Esta foto me enloquece.
La amo. Me sé no numantina, sino Numancia misma.
Tengo a Derek de álter ego hace unos 7 u 8 años, sí, pero desde noviembre de 2016 que vi esta obra montada en el Julio Castillo con la Compañía Nacional de Teatro, me enloquece la existencia de esta ciudad escrita por Cervantes Saavedra.
¿Por qué? Por invencible, indomable, libre. No hablo de cada numantino (gentilicio de Numancia, poes) sino de la ciudad completa que prefiere sacrificarse y morir a manos de sus mismos compatriotas que entregarse a Escipión y su ejército.
Escipión no logra obtener prisioneros que cumplan la función de exhibir un triunfo en Roma, ni lleva a cabo su plan de vencer al enemigo, ni a la ciudad, puesto que no hay enemigo que vencer. Su estrategia de rendir Numancia sin derramar sangre es absolutamente frustrada... Y qué canija maravilla.
Soy Numancia.