. f i r e works + h.e.t.a.l.i.a

Sep 01, 2016 09:14

Claim: Francia/Canadá
Número de Palabras: 184
Advertencias: - -
Notas: - -


Vuelta, vuelta. Francis, Francis.
El humo empezaba a inundar el lugar, difuminando aun más los bordes sólo visibles en las explosiones de color.
Paso, Francis. Vuelta y blanco. Francis
Los fuegos se sucedían sin apenas tiempo entre ellos: azul, blanco, rojo. Azul otra vez.
Paso atrás. Francis. Giro.
El francés observó feliz el rostro contrario. Le hizo girar sobre el tejado del edificio. Todo se iluminó en blanco y Matthew amplió su sonrisa.
Francis, Francis.
El último cartucho se desintegró en una explosión de todos los colores, mientras el ruido hacía sonar las alarmas de los coches y Francis atraía al canadiense hacia sí.
-¿Habías esperado este regalo? -le susurró al oído en su francés más pomposo.
¿Un baile con la persona que más quiere sobre un tejado con los fuegos artificiales de fondo? ¿Y en el día de su cumpleaños, cuando creía (que como todos los años) los demás lo habían olvidado?
-No -le besó-. Claro que no.
Francis rió, siguiendo claramente la línea de pensamientos del canadiense.
Y eso que no tenía ni idea de la fiesta que le esperaba abajo.

Claim: Francia/Canadá
Número de Palabras: 133, más o menos.
Advertencias: - -
Nota:

1.Jules Verne es el bombre del restaurante que está en la segunda planta de la Torre Eiffel.
2. Según una pagina web, el significado de las anémonas en el lenguaje de las flores es «abandono»


Su relación había sido como los fuegos artificiales.
Dos citas empalagosas y casi castas, con Francis llevándole al restaurante Jules Verne y a una exposición increíblemente selecta de uno de los fotógrafos más famosos de París.
Cuatro o cinco citas más desvergonzadas, en las que no importaba nada tanto como las manos de Francis perdiéndose en su cuerpo y su aliento caliente contra el suyo propio.
Y finalmente, su cumpleaños, coronando la historia de su relación de la misma manera que el último fuego artificial coronó su fiesta.
Después de eso, oscuridad.
Una carta con un «Lo siento, Mattie» y un pequeño ramo de anémonas.
Definitivamente, lo suyo había sido como los fuegos artificiales.
Candente y hermoso. Pero, sobre todo, efímero.

Claim: Estados Unidos/Canadá
Número de Palabras: 352, más o menos.
Advertencias: Incesto.
Notas: Jamás, en toda mi vida, pensé que escribiría sobre esta pareja.


Las fiestas de Estados Unidos siempre son impresionantes.
Los fuegos artificiales iluminando el cielo, las luces de colores iluminando las pistas de baile, el alcohol corriendo por todos lados (por las sillas, por los suelos y, mayormente, por las venas de los invitados) y la gente bailando como si no hubiese mañana.
Y, por encima de todo, el ruido. Las explosiones, los gritos, la música. Tanto ruido que le cuesta pensar.
Alfred aparece en algún momento de la noche, con un vaso cuyo contenido no llega a escuchar. Después de ofrecérselo, el estadounidense hace un gesto y a Matthew le cuesta un poco adivinar que espera que se lo beba. El líquido es empalagoso y se desliza bien por su garganta.
Su hermano ríe cuando le pregunta, gesticulando, dónde puede conseguir otro vaso. Le señala una ponchera de color rojo junto a la pista de baile.
Sus pasos se apresuran cuando, por el rabillo del ojo, ve a Francis besando a Arthur.
Esta vez la copa se vacía aún más rápido y ya ha llenado la tercera y está listo para bebérsela cuando su hermano aparece como un torbellino, quitándole el vaso y bebiéndoselo de un trago.
Un vistazo a las pistas, ver a Arthur con las manos dentro de la camisa de Francis y el único comentario coherente que piensa es que van a necesitar mucho más ponche.
A la quinta copa es capaz de ver el espectáculo que el francés y el inglés están dando en la pista de baile casi sin inmutarse.
A la sexta, descubre lo interesante que son los ojos azules, azulísimos de su hermano.
Y es a la séptima cuando pierde toda capacidad de raciocinio.
Se levanta a la mañana siguiente en una habitación enorme que reconoce como la de su hermano, sin ropa alguna y con un brazo sobre su cintura.
Moviéndose lo más rápido que puede, recoge toda la ropa desperdigada que hay por el suelo tratando de no despertar a su hermano y, simplemente, huye.
Aunque lo intenta, no recuerda qué pasó anoche.
Una parte de él se dice que no quiere hacerlo.

Claim: Prusia & Canadá
Número de Palabras: 402 aproximadamente.
Advertencias: Uso recreativo de drogas.
Notas: ¡Las drogas son malas! Pero me pudo la idea de un Canadá drogado.


Es… como los juegos artificiales.
Estridente, llamativo, molesto.
Hermoso.
Gilbert le agarra fuertemente la mano mientras le guía por los suburbios de su ciudad, llevándole hasta lo que parece ser un local abandonado.
-Matthäus, Matthäus, Matthäus-le dice, pronunciando su nombre en su idioma natal- ¿confías en mi?
La sonrisa de predador que tiene es un claro símbolo de que no debería hacerlo, pero Matthew no puede evitar asentir. La sonrisa de Gilbert se torna más maliciosa.
-Bien, bien, bien. Te gustará, ya verás.
Entran en el local y bajan unas escaleras. Cruzan una puerta, y parece que se han teletransportado.
Están en una sala de discoteca, con miles de personas bailando al son de la música como si no hubiese mañana. Dejan las chaquetas en el guardarropa, y Gilbert se pierde entre la multitud rápidamente. Cuando reaparece, lleva un vaso en la mano.
Es, sin embargo, la otra mano la que le tiende, y cuando la abre, el canadiense ve cuatro pastillas en ella. Inseguro, coge dos de ellas, y puede comprobar que Gilbert está complacido con su acción. El prusiano se mete las otras dos en la boca y se ayuda del líquido del vaso para tragarselas. Le pasa el vaso a Matthew, y éste le imita. Gilbert ríe antes de arrastrarlo a la pista de baile.
Jamás ha visto el mundo como lo ve ahora. El pelo de Gilbert parece cambiar de color con cada bote que da, y sus dedos parecen derretirse en un líquido turquesa que se torna rojo antes de desaparecer. Disfruta la música como no la ha disfrutado en la vida, y peces de colores bailan a su lado.
El suelo que pisa se rompe a cada paso que da, pero no ocurre nada porque suelo nuevo se crea de la nada. Exhala burbujas de papel, y su sudor crea surcos por su piel por donde tortugas naranjas viven.
Los colores inundan cada rincón de su mundo, y le encanta.
Gilbert aparece como Willy Wonka cuando los colores empiezan a desaparecer. En su mano, más de las pastillas que son el billete dorado hacia la diversión.
Matthew toma la siguiente sin pensar, y el subidón llega a él a medida que los colores van aumentando su intensidad.
En el momento cúspide, explota como los fuegos artificiales que ha empezado a ver en el techo de la discoteca.
Y ya no recuerda más.

Claim: Canadá
Número de Palabras: 200 (aprox)
Advertencias: Auto-lesiones. Depresión.
Notas: Es oscuro, así que por favor, si estáis sufriendo depresión o similar, leed con cuidado. (¡E id a buscad ayuda!).


No es suficiente. Nunca lo es.
No importa lo mucho que lo intente: fallará, al final.
No es su hermano, a fin de cuentas.
Es en ocasiones como esta cuando le es imposible sacar las palabras de su boca, dar su propia opinión, y todos los demás le miran con una expresión mezcla de lástima y vergüenza ajena mientras Alfred se queda con todo lo que quiere.
Matthew Williams, el hermano malogrado del fantástico Estados Unidos de América.
Es por eso que a veces -sólo a veces, cuando su voluntad cae como las cenizas que dejan los fuegos artificiales al explotar- que se retrae aún más en sí mismo, pasa más tiempo del necesario en el baño con la puerta cerrada y pasa los días posteriores con manga larga y un ligero perfume a desinfectante.
Hoy es una de esas veces.
Es un proceso lento y familiar. Poco a poco, una fina línea roja se va dibujando poco a poco en su brazo, dejando paso finalmente a la sangre roja, que va fluyendo lentamente. Recorre su brazo y le recuerda que está vivo. Poco a poco, la fina línea se convierte en gruesos surcos, y Matthew se tranquiliza.

Claim: Canadá + ___
Número de Palabras: 204.
Advertencias: - -
Notas: - -


El mundo es blanco cuando abre los ojos. Poco a poco, los objetos van cobrando forma a su alrededor. Matthew no reconoce la habitación, amplia y casi vacía. La cama es grande y mullida, con varios edredones sobre las sábanas de franela. Cuando sale de ella, el frío le envuelve con familiaridad. Se apropia de la bata que han dejado sobre el borde de la cama, dispuesto a descubrir dónde está.
Las demás habitaciones por las que pasa mantienen el estilo minimalista del dormitorio. Por las numerosas ventanas que hay sólo se puede ver el blanco de la nieve, cayendo sin pausa. El salón, amueblado al igual que todo en tonos claros, no contiene ninguna información sobre la identidad de su propietario. No hay fotografías, tampoco libros o cuadros.
Matthew vuelve sobre sus pasos; no hay nada más que encontrar en el salón.
Antes de volver a entrar en la habitación, se fija en un recodo del pasillo que le pasó desapercibido antes. Al girar encuentra una puerta de madera, con bonito tirador de metal. Es gruesa y pesada, y los antebrazos le escuecen del esfuerzo por abrirla. Tras un poco de esfuerzo, la puerta cede.
Un mundo amarillo se encuentra tras ella.

Claim: Rusia/Canadá
Número de Palabras: 223.
Advertencias: - -
Notas: - -


-Tienen que estar bocabajo, ¿sí? -le instruye Iván-. Si consigues que la bengala no se apague, se te cumplirá un deseo.
Matthew ríe ante la candidez del ruso. Le da un sorbo a la taza de chocolate caliente antes de incorporarse, dejando caer a manta que le rodea al suelo de porche. Se acerca a Iván, que ya está preparando las bengalas.
-Vas a hacerte daño en los pies si no te pones ningún zapato. ¿No te duele?
El canadiense se fija en sus pies, casi del mismo tono de la nieve. El frío le corta las plantas de los pies como si se tratase de mil pequeñas agujas.
-No, no realmente.
Iván enarca una ceja, entretenido. Matthew se ruboriza ligeramente ante el escrutinio.
-Bu-bueno. Es decir, sí, me duele un poco. Pero no está mal. No es… no -Matthew se calla cuando Iván empieza a acariciarle las cicatrices de los antebrazos, pequeñas líneas que no tardarán en desaparecer.
-No hace falta que digas más, ¿sí? -le sonríe-. Venga, vamos a encender las bengalas.
El tiempo pasa mientras observan las bengalas convertirse en cenizas. Iván consigue que dos no se le apaguen, pero Matthew no tiene la misma suerte. Está contento, aun así.
Cuando vuelven a casa, Iván le ayuda a limpiarse los pies, que se han cortado por el frío.

Claim: Rusia/Canadá + Francia&Prusia&España
Número de Palabras: 391.
Advertencias: - -
Notas: - -


Sorprendentemente, es Francis el primero que se presta para ayudarle. De alguna manera convence a Gilbert y Antonio para que le ayuden, y en un sólo día logran organizar todo lo necesario para la mudanza. A la mañana siguiente de haber comentado "Necesito que alguien me ayude con la mudanza", Matthew se encuentra dando de desayunar al trío de amigos más problemáticos que ha conocido.
-¿Y dónde es exactamente donde te mudas, Matthew? -pregunta Antonio.
-Rampart House.
-¿Ese pueblucho? ¿En serio? -logra preguntar Gilbert mientras engulle tortitas empapadas de sirope de arce- ¿No está alejado de la mano de todo Dios?
-Un poco, quizá. Pero no está mal. No sé. Me apetece un cambio de aire…
Antonio le da una patada bajo la mesa Gilbert. Déjale en paz, parece decir. Gilbert se encoge de hombros, centrándose una vez más en las tortitas. Antonio hace un comentario respecto a la receta que Matthew está contento de responder. Francis, mientras tanto, observa a Matthew. Sus amigos no se han dado cuenta, pero él ha sido consciente del sonrojo que ha aparecido en el canadiense cuando ha mencionado el nombre de la ciudad.
Después de desayunar, se ponen en marcha. Hay cajas que llenar, cajas que mover, cosas que tirar. En el primer viaje llevan sólo lo necesario para pasar unos días, y varias cajas de herramientas -todas ellas tomadas prestadas a Ludwig, aunque él no lo sepa.
Llegan a la nueva casa sobre las cuatro, aunque ya apenas hay luz. La puerta principal está bastante atascada, y necesitan que Gilbert y Antonio aúnen fuerzas para lograr abrirla.
El polvo lo inunda todo una vez entran: los muebles, el suelo, incluso el aire.
Mientras Gilbert se queja y Antonio le da collejas para que se calle, Francis se dedica a observar la casa. Es grande y luminosa, será una belleza una vez esté terminada. La cocina es espaciosa, y se distrae pensando todos los platos que hará allí una vez renovada.
Le saca de su ensoñación un borrón de amarillo en la esquina. Cuando se acerca, descubre un ramo de girasoles, ya empezando a marchitarse, y la idea surge en su cabeza.
Cuando, dos días después, Iván aparece para ayudar con la mudanza, Francis es el único de sus amigos que no se extraña.
"Por los nuevos comienzos", brindan esa noche con cerveza canadiense.

Tabla: imágenes, de fandom_insano.
Tema: Imagen 008
Claim: Rusia/China
Número de Palabras: 142.
Advertencias: - -
Notas: - -


La nada era algo que Iván había empezado a odiar de sobremanera.
Odiaba la nada alrededor de su casa, sólo tierra vacía sólo cubierta de nieve. Todo cubierto de un blanco inmaculado que le hacía preguntarse dónde estaba.
Odiaba el silencio que se hacía dentro de casa cuando llegaba, porque todos estaban demasiado temerosos como para decir algo que pudiera incomodarle (si un Iván de buen humor era de temer, uno molesto era indescriptible).
Tampoco soportaba aquellos sueños en los que sólo corría por la oscuridad, persiguiendo a una familia que no podía alcanzar; una familia que no se dejaba hacerlo.
Pero sobre todo, detestaba el silencio que le respondía cuando sudoroso y cansado, le susurraba bajito a Yào en el oído.
-Te quiero.
Y, desnudo sobre el sillón, el chino sólo volvía la cabeza, encongiéndose un poco más sobre sí mismo.

Claim: España, Italia del Sur, Holanda, Italia del Norte, Francia.
Número de Palabras: 540.
Advertencias: - -
Notas: Está basado en la final del Mundial de Fútbol de 2012 (11 de Julio)

I. Euforia. (España)
Gol. Gol Gol Gol Gol. Gol.
Ha sido un instante de espera aterradora, un segundo que parece durar una eternidad.
Y, de repente, euforia.
No hay más.
Es la sonrisa tan grande que casi le duele, la emoción tan fuerte que casi no puede soportarla.
Es sentir la adrenalina corriendo velozmente por sus venas, la ilusión por lo conseguido latente en todo su cuerpo.
Y es perfecto, porque Lovino está a su lado y ahora siente sus labios contra los suyos propios.

II .Derrota. (Holanda)
Es caer, sólo eso.
Estar arriba, tan arriba que no puedes ver el suelo, que estás rozando las estrellas, y en un segundo todo se desmorona y la caída es casi fatal.
Es arrojar la bufanda naranja al suelo, y con ella, todas las ilusiones que tenía de proclamarse por vez primera campeón.
Es la misma sensación de todas esas veces en las que estuvo tan cerca y fue un casi, un sí rozado que acabó siendo un no.
Y entonces una mano aprieta suavemente su hombro, y sí, sigue siendo igual de malo, pero al menos esta vez no está solo.

III. Abandono. (Italia del Norte)
-¡Oh, Dio! ¡Ganamos, Antonio!
Es simplemente la constatación de lo que llevaba mucho tiempo sabiendo.
Es apenas un segundo, una frase que pasa desapercibida por casi todo el mundo (a diferencia del beso que hay después). Menos, por supuesto, por él.
Lovino siempre le ha echado muchísimas cosas en cara: su debilidad, su inocencia, su credibilidad… pero más que nada, le recriminaba que algún día de estos le abandonaría y se iría con Alemania.
Y ahora, esto. Ganamos. Nosotros: no tú, no vosotros. Nosotros.
Al final, has sido tú el que me ha abandonado.

IV. Dolor. (Francia)
Es dolor, meramente.
Puro y llano dolor (aún no sabe diferenciar si es emocional o físico. ¿Hay alguna diferencia, en realidad?).
Es una estocada directa al corazón cuando ve a su mejor amigo (sí, ése del que lleva enamorado tanto tiempo) besar al italiano a escasos veinte centímetros de él.
Es sentir algo estallarle dentro y que le duela más porque no puede mostrarlo.
(Eh, su mejor amigo ha ganado. Debería estar feliz, ¿no?)
Es forzar una de las sonrisas más falsas de toda su vida (no la que más, pero casi), cuando lo único que quiere es gritar y destrozar.
Es amor no correspondido, en definitiva.

fandom: hetalia

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