Feb 10, 2005 22:29
De repente es jueves por la noche. Yo estoy convencida de que el tiempo no tiene medida exacta, y de que hay minutos que duran suspiros y horas que tardan glaciares derritiendose. Tengo veinticuatro años y miedos de diez. Los diecisiete fueron bonitos, con faldas largas y rebecas de lana.
El martes vi a Carolina, solo una hora porque tenia que irse; no se pueden resumir tantos meses de no-vernos en tan solo una hora (de nuevo el tiempo traicionero). Ya no lleva el pelo rizado, y se ha comprado una casa. Cuando tenga sillas nos invitara a verla. Que ha sido de nosotras, asi, en plural...
Cuando su autobus se alejo, me quede sola en una ciudad de cocinas llenas y tiendas cerradas hasta las cinco. Y vi. Vi a un niño que asustaba a las palomas y, al darse la vuelta y no encontrar a sus padres, lloro sin lagrimas durante tres segundos, hasta que los vio y corrio riendo hacia ellos. "Silly...", le dijo su padre despues de ver su pequeño drama. Vi a un grupo de albañiles observar con curiosidad a otro padre que ayudaba a su hijo a montar una bicicleta demasiado alta para el. Vi al hombre que siempre toca la guitarra y que, por su nariz, bien podria ser uno de los Ketama; esta vez hacia una bonita version de "Un ramito de violetas".
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Me resulta dificil creer que Elena ha cumplido veintidos años, ¡veintidos! Todavia recuerdo el dia que nos conocimos y no sabiamos de que hablar mientras esperabamos a la niña que habia ido a buscar un juego a su casa. Elena siempre confunde los titulos de las canciones, los nombres de las tiendas y esas cosas, y los seguira confundiendo mientras viva y a mi me hace mucha gracia porque es que no da una.
Hoy ha sido un dia agridulce, con tortellinis de queso y dolor de cabeza, pero tengo todas mis esperanzas puestas en el fin de semana. Supongo que no es nada sensato poner todas tus esperanzas en algo, porque ¿y si no aciertas? No se puede ir por la vida gastando las esperanzas asi como asi.
Que le vamos a hacer. Soy una manirrota.