{HoHyun} This Game: Capítulo 6

Aug 12, 2010 23:03





Titulo: This Game
Autor/a: OliverSxy
Fandom: SHINee
Personajes: Minho/Jonghyun (HoHyun)
Capítulo: 6 / 8 + Epílogo
Capítulos Anteriores: 1 / 2 / 3 / 4 / 5
Comentario: Sorry I'm late hehehehhehe.*cinco meses después*
Bueh, como ya dije ( sí, sí, lo dije mucho)es un capitulo corto D: pero juro que tenía que ser así 9_9....ehm... eso!
Gracias, gracias, gracias...muchas gracias por leer TuT y decir cosas tan bonitash. Las guardo en mi colazoncito ghei <3
Advertencia: el tabaco puede producir cáncer XDtiene flashbacks y raccontos repentinos. Es decir, que se induce recuerdos sin avisar previamente.



6.-

Estaba empezando a ver doble. Lo cual, desde un punto de vista objetivo, era lógico, si tomaba en cuenta que lo consumido iba sobre los 5 vasos -dos de ellos sin respirar- de aquello , que ofrecían gratis en la barra. Decían algo de que era ron, pero él estaba seguro que no era más que bencina para botella. Su hígado se lo estaba dejando en claro.

Volteó la cara, para cambiar de panorámica; innovar le hacía sentirse menos miserable.

Lamentablemente, no había nada de nuevo en el escenario apreciado. Era igual que siempre. Igual, igual. Lo mismo, lo mismo. Era como si todo fuera un maldito círculo de olores, sonidos y espetáculos aburridos y monótonos.
El mundo estaba mal. Ningún maldito imbécil sabía lo que quería.

Sólo él mismo.

Le dio un sorbo extra a la bencina de su vaso; sólo él.

Pasó la lengua sobre sus labios automáticamente, mientras su razón viajaba en un mar de recuerdos. Recuerdos que le herían el ego y le apretában el estómago.

Ni siquiera hizo un esfuerzo por detener su mente; no supo en qué momento fue ciego con los ojos abiertos. Cuando de nítido, pasó todo a brumoso. Cuando del ruido pasó al silencio. Y cuando de la pestilencia, pasó a la simple e inexplicable sensación de bienestar.
No se dio por enterado. Sólo...sucedió.

-Hace un calor horrible, hyung-repitió por tercera vez.

Jonghyun sólo gruñó nuevamente. No iba a tomar en cuenta a ese estúpido obsesivo.

-Hyung...

-Ya para, Minho.

Se levantó de su asiento, encaminándose a la cocina. No se iba a dejar, no en su propia casa y menos, cuando su madre estaba a pasos de llegar.

-¿Quieres algo para beber?-ofreció neutral.

-Un vaso de agua está bien-respondió desde su asiento -en serio hace calor, hyung-agregó riéndose. Jonghyun sólo le ignoró.

Abrió la heladera sacando el recipiente de agua fría y la sirvió en dos vasos. El tacto helado del agua le provocó un pequeño escalofrío.

-No me rehuyas, hyung-susurró sobre su lóbulo.

Jonghyun botó el vaso que sostenían sus manos, del puro sobresalto. El agua mojó sus dedos, mas el cuenco no sufrió daño alguno. Lo único dañado en ese momento, eran los nervios del mayor. Pues sentir el cálido aliento que le ofrecían esos dispuestos labios, hizo que se le estremeciera hasta la médula. Y esos estremeciemientos, no tenían nada que ver con la inocente agua fría tocando la piel. Estos eran temblequeos del más puro y santo calor. Esos eran escalofríos.

-Idiota, te dije que pares-insistió Jonghyun con voz firme, pero siendo incapaz de voltear a encarar a su problema.

Minho le tomó de la cintura. Posesivamente. Como había aprendido a hacer recientemente, desde que se dio cuenta que al otro no parecía molestarle verdaderamente.
Jonghyun se safó del aprisionamiento con rapidez y miró acusadoramente al menor. Éste último sólo le devolvió una mirada cargada de lujuria.
Sonrió con soltura, como si todo de un juego se tratase.

-Es mi casa, respeta-ordenó Jonghyun con poca paciencia.

-No pasará nada...-atajó Minho sin borrar la sonrisa de su rostro, acercándose nuevamente hacia su botín-Nada...-murmuró sobre los labios del más bajo.

Jonghyun miró los labios de su acompañante e hizo un gesto de estar a punto escupir sobre ellos.
Pero contrariamente, sólo se limitó a coger con fuerza el cuello del otro y asirlo hoscamente, provocando el nuevo necesitado encuentro de sus bocas, las cuales, lejos de compartir palabras, estaban ávidas de compartir saliva. Solidarizar donándose oxígeno y luego quitándoselo sin nigún miramiento.

Sin piedad.

Minho empujó a Jonghyun contra el refrigerador y se arrimó contra su cuerpo, mordiéndole la lengua. Jonghyun casi no se quejó de la rudeza del contacto. Así le gustaba.

Estrujó con energía la ropa del más alto. Era increíble lo necesitado que estaba del contacto con ese tipito. El sólo hecho de estar ahora así de cerca, le nublaba cualquier pensamiento cuerdo y limpio.
Los botones cambiaron de función de repente. Afirmar y juntar la ropa, era cosa del pasado. De un pasado muy lejano, cabe destacar.
Jonghyun repasó con sus dedos el firme abdómen de Minho. Debajo de la camisa, quémandose las pieles. Juntando sus temperaturas, para volverlas una mucho mayor.

Respiraron uno sobre el otro. Casi gritando de mudo éxtasis. Sabían que faltaba más, que quedaba más. Y lo anhelaban, lo deseban, lo buscaban. Buscaban eso en el cuerpo del otro, que estaba tan cerca, que todo era ya.

-Ah...

Minho cerró los ojos y se dispuso a morder con fuerza. Porque merecía degustar más físicamente de ese embriagante calor.

Unas llaves sonaron penetrando la cerradura.

Jonghyun se sobresaltó.

Las bolsas de las compras cantaron, anunciando su presencia.

-Esto tiene que ser una maldición.

Cuando una mujer delagada, de baja estatura, cabello castaño y ojos negros ingresó en la vivienda, no se escuchaba ruido alguno.
Parpadeó entonces ella, buscando con sus cansados ojos, la razón de ese silencio sin sentido.

-¿Jonghyunah?

En la sala se encontró con el amigo de su hijo. Parecía levemente agitado, pero en cuanto la vio, se levantó del sillón y se acercó a saludarla, con completa soltura y naturalidad. Con mucha educación, pudo destacar ella.
Tal vez sólo veía cosas. Hablaron un momento y logró sonsacarle información al chico, sobre el paradero de su hijo.
Cuando llegó a la cocina, lo encontró limpiando el piso con un paño.

-¿Qué te pasó, Jonghyunah?- se burló ella, con un tono cariñoso. Excesivamente dulce, como lo llamaba Jonghyun.

- Sólo derramé un poco de agua- contestó con tedio, sin mirar a su madre. Odiaba las preguntas estúpidas.

-No sueles ser así de distraído, hijo-señaló ella, con un toque divertido en al voz- Voy a preparar algo delicioso a ti y a tu amigo ¿sí?

-No es necesario, vamos a salir -dijo Jonghyun tajante.

Rápidamente se levantó, dejó el paño en el lavaplatos y se dispuso a salir de la cocina.

-Pero Jonghyunah ¿a dónde vas a ir?

Jonghyun luchó contra su impulso de correr fuera de la cocina, de dejar a su madre y sus preguntas. De dejar a su madre y su estúpida voz lastimera; sus ojos cansados y casi sin vida. Dejar a su madre y ese sentimiento de culpa que sentía para con ella.

Se irguió un poco, mientras tomaba aire disimuladamente.

-Sólo iremos a dar una vuelta, mamá-dijo, con el mismo cansacio que parecía tener siempre ella.

Iba a replicar, él lo sabía. Y antes de que pudiese decir nada más, se acercó y la besó en la mejilla. Ambos entendían lo que eso significaba: nada más que decir, adiós.
Un beso en la mejilla era la única arma que siempre funcionaba con su madre. Y aunque era algo simple, no siempre podía utilizarla, pues simplemente no podía. No le nacía y...le enfermaba un poco.

-No volveré tarde, mamá- agregó, torciendo la boca en algo así como una sonrisa. Ignorando completamente, ese brillo extra que adquirieron los ojos de la mujer, luego de su cortante respuesta.

-Estamos malditos.

Jonghyun esperó tres segundos antes de poder reaccionar. El mundo entero tuvo un momento de parálisis, luego que la porfunda voz de Minho penetró por sus oídos y se transformó en información codificable para su cerebro. Ese tono como preocupado y la frase en sí.

Estaban malditos.

Sí, sí. Eso era tan rídiculo como cierto. Sonrió. Y eso inmediatamente, le causo más gracia. ¿Estaban malditos? Qué risa,dios. Las carcajadas no tardaron en llegar.

Sí, sí, sí. Malditos.

Por todo lo que eran ellos, por todas las ridiculeces. Por todo lo que costaba todo. Porque, justo en ese momento, estaban en mitad de una tremenda avenida y estas horribles, espantosas y gigantes ganas que lo atacaron de besar a Minho iba a tener que aguantárserlas, porque no iba a besarlo en público. Porque no podía. Porque no. Porque estaban malditos.

-¿Qué te ríes?-exigió el otro confundido, sonriendo un poco, contagiado.

Al toparse sus ojos, nuevamente, lo necesitó.
Jonghyun tomó con fuerza el brazo del más alto, y los impulsó a ambos a una carrera. Los guió sin decanso por las calles desbordantes de gente. Los metió a los dos, en una maratón que no tenía una meta aparente.
Corrieron. Corrieron incesantemente, a todo lo que sus deportistas piernas podían dar.
Corrieron hasta las suelas dejar y el aliento perder.

-¿Qué demonios te pasa, Jonghyunah?-pidió Minho sin obtener respuesta. Incluso cuando no estaba seguro de querer alguna.

Rendido, sólo se dejó llevar.

Hasta que llegaron a un parque. Era gigante; lleno de árboles, lleno de verde. Y esa necesidad de obtener información, nuevamente, lo hizo abrir la boca.

-¿Qu---

¿Qué era todo eso? Quería preguntar. Necesitaba expresar su consternación. Decir con sus palabras lo raro que se había estado comportando el mayor.

Pero sus palabras murieron.

Murieron súbitamente al ser atrapadas, incluso antes de poder salir. Atrapadas por una boca que repentinamente, era mucho más demandante, atrayente y satisfactoria que antes. Que, de un momento a otro, logró que la otra boca, fuera incapaz de emitir algún sonido diferente a exalaciones pacíficas de satisfacción.

Aún siendo más bajo, el momento le dio poder al mayor. Se aprovechó de la incertidumbre el otro y los impulsó a ambos hacia el suelo. Uno sobre otro. Comiéndose la boca en forma metafórica, tocándose las pieles, en forma literal.

Jonghyun disfrutaba tanto de todo, que sentía que quería golpear algo.

Minho gimió despacio sobre sus labios. O tal vez, con morder se conformaría.

Sin embargo, no contó conque el otro de se defendería.

Jonghyun gimió con menos recato y miró al chico con reproche: un mordisco así de fuerte no era tan necesario. No era tan necesario. Minho otro sólo respondió con una atrevida caricia un poco más abajo del ombligo.
Jonghyun sonrió.
Así que hacia allá iban.

-Hyung...

Jonghyun lo ignoró. Si el otro deseaba alentarse, se encargaría de apurar las cosas. Con sus manos, levantó la camisa del más moreno. Y tocó debajo de ella.
Se sentía tan bien.

-Hyung...

Jonghyun siguió recorriendo a Minho bajo la ropa. Tocó su espalda, llegó a su columna. Con las yemas de los dedos, delineó algunas vértebras. Estaba entre relajado y sobre exitado; una nueva sensación. Generalmente, era nada de la primera y mucho de la segunda.

-Hyung...

-¡Ya cálla--

Jonghyun dejó de respirar. Y luego aspiró con la boca abierta, atorándose por la rapidez con que lo hizo.

-...hyung....hyung...

Se sintió mareado.

¿Qué era esa sordera que de pronto lo invadía? Ya no podía oír la voz de Minho, sólo lo veía mover los labios, mudamente. De súbito la voz de su acompañante, no dejaba de repetir esa palabra. Pero, de pronto, ya no era igual. Ya no era grave, iba cambiando.

Y así de rápido como se fue, el sonido volvió. Pero era más agudo. Su canal auditivo percibió demasiada información, en muy poco tiempo. Música en volumen ensordecedor. Gritos, risas. Todo fuerte, todo muy fuerte.

¿Dónde demonios estaba?

-¿Hyung?

Jonghyun abrió los ojos.

Por algún motivo se sentía como arriba de un bote, en medio del mar.

-¿Estás bien?

Pestañó. Intentó entender.
El chico frente suyo lo miraba confundido. Un joven bastante menor que él, cabía destacar. Tenía una atractiva cara de muñeco, como de porcelana. Le sonaba, pero no sabía de dónde.

-Hola...-dijo. Pero sonó más como una pregunta que como un saludo.

-¡Hola!-respondió el chico, más animado ahora que lograba que el otro respondiera.

Jonghyun se rascó la cabeza, aún aturdido, pensando en cómo recordar quién era. Porque estaba seguro que se conocían. Pero de dónde, de dónde.

-¿No me recuerdas?- empezó coqueto.

Su cabeza trabajó rápidamente. Estaba seguro que en cualquier momento iba a salir humo de ella. Lo miró. Lo miró de nuevo. Su mirada, su cuerpo, todo se le hacía conocido.

-En el metro-agregó el chico, respondiéndo a esa pregunta que nadie hizo.

Y Jonghyun sintió que chocó contra un muro y que luego de eso, un martillo terminaba de partirle la cabeza.

El metro.

Como si alguna vez pudiese olvidarlo. Las imágenes lo atacaron, como en una guerra cruel y sanguinaria. Dolorosamente y sin clemencia alguna.

Lo observó nuevamente. Él chico ahora, el miraba curioso, esperando su reacción.

Si supiera lo del metro.

-Claro que te recuerdo. -afirmó con repentina seguridad y sonrió.

Y apresuradamente, como si eso fuera lo que el chico hubiese estado esperando, lo tomó del brazo, jalándolo. Arrastándolo hacia la pista de baile. Pegándo su delgado cuerpo al de Jonghyun, sumergiendolo de pronto, en un relajante estado de vivacidad.

El mayor de los dos, se rió un poco. Era como si hubiese extrañado ese tipo de tratos. Ese niño estaba como a su merced, entregándose antes que le haya sido ordenado hacerlo. Antes que hayas sido verdaderamente incitado.

El impulso de ahora ser él el que jalara al chico, fue dominante. Él le miró divertido y Jonghyun le devolvió la misma mirada.

Se pegaron más aún. El menor pasó sus brazos alrededor del cuello del otro.

Y se movió.

Dejó que la música los guiara en un compas de seducción, muy digno de una noche de juerga. Muy digno del escape más común de un fugitivo.
Respirando uno sobre el otro. Dándose calor. Divirtiéndose.
Jonghyun miró por largo rato los labios del menor.

-Hyung...sólo no me muerdas-comentó divertido, el chico. La naturalidad de ese flirteo, no hizo más que encender el material inflamable de su interior.

Jonghyun sopló levemente sobre esa boca tentadora.

-Aunque te muerda te va a gustar...-alegó con soltura, precipitándose sobre los labios del chico, quien sólo se limitó a separarlos un poco, para permitir el fácil ingreso a su interior.

Pero algo no fue bien. Algo molestó en esa frase. Algo hizo que el corazón bombeara sangre desesperado. Haciéndolo respirar más rápido; muy rápido.

-Aunque te muerda te va a gustar...

Minho rió sonoramente al otro lado de la línea.

-Pero ¿qué dices, hyung?... sabes bien que eso no es cierto -comentó Minho, haciéndose el desentendido.

-Lo que tú digas, Minho. Lo que tú digas- aceptó con burla- ¿Y entonces? ¿Dónde estás? -cuestionó con indiferencia, intentando no sonar posesivo.

Pero Minho volvió a reír.

-¿Dónde crees?

Jonghyun tuvo la leve impresión que se mofaba de él. Podía casi ver su sonrisa, de oreja a oreja.
Se juró a sí mismo que cuando lo tuviera cerca, se la haría desaparecer por las malas.
Ahora a él le tocó sonreír.

-No lo sé, Minhoyah-cortó con impaciencia. No podía decirle simplemente dónde estaba. No. Tenía que dale vueltas al asunto, tenía que hacerle perder los estribos.
Le gustaba tanto descontrolarlo.

-Eh, hyung -empezó a susurrar- ...estoy en tu cuarto.

Ya. Y ahora le era imposible hablar en serio ¿o qué?

-¿De qué demonios hablas?-demandó irritado. Adivinaba la gigante sonrisa que lucía el otro a través del teléfono.

-Estoy en tu cama, robando tu virginidad*-respondió con voz sugerente.

Silencio.

-Idiota.

Escuchó las carcajadas de Minho.

Estúpido.

Minho seguía riendose . Sonaba tan desesperantemente alegre, que se encontró a sí mismo siendo un verdadero amargado. ¿Acaso era porque el otro lo estaba plantando?

Ni que fuera algo tan terrible.

Siguió oyéndolo mediante el aparato; la risa de Minho era graciosa: respiraba demasiado fuerte. Volvía divertido el ambiente con mucha rapidez. Y, con el sólo hecho de estar desternillándose al otro lado de la línea, muy rápidamente, Jonghyun... no pudo más que hacer lo mismo.

Se carcajearon juntos por un buen rato. Sólo disfrutando el sonido de sus risas. Alegres, ridículamente alegres; como drogados con la endorfina.
Eran unos malditos drogados.

-Lo siento, en serio no puedo ir hoy. Lo lamento mucho. -se excusó nuevamente, deteniendo sus risas en un segundo.-Al parecer tengo algo que tratar. Luego te explico.

Jonghyun respiró profundamente, dándose por vencido. Como si tuviera otra opción.

-Ok, no te preocupes-dijo quitándole importancia.

De todas formas tenía que llegar a casa. De todas maneras se habían visto mucho en esa última semana -en los recreos, en los entrenamientos, en su casa, en el parque-. De todas maneras, no quería cansarse tan rápido. Aunque, estaba muchímo más seguro que, lo que de todas manera no quería, era que su dongsaeng fuera el que, de verdad, terminase cansándose.

-Nos vemos, Jonghyunah.

-Sí, nos vemos- contestó casi por inercia, caminando a paso lento.

-¡Ten cuidado!

¿Ah?

Y por un instante, el mundo se congeló. Su alineto se suspendió, al igual que sus pensamientos.

Y luego, nuevamente los oídos le retumbaban.
Jonghyun, en medio de su confusión, se preguntó en qué momento alguien había inventado tambores que se metieran en lo más profundo del oído medio. Porque le estaban haciendo explotar los tímpanos.

Pestañó repetidamente.
Ah, sí. Ahora sí recordaba dónde estaba. Pero también recordaba tener algo entre sus manos. O a...alguien.
Movió los dedos, como si ellos hubiesen su sentido del tacto.

¿Qué mierda?

Buscó al chico con la mirada y no tardó mucho en reparar la situación, pues al parecer, todos a su alrededor habían decidido mirar hacia el mismo punto: al chico, frente suyo. En el suelo, tirado.

Jonghyun arrugó el ceño.

¿Qué mierda?

¿De qué se había perdido? Su compañero de pista -y de labios-, se veía adolorido, compungido e impotente. Él y la gente más próxima, observaban un punto fijo con mucha insistencia.
Y por supuesto, Jonghyun los imitó, en busca de una respuesta.

Pero se arrepintió inmediatamente después de haberlo hecho.

Eso no podía ser cierto.

¿Ahora? ¿Así de repente?
Mierda, mierda, mierda.
¿Cuántas veces más tendría que maldecir su suerte? ¿Cuántas veces más, por ese tipito?

Él estaba ahí. Inmutable. Quieto, como si nada. Como si no hubiese hecho absolutamente nada. Pero todos sabían que no era así; el chico sabía que no era así. Jonghyun odiaba saber que no era así. Buscó su mirada, con nulos resultados. Él seguía con la vista fija en la nada.

Minho sólo se dijo que fue algo fortuito, un accidente.

Porque chocó accidentalmente al mocoso con el que bailaba Jonghyun.

Sí, fue accidental. Pues por accidente, sintió que su humanidad se balanceaba peligrosamente hacia un lado. Pues por accidente, su cuerpo exigió ejercer fuerza en tal "pérdida de equilibrio". Y por accidente, pasó así, a estrellar todo el lado derecho de su cuerpo con el del niño de cara bonita. Y verlo tropezar, a causa de ese accidente, motivó a que una gran sonrisa de dibujara en su rostro. De satisfacción pura y sin diluir. Y en ese espectacular momento, su brazo posiblemente magullado, fue completamente insignificante.

Minho tragó saliva. Ahora eso se había acabado, ya no se sentía igual. Extremadamente corta fue la satisfacción, para llegar a ser placentera.

Cerró sus ojos con pesar y, ajeno a que no era el único que lo hacía, también maldijo su suerte. Maldijo sus impulsos y sus frustraciones. Sus compañías y soledades. Maldijo estar ahí....maldijo tener que irse.
Se acercó con cuidado al chico, con la vista fija en él. Sus ojos no se desviarían. No estaba permitido.
Estiró su brazo y le ayudó a levantarse. El niño sonrió y asintió.

-Fue un accidente -dijo excusándose. Aunque sabía de antemano, que ya no tenía por qué hacerlo. Ya no había problemas.-Disculpa-agregó.

Y eso sí fue con sinceridad. Nadie era más inocente que el pequeño iluso.

| La gente volvió a bailar, volvió a beber, volvió a vivir.
Él se encaminó a la salida, rogando por pasar inadvertido. Rogando ser lo suficientemente rápido para que nada más pasara. Porque no era fácil, porque era absurdo.

Una vez afuera, pudo respirar más tranquilo. Las luces de los faroles le dieron descanso a sus ojos, gracias a dios - o a lo que fuera-, pero sólo a ellos. Nada podía calmar su mente ni sus estúpidas e inútiles emociones. Suspiró.

Y en los suspiros se nos van la vida.

No podía creer que por su absurdo deseo de conocer había terminado en eso.

-¡Oye, imbécil!

Mierda.
Minho se irgió a todo lo que daba su porte. Al parecer, nada podía ser tan fácil.

-Date vuelta, cobarde.

Minho tragó duro y obedeció.

-¿Qué mierda te pasó?-exigió Jonghyun mirándolo con una infinita mezcla de sentimientos calcados en su rostro. Si tal vez la situación hubiese sido distinta, Minho, lo habría encontrado interesante.

El menor separó sus labios, mas ningún sonido fue emitido por su parte.

-...Pero en serio ¡Qué mierda te traes!-insistió exasperado. Las manos le sudaban, sentía que los brazos le temblaban de puro coraje. -¿Eres tarado? ¿Por qué puta razón no eres capaz de responder?-seguía reclamando, perdiendo el control de su voz, haciendo que ésta sonara desequilibrada.

-¡Responde, joder!-gritó fuera de sí.

Minho apretó los puños y cerró los ojos con fuerza.

-¡Es que, si no te encuentro ahora, podría haber pensado que hasta te había pasado algo! ¿Jamás pensaste en eso, verdad, imbécil? ¡Grandísimo hijo de puta!

Súbitamente, Minho levanta la cabeza. Y lo miró fijamente.
Jonghyun cerró la boca, sin saber qué más hacer, pues, por más que intentó comprender la mirada de su dongsaeng, se le hizo imposible. Frustrantemente imposible. ¿Cuál era su maldito problema?

Minho dio un paso adelante. Firme, decidido, avanzando hacia Jonghyun, quien no hizo más que intentar regular su pulso.
Sus crecientes nervios. Temblaba, y no era de frío ni de miedo. Temblaba de rabia, de impotencia. Porque quería entender, y al parecer eso era prácticamente una utopía.

Minho se situó a menos de un metro frente al otro.

Jonghyun no sabía qué esperar ; nada tenía sentido.

No sabía qué esperar. Y ciertamente no se esperaba, que en menos de un segundo, el endurecido puño de Minho se conectara directamente con su cara, provocando que se fuera hacia atrás por el dolor y el impulso. Sorprendido, lastimado y humillado. Su espalda chocó contra una de las luminarias y perdió el equilibrio.
Le había lastimado la cara, le había apuñalado el orgullo.

-...¿Qué...-alcanzó a formular, aún en shock. Sintiendo como la sangre emanaba de su labio roto.

-No te acerques más a mí-declaró con firmeza, mirándole a los ojos. El cruce de sus oscuros ojos, era tan frío como nunca lo había visto -Deja de llamarme y de buscarme. Da miedo lo obsesivo que eres.

Jonghyun abrió sus ojos al doble de su tamaño
¿Obsesivo?

-Déjalo ya, hyung.

Jonghyun lo miró como si nunca antes lo hubiese visto, reaccionando. Entonces, por fin hizo algo que hace mucho quería hacer.
Lo miró con desprecio, y con todo su asco, le escupió.

-Si eso era todo, haberlo dicho antes, estúpido-dijo sonriendo con suficiencia, mostrándose superior incluso, desde el suelo donde estaba sentado - yo no me tomo a los idiotas en serio.

Curvó más su sonrisa.

-¿No era obvio, Minhoyah?

Minho alzó una ceja.

-Sí. Claro que sí- concedió, girándo sobre sus talones.

Jonghyun escupió al piso.
Bastardo.

De pronto, alzó la mirada y vio que Minho se le acercaba a toda velocidad. Instintivamente su cuerpo se tensó preparándose para el impacto. Apretó los ojos, esperando el siguiente puñetazo, pues ya en el piso, no había mucho que pudiese hacer para evitarlo.

Pero éste no llegó.

Antes de que pudiera hacer algo, pensar algo o, si quiera, reaccionar; su nuca fue atrapada por unas grandes y fuertes manos. Y sus labios apretados contra otros. Capturados, en mitad de la noche, con desesperación y brusquedad.

Minho se sentó a horcajadas sobre Jonghyun y, sin miramientos, le atacó con un hambre, que sólo se igualable a la más grande hambruna.
Y Jonghyun respondió igual.
Aferró una de sus manos firmemente a la espalda del más alto y con la otra también lo agarró de la nuca, para profundizar aún más el contacto, que en ese momento era tan necesario. Tan ridículamente necesario.
Sus lenguas se encontraron, se acariciaron y se pelearon, al igual que ellos mismos. Sus piernas se enredaron. Atándose sin remedio y con ilusión.

Jonghyun se separó un poco para respirar, pero Minho no se lo permitió, mordiéndole justo en la herida.
-Ey...- decía entre húmedos jadeos-...no seas animal.

-No me provoques- respondió el otro, en igual condiciones.

Volviendo a juntar sus alientos, dejando de sentir tibieza y sólo sintiendo calor abrasador. Húmedo, suave y áspero. Agitándose, tocándose, quitándose el oxígeno y volviendo a dárselo.
Jadearon en el beso, se humedecieron un poco más.

Se miraron. Los labios le latían por la presión, por el deseo de más.

Y se separaron con torpeza. Con renuencia.
Jonghyun bajó la cabeza. Sólo una maldita semana. Bendita, maldita., como fuere. Sólo una semana. Una puta semana.
Minho se paró con lentitud, como si todo ese proceso fuera algo muy difícil de conseguir.

-Y ahora- habló finalmente, tragando con dificultad y sin mirar- esto se acabó.

Y sus ojos se repelieron, como si entre ellos se quemaran.
Porque ambos lo supieron.
Sin explicaciones ni preámbulos, ellos tuvieron la clara certeza, que algo se había roto.

* Eso yo no lo inventé. Sólo traduje lo que decía en una imagen muy divertida. :D

Capitulo 7

l: longfic, a: sugarlimbo, t: this game, f: shinee, p: minho/jonghyun, c: choi minho, fanfic, c: kim jonghyun

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