Regalitos Regalitos

Dec 29, 2009 14:46



He recibido otro regalo, esta vez el de nuryyyy muchas gracias!! Me gusta mucho, lo cuidare bien XD.

Gracias por mandarlo, me ha hecho ilusión jeje. Feliz Navidad también para ti aunque ya lo dije en el post que hiciste, lo digo de nuevo.

- Traigo un par de regalos, los demás iran viniendo estos días antes de reyes, lo prometo.

Regalo para just_miya :

Espero que te guste.

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Regalo para sweet_angelix :

Titulo: Un abrazo lo cambio todo
Pareja: Draco/Hermione
Resumen: Hermione se siente culpable, Draco no tiene ánimos.
Advertencias: Ninguna
Rating: General

Espero que te guste, sobretodo el final que me ha salido algo de prisa, aunque no era la intención.


Eran las 12 de la noche, y Hermione salía de la biblioteca hacia la torre de Gryffindor. Era un jueves, estaban apunto de llegar los exámenes de Diciembre, y ella como buena estudiante aprovechaba las horas extra que por este motivo la biblioteca estaba abierta.

Iba tan centrada pensando en lo que tenía que hacer al día siguiente en clase, que no se dio cuenta que alguien venia en su misma dirección. De pronto alguien se choco con ella, al principio no se fijo, simplemente se agacho corriendo a recoger sus libros del suelo.

Pero antes de subir, miro delante suyo y se encontró con unos ojos llorosos. Era Draco el que estaba delante suyo en el pasillo hacia las escaleras de arriba. Tenía el pelo un poco liado y los ojos grises llorosos y algo rojos.

De pronto Hermione se dio cuenta, al menos un  poco, de la situación que Draco estaría pasando. Su padre estaba en Azkaban, y a pesar de que la guerra había terminado y todos eran felices, el tenía motivos para no estarlo. Además les habían quitado buena parte del dinero y patrimonio que tenían los Malfoy desde hacia generaciones.

─ ¿Estas bien? ─ preguntó casi sin darse cuenta.

─ Eh, si ─ contestó y se puso de pie.

─ Siento haberme chocado, iba pensando en otras cosas ─

─ Ya ─ contestó Draco ─ no importa.

El rubio la esquivo, y se dirigió a las escaleras. Pero Hermione sintió que tenía que decirle algo más.

─ Draco, espera ─ Hermione es acerco a el ─ lo siento

─ ¿Lo sientes?

─ Siento mucho lo que te pasa, ya se que tengo parte de culpa en lo que ahora mismo te pasa, pero de veras que lo siento.

─ Eso es un poco estúpido. No puedes decir que sientes haber hecho algo, que creías que estaba bien.

─ Estaba bien, por mucho que te duela.

Draco la miró con rabia, estaba diciendo que todo lo que le pasaba ahora mismo, estaba bien y que ver a tu madre triste también debía de serlo.

─ Puede que para ti, o para tus amigos sea algo bueno. Pero no es bueno, a pesar de que alguien haya cometido algún delito o haya hecho algo que te parezca malo, separar a una familia y quitarles las cosas que por otro lado nos pertenecen.

Hermione miró para otro lado, pero prefirió no seguir la conversación.

─ Es fácil para ti, solo tienes que preocuparte de aprobar.

Draco siguió su camino, Hermione hizo lo mismo. Mientras Draco desaparecía se podía oír como muy bajito sollozaba y hablaba.

Hermione sintió pena, así que se acerco a el y le dio un abrazo. No sabía porque hacia aquello, pero por alguna razón Draco le estaba dando mucha pena y no quería verlo así.

Draco no se movió, tampoco supo muy bien porque aceptaba el abrazo de alguien como ella. Pero le dejo hacer. Le dejo abrazarle y tras un rato no muy largo, ambos se miraron.

Hermione le invitó a sentarse con ella en las escaleras y el aceptó.

Empezaron a hablar, entre otras cosas Hermione descubrió que no todo lo que se cuenta malo de alguien, ni si quiera del hijo de un mortífago, tiene que ser cierto. Se dio cuenta de que no era tan mala persona y que ni si quiera tenía en el brazo la marca tenebrosa.

El sábado siguiente por la noche, quedaron para hablar. Hermione aprovechaba que ni Harry ni Ron habían vuelto al colegio, no les hacia falta y por lo tanto no tenía muchos problemas para escabullirse.

─ ¿Por qué has vuelto? ─ preguntó Hermione sentada a su lado en un pupitre abandonado en alguna sala del colegio.

─ Porque necesitaba estar lejos de casa un tiempo, y porque creo que con los tiempos que tenemos nadie contrataría para trabajar en ningún sitio al hijo de un mortífago. Y se me ocurrió que quizás el titulo ayudaría ─

─ Eso es cierto, ambas cosas ─ sonrío ─ pero seguro que cuando salgas encuentras trabajo ya verás.

─ Eso espero ─ dijo Draco ─ porque tengo ganas de trabajar y ganar dinero.

Con el paso de las semanas Hermione se fue dando cuenta de que Draco tenía algo que le gustaba, no era algo totalmente físico, en el fondo le gustaba también su cambio de personalidad. Ahora era bastante más sociable y mejor persona.

A veces Hermione pensaba que quizás el que ni Crabbe ni Goyle estuvieran en el colegio ayudaba un poco.

Cuando los exámenes comenzaron, quedaban para estudiar en la biblioteca. Y pasaban allí las horas, a veces hasta Hermione oía reír a Draco y eso le parecía extraño, porque nunca había oído su risa.

Por suerte para ambos aprobaron todas las asignaturas, y el día que tuvieron que despedirse para las vacaciones de Navidad, quedaron en la puerta de salida del colegio, horas antes de que se llenara de chicos y chicas saliendo de Hogwarts.

Primero llegó Draco y poco después Hermione.

─ ¿Te vas a casa en Navidad?

─ Si, no quiero que mi madre este sola ─ contesto Draco ─ ¿Y tú?

─ También, la familia me espera.

Hermione sonrió y se lanzo a abrazarle.

─ Me alegro de que hayas cambiado, me gusta más como es el nuevo Draco.

─ Gracias ─ contestó riendo y le correspondió al abrazo.

Cuando Hermione se deshizo del abrazo y le miró a los ojos, fue como si el tiempo se hubiera parado, se miraron a los ojos y fue Draco el primero en besarle.

Ella no tardo más que un segundo en responderle y besarle también. Sin darse cuenta habían comenzado algo más que una simple amistad.

Cuando se separaron Hermione anunció algo al rubio.

─ Te he comprado un regalo de Navidad.

─ ¿Un  regalo?

─ Si, mira ─ rebusco en su bolso y saco una caja ─ ábrelo.

Draco alargo la mano y cogio la pequeña caja. Cuando la abrió descubrió que había un tintero de plata, con una inscripción.

─ Así no tendrás excusa para no escribirme en Navidad ─ rió Hermione ─ tiene algo escrito.

─ Ya veo ─ dijo Draco leyó “Propiedad de Draco Malfoy” ─ Gracias, de verdad.

─ De nada, ahora espero que me escribas. Mi dirección esta debajo del tintero en un papelito.

Draco sacó algo del bolsillo.

─ No eres la única que ha comprado algo.

Hermione sonrío y tomo el regalo. Cuando lo abrió pudo ver como dentro  había un pequeño marca paginas plateado.

─ Es precioso, muchas gracias.

Antes de despedirse, se dieron varios besos, y prometieron escribirse.

Durante las Navidades, se mandaron tres cartas. En esos quince días, ninguno se olvido del otro ni de lo que ocurrió el último día.

Al volver, su relación siguió adelante.

Epilogo:

Habían pasado varios años. En ese tiempo habían ocurrido muchas cosas.

Ambos aprobaron el séptimo curso de Hogwarts con buenas notas y eso le ayudo a Draco a conseguir su primer empleo en el Callejón Diagón, como vendedor en Artículos de calidad para Quidditch.

Hermione por su parte, ingresó en el Ministerio más concretamente en el Departamento de aplicación de la ley mágica, tras hacer un pequeño curso. Y poco a poco fue  ascendiendo.

Harry y Ron tardaron tiempo en confiar que Draco había cambiado. Actualmente es uno más del grupo de amigos de Harry y Ron. Quienes trabajan como Aurores.

Draco y Hermione viven en Londres, cerca del Callejón Diagón. Un tiempo después de haber salido de Hogwarts, ambos se casaron y compraron la casa. Años más tarde Draco se arriesgó y compro la tienda donde trabajaba, ya que el dueño anterior deseaba jubilarse y por lo tanto quería venderla.

Le gustaba su trabajo, aunque siempre había imaginado que trabajaría en algún lugar donde las pociones serían el día a día, no le desagradaba nada tener la tienda y le encantaba vender escobas y demás cosas.

Draco se daba cuenta de la suerte que había tenido, el día que Hermione fue a abrazarle porque le daba pena, aquel día su suerte había cambiado. Actualmente además de estar casado con Hermione, había tenido dos hijos con ella, algo que le hacia totalmente feliz.

Su hija, Jane, llegó cinco años después de casarse, era morena y tenía los ojos grises, tan lista como su madre. Había entrado hacia tres años en la casa Gryffindor.

El segundo, Ailill, nació dos años después que Jane. Tiene los ojos marrones y es rubio, físicamente es como Draco.

Su nombre, Irlandés, se lo pusieron porque semanas antes de saber que Hermione estaba embarazada de un mes, fueron de vacaciones a Irlanda donde conocieron el nombre.

Este, acababa de entrar en Ravenclaw.

La tienda era todo un éxito, más desde que había traído escobas importadas de Francia y Bulgaria. A Hermione le iba muy bien en el Ministerio, tenía un alto cargo como jefa en el departamento de leyes mágicas.

Y sus hijos eran unos estudiantes estupendos, tanto Hermione como Draco estaban muy orgullosos de ellos. A quienes entre otras cosas, se les da muy bien el Quidditch.
Draco que les adoraba, siempre lesregalaba algo para su escoba cuando lo necesitaban. Sabía la suerte que había tenido, no lo cambiaba por nada.

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