FF: Pársel. Godric/Salazar (1/1)
Título:Pársel
Fandom: Harry Potter
Pairing: Godric/Salazar
One-shot
Advertencias: Slash, Nc-13
Notas: FELIZ CUMPLE, joanne_distteCreeme que trate de hacer algo mejor, CREEME. Luego te pasaré mi millón de borradores de un Sirius/Bellatrix condenado al fracaso y mi otro billón de versiones diferentes de un sirius/james y otra decena de borradores de un teresa/clare. Pero bueno, me dejo de lamentar, sé que esta parejita te hace ilusión. Algún día de estos te escribiré algo mejor. De todos modos, sigo teniendote una sorpresita reservada *se rie perversamente*
La serpiente
Godric entró a la posada. El olor a madera mojada inundó su nariz y sus ojos se entrecerraron al percibir la presencia de alguien más en la habitación. Sin quererlo, contuvo el aliento cuando sintió a la serpiente enroscarse en sus piernas. Luego, sonrió de medio lado.
-¿Slytherin?
Las antorchas se encendieron y la figura de Salazar apareció en medio de la sala, mirando a Godric y a la serpiente alternativamente.
-Tú y tus serpientes- murmuró Godric con cansancio. Le conocía de tiempo atrás, pero ahora que viajaban juntos, la excentricidad de aquel hombre le maravillaba pero también le ponía los pelos de punta. Salazar podía hablar con las serpientes y solía hacerlo por las noches, cuando sus silbidos sonaban aun más espeluznantes, o siempre en presencia de Godric. Como resultado, Godric le tenía cierta manía a la serpiente; parecía como si ella y Salazar se burlaran de él a escondidas.
Además de poder hablar pársel, y practicar legeremancia sin esfuerzo, Salazar frecuentaba también a extraños comerciantes de dudosa reputación. La mayoría de las veces, Godric debía quedarse con la intriga acerca de lo que su compañero compraba. Sin embargo, ayer mismo le había visto pagar varias decenas de monedas a un hombre de vestiduras negras y de rostro repleto por gruesas y profundas cicatrices. Después, Salazar volvió a la posada con un misterioso baúl del que no mencionó ni una sola palabra.
Ahora, a la luz de las antorchas, vio que el baúl se encontraba abierto. Diez enormes huevos reposaban dentro de él.
-Los compré ayer.-explicó Salazar.
-¿Son lo que creo que son? ¿Piensas criar un basilisco? O, debería decir ¿una decena de ellos?
-Existe la posibilidad de que todos mueran, pero sí, el plan es criar uno.
-Lo encuentro un plan demasiado ambicioso, incluso para alguien como tú-observó Godric.
-Entonces no me conoces tan bien como imaginaba.- siseó Slytherin. Sonrió y luego se tiró sobre uno de los divanes. Dio un largo trago a su copa mientras con satisfacción miró a la serpiente enroscarse a su lado. -Estoy harto de este miserable pueblo.-masculló con desprecio cambiando por completo de tema.
-Creía que para ti este pueblo, enteramente mágico, era un sitio ideal; pero ya veo que no.-Godric le imitó y se tiró, todo lo largo que era, sobre el otro diván.
-Lo creía-aseguró- Pero mira ahora, esta misma mañana el dueño de la posada, el mismo que se dijo muy honrado de tener a dos magos de tan prestigiado nombre por aquí, ha soltado un discurso defendiendo a los magos de sangre impura. Me ha amargado el día.
Godric dio una mordida a su manzana y estudió con sus ojos azules, el rostro de Salazar.
-Yo también suelo soltarte esa clase de discursos -aseguró.- ¿Acaso te amargo todos los días?-inquirió Godric encarnando una ceja. Los ojos de Salazar, verdes, justo como la serpiente, se clavaron en él. La serpiente también le miró.
-Pero a ti ya me acostumbré- dijo quitándole importancia al asunto.-Vámonos de aquí. Pronto. Me aburre este lugar.
Godric le ignoró y comentó:
-Hoy ha llegado un nuevo inquilino. Llevaba un baúl repleto de libros que podrían interesarnos. Creo que deberíamos frecuentarle.
-¿Lo conocemos?
-No
-Mmm...-Salazar se mojó los labios con la punta de la lengua.-Conozco esa mirada... ¿no será acaso que es un sangre impura? Si es así, sabes que por mi bien podría quedarse sus aburridos libros.-La serpiente enseñó los colmillos amenazadoramente, como si secundara la opinión de su dueño.-¿Ves? Es por gente como esa, que debemos irnos pronto de aquí.
-Nunca terminaré de comprender que es lo que tienes en contra suya, Salazar.-expresó Godric.
Slytherin se puso en pie.
-No tienen derecho a usar magia. Y los muggles... ¡esos idiotas! Ni que hablar de su caza. Casi nunca atrapan a quien se supone deberían atrapar, porque evidentemente, hasta para eso son torpes. Sin embargo, alguien debería recordarte más a menudo que esos muggles de los que tanto te compadeces, encontraron a tu padre, y que demasiado anciano para defenderse, tuvo que soportar el martirio de ser quemado en la hoguera. Tu padre, un hechicero de su categoría, tan respetado en sus tiempos; carbonizado por simples muggles ignorantes. Me parece que aun puedo distinguir el olor a carne quemada en el ambiente. Si te quedas de verdad callado, Godric, tal vez puedas oír sus gritos clamando por tu auxilio.
Se puso de pie de un salto, desenvainando la espada de rubíes y el filo frío de la espada, quedó apretado contra el cuello de Salazar, que de inmediato, retrocedió. Salazar debía saber del carácter impulsivo de su compañero, y también de su maniática lealtad. No haber llegado a tiempo para rescatar a su padre, era algo que aun pesaba en su conciencia.
Godric avanzó otro paso más, con el rostro embravecido de furia, casi tan rojo como su cabello.
-No vuelvas a mencionar eso nunca más, ¿entendido? - le advirtió.
-De acuerdo-dijo Salazar.-ahora baja esa espada.
Godric le obedeció con lentitud. Su mirada azul, rabiosa, se clavó en el suelo. Salazar avanzó con sigilo hacia él, pero Godric se apartó con brusquedad y luego le dio la espalda. Después de un tiempo prudente, Salazar lo volvió a intentar y pasó un brazo por la espalda de Gryffindor. Lentamente, sin prisas, como lo haría una serpiente.
-Así es como son las cosas. Yo te soporto, tú me soportas.-susurró contra su oído, soltando veneno cuando con la lengua recorrió la línea de su barbilla.-No tienes que ponerte así.-Deslizó una mano hasta la suya. Salazar le hablaba, le susurraba, murmuraba dentro de su cabeza; Godric nunca había sido bueno en Oclumancia. Al final dejó caer la espada al suelo y ni el estruendo metálico le distrajo.
A veces se preguntaba porque viajaba con él. Salazar apareció luego de la muerte de su padre, con sus extrañas costumbres, su pesado equipaje y sus ideas polémicas, proveniente de los pantanos. Se lo preguntaba también la primera vez que le besó, cuando apenas comenzaban a tratarse. Simplemente pasó, aunque Godric sabía que Salazar lo tenía todo planeado (como lo tiene siempre todo); su piel fría contra la suya y la serpiente mirando.
Ahora, cuando Godric se giró para hacerle callar, la serpiente también miraba. Quiso callar las voces en su mente besándole, pero el murmullo sólo se hizo más ensordecedor. Uno, dos, tres besos y sobre el diván en posturas incómodas. Entierra las manos en su cabello negro y hunde la cabeza en su pecho.
-Yo te soporto y tu me soportas, ¿entonces es así que funcionan las cosas?
-Así funcionan-aseguró Salazar en su oído, ¿o fue en su cabeza?
Pero Godric debió de haber sabido cuando aquello ya era demasiado, (y gemían y jadeaban, y se frotaban él uno contra el otro y todo parecía estar a punto de estallar), que así no funcionarían después las cosas.
Uno de los huevos sobrevivió y el monstruo que salió de él, Salazar se encargó de cuidarlo. Lo resguardó dentro del colegio que luego fundarían con Hufflepuff y Ravenclaw, y esperó que algún día pudiera servirle de algo.
Cuando soportarse pareció imposible, Salazar hizo su equipaje y volvió a los pantanos, firme defensor de sus ideales. Dejó al monstruo dentro de la cámara, esperando por el momento oportuno.
Pero en aquel instante, el momento oportuno para Godric era besando, mordiendo, arañando la piel siempre fría de Salazar, con la misma serpiente mirando siempre a la luz de las antorchas.
Fandom: Harry Potter
Pairing: Godric/Salazar
One-shot
Advertencias: Slash, Nc-13
Notas: FELIZ CUMPLE, joanne_distteCreeme que trate de hacer algo mejor, CREEME. Luego te pasaré mi millón de borradores de un Sirius/Bellatrix condenado al fracaso y mi otro billón de versiones diferentes de un sirius/james y otra decena de borradores de un teresa/clare. Pero bueno, me dejo de lamentar, sé que esta parejita te hace ilusión. Algún día de estos te escribiré algo mejor. De todos modos, sigo teniendote una sorpresita reservada *se rie perversamente*
La serpiente
Godric entró a la posada. El olor a madera mojada inundó su nariz y sus ojos se entrecerraron al percibir la presencia de alguien más en la habitación. Sin quererlo, contuvo el aliento cuando sintió a la serpiente enroscarse en sus piernas. Luego, sonrió de medio lado.
-¿Slytherin?
Las antorchas se encendieron y la figura de Salazar apareció en medio de la sala, mirando a Godric y a la serpiente alternativamente.
-Tú y tus serpientes- murmuró Godric con cansancio. Le conocía de tiempo atrás, pero ahora que viajaban juntos, la excentricidad de aquel hombre le maravillaba pero también le ponía los pelos de punta. Salazar podía hablar con las serpientes y solía hacerlo por las noches, cuando sus silbidos sonaban aun más espeluznantes, o siempre en presencia de Godric. Como resultado, Godric le tenía cierta manía a la serpiente; parecía como si ella y Salazar se burlaran de él a escondidas.
Además de poder hablar pársel, y practicar legeremancia sin esfuerzo, Salazar frecuentaba también a extraños comerciantes de dudosa reputación. La mayoría de las veces, Godric debía quedarse con la intriga acerca de lo que su compañero compraba. Sin embargo, ayer mismo le había visto pagar varias decenas de monedas a un hombre de vestiduras negras y de rostro repleto por gruesas y profundas cicatrices. Después, Salazar volvió a la posada con un misterioso baúl del que no mencionó ni una sola palabra.
Ahora, a la luz de las antorchas, vio que el baúl se encontraba abierto. Diez enormes huevos reposaban dentro de él.
-Los compré ayer.-explicó Salazar.
-¿Son lo que creo que son? ¿Piensas criar un basilisco? O, debería decir ¿una decena de ellos?
-Existe la posibilidad de que todos mueran, pero sí, el plan es criar uno.
-Lo encuentro un plan demasiado ambicioso, incluso para alguien como tú-observó Godric.
-Entonces no me conoces tan bien como imaginaba.- siseó Slytherin. Sonrió y luego se tiró sobre uno de los divanes. Dio un largo trago a su copa mientras con satisfacción miró a la serpiente enroscarse a su lado. -Estoy harto de este miserable pueblo.-masculló con desprecio cambiando por completo de tema.
-Creía que para ti este pueblo, enteramente mágico, era un sitio ideal; pero ya veo que no.-Godric le imitó y se tiró, todo lo largo que era, sobre el otro diván.
-Lo creía-aseguró- Pero mira ahora, esta misma mañana el dueño de la posada, el mismo que se dijo muy honrado de tener a dos magos de tan prestigiado nombre por aquí, ha soltado un discurso defendiendo a los magos de sangre impura. Me ha amargado el día.
Godric dio una mordida a su manzana y estudió con sus ojos azules, el rostro de Salazar.
-Yo también suelo soltarte esa clase de discursos -aseguró.- ¿Acaso te amargo todos los días?-inquirió Godric encarnando una ceja. Los ojos de Salazar, verdes, justo como la serpiente, se clavaron en él. La serpiente también le miró.
-Pero a ti ya me acostumbré- dijo quitándole importancia al asunto.-Vámonos de aquí. Pronto. Me aburre este lugar.
Godric le ignoró y comentó:
-Hoy ha llegado un nuevo inquilino. Llevaba un baúl repleto de libros que podrían interesarnos. Creo que deberíamos frecuentarle.
-¿Lo conocemos?
-No
-Mmm...-Salazar se mojó los labios con la punta de la lengua.-Conozco esa mirada... ¿no será acaso que es un sangre impura? Si es así, sabes que por mi bien podría quedarse sus aburridos libros.-La serpiente enseñó los colmillos amenazadoramente, como si secundara la opinión de su dueño.-¿Ves? Es por gente como esa, que debemos irnos pronto de aquí.
-Nunca terminaré de comprender que es lo que tienes en contra suya, Salazar.-expresó Godric.
Slytherin se puso en pie.
-No tienen derecho a usar magia. Y los muggles... ¡esos idiotas! Ni que hablar de su caza. Casi nunca atrapan a quien se supone deberían atrapar, porque evidentemente, hasta para eso son torpes. Sin embargo, alguien debería recordarte más a menudo que esos muggles de los que tanto te compadeces, encontraron a tu padre, y que demasiado anciano para defenderse, tuvo que soportar el martirio de ser quemado en la hoguera. Tu padre, un hechicero de su categoría, tan respetado en sus tiempos; carbonizado por simples muggles ignorantes. Me parece que aun puedo distinguir el olor a carne quemada en el ambiente. Si te quedas de verdad callado, Godric, tal vez puedas oír sus gritos clamando por tu auxilio.
Se puso de pie de un salto, desenvainando la espada de rubíes y el filo frío de la espada, quedó apretado contra el cuello de Salazar, que de inmediato, retrocedió. Salazar debía saber del carácter impulsivo de su compañero, y también de su maniática lealtad. No haber llegado a tiempo para rescatar a su padre, era algo que aun pesaba en su conciencia.
Godric avanzó otro paso más, con el rostro embravecido de furia, casi tan rojo como su cabello.
-No vuelvas a mencionar eso nunca más, ¿entendido? - le advirtió.
-De acuerdo-dijo Salazar.-ahora baja esa espada.
Godric le obedeció con lentitud. Su mirada azul, rabiosa, se clavó en el suelo. Salazar avanzó con sigilo hacia él, pero Godric se apartó con brusquedad y luego le dio la espalda. Después de un tiempo prudente, Salazar lo volvió a intentar y pasó un brazo por la espalda de Gryffindor. Lentamente, sin prisas, como lo haría una serpiente.
-Así es como son las cosas. Yo te soporto, tú me soportas.-susurró contra su oído, soltando veneno cuando con la lengua recorrió la línea de su barbilla.-No tienes que ponerte así.-Deslizó una mano hasta la suya. Salazar le hablaba, le susurraba, murmuraba dentro de su cabeza; Godric nunca había sido bueno en Oclumancia. Al final dejó caer la espada al suelo y ni el estruendo metálico le distrajo.
A veces se preguntaba porque viajaba con él. Salazar apareció luego de la muerte de su padre, con sus extrañas costumbres, su pesado equipaje y sus ideas polémicas, proveniente de los pantanos. Se lo preguntaba también la primera vez que le besó, cuando apenas comenzaban a tratarse. Simplemente pasó, aunque Godric sabía que Salazar lo tenía todo planeado (como lo tiene siempre todo); su piel fría contra la suya y la serpiente mirando.
Ahora, cuando Godric se giró para hacerle callar, la serpiente también miraba. Quiso callar las voces en su mente besándole, pero el murmullo sólo se hizo más ensordecedor. Uno, dos, tres besos y sobre el diván en posturas incómodas. Entierra las manos en su cabello negro y hunde la cabeza en su pecho.
-Yo te soporto y tu me soportas, ¿entonces es así que funcionan las cosas?
-Así funcionan-aseguró Salazar en su oído, ¿o fue en su cabeza?
Pero Godric debió de haber sabido cuando aquello ya era demasiado, (y gemían y jadeaban, y se frotaban él uno contra el otro y todo parecía estar a punto de estallar), que así no funcionarían después las cosas.
Uno de los huevos sobrevivió y el monstruo que salió de él, Salazar se encargó de cuidarlo. Lo resguardó dentro del colegio que luego fundarían con Hufflepuff y Ravenclaw, y esperó que algún día pudiera servirle de algo.
Cuando soportarse pareció imposible, Salazar hizo su equipaje y volvió a los pantanos, firme defensor de sus ideales. Dejó al monstruo dentro de la cámara, esperando por el momento oportuno.
Pero en aquel instante, el momento oportuno para Godric era besando, mordiendo, arañando la piel siempre fría de Salazar, con la misma serpiente mirando siempre a la luz de las antorchas.