FIC - Proceso de restauración de memoria 2/2 - Kingsman: The Golden Circle

Jun 12, 2017 00:54

Proceso de restauración de memoria 2/2
Fandom: Kingsman: The Golden Circle
Tag tráiler



- Ese condenando taxi sumergible es fantástico, Merlín. Esta vez si te superaste a ti mismo. - Eggsy entregó las llaves al técnico, para luego sentarse frente a la estación de Merlín, quien sonreía sin ocultar su satisfacción.

- Es más difícil que lo estrelles bajo el agua, como los otros, aunque eso no signifique que no seas capaz de hacerlo algún día. - Merlín tomó la memoria USB que Eggsy puso frente a él, conteniendo la información recobrada en su última misión.

- ¿Roxie ya regresó de Roma? - Merlín negó con la cabeza, sin apartar la mirada de la pantalla donde se desplegaba la información que acababa de recibir. - Arthur está esperándome, así que te dejo trabajar. ¿Sigue en pie la cena de esta noche? - Merlín lo despidió con un gesto y Eggsy entendió el mensaje. - Te espero en la sastrería a las nueve.

Eggsy se dio un baño y se puso un traje limpio, haciendo tiempo para su reunión con Arthur. Ese día se cumplían dos años desde que había sido aceptado en Kingsman y el jefe deseaba charlar con su mejor agente sobre sus aspiraciones dentro de la organización.

Un par de meses luego del infame día V, un nuevo Arthur había sido asignado a la oficina londinense de Kingsman, y Eggsy finalmente presentó las pruebas necesarias para recibir el grado de Galahad. Merlín lo había presentado como su candidato y por la complicada situación resultado de la crisis creada por Valentine, su designación se dio de forma inmediata.

Las posiciones que habían quedado vacantes luego de que se hizo una profunda investigación sobre los cómplices de Chester King y varios agentes fueron dados de baja y entregados a la justicia, fueron cubiertas por agentes de las varias agencias europeas de la organización. La sede en Londres necesitaba estar operacional tan pronto como fuera posible, su estatus estaba bajo revisión y en riesgo de ser eliminada o absorbida por alguna otra sede europea.

Merlín, junto con los nuevos Lancelot y Galahad, el veterano Percival y su propio equipo técnico, debían convencer al nuevo Arthur de que podían hacerse cargo de su trabajo y mantener el liderazgo que les había caracterizado desde su fundación. La presión era considerable, pero Merlín y su equipo seguían probando que eran lo mejor que la organización podía ofrecer.

*-*-*-*

- Recibí los reportes de tu última misión, Galahad, y debo decir que nunca deja de impresionarme lo lejos que has llegado. - Arthur le había invitado a sentarse a su lado y Eggsy no pudo evitar sentirse un tanto incómodo, recordando la última vez que se había encontrado en esa misma posición.

- Tuve a los mejores maestros, Arthur, soy el reflejo de su trabajo. - La mirada de Eggsy se detuvo por unos segundos en el imponente retrato de Harry Hart que colgaba en los muros del despacho de Arthur.

- Ciertamente has honrado la memoria de tu mentor. Harry Hart estaría muy orgulloso de ti. - Eggsy agradeció las palabras de su jefe con un gesto, satisfecho consigo mismo. - Ahora, hablemos de tu futuro dentro de Kingsman.

*-*-*-*

Eggsy recibió el mensaje de Merlín en la sastrería, avisándole que lo alcanzaría un poco más tarde en el restaurant. Estaba ocupado en una junta tardía con Arthur, relacionada con el surgimiento de ciertos rumores sobre amenazas de ataques a las oficinas europeas de la organización.

Eggsy le hizo prometer que iría a la cena, ofrecida para él por la nueva reina de Escandinavia, Tilde, para presentarle a su recién elegido Primer Ministro, ya que no quería estar solo en una cena tan formal como esa, sobre todo considerando su pasado con la nueva reina.

Merlín nunca llegó a la cena y esta tuvo que terminar de forma abrupta cuando el comunicador en los lentes reglamentarios de Eggsy emitió un agudo sonido que casi le deja sordo y provocó conmoción entre los comensales del lugar. Eggsy intentó comunicarse con Merlín y al no obtener respuesta, marcó directamente a la sastrería y al HQ, con el mismo resultado.

Ocultando su preocupación frente a sus acompañantes, Eggsy se disculpó y tomó el auto en dirección a la avenida Savile, intentando comunicarse con Merlín, aumentando su angustia al seguir sin obtener respuesta. Mientras se acercaba a su destino, se cruzó con ambulancias, bomberos y tuvo que detenerse en un cerco policial a varias cuadras del lugar.

Bajó del auto para informarse y cuando volvió a ponerse tras el volante, forzado por la policía a tomar otro camino, tuvo que esperar un momento a que sus manos dejaran de temblar.

Buscó una calle lateral donde dejar el auto y echó a andar hacía la sastrería por un camino alterno, fuera de la vista de los policías. Había empezado a llover y Eggsy parecía no notar la lluvia.

Una explosión había destruido una de las sastrerías de la avenida Savile, sin dañar los edificios aledaños. Los testigos hablaban de un misil que había golpeado la tienda y Eggsy estaba seguro de que el blanco había sido Kingsman.

Siguió marcándole a Merlín, al teléfono de Arthur, a Percival, sin respuesta. Al menos Roxie estaba a salvo en Roma. En su camino, se cruzó con un pequeño grupo que observaba las noticias en el televisor de un café, donde se transmitían los pormenores de la explosión, confirmando otra explosión similar en las afueras de Londres, donde se hablaba de una destrucción mayor. Las imágenes mostraban un enorme cráter en medio del campo, en una locación que Eggsy conocía como la palma de su mano.

Echó a caminar con más prisa rumbo a la sastrería, con el corazón en la garganta, marcando de nuevo por teléfono a todos los agentes. Finalmente pudo contactar a Percival, quien había llegado al HQ minutos después de la explosión.

- No quedó nada, Eggsy. No hay nada aquí. He contactado a los agentes que estaban de misión, para vernos en nuestra casa de seguridad tan pronto arriben a Londres. Merlín no responde. ¿Sabes si hay alguien en la sastrería? - Eggsy le informó a Percival de la explosión en la avenida Savile y sus sospechas y acordaron verse más tarde en el punto de reunión acordado.

Unos pasos adelante alcanzó a ver la cinta que demarcaba el área de seguridad alrededor de la explosión. Se ocultó en uno de los callejones que daban a las bodegas de las sastrerías, esperando a que la policía y los bomberos despejaran el lugar.

No tuvo que esperar mucho, y cuando estuvo seguro de que nadie lo vería, se acercó despacio al lugar que había dejado apenas unas horas antes.

El edificio había desaparecido por completo. La lluvia caía sobre los restos de concreto y madera de lo que fuera la fachada de Kingsman en pleno Londres.

Sintió que las rodillas se le doblaban y que no podía respirar. Se inclinó para tratar de tomar aire y controlar la náusea. Arthur y el personal del HQ estaban muertos, Dagonet y la gente de la sastrería también. Y Merlín. No podía saber a ciencia cierta si Merlín había salido del HQ a tiempo o si estaba en la sastrería en el momento de la explosión.

Se había salvado de puro milagro y la idea de que había estado divirtiéndose mientras sus compañeros morían le revolvía el estómago.

Se obligó a mirar de nuevo, a enfrentar la realidad. Y entonces lo vio, en el otro extremo de las ruinas, la silueta bajo la lluvia. Un profundo suspiro de alivio escapó de su garganta cuando la luz iluminó el rostro de Merlín. Avanzó hacía él entre los escombros, conteniéndose para no echar a correr. Merlín lo encontró a medio camino, con los brazos abiertos, y Eggsy se colgó de su cuello, abrazándolo entre sollozos, feliz de verlo con vida.

Estuvieron un largo rato así, hasta que Eggsy consiguió calmarse un poco. Merlín pidió disculpas por no responder el teléfono, por considerarlo un riesgo de seguridad. Confiaba en que Eggsy iría a investigar la sastrería y que esperarlo ahí sería lo más conveniente. Eggsy le habló de su llamada con Percival y decidieron reunirse con el resto de los agentes. Tomaron camino al auto de Eggsy, luego de destruir sus teléfonos y dejarlos entre las ruinas de la explosión. Comprarían un par de teléfonos desechables en algún Tesco camino al punto de reunión.

*-*-*-*

- La amenaza era cierta, entonces. - Eggsy preguntó mientras comían algo en una gasolinera de la carretera. - ¿Tienes alguna idea de quién está detrás de esto?

- Nada en específico. Discretamente investigué si las otras oficinas europeas estaban a salvo y parece que solo nosotros fuimos afectados, lo que hace el ataque más personal de lo que había considerado en un principio. Quien hizo esto conocía nuestra operación desde adentro y sabía como hacer todo el daño posible sin causar ningún daño colateral.

- ¿Qué vamos a hacer ahora, Merlín? - Eggsy se movía incómodo en la camisa almidonada del traje que había llevado a la cena. En la siguiente parada que hicieran compraría un cambio de ropa, ir vestido así no era la forma más aconsejable para pasar desapercibido. - Seguir en silencio y escondiéndonos no nos ayudará a encontrar a quien nos atacó.

- Por el momento, considero que es lo mejor que podemos hacer. Ya que tengamos a todos los agentes que estaban de misión de vuelta y en un solo lugar podremos pensar en el siguiente paso. Enviaré a los agentes a casa, y ya que sepa que están todos a salvo, trabajaré en un plan para llegar al fondo de esto.

- Ni siquiera pienses que voy a dejarte solo en esto, Merlín. - Merlín sonrió complacido, pasándole un brazo por los hombros, gesto que Eggsy agradeció con una sonrisa.

- Por supuesto que no, mi cerebro necesitará un poco de músculo para hacerse cargo el trabajo sucio, además de que no tengo ánimos para ponerme a discutir contigo. Siempre ha sido un placer trabajar a tu lado y si alguien puede ayudarme a desentrañar este misterio, ese eres tú. - Merlín se puso de pie, preparándose para seguir su camino. - Estamos a un par de horas de nuestro destino, conduciré para dejarte dormir un poco. Voy a necesitarte alerta y descansado y manejar en silencio por un rato me ayudará a pensar. Vamos, quisiera poder pasar la noche en una cama y darme un baño.

*-*-*-*

Cinco agentes, entre los que se contaban Lancelot y Percival, arribaron al punto de reunión durante las siguientes cuarenta y ocho horas. Merlín contactó a los líderes de las oficinas de Berlín, para reportar su estatus y pedir que mantuvieran la información sobre ellos al mínimo para con el resto de las sedes de la organización.

A regañadientes, los agentes aceptaron volver a casa, con la promesa de que serían contactados cuando se tuviera un plan de acción para enfrentar la crisis. Lancelot se quedaría en el lugar, como enlace y para investigar cuanto fuera posible sobre el ataque.

Merlín preparó un pequeño arsenal para él y Eggsy, junto con todo el equipo tecnológico móvil que podría llevar consigo. Le contó a Roxie y a Eggsy sobre la fuente de donde había surgido la información sobre la amenaza del ataque: una organización similar a la suya, con base en los Estados Unidos, conocida como Statesmen.

Merlín los había contactado al llegar al lugar, para informarles sobre el ataque y para pedir apoyo y estos le habían pedido viajar hasta sus oficinas en Kentucky, para preparar una misión de contrataque.

Merlín sacó una vieja botella de bourbón Statesman, guardada en la caja fuerte de la casa de seguridad y sirvió tres vasos. Roxie, Eggsy y él eran el mejor equipo de Kingsman y estaban frente a otra oportunidad de probar su valía.

Cosa de tres horas después, la última ronda fue servida y la botella vacía de Statesman terminó de vuelta en la caja fuerte, a la espera de un repuesto para ser bebida cuando la ocasión lo ameritara.

Habían estado hablando de sus logros y pérdidas los pasados casi tres años, bebieron a la salud de Arthur y sus compañeros caídos y prometieron, con la solemnidad que podía permitirles su avanzado estado de ebriedad, vengar la afrenta hecha a su organización.

Roxy se recostó sobre la mesa y Merlín la cubrió con su abrigo y utilizó su suéter de casimir como almohada. Él se acomodó en uno de los grandes sofás de la sala de estar de la casa y Eggsy se ofreció como voluntario para la primera vigilia de la noche. Merlín aceptó sin problema, seguro de que la idea de ir a Kentucky tendría al chico pensando en cosas que quizá no se atrevía a analizar estando sobrio.

Puso la alarma de su reloj para cuatro horas después, para relevar a Eggsy en la vigilancia, esperando que fuera tiempo suficiente para que su amigo pudiera enfrentar a sus demonios y estar listo para partir.

*-*-*-*

Eggsy no estaba muy contento con la idea, pero Merlín lo convenció, recordándole que estaban en desventaja en cuestión de armamento, acceso a inteligencia y en número. Prepararon documentación falsa para salir del país y Roxie los llevó a Harthow un par de días después, deseándoles suerte y prometiendo abandonar su puesto si las cosas se ponían peligrosas.

El vuelo intercontinental de catorce horas y dos transbordos, fue un suplicio para ambos. Lidiar con la resaca y las largas horas fue agotador. Entre las vueltas al baño, el tratar de dormir en un avión casi lleno, y la adrenalina de no tener idea de a que se enfrentarían; el llegar a su hotel, bañarse y dormir doce horas seguidas, era lo único que les importaba.

Se registraron en el hotel, en una habitación doble, bajo nombres falsos. Merlín fue el primero en tomar un baño, mientras Eggsy pedía algo de comida al servicio a cuartos: hamburguesas y papas fritas y coca-colas, perfecto para terminar una de las jornadas más miserables de las que habían tenido memoria.

Junto con la comida, el botones le entregó a Merlín un sobre sellado con una gran S. Espero a que Eggsy saliera del baño para comer y leer la carta mientras lo hacían.

- Solo tiene una dirección y una contraseña. Nos esperan mañana a las siete de la mañana. Había pensado llamarles, pero creo que tendremos que esperar hasta mañana para hablar con ellos. - Eggsy asintió con la cabeza, devorando con gusto su hamburguesa, luchando con la pesadez dejada por el jetlag y la resaca que venía arrastrando desde la noche anterior.

- ¿Seguro de que no hay forma de que hagamos esto sin la intervención de tus amigos yanquis? - Eggsy tomó un par de papas del plato de Merlín, quien optó por pasárselo y dejarle terminar el resto.

- Escuchemos lo que tienen que decir y decidiremos luego. Ellos tienen toda la información ahora y nosotros estamos a ciegas. No creas que no comparto tus dudas pero, por el momento, tendremos que hacerlo a su manera.

*-*-*-*

La dirección que recibieron los llevó hasta una vieja destilería, afamada por producir el bourbón más fino del país. Luego de dar sus nombres y la contraseña que se les había asignado, fueron llevados ante el director de la oficina, Champagne, el epítome del norteamericano sureño: sombrero, un traje estilo vaquero, acento marcado y una jovialidad que estaba poniendo a Eggsy de mal humor. Junto a él estaba la agente Ginger, el equivalente en Statesmen al puesto de Merlín y a quien este parecía encontrar encantadora.

Un momento después se les unió un par de agentes, Tequila y Whisky, dos cowboys cuyos nombres y actitud terminaron de crispar los ya de por si, alterados nervios de Eggsy.

La reunión parecía no ir a ningún lado, solo se hablaba de las posibilidades que el trabajo en conjunto de las dos agencias podría traer a la situación mundial y los avances que se podían hacer con la inteligencia de ambas partes.

- Todo eso es muy importante y seguramente el mundo será un lugar mejor si unimos fuerzas, pero creo que lo más urgente en este preciso momento es encontrar quien está detrás del ataque a nuestra organización y entregarlo a la justicia, digo, si no les importa, claro… - Eggsy cruzó los brazos sobre el pecho, los labios apretados y el ceño fruncido.

- Oh, sobre eso, Ginger, ¿puedes llevar a los caballeros a la sala de control y mostrarles lo que encontramos? - Champagne se sirvió otro trago de whisky, sonriendo como el gato que acababa de comerse el ratón. - Estoy seguro de que encontrarán esto bastante esclarecedor.

La agente Ginger los guió por los pasillos de la construcción, hablando animadamente con Merlín sobre cosas técnicas que a Eggsy le parecían sin importancia. Entraron a un salón lleno de pantallas que mostraban imágenes de misiones en curso y los interiores de la instalación. Ginger les invitó a sentarse frente a una pantalla, para luego teclear algunos comandos y apartarse para dejarles ver lo que tenían para ellos.

La imagen en la pantalla era apenas clara, como si hubiera sido tomada a la distancia, desde una cámara de vigilancia. Merlín se inclinó hacía adelante, tratando de ver con más claridad la pantalla frente a ellos. Eggsy se había echado atrás en la silla, los ojos desmesuradamente abiertos, la voz atrapada en su garganta.

- Oh, por Dios, ¿Harry? - Las manos de Merlín se aferraban al filo de escritorio.

- Que me jodan… - Eggsy sentía que el corazón iba a salírsele del pecho. La imagen se congeló y en la pantalla podía verse, tan claro como era posible, a Harry Hart, en medio de una calle cualquiera, para luego reanudar la reproducción, mostrando a Harry antes de ser tomado a la fuerza por un comando que lo subió a una camioneta sin señalamientos que se dio a la fuga luego de tomar a su prisionero.

Harry Hart, con un parche cubriendo su ojo izquierdo, vivo y, aparentemente, en manos de quienes habían atacado las instalaciones de Kingsman en Londres.

.- Necesito aire, uhm, ¿hay una salida al exterior? - Eggsy se había puesto de pie violentamente y miraba a su alrededor como una fiera enjaulada. Alcanzó a ver el cruce de miradas entre Ginger y Merlín y el malestar aumentó en intensidad.

- Seguro. - Ginger le señaló la puerta mientras echaba a andar frente a él. Eggsy salió tras ella sin siquiera mirar a Merlín, cuyos dedos sobre el teclado repetían el video que les habían mostrado. La agente le guió por el pasillo hasta una puerta acristalada que daba a los viñedos tras la gran mansión. Sin decir nada, abrió la puerta y le dejó a solas, gesto que Eggsy le agradecería después, cuando pudiera volver a respirar con normalidad.

Eggsy respiró profundamente, llenándose los pulmones con el aire cargado de humedad, olor a madera quemada, a tierra mojada y a hierba recién cortada. Un acceso de tos le hizo doblarse, sofocado por el golpe de aire caliente y la bilis que subía por su garganta. Sus rodillas golpearon el suelo, mientras luchaba por recuperar el aliento, sin morir en el intento.

Harry Hart había sobrevivido al disparo de Valentine, sin más daño aparente que la pérdida del ojo. Había sobrevivido a una bala en la cabeza, para ser capturado por alguien que seguramente le había usado para destruir a su gente.

Se llevó una mano temblorosa a la boca, para no dejar escapar el grito desgarrador que llenaba su garganta. Los ojos le ardían por las lágrimas que se negaba a dejar escapar de sus pestañas. Ya bastante lamentable era que esa gente le viera en ese estado, dejarles ver el dolor que le causaba lo que acababa de presenciar solo mostraría debilidad y no podía permitirse eso, por Merlín, por Kingsman.

Por si mismo.

Respirar. Adentro, afuera.

Necesitaba volver adentro, sacarle a esos payasos toda la información que pudiera y salir a buscar a Harry.

Cuando cerró la puerta tras él y echó a andar por los pasillos, entendió que no podía hacerlo. Como pudo encontró la salida de la destilería y caminó hasta que encontró un taxi para llevarlo al hotel. En el trayecto le envió un mensaje a Merlín diciéndole que lo esperaría en el hotel, para volver a hablar con la gente de Statesman al día siguiente. Sin esperar respuesta apagó el celular. Estaba seguro de que Merlín entendería.

*-*-*-*

Al llegar al hotel se cambió de ropa, dejando el uniforme de Kingsman para vestir de nuevo las ropas del chico del sur de Londres que no tenía futuro ni aspiraciones. Le preguntó al sujeto de la recepción la dirección del bar más cercano y salió del hotel. Caminó un par de cuadras, hasta encontrar el local que le habían recomendado: un bar de segunda, especializado en alitas a la BBQ.

Se sentó en la barra, la miseria de los pasados días pesándole en el cuerpo, el dolor de la pérdida de sus compañeros agentes como un peso en medio de su pecho, y la imagen de Harry, vivo, marcada a fuego en su cerebro.

Pidió un martini y la mujer tras la barra del bar le puso enfrente una medida de whisky.

- Esto no es un martini. - Ese maldito país y sus ridículas costumbres.

- Lo es en Kentucky, dulzura. - La mujer le guiño el ojo y Eggsy bebió el whisky de un trago.

- Otro, y deja la botella a la mano, dulzura.

Eggsy podía sentir sobre él la mirada de los comensales habituales, a quienes seguramente les parecía extraño el chico con acento extranjero y ropa llamativa. La cantinera trató de mantener a los más ebrios apartados de él, pero luego de media botella de whisky y todo lo que había soportado los pasados días, Eggsy estaba listo para lo que fuera.

Un sujeto que apestaba a alcohol barato y grasa se le acercó, empujándolo deliberadamente, buscando llamar su atención. Eggsy ignoró el gesto de súplica de la cantinera y se dio la vuelta para enfrentar al sujeto. Quizá fue la bebida, el cambio de horario o pura mala suerte, lo que le hizo no ver la intención del tipo a tiempo. El puñetazo en plena cara lo tiró del banco y cayó pesadamente al suelo, desorientado. Una patada en medio del cuerpo con una pesada bota de trabajo, lo dejó sin aliento. Escuchó las carcajadas del resto de los hombres en el bar. Aprovechó que el sujeto le daba la espalda, para pavonearse frente a sus amigos, para ponerse de pie y prepararse para la pelea.

Le tiró al hombre un golpe certero en la nuca, que le hizo caer cuan largo era de bruces en el suelo. El resto de los sujetos del lugar se levantó y se le acercó, amenazante. Eggsy sonrió y con un gesto retador, se puso en guardia, esperándolos.

Escucho un silbido cruzando el aire y alcanzó a ver al tipo que sacaba una pistola, apuntándole, para luego soltar el arma cuando el lazo atrapó su muñeca, desviando su puntería. Otro silbido, el lazo atrapó las piernas de otro sujeto que ya se lanzaba sobre él para atacarlo.

Del otro extremo del lazo, el tal agente Whisky le hizo una seña y Eggsy se giró para golpear a otro borracho que intentaba unirse a la pelea. Un par de minutos después, cuatro hombres yacían inconcientes en una esquina del bar, mientras la cantinera llamaba a la policía para reportar el incidente.

- Creo que sería lo más conveniente salir de aquí, muchacho. - Whisky lo miró de arriba abajo. - Y conseguirte algo de ropa decente. Si pretendías no llamar la atención, déjame decirte que eso no ayuda mucho. - Eggsy aceptó la sugerencia a regañadientes y salieron del lugar.

- Si vas a trabajar con nosotros, será mejor que aprendas a escuchar consejos y confíes en quien sabe como funcionan las cosas por acá. - Iban entrando al hotel cuando escucharon las sirenas de las patrullas acercarse al lugar.

- Agradezco la ayuda, en serio, pero prefiero hacer las cosas a mi modo, si no te importa. - Whisky ignoró sus palabras y lo acompañó hasta los elevadores, situación que Eggsy aceptó, tratando de evitar una escena a la vista de la gente en el lobby del hotel.

- Tu compañero, Merlín, aceptó que uno de nosotros viniera para vigilarte y protegerte, si lo considerábamos necesario. El hombre te conoce, Galahad, y se preocupa por ti, además de tener la inteligencia suficiente como para entender que, para llevar a buen término su misión, necesitan de toda la ayuda que nosotros podamos ofrecerles. - Eggsy mantuvo la mirada fija en la puerta del elevador, en silencio.

Salieron al pasillo y Whisky caminó directo a la habitación que Eggsy y Merlín compartían. Espero junto a la puerta a que Eggsy abriera y luego de verle entrar, se tocó el filo de la texana que llevaba y se despidió con un simple hasta mañana.

Eggsy cerró la puerta y se encaminó al baño, observando en el espejo su mejilla hinchada y la sangre seca en la comisura de sus labios. Maldijo entre dientes y se desvistió para darse otro baño, mientras esperaba la vuelta de Merlín.

*-*-*-*

- Fue la gente de Champagne quien encontró a Harry en el hospital central de South Glades. Cuando la seguridad del hospital giró un reporte sobre las armas y los papeles encontrados en su cuerpo con la policía local, fueron ellos quienes se presentaron primero, por estar monitoreando los reportes alrededor de la masacre en la iglesia. - Merlín había vuelto cerca del anochecer, cargado de noticias, ignorando deliberadamente la partida de Eggsy de la reunión y su pelea en el bar, de la que seguramente ya había sido informado.

- Llevaron a Harry a sus instalaciones médicas, donde le pusieron en coma inducido para aliviar el trauma cerebral por el impacto de la bala. La pérdida del ojo izquierdo fue total, pero aun estaba por verse cuán extenso había sido el daño neurológico. - Eggsy tenía los puños apretados bajo la mesa, mordiéndose los labios para no hablar, mientras escuchaba a Merlín relatarle los hechos, según se lo habían contado a él.

- Cuando controlaron la inflamación en su cerebro, lo despertaron, para encontrarse con un hombre que no tenía memoria alguna de quien era, o de su pasado. - Eggsy alzó la cabeza para mirar a Merlín, quien miraba sus manos cruzadas sobre la mesa, el gesto de preocupación en su rostro. - Habían pasado tres semanas desde el día V, para entonces habíamos enviado gente a recuperar el cuerpo y se nos había informado que todos los muertos de la iglesia estaban en la morgue, a la espera de ser identificados y entregados a sus familiares. Nuestro equipo no encontró el cuerpo de Harry y se les dijo que algunos cuerpos estaban tan deteriorados que habían sido sepultados de inmediato en una fosa común. - Merlín se quitó los lentes y se pasó una mano temblorosa sobre los ojos cansados. - Los jefes decidieron dejar las cosas así y no pude hacer más al respecto. - Sus miradas se encontraron y Eggsy le sonrió, comprensivo. - Tú sabes que hice cuanto pude por encontrar a Harry, entonces.

- Pasaron más de dos años, Merlín, ¿cómo es que no nos contactaron? - La voz de Eggsy era ronca, como si le costara hablar sobre Harry.

- Kingsman sigue siendo el secreto mejor guardado de la corona británica, Eggsy. Contactaron a MI6 y al no obtener respuesta, pensaron que Harry era un operativo especial de SAS al que era más seguro dar por muerto, luego de que descubrieron sus habilidades. - Eggsy lo miró confundido.

- Quizá Harry no tenía memoria, pero su entrenamiento estaba tan profundamente enraizado en su ser, que era casi instintivo. Así que pensaron que quizá ayudaría a su memoria ponerlo de vuelta en su elemento. - Eggsy se puso de pie, paseándose por la habitación, rumiando la furia que llenaba sus entrañas. - No sirvió de mucho, para él al menos, pero Statesman había encontrado un agente especializado, audaz, temerario, sin nada que perder.

- ¡Malditos yanquis de mierda! - Eggsy finalmente estalló, sobresaltando a Merlín. - Y luego de usarlo como carne de cañón, lo dejaron a merced de quién sabe que desquiciado que seguramente sabía quien era y lo utilizó para destruir a Kingsman.

- Champagne cree saber quien tiene a Harry, pero no tienen idea de porqué se ordenó el ataque a nuestro HQ. - Eggsy se detuvo en seco, girándose para mirar a Merlín.

- Quieren que les ayudemos a detener a uno de sus más poderosos enemigos a cambio de ayudarnos a rescatar a Harry.

Eggsy volvió a sentarse frente a Merlín y se quedaron en silencio por un largo rato. Merlín parecía estar considerando si debía decirle o no los detalles de la oferta de Statesman.

- Vamos a hacerlo, entonces, ¿uhm? A ayudar a esos idiotas a resolver sus problemas, a riesgo de nuestras vidas, a cambio de recuperar a alguien que ni siquiera sabe quienes somos.

Merlín alzó los hombros, en señal de resignada aceptación.

- No veo que más podamos hacer, Eggsy. - Otro largo instante de pesado silencio. Eggsy cerró los ojos, dejando caer la cabeza entre los hombros. Merlín se levantó para buscar algunas cosas del maletín que tenía sobre la cama.

- ¿Has escuchado de un lugar llamado Poppyland?

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