Y comienza la lista.
La historia central del libro gira básicamente en torno a la etapa de ocupación que vivía Japón en 1861, cuando los extranjeros llegaban al país con la esperanza de hallar una nueva vida, de colonizar, de evangelizar al pueblo nipón. Es ahí en la evangelización cuando entran dos personajes importantes en la historia, Emily, quien abandona Norteamérica con el afán de olvidar y tener un futuro mejor y Stark, cuyo objetivo es bastante oscuro. Es entonces cuando se encuentran con el joven samurái Genji, heredero del clan Akaoka y a todas luces, como un ejemplo no muy loable de samurái. Sin embargo, Genji hace amistad con los extranjeros, lo que provoca el enojo de otros clanes por lo que tiene que verse obligado a defender su posición sorteando múltiples intrigas y batallas.
O algo así, que he estado tratando de contenerme de no soltar spoilers.
Amé ese libro completamente y ahora, además de andar buscando la segunda parte, es obvio que será difícil olvidar ésta donde personajes de diversa índole se conjugan y donde viajamos en un momento a otro de las antiguas tradiciones de Japón hasta la vida en los EE.UU. durante aquellos años. Me gustó muchísimo como el autor narra las distintas historias y como van cambiando los puntos de vista, las batallas están estupendamente narradas y por ende, las imágenes mentales resultan ser tan vívidas que son escalofriantes. Sí, hay miembros cercenados, cabezas que vuelan, sangre... estamos hablando de samuráis después de todo, ¿no?
Pero también hay personajes increíbles. Genji, por ejemplo, cuya afición por las mujeres y el sake no le han dado buena reputación y sobre todo, su sosegada forma de ver las cosas; Shigeru, el loco, atormentado por sus profecías; Heiko, la geisha y amante de Genji; Emily y su pasado que carga como maldición; Stark y su búsqueda; incluso un personaje totalmente irrelevante que resulta estar enamorado de... uno de su mismo sexo. Se despliega una avalancha de personajes en que, lo rescatable, es que todos tienen una razón de estar ahí, todos tienen una pequeña historia y a todos el autor les dedica el suficiente tiempo para amarlos/odiarlos/dejarnos indiferentes.
Que curioso. Yo compré este libro sólo porque hablaba de samuráis y ahora no sólo sé más sobre su disciplina, su forma de pensar, las costumbres niponas sino que también se ha vuelto uno de mis libros favoritos.