The Simple Joy of Living por mahaliem traducción por Loredi [4]

Jan 13, 2009 21:41

SJOL 4

Prólogo, resumen y disclaimer aquí.
Segunda parte aquí

<< Regresar a la tercera parte

Gracias a Suiris, por todo. Estos capítulos son tuyos :)

-Quiero que te quedes en Grimmauld Place -le dijo Ron a Harry.

Harry suspiró. Cada vez que Harry había sido atacado desde la derrota de Voldemort, Ron estaba seguro que los perpetradores eran mortífagos supervivientes y siempre entraba en pánico. Ocasionalmente, estaba en lo cierto. También hubo una vez, años antes de que Harry se casara con Ginny, cuando había sido Romilda Vane fingiendo que era un mortífago. Claro que los mortífagos no tendían a usar túnicas ceñidas al cuerpo ni a quejarse de que las capuchas arruinaban sus peinados.

-Grimmauld Place es tuyo, después de todo -continuó Ron.

Harry sacudió la cabeza. -No, no lo es. Te lo regalé, a ti y a Hermione, el día que se casaron.

-Y lo rechazamos, por lo que tu nombre todavía está en las escrituras.

-Aún si fuera mío, no puedo estar ahí. Piénsalo, Ron. Pronto va a ser Navidad. ¿Quién viene a quedarse cada que es Navidad?

-Mis padres, Bill y Fleur, Percy y Angelina, la familia de Charlie, si logra llegar. Los hijos de todos, claro. George viene ese día y Ginny y tú se... -Ron se detuvo- Es eso, ¿no? Con todos los Weasley, no crees sentirte bienvenido.

-Es la misma razón por la que me mudé al Caldero en lugar de mudarme contigo después de que Ginny y yo nos separamos. Sería vergonzoso -Harry puso una mano en el hombro de Ron-. Los amo a todos, pero son la familia de Ginny.

-Pero... no está bien. Especialmente porque es tu casa, no nuestra. Hablaré con Hermione y con mis padres. Mamá y papá pueden pasar la cena de Navidad en la Madriguera. Hermione y yo nos quedaremos en la ciudad y pasaremos la Navidad contigo.

-Tus padres no tienen suficiente espacio en la Madriguera; y el corazón de Molly se rompería si no puede cenar con toda la familia.

-Mi madre lo superará. Quiero que estés en un lugar seguro.

Ron no iba a ceder a menos que Harry diera con otra razón para no mudarse. Así que... Harry dio con otra razón.

-Estaré en un lugar seguro. Voy a mudarme con Malfoy.

-¿Te vas a qué? ¿No es eso muy rápido? No hace mucho, lo odiabas.

-Sólo porque tú y Hermione avanzaron en su relación a pasos de tortuga, no significa que todos funcionemos de esa forma.

-Sí, pero... - Ron se tragó todas sus objeciones, las cuales no debieron estar de acuerdo con eso porque de pronto pareció enfermo- Es tu vida, supongo. Pero, aún así voy a hacer todo lo posible por mantenerte seguro.

Antes de que Harry pudiera preguntar qué quería decir con eso, Ron llamó a su secretaría y mandó llamar a Malfoy.

-¿Por qué quieres hablar con Malfoy? -preguntó Harry- Lo que haga con mi vida privada es mi asunto.

-Sí, pero has sido atacado. Como jefe de los aurores, y por lo tanto jefe tuyo, es mi responsabilidad asegurarme de que estés protegido.

Malfoy entró, dudó brevemente antes de ver que Harry ya estaba ahí y se sentó:

-¿Qué quieres?

Ron suspiró.

-¿Te molestaría mostrar una pizca de respeto?

-En realidad, sí. Me molestaría bastante.

-¿Necesito recordarte que sostengo tu carrera en mis manos?

-Ew. Un Weasley sostiene mi carrera. Me siento violado.

Antes de que Ron pudiera hacer algo que Malfoy pudiera lamentar, Harry decidió interrumpir.

-No estoy seguro de para qué quieres hablar con Malfoy, de todas formas.

-Si vas a estar viviendo con él, entonces quiero saber qué medidas de seguridad hay en su casa.

Malfoy miró rápidamente hacia Harry cuando Ron dijo "viviendo con él". Harry evitó su mirada igual de rápido.

-Y también me gustaría enviar a un par de especialistas a tu casa para ver si pueden mejorar cualquier hechizo de protección que tenga -se giró hacia Malfoy-. A menos que tengas alguna objeción.

-Ya que todo esto se hará porque Harry va a vivir conmigo y ya que deseo tanto que Harry esté protegido mientras viva conmigo, supongo que estará bien.

Ron asintió.

-Tal vez también quieras pensar en tener un guardián secreto. Como tu jefe, debería saber a quién eliges.

-Hermione -dijo Harry.

-Pansy -dijo Malfoy al mismo tiempo.

Tanto Harry como Ron voltearon hacia Malfoy.

-¿Pansy? -preguntó Harry.

-Parkinson, ¿la "vamos a entregarlo a Voldemort" Parkinson? -preguntó Ron.

-Sí -declaró Malfoy con firmeza-. En primer lugar, nadie sospecharía que ella es el guardián del secreto.

-Eso seguro -resopló Ron.

-En segundo lugar: Granger podría ser persuadida a revelar la información para salvar a sus hijos, a Weasley aquí presente o a muchos otros, justificando tal acto al asumir que Harry podría lidiar con un ataque. La mayoría de Gryffindors haría lo mismo. Pansy no tiene vínculos tan cercanos, la mayoría de sus relaciones están o en Azkabán o en el extranjero como ella.

-Deja de llamar a mi esposa Granger. No ha sido Granger por años. ¿Y Parkinson siquiera necesitaría persuasión para hablar? Si se le acercaran, lo vendería en un segundo.

-No en un segundo. Calculo que tomaría largas negociaciones; Pansy vería la información como algo extraordinariamente explotable. Su precio sería verdaderamente prodigioso. Pocos serían capaces de cumplir con sus demandas y nunca les daría la información si no lo hicieran.

-Me sentiría mejor si no confiaramos en la ambición de alguien para mantener a Harry seguro -dijo Ron a Malfoy-. ¿Hay alguien más?

-Mi madre, supongo -Malfoy alzo una mano cuando Ron empezó a objetar-. La mujer traicionó a Voldemort por mí. Nunca le diría a nadie.

-Estoy de acuerdo con Narcisa -dijo Harry.

Los planes se hicieron y tras hora y media, Harry se encontró caminando de regreso a su oficina con Malfoy a su lado.

-Así que, ¿ahora vamos a vivir juntos, Potter? -dijo.

Harry hizo una mueca de dolor.

-Lo siento. Ron me estaba presionando para quedarme con él y con Hermione, así que le mentí. No sabía que se haría todo este lío. Si quieres salir de él, dilo y regresaré a confesar la verdad.

Malfoy desdeñó la oferta agitando su mano.

-No te molestes. Estarás seguro y eso es lo importante. Pero, en el futuro, si decides que nos vamos a casar me gustaría saberlo por adelantado. Después de todo, las túnicas apropiadas tienen que ser ordenadas con meses de anticipación.

-Eres un imbécil -murmuró Harry.

-Y me amas por eso.

Harry no respondió, principalmente porque empezaba a temer que Malfoy estuviera en lo correcto.

* * *

Harry entró en la oficina al día siguiente, casi a las once. Antes de que Malfoy pudiera decir una palabra, Harry habló:

-Ni empieces. Te dije que me iba a reunir con Ginny hoy. Resolvimos el asunto de la casa y la custodia de los niños. Este año ella los tendrá para Navidad y yo para Año nuevo y vamos a dividir el verano.

-Bienvenido a las alegrías del divorcio -dijo Malfoy, alzando su taza de café-. Yo no tengo a Scoripus para la Navidad, tampoco. Espero que el resto de las negociaciones hayan ido bien. Las mías estuvieron llenas de ajustes de cuentas, puñetazos, amenazas de asesinato y maldiciones lanzadas frenéticamente... hasta que mi abogado amenazó con renunciar si no me callaba. Como sea, Astoria y yo nos llevamos extremadamente bien, siempre y cuando no nos veamos.

¿Astoria? se preguntó Harry, pero se negó a expresarlo en voz alta.

-Nuestra reunión fue bastante tranquila. Todavía está preocupada por Krum, así que probablemente eso hizo las cosas más fáciles. Y también le dije que estaré viviendo contigo -Harry sacudió la cabeza al recordar-. No entiendo a Ginny. Nunca le has agradado. Te odió, junto con el resto de tu familia.

-Es chistoso cómo algunas personas no pueden superar que sus mentes hayan sido controladas y que su vida casi se haya perdido a los once -murmuró Draco.

-Pero, ella no parecía molesta de que estuviéramos juntos. Cosa que no estamos -se apresuró a decir Harry-. No hubo conmoción ni indignación. No hubo sorpresa alguna en que estuviera viendo a un hombre.

-Hmm... ¿cómo era tu vida sexual con ella, Potter?

Harry levantó el pisapapeles de su escritorio y se lo tiró por la cabeza a Malfoy. Malfoy lo atrapó en el aire como si de una snitch se tratara.

-Estaba bien, imbécil.

-¿No confundiste el lugar donde debían ir las cosas?

Harry echó un vistazo por su escritorio, buscando algo más que pudiera aventar. Su mano dudó un momento con su Premio al Servicio como Auror (veinte años), decidió que no lo aventaría y en lugar de eso miró bastante mal a Malfoy.

- Tenemos tres hijos, Malfoy. Creo que esa es prueba suficiente de que lo estábamos haciendo bien.

-Cierto -dijo Malfoy, lanzando el pisapapeles de Harry al aire para luego atraparlo otra vea-. Es fácil descifrar por qué a ella no parece importarle que estés con un hombre. Ginevra Weasley está complacida, porque perderla obviamente te ha vuelto gay.

-¿Qué?

-Sí-dijo Malfoy, melodramáticamente-. Su partida te ha causado tanto dolor y sufrimiento que has decidido que nunca querrás otra mujer en tu vida. En tu desesperación, porque todavía tienes necesidades y urgencias que no puedes controlar, has girado el rostro a la parte masculina de la población, esperando que tal vez al ahogarte en los placeres del sexo gay seas capaz algún día de dejar atrás la agonía que causó su pérdida. Qué mal que nunca funcionará, porque ella era tu amor verdadero y morirás amargado y solo con su nombre en tus labios.

Harry miró fijamente a Malfoy por un momento, antes de soltar una carcajada:

-¿De verdad crees que eso es lo que está pensando?

Malfoy sonrió.

-Si ella muere primero, las cosas serán diferentes. Le construirás un mausoleo. Cuando ese glorioso monumento a tu amor perdido esté terminado, sabrás que el trabajo de tu vida está terminado y entonces te suicidarás en su tumba, usando la espada de Gryffindor muy probablemente.

-No soy del tipo de personas que se suicida.

Malfoy dejó de jugar con el pisapapeles y se giró para mirar a Harry.

-Eso no es lo que las historias sobre la guerra cuentan.

La diversión se fue del rostro de Harry.

-Eso fue diferente -murmuró-. No cuenta. No tenía otra opción.

-Realmente sabes por qué funcionó y por qué lograste derrotar a Voldemort, ¿cierto?

-Claro. Fue el amor. Por el amor por...

-No eso -dijo Malfoy, desdeñando la explicación de Harry-. La razón por la que funcionó fue porque Volemort era un Slytherin y ningún Slytherin esperaría jamás que alguien ejecutara un truco tan estúpido y suicida como ese.

Harry miró a Draco.

-¿Un truco estúpido y suicida? -repitió.

-Sí, fue un acto puramente griffindoresco, por eso Voldemort no sospechó ni se preparó para él.

-Un truco estúpido y suicida -dijo Harry otra vez-.-¿Sabes? Creo que me perdí de esa descripción en particular cuando me estaban premiando con todas esas medallas por salvar al mundo.

-Eso es porque eran otros Gryffindor los que te premiaban. Si Snape hubiera vivido, hubiera dicho un par de cosas al respecto.

-Snape estaba consciente de la necesidad de hacerlo.

-Eso no lo hubiera detenido de lanzar críticas mordaces.

-Eso no significa nada. Snape podía hacer críticas mordaces hasta porque respiraba.

-Eso es porque respiras tan mal -dijo Malfoy, justo antes de hundirse en su silla cuando el Premio al Servicio como Auror voló por la habitación hacia él.

* * *

-Es una epidemia -dijo Malfoy, cuando regresaban al ministerio.

-Es sólo el tercer caso -respondió Harry.

-Como dije, es una epidemia. Ahora mismo son varitas que fueron dejadas en bolsillos o sobre mesas. La próxima vez serán robadas directamente de las manos de las personas. Es una fortuna que todas las víctimas son completamente capaces de vivir como muggles hasta que las reemplacen. Conozco algunos magos que morirían de hambre.

-¿Como tú? -preguntó Harry.

- Soy bastante capaz de alimentarme por mí mismo -como Harry lo miró con incredulidad, Malfoy continuó-: Dale a un mago sin varita un pescado y comerá por un día. Enséñale las intrincadas funciones de los móviles, el dinero muggle y las maravillas de la comida para llevar y puede tener pescado con papas cualquier día de la semana. Es como tener elfos domésticos, sólo que más lento -suspiró -. Extraño tener elfos domésticos.

-No encuentro cómo es eso posible. Tratas a todos los demás como elfos domésticos.

-Cierto -dijo Malfoy, tras considerarlo un momento.

* * *

-¿Abriste la esfera? -le preguntó a Malfoy después cuando estaban terminando sus reportes.

-Todavía no. El saber que podría explotar y robarse mi magia lo hace un poco delicado. Además, tenemos asuntos más importantes que discutir.

-¿Asuntos más importantes que el hecho de que Krum haya sido convertido en Squib y yo haya sido atacado por la misma persona?

-Sí. Mis padres quieren conocerte.

Harry lo miró boquiabierto.

-Ya conozco a tus padres. Y no fue bonito.

-No, como mi novio no los has conocido.

-No soy realmente tu novio.

-Ellos creen que lo eres.

-Pero tu padre me odia. Yo lo envié a Azkaban.

-Mi madre salvó tu vida.

-No importa. También me odia.

-Mi madre ha estado insistiendo. Está usando como palanca el hecho de que le pedí que fuera el guardián del secreto. Me he tomado la libertad de aceptar por ti.

-Estoy ocupado -dijo Harry, rápidamente.

Malfoy cruzó los brazos.

-¿Ocupado haciendo qué?

-Ocupado escondiéndome de los Malfoy.

-Potter, ¿le tienes miedo a mis padres?

-¡Sí! Bueno, a ellos y a la idea de una cena formal con ellos.

-Has estado en cenas formales en el ministerio antes y te he visto comer. Aunque tus modales no son realmente excepcionales, tampoco son para horrorizarse.

-Pero no tenía a tus padres mirándome fijamente mientras comía.

-Lo harás bien.

“Tal vez”, pensó Harry, si hubiera tiempo suficiente, podría practicar sus modales en la mesa. Tal vez tomar algunas lecciones de porte. Comprar una túnica nueva... Crearse una falsa identidad y escapar a Sudamérica.

-¿Cuándo es la cena?

-Hoy.

-¿¡Hoy!? -chilló Harry, luego se sintió avergonzado por haber hecho tal sonido- No puedo hacerlo hoy.

-¿Por qué no?

-P-porque me voy a mudar a tu casa.

-Potter, tienes un baúl en el Caldero Chorreante. Un baúl. De alguna forma, creo que lograrás mudarte y cenar con mis padres.

-Tus padres van a matarme -gimió Harry.

-Eso es un disparate, Potter -dijo Malfoy-. ¿No aprendiste nada de la guerra? No matamos a los que odiamos. Simplemente los encarcelamos en una celda.

De alguna manera, eso no hizo que Harry se sintiera mejor.

* * *

Malfoy había estado en lo correcto. A Harry no le había tomado mucho mudarse del Caldero Chorreante a la habitación que usualmente usaba Scorpius en el departamento de Draco.

-Ahora -dijo Malfoy, abriendo el baúl de Harry-, veamos qué tienes que pueda ser apropiado para usar en mi casa.

-Deja de meter mano en mis cosas, Malfoy.

-Draco -fue la respuesta amortiguada-. Tienes que llamarme Draco enfrente de mis padres, así que tal vez sea mejor que te acostumbres -Sacó la cabeza del baúl sosteniendo una camiseta naranja con dos dedos-. Por favor, dime que esto es un harapo que la mucama del Caldero Chorreante dejó en tu habitación por error.

-Puedes tirarlo si quieres -dijo Harry, probando la cama para ver si era tan buena como la de la habitación de Draco-. Me aprieta el pecho y está bastante raída. Sólo la uso cuando estoy haciendo ejercicio o perdiendo el tiempo en el jardín.

Malfoy miró la camiseta otra vez y la regresó al baúl de Harry.

-Tal vez tenga posibilidades, después de todo.

Harry puso los ojos en blanco. Malfoy era tan raro. Harry le daba una justificación para tirar la camiseta y entonces, por supuesto, Malfoy decidía guardarla, sólo para llevarle la contraria.

-Usa esta túnica verde -dijo Malfoy, girándose hacia Harry y lanzando dicha túnica a los pies de la cama-. Y también creo que deberíamos discutir sobre demostraciones de afecto para mostrarles a mis padres cómo nos sentimos por el otro.

Harry se tensó.

-¿Demostraciones de afecto? ¿Hablas de besos y abrazos y cosas?

-Sí.

-¿Crees que debemos besarnos frente a ellos para hacerles pensar que somos una pareja? -Sin poder evitarlo, los ojos de Harry fueron atraídos hacia la boca de Malfoy.

-Creo que no deberíamos hacerlo. Sin besos, bajo ninguna circunstancia. Serían torpes y mis padres, que son bastante astutos, se darían cuenta de la verdad.

Harry trató de no hacerle caso a la decepción que corrió por su cuerpo.

-Bien. Sin besos.

-Pero podrás, si lo deseas, sostener mi mano.

-¿De verdad? -dijo Harry, con la voz llena de sarcasmo- ¿Puedo?

-Tendrás que saber que no le permito a cualquiera tomar mi mano -Malfoy se dirigió hacia la puerta de la recámara-. Es mejor que te vistas. Mis padres, estoy seguro, están esperando tu llegada con ansiedad.

Harry se preguntó si Lucius habría ordenado preparar su celda con anticipación.

* * *

Al sentarse en el sillón de los Malfoy, en la formal sala de los Malfoy, tras una comida de siete entradas mientras Narcisa hacía una dolorosamente educada conversación y Lucius lo miraba con el ceño fruncido desde el asiento principal de la mesa, Harry se dio cuenta de que se había preocupado por las cosas equivocadas.

Se había preocupado por su ropa, sus modales, perder el control si Lucius lo aguijoneaba para luego tener toda una tarde de intercambio de imperdonables. No le había dedicado ni medio pensamiento a la cosa que estaba volviéndose lo más difícil de soportar.

La mano de Malfoy.

No, sería la mano de Draco. Tal vez si usaba el nombre de Draco en su cabeza sería capaz de decirlo en voz alta sin equivocarse.

Tras el tercer incidente de ese tipo, mientras tomaban unos cócteles tras la cena, Draco había sugerido que la guerra había causado que Harry se volviera tartamudo. Los Malfoy mayores habían lucido un poco sorprendidos, aunque Narcisa había murmurado su más sentido pésame. Harry, mientras tanto, se había mantenido calmado al imaginar una variedad de formas de vengarse de Draco.

Unos cuantos incidentes conversacionales ocurrieron también, como cuando Harry dijo que habían redecorado desde que había estado ahí. Cada incidente causó que la revancha que planeaba contra Draco se hiciera más y más violenta. Entonces Draco había tomado su mano y todos los pensamientos de revancha se habían ido brincoteando y tarareando una cancioncita feliz.

Draco no solamente tomaba la mano de Harry. La apretaba. La toqueteaba. Acariciaba la palma con su pulgar de una manera que hacía que la sangre de Harry corriera rápidamente hacia otras partes de su cuerpo que querían ser apretadas, toqueteadas y acariciadas.

Harry había desenredado sus manos y había pensado los pensamientos más poco sensuales. Así que, para cuando se levantó para ir al comedor, su túnica se sentía relativamente holgada.

Los elfos domésticos fueron eficientes y casi no hubo tregua entre las entradas, así que Harry pudo mantener su mano segura y alejada de Draco. Pero entonces terminaron y pasaron a la sala y Draco se sentó al lado de Harry en el sofá. Ahora Harry tenía que lidiar, no sólo con la sensación de tener la mano de Draco entre la suya, sino también con la manera en que Draco descansaba casualmente sus manos unidas en su muslo (el mismo muslo que estaba pegado al de Harry), y con el calor que emanaba de las capas de tela y que hacía que Harry sintiera que iba a tener fiebre.

La mano de Draco no era la suave y aristocrática mano que Harry hubiera pensado que tenía. Cierto, las uñas estaban cortadas limpiamente y brillosas, pero la mano era ligeramente más grande que la de Harry. Callos similares, nacidos por sostener las varitas, marcaban las palmas de sus manos, al igual que aquellos nacidos de montar escobas, lo que hizo que Harry se preguntara si Draco todavía jugaba algún ocasional partido de quidditch.

Y si Draco no paraba de acariciar la sensible piel de la palma de Harry, él iba a volverse loco.

Hacía que el flujo de la conversación fuera torpe. No fue sino hasta que escuchó "señor Potter" que alzó la vista.

-¿Disculpe? -le dijo a Narcisa, quien era la que había estado hablando.

Ella le regaló una sonrisa que pareció un poco forzada.

-Le decía a Draco lo encantador que era el tío abuelo Charlus. Siempre fue uno de mis familiares favoritos -ante la mirada confundida de Harry, agregó-mi tía abuela Dorotea y tu abuelo Charlus estaban casados.

Harry miró a Draco.

-¿Sabías eso?

-Sí, pero no entres en pánico. Es una relación lo suficientemente lejana como para que los hijos que tengamos sean perfectamente normales.

Lucius, que había estado sorbiendo un coñac tras la cena, se ahogó. Limpiando su boca con un pañuelo, le envió a Draco una mirada severa:

-Eso fue de muy mal gusto.

-Sí, padre -dijo Draco, sin parecer ni remotamente afectado por la reprimenda.

-Heredé un cuadro de mi abuelo, sus hermanas y sus cónyuges -Narcisa se giró hacia Lucius-. ¿Dónde los colocamos? ¿Recuerdas?

-Creo que en la galería de retratos del segundo piso, justo al final. Eran propensos a ser molestamente ruidosos.

-¿Te gustaría conocerlos? -le preguntó Narcisa a Harry.

Harry, quien nunca había conocido algún retrato de sus parientes, incluso de los distantes, se puso de pie inmediatamente:

-Me encantaría. Gracias. Deben haber conocido a mi padre, ¿no?

Narcisa se levantó y asintió.

-Estoy segura de ello. Aunque era mucha la diferencia de edades entre tu abuelo y sus hermanos, así que nunca fueron muy cercanos, pero aún así se conocieron -lo pensó por unos minutos-. Mi tío abuelo Charlus murió mucho antes de que Draco naciera, así que me temo que no te conoció.

Cuando Draco se levantó, listo para unírseles, Lucius habló:

-Draco, esperaba que pudiéramos conversar en privado. Tal vez sería mejor si el señor Potter y tu madre vieran el retrato sin ti.

La mirada de Draco fue hacia Harry, quien se encogió de hombros.

-Por mí está bien.

Dejando a Draco atrás, Harry siguió a Narcisa por un pasillo y luego arriba y abajo por una serie de escaleras. Tras otro pasillo, llegaron a una galería de retratos y por fin al retrato en cuestión. Las presentaciones fueron hechas y Charlus estuvo tan tremendamente encantado a conocer al "niño de James" que Pollux, Casseopeia e Irma fruncieron el ceño ante su exuberancia mientras que su esposa, Dorea, miró todo con indulgencia.

Fue con algo de desgana que Harry se despidió y los dejó para regresar a la sala.

-Gracias -dijo quedamente mientras él y Narcisa bajaban por las escaleras.

-No fue nada.

Llegaban al último peldaño de las escaleras y Harry se giró para mirarla de frente.

-Sí fue algo. Nunca conocí a mis abuelos. No los de este lado. Esto es lo más cerca que estaré de conocerlos. No sé cómo podría pagarle.

-Si deseas...

Desde la sala llegó el sonido de voces enojadas alzándose, aunque no podían entenderse las palabras. Los ojos de Narcisa parpadearon con preocupación.

-Supongo que mejor vamos a resolver eso -dijo Harry, ya caminando hacia allí.

Estaba casi en la puerta de la sala cuando ésta se abrió y Draco salió como un trueno. Al ver a Harry, Draco lo jaló, lo apretó contra él estrechamente y lo besó con fuerza.

A Harry le hubiera gustado pensar que se había quedado quieto y no había respondido. O que, por lo menos, había logrado responder el beso de Draco. Pero había hecho algo mucho peor.

Se había derretido con del beso.

No había otra forma de decirlo. La boca de Draco tocó la suya y las rodillas de Harry flaquearon. Se inclinó contra Draco, dependiendo de él para mantenerse de pie. Perdió consciencia de todo excepto de los labios de Draco, el sabor de la lengua de Draco que bailaba con la suya, el deseo de que esto siguiera y siguiera y nunca terminara.

Para el momento en que Draco se retiró, Harry estaba agitado y casi se cae. Trató de convencerse de que era por la impresión, pero sabía que eso sería una mentira.

Draco jaló la mano de Harry y la sostuvo con fuerza antes de girarse para mirar a Lucius con enfado.

-Creo que ya es tiempo de que mi novio y yo nos vayamos a casa.

Mientras Draco lo arrastraba hacia la entrada principal, jalando sus capas por el camino, y lo empujaba hacia un lugar donde pudieran desaparecerse, Harry logró ver un segundo el rostro de Lucius.

Extrañamente, la expresión ahí no era de enojo, sino de satisfacción.

* * *

Tan pronto como entraron al departamento de Draco, éste soltó la mano de Harry. Colgó sus capas en una silla, porque ni siquiera habían tenido oportunidad de ponérselas y luego fue hacia el gabinete donde guardaba el licor. Ahí se sirvió una cantidad liberal de brandy. Se lo bebió casi de un trago antes de recordar sus modales.

-¿Quieres?

-No, gracias -Harry fue hacia la silla y recogió las capas para colgarlas-. ¿Quieres hablar al respecto?

-No.

-No me importaría. No es como si fuera a discutir contigo si me dijeras que Lucius es un bastardo.

Draco soltó una risa áspera y negó con la cabeza.

-Preferiría no hacerlo.

Al terminar de colgar las capas, Harry caminó hacia Draco, quien ya se había servido un segundo vaso de brandy.

-¿Estás bien? -preguntó Harry. Se acercó más -¿Hay algo que pueda hacer?

Draco alzó los ojos para encontrarse con los de Harry; su mirada era tan intensa que Harry se sintió abierto, desnudo. Alzó barreras de oclumancia inmediatamente, pero no sintió que las estuvieran probando con legilimancia. Como Draco siguió viéndolo, Harry se encontró conteniendo el aliento, como si estuviera al borde de un precipicio que no sabía que estaba ahí y en el que caer sólo le tomaría perder el equilibrio.

Draco bajó la mirada.

-No. No hay nada que puedas hacer.

Asintiendo, Harry se encaminó a su cama, cuando la voz de Draco lo detuvo.

-Harry, ¿qué darías por obtener algo que deseas? Algo que has querido con fuerza por mucho tiempo. ¿A qué extremos llegarías? ¿Estarías dispuesto a dejar de ser dueño de tu pasado y de tu futuro por una pequeña oportunidad de lograr tu objetivo? ¿Renunciarías a todo lo que eres?

Harry sonrió.

-Le estás hablando a la persona que hizo un truco estúpido y suicida para derrotar a Voldemort. Ya he muerto por lograr una meta.

Draco se acercó a Harry, tan cerca que sus ropas se rozaron.

-¿Cómo te sentiste cuando lo hiciste? -preguntó quedamente.

-Asustado -dijo Harry, su voz era apenas un susurro, mientras recordaba-. Temeroso de que morir doliera. Pero... pero no podía no hacerlo. No sabía si iba a funcionar, pero tenía que aprovechar la oportunidad. Tenía que intentarlo.

Draco asimiló eso y luego respiró profundamente y asintió.

-Gracias por decirme.

Harry se giró para irse, luego vaciló. Se dio la vuelta para quedar de frente a Draco, quien lucía vulnerable, desnudo de alguna manera. Sin detenerse a pensar en las consecuencias, Harry se inclinó y dejó un casto beso en los labios de Draco.

-Buenas noches, Draco -dijo Harry y se dirigió a su habitación.

Cuando cerró la puerta, Draco todavía estaba de pie en la misma posición, mirándolo.

* * *

>> Continúa en la quinta parte

ff: traducciones

Previous post Next post
Up