminas hacia casa pero te das cuenta de que algo no va bien. Hay luz en el interior del apartamento.

Desenfundas tu arma lentamente, sin hacer ruido para no alterar a Sarah y subes las escaleras con ella en brazos hasta el tercer piso donde tenéis vuestra hogar, o lo que queda de él.

Abres despacio la puerta, apuntando hacia el frente y temiendo que la niña se ponga a llorar cuando la ves abrir los ojos.

- ¡Apa!- chilla ella emocionada.

Siempre te ha sorprendido la capacidad que tiene Sarah para reconocer vuestras voces e incluso los olores.

Efectivamente, allí plantado en el salón está Tony, que te sonríe como si no hubiese pasado nada y hace que la preocupación que sentías durante todos estos días desaparezca de un plumazo dando lugar a una rabia inexplicable.

- Buenas noches, ninja mía.

- ¿Qué haces aquí?- preguntas guardando el arma.

- En teoría es mi casa. Quería ver a mi princesa.

Se acerca a vosotras y coge a la pequeña en brazos mientras está se ríe a carcajadas con las tonterías que le hace.

Antes de que te dé tiempo a hacer las preguntas adecuadas Sarah rompe a llorar reclamando su cena. Dejas que sea él quien se encargue de ella, necesitas un momento a solas para pensar, para aclarar el lio en el que se ha convertido tu mente.

Esperas paciente que termine de meter a la niña en la cuna y después le conduces hasta el salón de nuevo, es hora de hablar.

- ¿Por qué te fuiste?- preguntas a bocajarro sin andarte con rodeos.

- Es mejor que no lo sepas- responde él negando con la cabeza.

- ¿Quién te crees que eres, James Bond?- increpas sintiendo que la rabia vuelve a aparecer.

- Bonita comparación.

- No pretendía ser un halago, Tony.

- A mí me lo ha sonado- responde con tono burlón.

Sientes que la furia se apodera de ti cuando le pones contra la estantería. Al ver caer un marco de fotos y estrellarse en el suelo sabes que tienes que controlarte, lo último que deseas es despertar a la niña. El golpe no te ha parecido tan fuerte pero Tony se ha quedado pálido y parece realmente dolorido.

- Quiero respuestas, la verdad. No puedes desaparecer de nuestras vidas y volver como si nada.

Tony te mira con tal seriedad que sabes que algo va realmente mal. Siempre disimula bajo su preciosa sonrisa, pero cuando no lo hace es mejor echarse a temblar. Sientes su mano acariciándote la mejilla y terminas apartando la rabia por completo.

- No puedo volver atrás y borrar lo ocurrido, pero estoy aquí ahora. Aprovéchalo, Ziva.

Sientes sus labios besándote y sensaciones contradictorias te mandan mensajes. Quieres pararle, decirle que deje de jugar contigo. Pero le echabas de menos, quieres tenerle, tocarle, sentirle… ya hablaréis después.

***

Los besos te han hecho perder por completo las ganas de discutir, solo quieres recuperarle, compartir de nuevo esa cama que se había quedado solitaria durante días.

Sin prisas le empiezas a desabrochar los botones de la camisa pero te quedas paralizada al ver lo que deja al descubierto. En su hombro izquierdo una enorme gasa.

- Tony…- dices pasando un dedo por el borde.

- No es nada. Un pequeño accidente y un par de puntos, ya sabes lo torpe que soy a veces.

Esa excusa te ha sonado a mentira de las malas, quieres seguir preguntando y saber que ha ocurrido en realidad pero dejas de pensar con sensatez cuando sientes sus besos deslizarse por tu cuerpo. Echabas de menos hacer el amor con él, no te avergüenza reconocerlo.

Enredas los dedos en su pelo empapado en sudor, tratando de calmar la respiración y tu cabeza que no deja de bullir miles de pensamientos a la vez.

- Tony, ¿qué está pasando? Las cosas empezaban a funcionar bien entre nosotros.

- Lo sé, créeme si te digo que me gustaría que esto no hubiese pasado.

Cuando se echa a un lado te da cuenta de que la gasa se ha soltado en uno de los laterales. Lo que deja a la vista te hiela la sangre. Es una herida reciente, de bala.

- ¿En qué estás metido?- preguntas asustada.

- Olvida eso por hoy.

- Te han disparado, no me pidas que lo olvide. Dime que está ocurriendo. Quiero ayudarte.

Él se limita a apartarte un mechón de pelo y besarte despacio, con calma, como si tuvieseis todo el tiempo del mundo.
Eso no evita que tu corazón vaya a mil por hora. Busca su pantalón en el suelo y saca una pulserita de oro que te pone en la muñeca. Lleva una pequeña inscripción.

- Pase lo que pase quiero que sepas que os quiero muchísimo. Sarah y tú sois lo mejor que me ha ocurrido nunca.

- ¿Pase el qué?

Vuestras miradas se cruzan en silencio, no parece estar dispuesto a darte una respuesta y tú tampoco estás dispuesta a dejarlo pasar. El timbre del teléfono rompe el silencio y contestas al tercer tono.

- ¿Estabas durmiendo?- pregunta Abby a modo de saludo.

- No. ¿Qué ocurre?

- Verás, tengo programamos a mis bebés para que me manden un mensaje cuando tengan un resultado. Pues me han mandado uno. Tenemos el arma que disparó al marine.

- ¿Y no podías esperar a contármelo mañana?

- No. Esto no te va a gustar nada.

- ¿Qué pasa, Abby?

- El arma está registrada a nombre de Tony.

Incrédula dudas unos segundos haber escuchado mal pero al darte la vuelta ves al supuesto dueño del arma levantarse de la cama y vestirse. En su cara puedes ver que conoce el motivo de la llamada pero tu mente es incapaz de procesarlo. Es imposible, tiene que haber un error.

- ¿Estás segura?

- Al cien por cien. Lo siento, Ziva. Seguro que esto se puede explicar pero tenemos que encontrarle.

- Estaré allí en media hora.

Cuelgas el teléfono despidiéndote con rapidez de Abby y te enrollas la sábana para ir tras Tony, para que te diga que todo es un gravísimo error. Le encuentras en el cuarto de Sarah, acunando a la pequeña en brazos y por unos segundos juegas con la idea de que todo es igual que siempre.

- Lo siento, princesa- le susurra a la niña.

- Dime que no es verdad.

- Nunca te ha gustado que te mientan.

Te pasa a la niña y te da un suave beso en la mejilla que hace que se tambalee todo tu ser. No puede creer que de verdad esté ocurriendo.

- Márchate o te detendré.

fanfic, Traición

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