Anima (o como hacer mal un juego de rol):
Anima es uno de esos manuales que lo coges, lo miras unos minutos, y lo devuelves a su sitio. Es ese tipo de juego en el que ves perfectamente que no hay nada que hacer con él.
Y por casualidades de la vida, lo he terminado jugando.
Anima se desenvuelve en un mundo medieval fantástico, en el que la magia está perseguida por la Inquisición. Curiosamente, la propia Inquisición usa magia para deshacerse de los magos. A parte de esto, hay varias naciones y demás trasfondillos secundarios.
Como cosas malas:
1_cualquier juego en el que necesitas una calculadora debería ser abolido del planeta.
2_el sistema alarga y complica los combates. Yo no me quejo porque mi maravillosisisérrimo master los simplifica, pero de manual son la muerte.
3_los diferentes tipos de personajes están muy desproporcionados. También pasa en otros juegos, como D&D, pero menos exagerado. En Anima hay personajes que, directamente, son inútiles para sí mismos y para el grupo.
4_el muchkinismo. Mi personaje de nivel 0, en sus cinco primeros minutos de juego, invocó a dos kracken que se cargaron al barco enemigo. Os juro que me hice una ficha normalilla.
5_los méritos y defectos. Los méritos son muy buenos, de eso no hay duda. De hecho, algunos son imprescindibles. Pero cuando un defecto que te da un punto puede matar a tu personaje (alergia de un punto), algo falla. Me explico: me parece lógico que los defectos le compliquen la vida a tu PJ, para eso están. Pero que a nivel uno sobre cinco te maten, es una exageración.
En resumen, Anima me parece un mal juego de rol.