Título: Mariposa
Autor: lexa_dartle_moo
Fandom: Loveless
Pairing: Soubi/Seimei One-shot
Spoilers: Yo no lo llamaría spoiler, porque es la clase de spoiler que no entiendes si no has leido antes el canon y tal, pero por si las dudas; spoilers hasta el tomo 8
Advertencias: Slash. Un poco sádico diría yo
Notas: Participa a favor de la secta de las cebollitas asesinas en el lmf torneo. Dedicado a
samej_eh!! Espero no haberla cagado demasiado, pero ya ves. *____*
Seime hundió el cuchillo justo debajo de la clavícula. La sangre manó de la herida y Soubi se estremeció y bajó la mirada. El frío del metal debajo de su barbilla le obligó a levantar de nuevo el rostro. Sus ojos y los de Seimei se encontraron por un instante, luego, Seimei volvió a hundir el cuchillo.
-¿Duele?
Soubi negó con la cabeza, el cabello se le manchó de rojo y gotas de sudor aparecieron en su frente. Seimei observaba fascinado la sangre, a Soubi y a la herida de nuevo abierta.
Tal vez era un poco innecesario. Había escrito el nombre apenas hace unos días atrás justo ahí, debajo del cuello, grande y hermoso. Doloroso. Un trabajo espléndido. Seimei había disfrutado de hacerlo tortuosamente lento mientras Soubi se debilitaba cada vez más. Lo obligó a quedarse de pie por un largo rato y sólo para cuando hubo terminado con el nombre, lo dejó sentarse. Entonces comenzó con las espinas. Soubi nunca se quejó.
Ahora sólo lo remarcaba. No podía permitir que se borrase. Respiraba sobre la boca de Soubi cuando repetía sin cesar:
-No es odio, no es amor. Es mucho más grande; es control, Soubi. Tengo control sobre ti.
Deslizó de nuevo el cuchillo hasta el sitio donde comenzaban las espinas. Los labios de Soubi buscaron aliento en la boca de Seimei en vano, pues él sólo se apartó y con las yemas de los dedos recorrió con calma el camino rojo que la sangre dejaba sobre el pecho de Soubi. Se llevó los dedos a los labios y paladeó el sabor metálico de la sangre.
De nuevo se acercó. Se pegó contra él y no le importó si manchaba su ropa de sangre también. Ritsuka le haría preguntas, siempre las hacía, pero, claro está, Seimei siempre tenía todas las respuestas, y Ritsuka siempre le creía.
Se divirtió jugando con Soubi que buscaba con desesperación sus labios.
-Ritsu hizo bien en elegirte para mí-aseguró Seimei susurrando junto a su oído. Le apartó un mechón de cabello y luego añadió- Eres como una mariposa.
De pronto, Soubi se inclinó, y fue rápido a la hora de capturar los labios de Seimei. Aún tenían el sabor de su propia sangre. Seimei se apartó con brusquedad y apretó el cuchillo contra la yugular de Soubi.
-No-dijo.-Control. Control. Tú me obedeces, Soubi. Soy tu amo. Eres mi luchador, debes seguir mis órdenes. Supongo que habrá que recordártelo de nuevo.
Seimei hundió el cuchillo justo por encima de la clavicula, casi en el cuello. Soubi cerró los ojos y Seimei pudo notar como sus fuerzas se debilitaban y permanecer de pie le costaba cada vez más trabajo.
-¿Te duele?
Soubi negó de nuevo, Seimei hizo el corte más profundo.
-¿Y ahora?
La respiración de Soubi se volvía cada vez más agitada, pero él permaneció en silencio.
-Di que te duele, es una orden.-exclamó Seimei con el cejo fruncido. Levantó el cuchillo, que chorreaba sangre, hasta el rostro de Soubi y acarició con la punta las mejillas de su luchador.
-Duele.-musitó Soubi, ojos cerrados y labios apretados por el dolor.
Seimei sonrió con satisfacción y se llevó con cuidado el cuchillo a los labios, donde limpió la sangre. Soubi temblaba.
-Soubi- susurró Seimei casi con afecto. Le pasó un brazo por detrás, rozando apenas la piel de su espalda y lo obligó a pegarse de nuevo contra él. Lo abrazó y enterró el rostro en su hombro, luego, se sentó en el suelo.- Ven Soubi, acuéstate.
Soubi obedeció y se acostó en el frío suelo junto a Seimei que le miraba sentado.
Seimei sonreía, y Soubi nunca olvidó esa sonrisa, cuando dijo casi en un suspiro:
-Te has portado bien, te lo mereces.-y luego le besó con suavidad en los labios no por demasiado tiempo ni tampoco demasiado breve. Sólo perfecto. Seimei se levantó y abandonó la habitación, dejando a Soubi débil y herido.
Como una mariposa.