Ficlets varios
White Collar regresa mañana! \o/
Y aprovechando que ando inspirada, les dejo estos ficlets de los fandoms en que estoy escribiendo en este momento.
Un beso es solo un beso
La boca de Peter era suave, apenas un toque sobre sus labios y Neal dejó caer sus últimas defensas y se rindió a ella, a las manos que se enredaban en su cabello, al cuerpo que empujaba contra el suyo, al conocimiento de que probablemente ese momento sería el único que tendría.
Abrió su boca bajo la de Peter, para hacerle saber que estaba ahí, que entendía lo que estaba sucediendo, que aceptaba el riesgo. Un gruñido escapó de la garganta de Peter, ahogándose en la humedad de los labios de Neal, que se curvaron en una sonrisa.
Era lo que había imaginado y mucho más. Era toda esa fuerza y esa convicción que tanto admiraba, abrazándolo y abrasándolo por entero. Esos brazos eran su lugar seguro, el refugio al que siempre iba a volver, aunque su naturaleza le gritara lo contrario.
La lengua de Peter en su boca hacía que se le doblaran las rodillas pero ahí estaban los brazos de este para sostenerlo, atrapándole, como era su costumbre. Neal se aferraba a los hombros de Peter, moviéndose al ritmo que este le marcaba, una danza que iba llevándolos paso a paso hasta su cama, el lugar en el que había soñado tantas veces en ese momento, el momento en que Peter aceptara que quererlo, que tenerlo, era posible.
Peter se apartó de él y Neal mantuvo los ojos cerrados. Sabía lo que vería si lo abría y no estaba dispuesto a renunciar a esa memoria por un golpe de realidad.
Peter besó su frente y sus brazos lo liberaron. No fue sino hasta que escuchó los pasos en la escalera que se obligó a abrir los ojos de nuevo, para observar la puerta entreabierta de su departamento, distorsionada por las lágrimas.
John estaba más que conciente de que Sherlock probablemente estaba procesando lo que estaba sucediendo en su cabeza, haciendo análisis, correlacionando datos, y tal vez, comparando experiencias.
Ese conocimiento no era muy de su agrado, pero era parte de todo lo que conllevaba el ser parte de la vida de Sherlock, una inconveniencia más que podía pasar por alto, siempre y cuando esto siguiera sucediendo de forma más o menos regular.
Sherlock lo besaba con más técnica que sentimiento, pero John esperaba que con algo de tiempo y mucha, mucha aplicación práctica del proceso, Sherlock dejara de lado su manía de analizarlo todo y pudiera disfrutar del besar a otro ser humano como el resto de los mortales.
Las manos de Sherlock estaban bajo su ropa, recorriendo la piel, deteniéndose de cuando en cuando, probablemente archivando emociones y reacciones físicas a ciertas caricias en su mente para futuras aplicaciones. John hacía otro tanto, por el simple placer de tocar a Sherlock y sentir bajo sus dedos los músculos estirarse y contraerse al contacto de sus manos.
Su boca se movía por voluntad propia, recorriendo la suave piel de las comisuras de los labios de Sherlock, su barbilla, el pulso bajo su oreja, para volver a su boca y perderse ahí por un momento, ignorando las quejas de Sherlock, besándolo hasta que las palabras se convertían en gemidos, muestra de que Sherlock no era más que humano y que, eventualmente, su cuerpo se impondría a su intelecto y sus reacciones dejarían de ser tan calculadas y solamente serían dos personas descubriéndose la una a la otra, pura carne y pasión y nada más.
Probablemente había sido desesperación o tal vez el hecho de que no había dormido en las pasadas dieciséis horas lo que hizo reaccionar así, pero todo eso se volvió irrelevante cuando tomó a Steve de la camisa y lo empujó contra el escritorio, lo obligó a sentarse, se colocó entre sus piernas abiertas y lo besó como si de eso dependiera su vida.
Steve se resistió y Danny aprovechó la ventaja de su posición para imponer su voluntad, decidido a hacerle entender sus razones, viéndose forzado a recurrir a esto, ya que las palabras no bastaban para transmitir el mensaje.
Sólo que Danny no contaba con sus propias reacciones, ahora que Steve estaba respondiendo al contacto de sus labios sobre los suyos. Steve tenía sus brazos alrededor de su cintura y lo atraía hacía él, y podía sentirlo a través de la ropa, puro calor y fuerza contenida. Ahora era Steve quien lo besaba, bajando con sus labios por su cuello, mordisqueando aquí y allá, dejando marcas, aprovechando la confusión momentánea de Danny.
Eso solo sirvió para recordarle a Danny de que se trataba todo eso y reaccionó, atrapando el rostro de Steve entre sus manos y buscando de nuevo su boca, para dejar en claro quien era el que estaba hablando aquí.
Steve sonreía bajo sus labios y Danny no iba a permitir esa falta de respeto. Empujó sus caderas contra la entrepierna de Steve y la sonrisa se disolvió en un gemido profundo que les hizo estremecerse a ambos. La lengua de Danny recorrió el interior de su boca y Steve tuvo que poner sus manos sobre el escritorio para sostenerse. Danny iba a mostrarle que no se podía discutir con él y ganar, así que le hizo echar la cabeza hacía atrás y comenzó a besar su cuello, a morder la piel debajo de su oreja, pasando su lengua por la huella de sus dientes, y besar ese mismo punto después, decido a dejar una marca que le ayudara a Steve a recordar el porqué estaban haciendo esto.
Aunque Danny no estaba seguro ya de cual era ese porqué.
Y aprovechando que ando inspirada, les dejo estos ficlets de los fandoms en que estoy escribiendo en este momento.
Un beso es solo un beso
La boca de Peter era suave, apenas un toque sobre sus labios y Neal dejó caer sus últimas defensas y se rindió a ella, a las manos que se enredaban en su cabello, al cuerpo que empujaba contra el suyo, al conocimiento de que probablemente ese momento sería el único que tendría.
Abrió su boca bajo la de Peter, para hacerle saber que estaba ahí, que entendía lo que estaba sucediendo, que aceptaba el riesgo. Un gruñido escapó de la garganta de Peter, ahogándose en la humedad de los labios de Neal, que se curvaron en una sonrisa.
Era lo que había imaginado y mucho más. Era toda esa fuerza y esa convicción que tanto admiraba, abrazándolo y abrasándolo por entero. Esos brazos eran su lugar seguro, el refugio al que siempre iba a volver, aunque su naturaleza le gritara lo contrario.
La lengua de Peter en su boca hacía que se le doblaran las rodillas pero ahí estaban los brazos de este para sostenerlo, atrapándole, como era su costumbre. Neal se aferraba a los hombros de Peter, moviéndose al ritmo que este le marcaba, una danza que iba llevándolos paso a paso hasta su cama, el lugar en el que había soñado tantas veces en ese momento, el momento en que Peter aceptara que quererlo, que tenerlo, era posible.
Peter se apartó de él y Neal mantuvo los ojos cerrados. Sabía lo que vería si lo abría y no estaba dispuesto a renunciar a esa memoria por un golpe de realidad.
Peter besó su frente y sus brazos lo liberaron. No fue sino hasta que escuchó los pasos en la escalera que se obligó a abrir los ojos de nuevo, para observar la puerta entreabierta de su departamento, distorsionada por las lágrimas.
John estaba más que conciente de que Sherlock probablemente estaba procesando lo que estaba sucediendo en su cabeza, haciendo análisis, correlacionando datos, y tal vez, comparando experiencias.
Ese conocimiento no era muy de su agrado, pero era parte de todo lo que conllevaba el ser parte de la vida de Sherlock, una inconveniencia más que podía pasar por alto, siempre y cuando esto siguiera sucediendo de forma más o menos regular.
Sherlock lo besaba con más técnica que sentimiento, pero John esperaba que con algo de tiempo y mucha, mucha aplicación práctica del proceso, Sherlock dejara de lado su manía de analizarlo todo y pudiera disfrutar del besar a otro ser humano como el resto de los mortales.
Las manos de Sherlock estaban bajo su ropa, recorriendo la piel, deteniéndose de cuando en cuando, probablemente archivando emociones y reacciones físicas a ciertas caricias en su mente para futuras aplicaciones. John hacía otro tanto, por el simple placer de tocar a Sherlock y sentir bajo sus dedos los músculos estirarse y contraerse al contacto de sus manos.
Su boca se movía por voluntad propia, recorriendo la suave piel de las comisuras de los labios de Sherlock, su barbilla, el pulso bajo su oreja, para volver a su boca y perderse ahí por un momento, ignorando las quejas de Sherlock, besándolo hasta que las palabras se convertían en gemidos, muestra de que Sherlock no era más que humano y que, eventualmente, su cuerpo se impondría a su intelecto y sus reacciones dejarían de ser tan calculadas y solamente serían dos personas descubriéndose la una a la otra, pura carne y pasión y nada más.
Probablemente había sido desesperación o tal vez el hecho de que no había dormido en las pasadas dieciséis horas lo que hizo reaccionar así, pero todo eso se volvió irrelevante cuando tomó a Steve de la camisa y lo empujó contra el escritorio, lo obligó a sentarse, se colocó entre sus piernas abiertas y lo besó como si de eso dependiera su vida.
Steve se resistió y Danny aprovechó la ventaja de su posición para imponer su voluntad, decidido a hacerle entender sus razones, viéndose forzado a recurrir a esto, ya que las palabras no bastaban para transmitir el mensaje.
Sólo que Danny no contaba con sus propias reacciones, ahora que Steve estaba respondiendo al contacto de sus labios sobre los suyos. Steve tenía sus brazos alrededor de su cintura y lo atraía hacía él, y podía sentirlo a través de la ropa, puro calor y fuerza contenida. Ahora era Steve quien lo besaba, bajando con sus labios por su cuello, mordisqueando aquí y allá, dejando marcas, aprovechando la confusión momentánea de Danny.
Eso solo sirvió para recordarle a Danny de que se trataba todo eso y reaccionó, atrapando el rostro de Steve entre sus manos y buscando de nuevo su boca, para dejar en claro quien era el que estaba hablando aquí.
Steve sonreía bajo sus labios y Danny no iba a permitir esa falta de respeto. Empujó sus caderas contra la entrepierna de Steve y la sonrisa se disolvió en un gemido profundo que les hizo estremecerse a ambos. La lengua de Danny recorrió el interior de su boca y Steve tuvo que poner sus manos sobre el escritorio para sostenerse. Danny iba a mostrarle que no se podía discutir con él y ganar, así que le hizo echar la cabeza hacía atrás y comenzó a besar su cuello, a morder la piel debajo de su oreja, pasando su lengua por la huella de sus dientes, y besar ese mismo punto después, decido a dejar una marca que le ayudara a Steve a recordar el porqué estaban haciendo esto.
Aunque Danny no estaba seguro ya de cual era ese porqué.