Capitulo 1
No tan normal
Despertares sofocados y sabanas pegadas a la piel, tiene apenas 15 años y se siente el portador de una maldición. Las pesadillas son tan comunes para él como los sueños para el resto de las personas. Unas veces está en medio del bosque, rodeado de sangre y muerte, jadeante, soportando el peso de una espada en su mano, otras entre escombros, gritando a su padre, tirado en el suelo sin poder moverse, suplicando por una ayuda que parece nunca llegar. Ken Koishiwaka tiene apenas 15 años y tiene mucho que ocultar.
- Buenos días - la puerta se abre de golpe, sobresaltándolo, no se ha recuperado aun y por lo que ve no ha logrado escuchar el despertador esa mañana - primer día - canturrea su madre, atravesando la habitación para abrir las cortinas de la ventana - ya es tarde y Miharu está abajo tomando el desayuno.
Las palabras le entran en un segundo plano, aun no se recupera de la pesadilla de esa mañana, su madre no dice nada, nota que lo ha volteado a ver y luego se retira. Ella lo sabe, pero no lo menciona, ya no, espera que así su hijo no se sienta peor, considerándolo como algo normal espera que no le afecten en su vida diaria.
- Te ves fatal - en cambio su prima se lo recalca, por que a Miharu no le gusta en lo mas mínimo que ocurran, no es normal y no deberían ocurrir a su parecer.
- Gracias - responde sarcástico y sin mucho ánimo, Miharu arruga la nariz y prosigue con su desayuno, insistiendo en su mente que no es correcto fingir que nada sucede, su enojo aumenta cada vez que tiene que participar en la actuación, como esa mañana.
Ken lo sabe todo, la actuación de madre, el descontento de su prima, el silencio de ambas. Lo sabe, pero no dice nada, solo agradece que sea el único secreto que comparten.
Capitulo 2
Lo que no se debe ver
El camino que han tomado ese día es nuevo, es el primer día en el instituto y Miharu no para de decir lo maravilloso que será compartir clases, será la primera vez que estarán en la misma escuela y eso la emociona. Ella solo quiere estar con él y no deja de decir y entretejer planes para todo el año. No le importa el poco entusiasmo que Ken le ofrece, sigue y sigue hablando, menciona almuerzos, festivales escolares y actividades compartidas. No habla de amigos, es lo que menos le importa, solo son los dos.
- Nada de novia ¿si? - eso arruinaría sus planes y a ella no le gusta planear cosas que no ocurrirán.
- Nada de novio, entonces - le responde haciéndola callar, al parecer entre sus planes eso si estaba contemplado. Pero se recupera a los cinco minutos y sugiere la oportunidad de permitirle un noviazgo.
La mente de Ken suele estar llena de preocupaciones. Recordar si ha dejado la estufa apagada, dejar a su hermana en el preescolar, cuidar que su prima no robe el almuerzo, repartir los deberes de la casa con la misma. Sin embargo ninguna de estas es la que ocupa su mente en este momento, ni el instituto, ni seguir la platica de Miharu. Ella no se fija en que voltea a cualquier callejón por el que cruzan para demostrarse que sus presentimientos son erróneos, que nadie los persigue. Otras veces ha tenido esa sensación, nunca de esa forma tan intensa como en esos últimos días.
Cierra sus ojos, confía que la voz de su acompañante le guiará sin tropezar, tal vez si se concentra dejaría de percibirlo, en ocasiones sucede y cuando lo hace el alivio es pronto opacado por el miedo a si mismo que le atormenta con mayor fuerza. Por que ninguna persona siente presencias extrañas, nadie más que él necesita con frecuencia detenerse en un pasillo vacio para asegurarse de estar solo. Aunque después de una vida sintiendo aquello, más que atormentarlo le sacaba de quicio.
- Ya llegamos, Ken - Miharu lo jala y entonces puede olvidarse por un tiempo del asunto.
Las clases pasan sin mucha ceremonia, no conoce a nadie y no tiene muchas ganas de hacerlo, siente esa misma presencia siguiéndole por el instituto, suceso que nunca antes había ocurrido, por lo general al entrar a una habitación todo desaparecía. Ese día no y ello lo tiene nervioso.
- Sigue clase de gimnasia, hay que ir los vestidores - le indica su prima con leve preocupación, lo ha notado distraído entre clases.
- Creo que no asistiré.
- ¿Te sientes mal?
- Iré a la enfermería, será un resfriado - miente, prefiere que se quede con esa idea en la cabeza y poder marcharse temprano a casa.
- Entonces te veo mas tarde.
Caminar solo de regreso a casa en horas de escuela no es una práctica muy común, aunque lo común es evitar todo tipo contacto con el sector médico. Médicos, no gracias, suficiente ha tenido con soportar una infancia rodeada de paredes blancas y memorizando medicamentos, tiene un par de años libre de eso y quiere que seguir así.
Para en una esquina, tiene que contestar su móvil, sospecha que a Miharu se la ha ocurrido llamar a su madre (que es aún peor, por que trabaja en un hospital). Distraído no se ha fijado en que una persona se está acercando a él y que no deja de mirarlo.
Ken en un momento está viendo la pantalla de su móvil, al siguiente ya no ve nada. Y no hay testigos para informar del secuestro.
Continuará...