garganta herida

Nov 09, 2016 22:09


Bueno pues, yo tenía cosas mucho mejores que hacer (como estudiar, estudiar y estudiar), cuando Miss Faringitis llegó y dijo Ey, ¿sabes qué es divertido?. Y entonces me vi arrastrada al mundo de las gargantas destrozadas y el dolor de cabeza perenne. Pero ese mundo parece ser que no afectó mucho a mi imaginación, y esta tarde ha sido muy productiva en el sentido de que he escrito un montón. 1500 palabras, cool!

Tabla: Alcohol , de fandom_insano.
Tema: 12 - Iceberg .
Claim: Kyōya/Tamaki
Número de palabras: 938
Advertencias: No se avisan.
Notas:
  1. Las variaciones de Goldberg son una obra para piano de Bach
  2. El café Helena Coffe es el tercer café más caro del mundo. Se realiza en una pequeñísima isla africana, y tienen un olor “cítrico y floral, con un ligero toque a caramelo”. O eso dice el sabio y todopoderoso Internet, al menos.


retazos ii
// UNA FARINGITIS NUNCA SIRVIÓ PARA ESTUDIAR //

i. this is what dreams are made of.

Las variaciones de Goldberg suenan de fondo, el olor ligeramente cítrico y floral del café Helena Coffee aromatiza el ambiente y la chimenea central caldea la estancia. El sofá de cuero es terso pero mullido, y su pijama de seda china se siente como una caricia.
Kyōya se acomoda aún más entre los cojines mientras lee uno de sus libros favoritos.

Éstos son, los pequeños placeres, los que hacen que los días no sean estresantes.

Ha devorado ya los dos primeros cuadernos del libro cuando unos golpes en la puerta le distraen.

-Adelante -contesta, y una asistenta entra por la puerta.

-Tamaki Suō está a punto de llegar a la entrada, señor.

Kyōya asiente mientras deja el libro en la mesa. Ojea rápidamente el reloj de pared antes de salir. Es cerca de media noche; sea lo que sea, duda que las noticias sean buenas.

Pasa por los pasillos y escaleras que conducen a la entrada pensando en todas las posibilidades por las que Tamaki podría presentarse en su casa tan tarde, sin avisar. No son muchas las situaciones que se le ocurren; mucho menos, las que pueden tener un final feliz.

La limusina de Tamaki para en la entrada, pero ninguna puerta se abre. En zapatillas, Kyōya baja hacia la carretera. De un movimiento brusco, abre la puerta trasera.

En el interior oscuro de la limusina, Tamaki solloza desconsoladamente. Kyōya suspira. Entra en la limusina y agarra a Tamaki, atrayéndolo hacia sí.

-Ya estoy aquí -susurra en su oído. Pasa sus brazos alrededor de su mejor amigo y empieza a realizar con sus dedos círculos en su espalda-. Ya me encargo yo.

Nota cómo Tamaki asiente levemente con la cabeza. Kyōya espera a que Tamaki se haya calmado un poco antes de hacer la pregunta.

-¿Qué ha pasado?

El teléfono suena varias antes de que Kaoru lo coja. Aún está medio dormido cuando contesta.

-¿Kyōya-senpai? -pregunta entre bostezos -. ¿Qué te pasa?

-Kaoru -responde, y la seriedad de su tono despierta a Kaoru -. Necesito que vayas preparando vuestro jet privado para un vuelo internacional. Es urgente. Te lo explicaré luego.

Kaoru asiente. Cuando se da cuenta de que Kyōya no puede verlo a través del teléfono, confirma verbalmente. Está poniéndose una bata para ir a avisar a sus padres cuando la voz de Kyōya vuelve a sonar por el teléfono.

-Y... Kaoru. También necesitaré ropa y zapatos.

Tamaki duerme, ajeno al mundo, gracias a los somníferos que Kyōya le ha dado. Kaoru le arropa con una manta antes de sentarse junto a Kyōya.

-Haruhi y Hikaru vendrán mañana -empieza, y si fuera cualquier otro día Kyōya se fijaría en la amargura con la que dice los nombres, pero hoy no es cualquier otro día -. Honey está buscando por Italia; nos avisará si encuentra algo.

Kyōya asiente.

-Renge y Mori han dicho más de lo mismo. -Kyōya suspira-. Sólo nos queda seguir buscando.

Mori les llama unas pocas horas después para darles la dirección que han conseguido; una residencia para cuidados paliativos a las afueras de Lyon. Cambian la trayectoria del avión, y llegan al aeropuerto lionés de madrugada. El aire gélido de las cinco de la mañana les agrieta los labios, pero también les quita el sueño del avión. Tamaki, que ya no puede llorar más, se apoya en Kyōya para bajar las escaleras.

Un coche -cortesía de los Haninozuka- les espera en la entrada de la pista.

Kaoru no va con ellos.

-Me encargaré de buscar el hotel. -Da un fuerte abrazo a Tamaki antes de despedirse -. Suerte, mi señor.

Tamaki sonríe cansadamente y le da un pequeño beso en la mejilla.

-Gracias por todo.

No habla en todo el camino a la residencia; Kyōya no puede culparlo por ello. Pasa todo el viaje perdido en sí mismo, observando por la ventana. Si no fuera por la inusitada desesperación con la que le agarra la mano, Kyōya pensaría que está tranquilo.

Llegan a la residencia mientras está amaneciendo. Aún no son horas de visita, pero tienen que presentar tal cara de desesperación que el celador les deja pasar.

El recepcionista no tiene el ordenador encendido, pero asiente cuando Tamaki nombra el apellido de su madre. Les dice el número de la habitación de memoria. Tamaki se queda congelado, incapaz de reaccionar.

-Ve -le ordena Kyōya, dándole un pequeño empujón.

Tamaki asiente antes de emprender la carrera hacia las escaleras. Kyōya se queda esperando en recepción.

-Familiar cercano, ¿verdad? -pregunta el recepcionista mientras enciende el ordenador. Kyōya asiente -. Es tan duro para chicos tan jóvenes…Oh -inspira ante algo que ve en la pantalla -No puede ser…

Kyōya sabe lo que va a decir incluso antes que lo diga. Está totalmente implícito en su tono. La cara del recepcionista palidece rápidamente en el pequeño lapso de tiempo en el que lee la información. Mira a Kyōya con el comienzo de lágrimas en la comisura de sus ojos.

-Lo siento tanto…

No necesita más confirmación; sale corriendo en busca de su amigo.

Lo encuentra sentado en el suelo del tercer piso. Una doctora está a su lado, intentándolo hacer reaccionar sin resultado alguno. Kyōya se acerca, sin saber bien qué hacer. Cuando la doctora se percata de su presencia, empieza a hablarle en un rápido francés.

Kyōya no se molesta un ápice en intentar traducir la retahíla de palabras que dice la doctora. Está ensimismado observando la puerta entreabierta de una habitación.

Tras ella, la habitación en la que Anne-Sophie pasó sus últimas horas se encuentra ya vacía, todo resto de que alguna vez estuvo allí eliminado a base de lejía y desinfectante.


notas:En un universo más bonito Tamaki habría llegado a tiempo. En un mundo en el que a mi no me doliera tanto la garganta (o tan poco), Tamaki habría llegado a tiempo. Pero no llega. Llega sólo escaso (escaso, escaso) tiempo después, y eso será algo que tendrá que perdonarse con el tiempo.
Respecto al inicio inicio,estuve buscando cosas muy caras que pensé que Kyōya probablemente disfrutaría.

fandom: ouran hs host club, tabla: alcohol, fic: retazos

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