Este fic me costo horrores escribirlo, jamas pense escribir algo de esta pareja, se me hace tan inverosimil, por demas rara, con ese toque tan poco canon, era la pareja mas odiada para mi todo sea por Lyl que me lo pidio ademas de ser mi beta es una de mis mas grandes amigas esto es para ti amiga y para que cumplanos nuestra promesa, tan salida de nuestra mente febril.
Importante.
Este fic está dedicado a mi adorada Beta Lily-Amil, que me pidió encarecidamente un fic Drinny sabiendo la dificultad que yo tenia para con la pareja, pero ella me había muchos regalos así que me anime a complacerla. Todo para ti Lyl
Fandom: Harry Potter
Summary:
En algún momentos sus miradas se habían encontrada llenas de odio, y habían jurado volver a encontrarse pase lo que pase, había una promesa inquebrantable entre ambos
Disclaimer: Nada es mío. Todo es de J.K. Rowling
Setting: UA, Canon (¿?)
Parejas: Ninguno, leve Draco/Ginny
Rating: K
Advertencias: Ninguna
Conteo de Palabras: 731
Que le ven
Draco no sabía lo que le veían a Ginny Weasley, era una muchacha COMUN y corriente sin nada mas que las demás no pudieran tener, era pelirroja un punto en contra según Draco, ya que el color roja no daba muy bien en ese tono tan zanahoriesado, era pecosa, todo su rostro estaba plagada de aquellas manchas tan feas, y en una ocasión, el imbécil de Deán Thomas había caído de bruces con la comadreja hembra, por lo cual había podido notar no sin un poco de asco que la comadrejilla tenia pecas en las piernas y muslos, lo hacía predecible que estuviera plagada de esa peste en todo el cuerpo.
Cuando escuchaba a Blaise decir porque era “hermosa” entre comillas, no llegaba a saber porque lo decían, y sentía una necesidad por saber que le veían, por que el solo veía a la menor de la camada Weasley, y aunque había intentado comprender a sus compañeros no había llegado sentirse atraído en lo mas mínimo por la comadrejilla.
Con el sentimiento de no encajar en el estado de un adolescente, su cerebro se partía de necesidad de tener una razón, por eso mismo cuando un día estudio muy sutilmente a la pelirroja, por no decir que espió cada paso que dio la Weasley menor. Se dio cuenta de que no había razón para alarmarse lomas seguro era que no le atrajeran muchachas comunes o demasiado curvilíneas, o capaz era lo manchada que estaba con tal ingesta de pecas.
Porque no había nada de malo con su hombría, era solo que la pelirroja no entraba en los estándares de un Malfoy, aun así no sabía porque se daba tantas razones y escusas para su no gusto con la pelirroja.
En uno de sus sutiles estudios comprobó que la pecosa no era mala en hechizos, que tampoco era una sombra de Potter si babeaba por el cuatro ojos pero también se daba su lugar, era explosiva, se dio cuenta después de ver como dejo a Dean Thomas luego de una pelea, Draco en ese momento sintió cierta camaradería para con el Gryffindor, pero se prometió jamás comentar nunca ese desliz.
Llego a observarla más de la cuenta notar sus gustos sus molestias, empezó a molestarla con mayor ahincó, cuando se dio cuenta ya no había como regresar en sus pasos, ya que lo que más esperaba era ver el rojo de sus mejillas cuando furiosa lo encaraba, como el rojo competía con sus cabello, como sus ojos azules se salían de sus cuencas, como los labios rosas eran mordidos con fuerza.
Su corazón palpitan con más fuerza en esos momentos, las manos le sudaban, y su cuerpo por alguna extraña razón parecía arder en un fuego intenso, solo le quedo avanzar, y esperar que el futuro no fuera tan negro como se preveía, que la pelirroja no pereciera, que el pudiera salir libre de polvo y paja de lo que se avecinaba.
Unas palabras mas y la Weasley le había golpeado con la palma abierta, su mejilla estaba roja, aunque esta vez el no había comenzado la pulla, tan metido en sus pensamientos, no noto cuando se topo con la menor de los Weasleys, una palabra tras otra. El enojo cada vez mas poderoso, la ira corriendo sus cuerpos, ambos dejando que las emociones los dominaran.
En algun momento sus mirados se habian encontrado llenas de odio, habian jurado volver a encontrarse, pase lo que pase, habia una promesa inquebrantable entre ambos.
Los continuos encuentros habían acarreado un entendimiento y capaz una relación más allá del odio mutuo, y muy lejos de la indiferencia.
El futuro no estaba completamente dicho, podía haber un futuro entre el rojo y la plata, porque no, no eran ambos símbolos de guerra y lucha.