[KrisLay] Númina (2/2)

May 18, 2014 15:34



Parte 1

«MANES»

{[...] Y cuando se ignoraba la suerte que le había cabido al alma de un difunto, es decir, que no se sabía si había sido transformada en lar o en larva, entonces la llamaban mane.}

Capítulo 1. El Cielo.

En el Cielo hay una ciudad que da casa a todos los procesos políticos que responden a las necesidades y metas del Reino Celeste. La ciudad se llama Avalón y en su primer distrito, donde están todas las oficinas de los líderes, los Arcángeles y cada dependencia administrativa, no vive nada ni nadie, es, pudiera decirse, una zona estrictamente de trabajo. En el distrito primero de Avalón, están las puertas al Limbo y en el Limbo es donde se ejecuta de manera mensual el concurso. De cada ciudad de cada país de cada continente de la Tierra, la segunda dimensión (ojo, dimensión, no división) administrativa del Limbo, llegan algunas cuantas almas por día, de modo que conforme el mes da vuelta, hay bastantes miles en cola esperando por su veredicto.

El concurso no es cosa fácil. En el edificio Alfa, el más importante y que resguarda todas las aplicaciones desde el principio de los tiempos, trabaja el Honorable Comité de Población, conformado por la aristocracia de los distritos dos y tres de Avalón. Normalmente forman parte del H. Comité de Población, anteriores Dioses, líderes humanos y almas especialmente sabias que han escalado su estátus hasta estos puestos. La aristocracia, al contrario de lo que la Tierra piensa, no son una serie de familias bien posicionadas, bendecidas por El Dios Único por haber sido hijos de una cierta semilla, sino un cuerpo autónomamente informado y bien versado en lógica, metafísica, ontología, hermenéutica y ética que es ensamblado por sus propios miembros bajo una muy estricta y bien muestreada oligarquía.

¡El Cielo no es una democracia, qué va! eso tomaria milenios. Lamentamos romper sus ilusiones, a menos que esta fuera la de un Dios Único que tiene un séquito de ayudantes que bajo su criterio de Monarca Celestial permite el paso o no de las almas a su Reino, en cuyo caso no lo lamentamos en lo mínimo.

El Honorario Comité de Población del Cielo, mes con mes analiza a las almas que aplican al concurso y que están en espera en el Limbo por su fecha de Juicio Final. Se revisan las posibilidades de tal alma de entrar al Cielo, su potencial como habitante del Reino Celeste, su historia, las condiciones en las que ha abandonado su cuerpo mortal, sus aspiraciones en vida (porque más de alguna vez alguien tenía ilusión de hacer algo que a Dios place, pero por circunstancias ajenas se ve imposibilitado de ello) y demases. El Comité cuenta con un gabinete de aristócratas que no sólo se reúnen para discutir los posibles ingresos a su territorio político-social, sino que se presentan mes con mes en el Limbo a defender ante La Princesa de las Puertas, las almas cuyo pase al Cielo puede estar en entredicho.

Avalón funciona de maravilla, cada miembro de cada dependencia hace su trabajo tal y como debe, cada habitante de los distritos segundo y tercero están convencidos de que el sistema es excelente y no hay nada de qué quejarse sobre él, al menos no de manera violenta, no sin un aparato en él que permita este tipo de mutaciones en su engranaje. En Avalón, en el Cielo, todo marcha de maravilla, las cosas suceden sin mayor problema, la gente convive organizada y armoniosamente, se cultiva la sabiduría, la virtud, los pensamientos hermosos, el arte, la convivencia humana, los valores morales, el crecimiento colectivo y la consciencia del ser.

El problema es que el Cielo no ha ganado ni un caso desde hace más de cinco años.
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«Yixing» fue el nombre que tuvo el joven antes de morir y antes de entrar al Cielo, treinta y cinco años antes de la muerte de Yifan, y que su segundo cuerpo, enviado a la Tierra y que en la transmutación se vió impedido de la vista y de la mitad de sus facultades, adoptó también. En la tierra, el cuerpo de un muchacho a punto de morir de malnutrición y frío, fue transformándose lentamente hasta ser la imagen en vida de Yixing, un también muchacho que había muerto joven en un trenazo de ferrocarril de camino a Wuhan durante los años setentas.

La malformación de su cuerpo orgánico y el mal funcionamiento de su conciencia fue por igual producto de la transfiguración y de la decisión del Comité de mantenerle atado al Cielo por medio de quien fuera su alma original. El primer Yixing permaneció recluso en una habitación, observado por miembros del Comité que verificaron cada una de las acciones de aquel Yixing en la tierra cuya misión, sin saberla porque la Tierra debe tener ningún conocimiento sobre los métodos y situaciones de la Eternidad, por su propio bien, era conseguir el alma de Wu Yi Fan, el hombre a quien por orden del alma en el cielo, siguió hasta ese café y abordó sin explicación.

[Yixing tiene plena conciencia de la existencia de su hermano en la tierra que lento arranca uno a uno los pétalos a una de las orquídeas blancas en bases repletas de estas que compraron los padres de Yifan para su velorio. Es consciente de que su hermano terrenal sufre y que las lágrimas que está llorando son legítimas como ningunas antes vistas pero el Comité considera que él está haciendo un excelente trabajo. No puede explicarles que no las está controlando él, que el dolor de ese él debajo de todos, en la otra dimensión, es real y que el único motivo por el que él no llora es porque tiene los ojos hurtados por ese que sufre y se vacía en sollozos frente a la tumba del hombre que le mandaron, sin saber, a cazar.]

Su tarea, además de conseguir el alma del aún «mortal» Yifan, era conseguirla de modo que sus acciones buenas fueran sopesando los motivos por los que no podía calificar como un potencial ciudadano de Avalón. Matarse, por ejemplo, significaba inmediatamente su rechazo, no creer en el alma, no tener fe en un ser superior, en la Eternidad, era otro y poder hacerle creer lo contrario, hacerle guardar su vida con amor y confianza en la vida después de la muerte, era algo que los mandatarios y jefes del Cielo ya habían conseguido algunas otras veces. Lo que Yixing estaba haciendo no era cuento nuevo, muchas almas en la cuerda floja se habían ganado de tal modo. Habían escogido a Yixing y habían escogido a Yifan porque cierta letrada había pensado que tenían posibilidades como pareja y las parejas son la mejor respuesta a la necesidad de un cambio rápido y medianamente permanente en la gente.

No, claro que la homosexualidad no es un problema, ese fue invento de gente que por supuesto, no logró llegar a el Reino Celeste. A menudo la gente en la segunda dimensión del Limbo cree saber qué reglas exactas operan en la Eternidad, pero sólo los Eternos lo saben.

Los esfuerzos del Cielo por preservar la población han rendido frutos antes y ahora no tendrían por qué no hacerlo. Por salvaguardar la virtud y el espacio que los hombres ilustres merecen por haber vivido en bondad, es justo el trabajo de sus habientes.

Capítulo 2. El Infierno.

En el Infierno no hay ciudades, nadie se presta a sentarse un momento a trazar líneas arbitrarias en un mapa tan extenso como extenso el Limbo y cuantimás extenso que la Tierra. El Cielo es un chiste y sus distritos son las risas tristes de una cámara vacía de audiencia que oye aburrida los conciertos de violín. En el infierno no hay orden. La aristocracia del cielo y la aristocracia del Infierno (es absurdo pensar que no la hay tal, porque tan es hombre el que asciende del Limbo como el que desciende -que se dice figurativamente porque ni están arriba ni están abajo, pero la Tierra así lo ha querido creer-) son esencialmente los mismos pero no su sabiduría los vuelve jefes.

El infierno, es por principio, anárquico. No existe un cuerpo de jefes en el Infierno, ni de representantes, aunque él esté esencialmente lleno de líderes que en vida que se creyó con más derecho a decidir, opinar y hacer que su prójimo. El Infierno es esencialmente apolítico, no porque no haya política, sino porque es virtualmente inexistente en la praxis. El infierno es, básicamente, una rebatinga.

Hay tanto por lo cual uno puede encontrar su lugar en el infierno que sus encomendados ni siquiera tienen que esforzarse por alzar los números de población. Avalón habla de sus distritos como si hubiera más de tres, pero son cada vez tan pocos comparados con el Infierno que no les queda más que fingir que no son un barco que se va a pique.

El primer paso a la hegemonía es que no les certifiquen este siglo, el segundo es que se queden sin fuerza de trabajo que se equipare con la del Infierno. El tercer paso es que el Infierno exija ante las autoridades del Limbo una revisión de los estatutos bajo los cuales el Cielo ha aceptado, en el principio de los tiempos, funcionar para el hombre como una institución no lucrativa de carácter social y cuando el Infierno haga notar que el Cielo es ahora el órgano menos necesario de la Eternidad, que da falsas ilusiones a sus aplicantes y que gasta tiempo, recursos humanos y espacio en la consciencia humana en vano, no tendrán salvatoria.

El Cielo desaparecerá, sus almas volverán al Limbo a ser juzgadas de nuevo y, como todos los demás, a falta de un espacio alternativo, irán a parar al Infierno.

Es así como se construye un monopolio, tomad nota, pequeños lemures.
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En el Infierno hay pocas cosas que se prohíbe principalmente porque sus habitantes son famosos por no seguir las reglas y considerar sus verdades mejores que las del resto. Cuando un alma ingresa al Infierno, no se le dota de ningún título, ninguna cualidad. Es en su estancia en la que el alma encuentra su clica, su banda, su estatus, su uniforme, su identidad y su puesto. A pesar de ser esencialmente anárquico, el Infierno es altamente liberal. Como la ley del más fuerte opera y fuertes hay muchísimos, en el Infierno es más común que se hagan partidos ideológicos, guerras y debates, sin ningún tipo de recompensa salvo la moral.

En ninguno de los reinos tiene permitido un alma tener posesiones materiales, es la única regla que aplica a todas las divisiones, dimensiones (salvo la Tierra) y organizaciones de la Eternidad, en los debates, las pelear, los pleitos y las discusiones que generalmente suceden en el Infierno, nadie gana nada y nadie pierde nada salvo poder. En su forma más pura, la del seguidor.

Está lleno de almas y una vez que han cruzado las puertas del Limbo al territorio áureo, no hay ningún tipo de regulación, ni de fin que deban perseguir, en ese sentido, el Infierno es parecido a Noruega, está todo resuelto, nadie tiene nada por qué pelear y aunque Noruega goza de un orden que permite el bienestar social, el Infierno lo niega y le permite al individuo ser lo que se le venga en gana.
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Al cielo no le gusta la existencia del Infierno por muchas razones pero ninguna vamos a abordar en este segmento. Lo único que en verdad importa es que el Cielo no puede y no debe restringir a las almas en el modo en el que lo hace, de modo que la meta real de Infierno como institución, es liberar a la consciencia humana de la falsa idea de que en el Más Allá, en la Eternidad, existe un mundo en el que serán plenos.

No hay nada pleno en ser un esclavo de la moralidad.

Capítulo 3. El Limbo.

El limbo no es parecido a nada que Yifan haya visto antes, no parece un Coliseo Romano, ni un Partenón griego, ni una Catedral Barroca, ni siquiera parece las oficinas más altas de Empire State, no parece un tiki, una pagoda, ni a ningún tipo de edificio importante, sagrado o histórico al que podría hacer referencia si quisiera describirlo. De hecho, no está seguro de que sea un edificio en absoluto, solo sabe que tras escuchar el trueno, sentir el calor y la energía correrle por todo el cuerpo, cierra los ojos y al abrirlos está de pie en un cuarto blanco. No tiene paredes claras, pero tampoco es infinito y en él hay mucha gente dormida, de pie como él, pero con los ojos cerrados e inmóviles.

En principio, por supuesto, esta asustado porque estas cosas no son normales, la gente no se teletransporta así, jamás en su vida había estado en semejante lugar, pero conforme van pasando los segundos y ve algunos otros cuerpos despertar, algunos más asustados que él, otros bastante menos, se va calmando y en su mente todo se aclara.

Frente a él hay un hombrecito que parece de su edad, quizás un poco más joven y que ha abierto los ojos al mismo tiempo que él y se miran. Es atractivo, es más viejo de lo que parece, es asiático, no todos en el cuarto lo son, hay un hombre muy canoso, enormemente alto, que está más asustado que ningún otro y Yifan sabe, aunque no sabe cómo lo sabe (pero esto será en la Eternidad, una constante) que tiene algunas horas de haber llegado y se le ve tan gigante y tan blanco de todas todas que muy seguramente sea un holandés.

El muchacho frente a él le mira a los ojos en el mismo instante en el que él lo hace y puede ver cómo se pinta la verdad en sus pupilas mientras él la hace consciente. Al mismo tiempo este chico y él han finalmente concluído: Ah, pues me he muerto.

Se sonríen al mismo tiempo y en seguida se dedican a mirar alrededor. Su primer pensamiento es “¿qué habrá pasado conmigo?”, porque no recuerda nada más que haber estado caminando en medio de la tormenta y morir quemado por un rayo es demasiado dramático, ¿dónde está su auto, dónde está el conductor estúpido hablando con su esposa por celular?

-¿Cómo has muerto? -le pregunta el muchacho frente a él en una lengua que Yifan no conoce pero habla.

-Creo que me cayó un rayo.

-A mí me atropellaron.
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En el Limbo no se queda nadie, dicen, y sin embargo, está atiborrado de personas que se mueven por esa vasta extensión blanca que parece que tanto se estrecha como se ensancha. La gente sale y entra como en parpadeos, no se la ve caminar fuera ni desaparecer, sólo en algún momento no está, o está. Aparecen conforme uno los hace conscientes y desaparecen cuando se les olvida.

El muchacho frente a él está desnudo pero Yifan no ve nada en su cuerpo, ningún rastro de pudor o sexualidad, es como un ángel. Se imagina que él debe verse también así pero el Limbo es tan tranquilo y tan nebuloso que es posible que nadie lleve ropa y ninguno se haya dado cuenta, es posible que ni siquiera estén allí en realidad.

¿No hay realidad, no es cierto?

Las cosas se vuelven nebulosas de a poco, alguien se acerca a él y Yifan sólo lo ve cuando ya le ha hablado. Buenas tardes, tú eres Jiaheng y yo soy la persona que va a mostrarte el lugar en el que debes esperar a tu juicio. Tu compañero aquí en frente es Lu Han y me parece que ustedes tendrán una buena relación, han muerto en el mismo instante, no es típico. La princesa de las puertas quizás tenga que sortearlos para averiguar a quién debe juzgar primero. En un momento vamos a mandar a tu guía, Lu Han. ¡Gracias por confiar en nosotros, esperamos que su estadía en el Limbo sea placentera!

No, no es cierto. Tiene que ser un sueño.
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No es un sueño, es por mucho, lo más real que Yifan haya sentido jamás. Sus primeras hipótesis dicen que en realidad el Limbo es un espacio liminal cargado de una serie de potencias que le hacen adaptable a un usuario, en este caso: él. Se responde a sí mismo que esta es probablemente una de las mejores respuestas a uno de los mejores cuestionamientos de su vida y con calma sorprendente se da cuenta de que nunca en su vida (¿?) entera se había sentido tan lúcido.

-¿Cual es tu primer deseo?

No estaba pensando en deseos así que es posible que lo que el hombrecillo (lo ha visto antes, estaba en el metro, bajó en la estación Sindorim donde está el Sheraton, donde una vez bebió un muy mal café, llevaba Indivijuals, no sabe cual es su nombre y no sabe por qué lo recuerda pero recuerda su camisa de mezclilla, escuchaba música y siente que no ha muerto) le pregunta no tiene que ver con lo que él quiere escuchar. Estoy inventando, estoy recordando.

Tu cara no es real, piensa y la cara cambia. -Es normal, te acostumbrarás. (La nueva cara es la cara de una chica en el río Han que llevaba una falda de tela de camiseta color gris, ahora la lleva puesta pero está desnuda, es una chica y lleva keds blancos. Está descalza, es un hombre bajito que vende los discos de su grupo en el bar. Alguien a su derecha lleva al niño de la vecina, alguien que es quizás su madre. Ahora es su padre, ahora es Margaret Thatcher, ahora es la arrendadora y se ensortija el cabello en el dedo de nervios.)

-Eres inteligente.

(Esta vez es un profesor quien le dice que es inteligente y luego es la cara de un estudiante que no apareció a sus cursos más que dos veces, la señora que vende bigotes de dragón en el mercado y que canta los números de los fideos que se van haciendo hilos mientras los dobla y los estira, dos, cuatro, dieciséis, treintaidós, sesenta y cuatro) Yifan no puede entender por qué esto no le causa dolor, ni angustia, ni confusión. Espacio liminal, potencias de adaptación, su mente ya sabe la respuesta pero él no ha llegado a ella.

¿Mayéutica? (Ciento veintiocho, quinientos doce, mil veinticuatro es el número de bits en un kilobyte, dónde está Lu Han, su interlocutor tiene doce años y fue violada por oficiales del Ejército de la República Popular de China fuera bajo fianza por cargos de prostitución infantil, es rubia, es una joven gemela Olsen, su viejo coach de baloncesto joven como si aún fuera el dos mil seis le dice:

-Estás pensando demasiado. Tengo la cara que quieras que tenga, decide y prosigamos.)

-El Limbo existe en mi cabeza -su voz es incorpórea pero suena, el universo entero la escucha si quiere escuchar-. Es real pero existe en función de mi cabeza.

-Eso, tu nombre es Jiaheng y estás en el Limbo, has muerto y tu alma va a ser juzgada pronto. ¿Qué es lo que quieres hacer entretanto?

Él ya sabe todo lo que quiere saber, sólo no ha llegado a ello. No hay estrés, ni confusión, ni curiosidad por aprenderlo todo. ¿Cómo sabe todo esto? Lu Han está alucinando que ve a un amigo de la infancia y aún no ha decidido por una cara. Yifan decide: Eres mi primer amor.

(Su guía es Bingbing y tiene los labios pintados de rojo y la falda de la escuela doblada dos dedos por la cintura para enseñar las piernas, el guía de Lu Han es Wang Lee Hom, clásico.) -Bienvenido. ¿Hay algo que quieras saber?

-Ya lo sé todo.

-Espero en mí que no te manden al Infierno, les sobran genios allá.
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Tres cosas son absolutamente ciertas sobre el limbo:

1. Es un espacio liminal.
2. Es flexible en tanto que es concebible.
3. Es anacrónico.
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El tiempo continúa pasando y Yifan no necesita a su guía porque, como se lo ha dicho ya, él ha entendido bastante rápido cómo funciona el Limbo y una vez que el funcionamiento ha sido entendido, el pánico interno, no tiene por qué entorpecer la interfase. Interfase repite Yifan e inmediatamente entiende a qué se refiere y entiende por qué lo entiende. La interfase es como Yifan llamaría a la interfase. No hay modo de explicarlo y se disculpa consigo mismo y con cualquier otro, aunque en su canon de Limbo, nadie puede leer sus pensamientos..

Conforme el tiempo pasa, porque él entiende por tiempo a la consecuencia del movimiento, pero no hay ningún artefacto que le corrobore que el tiempo corre, la necesidad de preguntar, de explicar y en general, de hablar, se le van desapareciendo y sólo cuando se da cuenta de que no ha dicho ni una palabra es que nota que está rodeado de gente serena como él. Miles, millones.

Bingbing está allí, sentada a su lado a la espera de que diga algo, pero no del todo interesada en ello. Sólo hace falta que se lo pregunte para conocer la respuesta y esto no causa ni satisfacción ni miedo; Quizás todos en el limbo lo conozcan todo, quizás lo que pasa (y si lo que cree es cierto, lo que pasa de hecho) es que tras morir, la sabiduría común del mundo entra de poco a las mentes y se presenta para el curioso.

-Voy a preguntar esto sin mirar a mi consciente universal.

Bingbing sonríe.

-¿Todos lo sabemos todo?

-Potencialmente.

Yifan ya lo sabía y en esto no encuentra placer. No puede vivir este tipo de inconsciente y bajo su decisión, se rodea de una nada enorme y negra, de silencio y sus pensamientos tibios y calmos. Este es el momento más importante de su muerte: Su duelo.
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Nació un seis de Noviembre de mil novecientos noventa, a los veintitantos años de su madre, no le importa cuántos y no sabe con exactitud y los treinta de su padre, en Guangzhou, China, en la Tierra, al amanecer. Es el hijo único de una familia disfuncional en la que una mujer sacrificó su vida y futuro por un hombre inestable que no supo satisfacer las necesidades emocionales de la familia. Las económicas sí, cada una.

Creció pequeño y extraño en un mundo lleno de gente con costumbres que él no entendía pero siguió al pie de la letra, en un mundo donde no ser perfectamente hermoso le llenó de cicatrices imborrables que le curtieron la piel y el alma hasta convertirle en un robot incapaz de sentir ternura por sí mismo ni por su prójimo.

Cuando encontró en la muerte la respuesta a los problemas de la humanidad tenía sólo doce años y a los dieciocho descubrió que tampoco creía en su propia salvación ni en la de sus seres queridos. Su madre se marchó de la casa con otro hombre y su padre lo crió como pudo, a coscorrones y represiones por no llevar notas excelentes a casa. No tener madre a esas alturas de la vida no era una excusa.

Se mudó,al recibir su primer grado, a Beijing donde en su vida no pasó absolutamente nada más que lo absolutamente necesario y después de ser ofrecido una beca en Changsha para su doctorado, que tomó, se volvió inmóvil y se aniquiló.

Se anuló, se convirtió en un fósil de sí mismo y ahora está muerto.

Nada ha pasado salvo un parpadeo entre la cafetería en la que conoció a Yixing y el rayo, nada ha pasado, es todo un sueño, una ilusión de días ocupados, dedicados a algo que fue siempre capaz de amar, lleno de algo que ya no tiene y no tendrá nunca.

El negro lo rodea y se pregunta, ¿Cuál fue el sentido de mi vida, qué hice en la Tierra? Un libro está por publicarse sobre la presión de las generaciones pasadas por enmendar un progreso truncado por la guerra y el pensamiento sólido pero ¿se publicará? Un nébula póstumo para Wu Yi Fan. La gente no toma en serio la ciencia ficción.

Si tan sólo supieran.

Es posible que en ese llanto quepan milenios, es posible que no haya pasado un segundo; En el Limbo, es imposible saber cuántas unidades de tiempo ha sufrido él la pena más negra y esto le rompe el primer esquema. El Limbo no permite sólo lo que se concibe, ¿porque cómo si no estaría sintiendo un dolor que jamás hubiera podido imaginar?
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Quiero conocer a Dios, le dice a Bingbing y ella abre los ojos, tan cerca de los de él, que parecen las alas de una mariposa, le parpadea como él quiere que lo haga y Yifan siente ganas espirituales de vaciar un estómago que no tiene. No tiene pies, acaba de darse cuenta.

Y quiero ser corpóreo. Es corpóreo, tiene pies, estómago y manos, las ve y las siente, pero dónde está Dios. El espacio liminal, flexible y anacrónico tiene reglas que él no conoce y sin embargo concluye: La realidad es imparcial, Dios existe, Bingbing existe. Es todo una ilusión, el Limbo es una interfaz pero ¿la interfaz de un qué?

-No puedes conocer a Dios, Dios está en el cielo y en la conciencia.

-Puedo conocer a Dios en la conciencia colectiva pero quién es el real, hay un Dios real, de lo contrario sería del todo accesible. La conciencia no regula a Dios, yo no concibo a Dios.

Cierra los ojos y aún ve a Bingbing mirarlo.

-¿Tengo que creer que existe?
-Existe. Es un hombre tras una cortina -susurra Bingbing y se los labios le brota el humo del Mago, verde y mágico y la voz de Yifan prorrumpe la nada como un cuerno de batalla:

-Dios es un hombre tras una cortina de humo.

Dios es una interfaz.
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Como un solo de piano le bailan tras los ojos los recuerdos de Changsha como si estuviera mirando dentro de una pecera, el cielo es plateado y siente las orejas llenas de agua. Yixing en el suéter amarillo, afuera del café frente a su casa, metiendo un pie en la pintura del departamento, limpiándose las uñas sin darse cuenta, tirando la ceniza de un cigarro a diez centímetros del cenicero, mordiéndose el labio, rasguñando la pared, limpiando la guitarra, mojándose las yemas en la lluvia, alimentando a un gato, cayendo de espaldas al suelo, golpeándose la cabeza con el adoquín de la calle, bailando R&B más grácil que nadie, llorando con una carta de su abuelo, tomando la mano de un niño en el bus, regando las plantas, quemándose con el aceite hirviendo, gimiendo de dolor, gimiendo de placer, besando su frente, votando por el candidato incorrecto, haciendo un caldo de verduras, suspirando antes de dormir.

Capítulo 4. El concurso.

Escucha, le pide.

Y él escucha.
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Bingbing no le advierte qué día va a ser juzgado pero no hay problema porque el tiempo no es algo que falte ni que sobre en el Limbo. Si Jiaheng lo decide, puede vivir en el Limbo todo el tiempo que quiera, si decide, puede ser juzgado inmediatamente después de morir. Finalmente, toda decisión tomada en el Limbo, durante la interfaz, es decisión de Yifan.

Lo que se siente como vidas enteras o como parpadeos puede ser un día en como él otrora midiera en la Tierra el tiempo, pero no importa más y cuando ella le llama Jiaheng, están en un espacio nuevo y la nebulosa negra ha desaparecido. Es cuando menos lo más anticlimático que Jiaheng haya sentido.

La sala del Juicio Final, como le llaman para los católicos como él, o como se supone que él debería ser, según los rituales en los que participó de niño, es una construcción bastante orgánica que, y esto es un terrible cliché, es todo lo que él hubiera pensado que sería una sala de juicio. Es muy probable que sólo sea vea así porque él lo ha imaginado así, con los días (¿?) se ha acostumbrado a que el Limbo le ofrezca exactamente lo que espera de él y después de la gran desilusión que fue morir, no espera una gran sala hecha de nube, brillante y bañada en oro con ángeles y puertas a la vida eterna, no.

La sala es circular y no tiene ni gradas ni un estrado. Hay una persona de pie entre las que parecen dos trabillas en el suelo y desde ese momento, y con la cabeza de alguien que ha estudiado narrativa toda su vida, él lo tacha como otro gran cliché que, supone, no dependía de él. Es terrible, ya sabe que lo juzgarán, le pedirán que se pare en alguna de ellas (porque ninguna tiene alguna inscripción) y alguien tirará de una palanca o hará alguna magia, caerá al vacío y volverá a aparecer en un cuarto abarrotado de gente.

El cuarto tiene pilares y formas orgánicas en las paredes que parecen las raíces de un árbol pero es posible que esto lo esté inventando él. No sabe si este fragmento del Limbo sea tan amigable como el anterior, Bingbing no le dijo nada, por mucho tiempo se dedicó a hacerle recordar cómo la verdadera Bingbing nunca le dio un beso.

-¿Hay gente que es juzgada por la fuerza?

El hombre moreno entre las trampillas responde: Sí.

Detrás de él hay una comitiva grande de gente que Yifan no esperaba ver ahí. Ninguno es un conocido y a ninguno lo reconoce de otro sitio salvo uno… y con ese uno basta para que se le remueva el cuerpo y el dolor. Uno: Yixing.

-¿Él es imaginación mía también? -pregunta con una pena en el pecho que creía, al haber perdido el cuerpo, perder, pero Bingbing niega.

-Todos aquí somos quienes somos. -habla un otro hombre, la mayoría son viejos, alguno que otro hay joven. Yixing, él, La Princesa de las Puertas y Bingbing son los únicos que no tienen canas- ¿Bingbing? es la única que sigue en la forma que le diste en tu “interfaz”.

No hay malestar físico pero Yifan extraña a la nebulosa, extraña poder moldear el mundo y poder imaginar lo que se le fuera en gana. Todos son corpóreos y van vestidos y a él le parece que es un modo muy primitivo de volver a la vida. Vuelve a tener todo lo que odia de la vida, sin vida, vuelve a sentir que se le escapa la paz y el control de las manos, que el mundo le odia, que no está en el lugar al que pertenece, que algo anda terriblemente mal.

-Jiaheng, mi nombre es Yixing.

Se siente temblar. Se cubre los ojos tras manos que no ocultan la luz que le irradia de cada cabello, de la blanca piel, de los hoyuelos y los irises y la sonrisa amable y llora en la base de sus largas manos.
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¿Qué pasa si yo elijo ir al cielo? El hombre del Infierno se ríe como un niño al que le han contado el mejor de los chistes y el hombre del Cielo le mira reprobatoriamente.

¿Qué pasa si tú eliges una vida eterna rodeada de todos los hombres que en vida repudiaste? El hombre del cielo pregunta y el del infierno no ríe mucho más, se queda callado y observa a Jiaheng, (Jiaheng, le dicen, ha sido tu nombre desde siempre) esperando por su reacción. Su reacción es por supuesto desfavorable.

¿Qué pasa si tú eliges una vida eterna rodeada de todos los hombres que en vida te repudiaron? Dice el hombre del infierno y su reacción es aún peor.

La Princesa de las Puertas es un hombre, eso no lo esperaba, es un hombre alto y moreno de ojos profundos que le mira desinteresado porque su fallo no tendrá a lugar. Ultimadamente la decisión es de Jiaheng. Esto se lo han explicado.
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Escucha. -dice Bingbing, con los ojos en blanco- Su nombre es Yixing, pero puedes llamarlo Lay si te parece mejor. Su alma le permite comunicarse contigo, pero a cambio de crear a Yixing en la Tierra, perdido el habla en este mundo, Lay te pide que escuches en mis labios:

”No soy yo la persona que amas. La persona que amas sigue viva y está a salvo. Yo soy el alma original de tu amante. Yo no lo he controlado, no es de mí de quien te has enamorado porque tú también le has moldeado a él. Tu relación con mi cuerpo en la tierra te ha hecho un mejor hombre y muchos de nosotros presentes hemos visto cómo tu amor por él te hizo lograr cosas que no creías posibles.

”Tal vez te haga enojar escucharlo, pero hemos querido probarte que podías ser un buen hombre. El Cielo quiere que formes parte de él, que vengas con nosotros porque vemos en ti bondad y sabiduría que necesitamos.

”Ojalá no pienses que esto ha sido una estafa porque yo mejor que nadie sé que lo que Yixing siente por ti es verdadero, es cierto y tú has sabido ser justo con él. Yo sé que dentro de tí sientes que haz logrado algo hermoso, pero no hay suficiente bondad en ti para que esta sala no entre en discusión. El cielo puso en ti sus esperanzas y ahora queremos invitarte a que vengas con nosotros.

”Jiaheng, Yifan, has sido fuerte por muchos años y ahora creemos que mereces un descanso. Los hombres en el Cielo existimos por los hombres en el Cielo y por las almas por venir, trabajamos para el amor y la belleza. Eres un emisario de un talento hermoso y portas en ti belleza exterior e interior magníficas pero el mundo poblado de Lemures te ha vuelto reacio al amor.

”No permitas que la pasión por el odio de tus días tempranos, trunque la que podría ser una vida eterna ilustre y satisfactoria.

-Si aún había esperanza para mí,- habla y siente que no hacía falta, siente que Lay frente a él, fulguroso y tranquilo, mirándole insistente pero sereno, sin vacío en los ojos, ya sabe lo que piensa- si mi pase al cielo podía ser indiscutible, ¿por qué me mataron?

Esta vez es su voz la que escucha, le ve mover los labios y puede oír a su propio Yixing allí dentro, en su lengua, en sus pulmones decirle:

-Todos son libres. Tu muerte, no la esperábamos.
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-¿Y qué pasa con Yixing, mi Yixing?

El hombre enviado del infierno, vestido como cualquier viejo, habla:

-Lo pierdes.

Yifan está de pie junto al hombre moreno que cuida las puertas y que decide. No le dicen su nombre, es la Princesa de las Puertas y eso es todo lo que sabe. Uno de los Lemures (o Larvas, le explica Bingbing), abogado del Infierno, está a su lado frente a él.

-El alma fragmentada de el Lar que te trata tan ridículamente de convencer a que te unas a ellos, no puede ser enmendada. El cuerpo que tú amas, no puede ser salvado en la Eternidad, pues no ha sido gestado en el Limbo. El alma del que tú amas, no existe a ojos de los Eternos, no es sino un reflejo autómata del alma del verdadero Yixing. El Cielo ha conjurado el cuerpo vacío de quien tú conociste en vida, con el único interés de moldearte para sus intereses. ¿Qué hay noble e ilustre en ello? Cuando tu Yixing muera, su cuerpo volverá a la tierra y la única alma que quedará en la Eternidad será la de ese Yixing que ves ahí. El tuyo se pierde para siempre.

”El Cielo te ofrece virtud y calma pero yo tengo algo que ellos no pueden ofrecerte y eso es tu libertad, una nueva “interfase”. Ellos están en aprietos, si no tienen tu alma están acabados. Necesitan tu alma para continuar con su labor honrosa pero a cambio de ella te han engañado y te han dado un amor que no puedes conservar si eliges seguirles.

”En el Infierno hay tan pocas almas que no lo creerías. La mayoría están en la Tierra… corpóreas, entre vivos… con la única desventaja de que es para siempre. ¿Qué dices?
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Uno a uno, a Yifan le viajan por la cabeza los momentos de su vida en los que creyó ser un hombre bueno. Uno a uno le saludan y él los mira con tristeza porque ni siquiera esas cosas bellas de la niñez, de su romance con el que parece ser un zombie ni las diarias buenas acciones que siempre procuró hacer, le han hecho calificar como un hombre justo por defecto, pero se aplaude las muchas cosas que le hicieron un candidato y que le colocaron en el linde entre un Reino y el otro.

Finalmente, cuando el peso de lo que le está pasando, ayudado del denso juicio, le cae en los hombros, piensa en no volver nunca más a ver a sus padres, no volver a ver a sus compañeros de trabajo, no volver a ver a su Yixing y con todo eso puede vivir, puede escoger vivir la vida plena en rectitud que siempre creyó querer, ser uno de los sabios del Cielo suena genial, conocer al Yixing original, piensa en las pocas expectativas que tenía de sí mismo y en la gran tarea que al parecer el Limbo tiene en sus bolsillos. Parece que de algún modo, le ha ofrecido un mundo en el que puede ser todo lo que creyó en vida que nunca sería.

Suena ideal el Cielo como un para siempre, suena un lugar donde no va a tener que escribir tésis doctorales ni llenar las expectativas de padres viejos, donde si hace algo será porque quiera, un lugar donde la sabiduría del mundo no se le va a ir de las manos. Bingbing (o quien fuese) le había dicho que esperaba que no se fuera al Infierno y su moral, el atisbo de ella que queda, le dice que puede hacer eso, puede reestablecer el balance, darle un sentido de vida al hombre que sigue en la Tierra, no caer en la tentación de volver, de cambiar su pacífico para siempre por las letras pequeñas de un contrato estafador.

Cuando la Princesa de las Puertas alza las manos negras, Yifan pregunta qué significa eso y el hombre le responde con una leve sonrisa en los labios y música en la voz: “Sé que has decidido, toma tu camino”.

Todos están al pendiente de lo que hace y él mismo no comprende qué fuerza lo mueve hacia la izquierda, hacia una de las trampillas. Se da un momento para mirar a la gente que estuvo en su juicio. Ya quedan pocos, al dar el paso la mayoría desaparecieron. Una vez que la Princesa da el veredicto, no hay vuelta atrás.

Yixing pregunta con su propia voz, con la misma confusión familiar pintada en las cejas y los labios, ¿por qué?

Yifan se imagina que la vida en el Cielo debe ser hermosa si la mitad del alma del hombre que ama vino de allí y de ese etéreo hombrecito flaco que tanto se parece como difiere de su amante, por eso es más difícil despedirse de ella, es más difícil sonreírle a Lay, pedir disculpas y desearle al Cielo buena suerte.

-No volverás nunca más aquí, no morirás nunca más, vivirás para siempre -dice Yixing en sus propios labios, en los de Yifan y se siente casi como un beso, como un suspiro ajeno en los pulmones, como el aliento perfumado y cálido de una taza de té, dando la más cruda de las sentencias: Has escogido vivir para siempre.

-Ha tomado una decisión, -dice definitivamente el hombre frente a él y cuando sus manos caen, las trampillas a ambos lados se abren.
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Cae tan rápido y lo envuelve una blancura tan cegadora que se siente una vez más dentro del rayo, siente el calor, la solidez y la vida volverle al cuerpo y una vez más, en un parpadeo, está de vuelta en Changsha, a sus treintaiún años, en la vieja estación de tren.

No llueve.

Capítulo 5. La Vida.

La llave sobre el marco de la puerta sigue ahí. Dentro, la sala se ve quieta pero está llena de tazas sucias de todos tamaños y colores. Los cojines están tapizados de hojas, algunas en blanco, otras varias garabateadas. Huele a que hace mucho que no se abre la ventana y con miedo, es él mismo el que la abre. Está junto a la televisión y está seguro que en ese exacto lugar dejó él el mando antes de salir ese viernes a trabajar.

En el marco hay polvo viejo de meses y al abrir la ventana, el aire frío entra y mueve alguna de las hojas. Hay corriente y Yifan puede sentirla como nunca en el Limbo.

En la cocina todo está limpio pero desorganizado, hay comida por todas partes, hay tanta comida que Yixing no es capaz de comer que de inmediato intuye que alguien ha estado llevándole platillos preparados cada tanto. Hay carne que parece que ha intentado comer sin mucho éxito. Hay botellas vacías de agua más que partículas de polvo y una caja de cereal de trigo aplastada junto a la basura. El mueble en el que pusieron la primera vajilla nueva y entera que comparar está intacto, la vajilla no ha sido usada, todos los platos están ahí, blancos, pulcros y ordenados por tamaño.

Sus cajas de té siguen donde Yixing no puede alcanzarlas (era un juego, para que no le robara sus tés importados de Londres, pero siguen ahí), la tapa tiene polvo.

Poco a poco las memorias regresan como si hubiera sido él quien las había estado perdiendo de a poco, como una gotera que le colma, una a una las risas en esa cocina le suenan de nuevo en las orejas y a suspiros le vuelven, con el deslumbrante blanco de la pared resplandeciente de sol de la mañana, le ciega y le devuelve las alegrías frescas de la que parece otra vida, en otro mundo, milenios atrás. No se atreve a ir a la habitación por miedo a derrumbarse, desbordarse de esas sensaciones que ahora le parecen ajenas y nuevas, excitantes, pero no hace falta.

Le ve salir del baño, despeinado pero recién afeitado y perder la mirada en él cuando se encuentran en el pasillo, en su cuerpo, como si lo estuviese recordando y él mismo se da una mirada. Parecen sus ropas usuales, la misma camisa blanca, los mismos jeans gastados, los mismos tenis cafés, la misma pulsera, el mismo saco azul y sin embargo, se siente extraño. Es quizás el cristal de poca familiaridad en el brillo de los ojos de Yixing, el que le hace sentir que algo en él ha cambiado, y sí que lo ha hecho, pero se ve y encuentra al mismo Yifan que partió el rayo.

Es como volver a tocar una canción especialmente buena, pero desconcertante como tener el poder de tocarla una vez más en el radio. Un nudo en la garganta le corta la respiración y se promete escribir eso en las notas sobre la amnesia de Yixing, que deben seguir donde las dejó.

Está muy flaco, se le ve mucho más el esternón de lo usual y bajo la tela delgada de un suéter tejido azul, los huesos de los hombros se le dibujan protuberantes. Tiene aún los pómulos y la mirada ausente que tenía el día en que lo conoció pero se le ve menos cabello, menos salud en las mejillas y las venas de las manos, se le ve pequeño y asustado y en su voz es más notorio que en ningún lado, cuando habla con miedo, como si temiese estarlo imaginando, como si creyera que es una más de sus alucinaciones, como si temiera no haberse tomado los antipsicóticos.

-Hoy pensaba salir -murmura pero en el departamento donde no hay nadie más que ellos y una leve corriente de aire, Yifan lo escucha claro como si le hablara al oído, como si le tuviera piel con piel.

-¿Hace mucho que no sales?

No reconoce su propia voz, pero es su voz, sí. Yixing parece relajarse al oírle hablar y parece, muy quieto y muy calculado, estar considerando que podría ser real, que tal vez todo lo imaginó. Yifan puede ver en el respingo de su mano que está haciendo un esfuerzo por actuar con naturalidad, su compañero cree que no es evidente, pero nadie lo observa más que él y nadie le conoce más que él.

-Creo que hace cerca de un mes, -tose, está cansado, probablemente acabe de despertar, se ve como si fuera la primera noche de sueño que tiene en muchos días. Titubea, con toda la voluntad que le queda en el cuerpo, es claro, intenta hablar, recuperar todas sus fuerzas para hacer esto bien, con su cuerpo disfuncional y cansado pelea por darle una respuesta coherente, pelea por comprobar que no está alucinando, pelea contra sí mismo y después de una temblorina que quizás Yixing no vea, habla- Alguien me dijo que habías muerto…

-No, no mi amor, -el primer paso que da a él es horrorosamente largo pero los siguientes son los mismos pasos que hace unos meses hubiera dado, los pasos de la rutina y la comodidad que le mueven hasta él y le llevan a rodearlo con los brazos y los hombros, a acunarlo bajo su cuello y reafirmarle- A lo mejor entendiste mal.

-Puede ser, no recuerdo mucho de los últimos meses…

Hay resignación, confianza y calma en el modo en el que Yixing se derrite, se deja perder la fuerza de la espalda, que debe estarle matando, de los subalimentados músculos, en los brazos de Yifan que se siente mucho menos débil que antes, mucho más fuerte, mucho más vivo. Ha visto cosas en la muerte que tanto añoraba que no son más bellas ni menos dolorosas que la vida que vivía, ha sacrificado la muerte traidora y falsa con sus ideas de paz y de final y ha escogido lo que jamás hubiera creído; Ha escogido el para siempre junto a un cuerpo sin un lugar en la Eternidad.

-¿Recuerdas la vez que cuidamos al bebé de la vecina porque su padre murió?

Su futuro le sonríe esa misma sonrisa, la que le hace hoyuelos en las mejillas y los pómulos, con la que baja la cara de una vergüenza que Yifan nunca entendió, como nunca entendió porqué Yixing seguía a su lado a pesar de ser enormemente aburrido, terriblemente tedioso, frío, incapaz, desmotivado y triste. El hombre por el que ha decidido vivir de nuevo y para siempre, se ase con fuerza de su cadera cual si no pudiese creer que le ve de nuevo. En sus manos pequeñas de uñas largas, blancas como leche que debe hacer meses que no ven el sol, puede sentir la duda, el miedo y el alivio de tenerle cerca, de corroborar que ha sido todo una alucinación, un malentendido, un error de su cerebro.

-Recuerdo poco, -le susurra al oído y le abraza las costillas, notorias y punzantes como las recuerda, quizás más y de anhelo se le bañan los brazos, del cariño enorme de lo familiar, de la carne que sufre, del amor que no se pudo permitir abandonar, de la crudeza de la vida, de la sangre que le corre bajo las venas al pobre y flaco loco que le ama lo suficiente para que su cabeza se niegue a aceptar que ha muerto, que ha visto su cuerpo chamuscado, que ha llorado en su ataúd, que le ha visto cremar y sepultar en una cripta. El cuerpo se le inunda de la calidez que en vida no pudo ver, de la belleza de un ser en constante cambio, de la fuerza de una mente intentando con cada fibra vivir, recordar, ¿porque, qué es vivir sino recordar? -yo casi no lo cuidé, tú hiciste todo el trabajo. -Le susurra y le invita a que rememore el que es por mucho su recuerdo favorito, el fantasma de lo que ninguno de los dos tendría nunca, lo más cercano que estuvieron ambos a una vida nueva y limpia y sólo es ahora que Yifan reconoce lo que se le pudo escapar de las manos, sólo es en medio de esos brazos pálidos y fríos, azotados por la aislamiento y el olvido, que ve lo que pudo haber vivido y muerto sin conocer:

La pasión de una vida que lucha por ser vivida, la pasión con la que Yixing llenó cada uno de sus días, la energía de un alma que se deshace por dar vida a otra, el sacrificio de su ser al propio y se cree capaz de ver los retazos de Yixing en su cuerpo, en su propia alma, brillantes como el oro, sólidos como nada que hubiera visto jamás. Se siente tejido por una fuerza más grande que la que es capaz de concebir.

-Creo que lo vi en el parque, -susurra y su voz está llena de luz, de fragancias bellas y de dolor enmascarado por el sociego,- creo que todos los días sale en triciclo, pero no estoy seguro, ¿me dirías si es él?

Yifan le besa la nariz, le besa los ojos, le besa los labios y se baña de familiaridad tibia y acogedora, sumerge en la miel de la tranquilidad ese beso, ese abrazo y los prolonga para siempre.

-Vamos a buscarlo, todavía es temprano.___

Numen («presencia», plural numina) es un término latino que se refiere a una deidad o divinidad, en el sentido de fuerza, poder y voluntad. La palabra numen también se usa para referirse al ingenio poético, mirándole como una deidad que inspira al poeta sus composiciones (del mismo modo que la musa).

Bordas, Luis. Diccionario manual de la mitología (Barcelona: 1855), p. 132.

FIN.

pairing: krislay, rating: pg-13, *fic, fandom: exo

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