Tabla Festiva B: +2

Dec 08, 2011 21:23

Título: Luces y Sombras
Fandom: Harry Potter
Claim: Peter Pettigrew
Advertencias: Libro 7.
Notas: En colaboración con merii_093 para la Tabla Festiva B de 30vicios


18. Sombra

Peter creyó que nunca volvería a ver ese infierno, ese sacrificio necesario, como lo llamaba Voldemort, por restaurar la sangre mágica, pero está ahí, de regreso, acechándolo como una sombra, con la fría voz de la muerte cantando por todo el país, casi como si estuviese pegada a la ventana del rellano. Ya no puede escapar de ello, es el bando que ha elegido y al menos quiere que digan que en eso no ha sido un cobarde, que ha permanecido fiel hasta el final. Sin embargo, eso no evita que de vez en cuando corra a refugiarse en los calabozos de la mansión Malfoy, lejos de la luz solar y de la oscuridad, encarnada en un hombre con ojos de serpiente.

Peter suele pasearse por ahí a menudo y conoce tan bien el lugar que irónicamente a veces también piensa que es como su casa, el hogar de una sucia rata como él. Al principio sólo bajaba para mantener quieto a su huésped, el señor Ollivanders, que creía que con algunas palabras mágicas lograría salir de ahí. Pero pronto descubrió que la tranquilidad -que él se veía obligado a imponer a base de golpes y maldiciones- y la oscuridad del lugar le eran idóneos, pues ahí nadie podía ver su cara de terror, el miedo a ser engullido por esa segunda guerra.

Han tomado el Ministerio de Magia y han instalado un control riguroso de los hijos de muggles, que casi siempre tienen peores destinos que un simple calabozo a oscuras, donde él acude a preservar la calma. Se han hecho con casi todo lo que se puede desear y el poder ya no es más un sueño, sino un hecho y sin embargo, su señor no está feliz. Quiere seguir prolongando la guerra, quiere seguir buscando a Harry Potter cuando él no, cuando ya no debería de importar.

Colagusano cavila sobre eso por enésima vez en lo que va del año, escondido entre dos gruesos pilares que sostienen a las escaleras, apenas alcanzadas por algunos mortecinos rayos del ocaso. Piensa en eso y en lo que le espera al mundo, en lo que de alguna manera él ha hecho, ha contribuído y lo que falta por hacer.

-¡Eh! ¿Colagusano, estás ahí? -la voz de Lucius Malfoy se acerca por las escaleras, no sabe si es su imaginación pero también parece asustado, reticente y a la vez, cobarde, pues esconde su temor al igual que él-. Tenemos nuevos huéspedes, trátalos bien, ¿de acuerdo?

Una chica y un duende son arrojados hacia el final de la escalera, haciendo un ruido tremendo cuando sus cuerpos pegan contra el suelo, ruido que apenas se equipara al de algunos lamentos y maldiciones, que profiere la chica rubia, de grandes y soñadores ojos azules anegados en furia.

Esto es lo que falta, lo que sigue en la guerra. Ahora le toca a los niños. Y no sabe cómo reaccionar cuando se da cuenta de este hecho, pues él nunca ha levantado su varita hacia un pequeño, hacia una familia. Lo único que hace es conducir mecánicamente a sus huéspedes hacia el calabozo de Ollivanders, repetirles unas cuantas reglas y aplicar cruciatus, sólo por si acaso, antes de alejarse hacia la puerta, preguntándose no sin fundamento alguno si él no se habrá convertido en lo que ellos son, los prisioneros de ese calabozo, meras sombras de su antigüo ser.


28. Luces

Está agazapado entre las sombras como casi todos los días, oculto en el rellano que separa los calabozos de las escaleras, cuando un eco distante de emoción logra sacarlo de su letargo, casi siempre lleno de cavilaciones oscuras y pensamientos pesimistas encausados a un mismo fin: el término de la guerra. Normalmente quien grita de felicidad casi siempre es Voldemort, seguido de Bellatrix quien siempre celebra sus victorias, pero esta vez la voz de los contentos es la de otros, unos que desde hace mucho no habían más que proferido algunos suspiros cargados de dolor.

Los Malfoy parecen querer estallar de la emoción, gritan a los cuatro vientos una información distorsionada que él no puede llegar a escuchar, aún con su oído privilegiado, capaz de captar cualquier cosa.

-Harry Potter ha sido capturado -corean todas las voces, en susurros apenas audibles, en gritos de júbilo y emoción, al saber que dicho acontecimiento los proveerá de nuevo de días llenos de orgullo en lugar de temor, por ellos mismos y por sus familias, sometidos por algo más que un hechizo mágico-. ¡Tenemos a Potter!

Peter palidece cuando uno de los mortífagos -Rabastan, quizás, aunque no está seguro por la oscuridad-, viene a darle la buena nueva, con todo el rostro de un niño que acaba de recibir un regalo en la mañana de Navidad. Harry Potter ha sido capturado y el fin de la guerra está cerca, con la victoria del bando de los malos. ¿Era eso lo que quería? Algo en su interior le dice que no, algo en su interior siempre albergó la esperanza de que nunca sucedería, de que el mundo no giraba de esa manera. Algo en su interior siempre se repitió: a Harry no.

Sin embargo, el mal está hecho. Lo sabe cuando sube al vestíbulo para observarlo todo con sus propios ojos, lo sabe cuando dibuja una sonrisa de falsa satisfacción y agita su mano plateada, como si de una bandera de victoria se tratase, para observar a los chicos capturados, el hijo de James entre ellos, como bien dijo la profecía que estaba a punto de ser cumplida. Sólo uno de los dos seguirá con vida. Por supuesto, no será él. Mientras lo guía hacia los calabozos donde descansa Ollivander, trata de grabarse el pensamiento a fuego en la mente, se lo repite cientos de veces. Sólo uno seguirá con vida.

-Déjanos marchar -le pide Harry, con el mismo rostro de James y los ojos de Lily, como un eco del pasado que ha regresado a atormentarlo. Ojalá hubiese tenido la oportunidad, ojalá James le hubiese pedido eso, ojalá le hubiese descubierto-. ¡Déjanos marchar!

La varita tiembla en su mano lanzando ecos de luz hacia la celda vacía, donde todos sus ocupantes ya han conseguido la libertad. Arriba, la voz de Hermione hiende el aire con el filo de una espada, le pone la piel de gallina y le hace preguntarse si así fueron los gritos de Lily antes de morir. ¡Déjanos marchar! Forcejean mientras la frase se repite y por un momento le asalta la idea de pedirles que lo lleven con él, para alejarse de los años oscuros que le esperan, para alejarse de la eterna esclavitud y de estar subyugado, siempre inferior, siempre en las sombras.

Su mano de plata, antes aferrada al cuello de Harry, vacila al mirar sus ojos, llenos de esa extraña luz que precede a la muerte y que parece amplificada por su varita, que sigue temblando en su mano, amenazando con desaparecer todo hechizo de iluminación. Cuando lo suelta -sólo uno seguirá con vida-, cree ver en sus facciones deformadas y sucias el destello de un viejo James, el mismo que sacudía a su hijo en el aire y le sonreía, instándole a conseguir familia pronto. Y ese viejo James es quien regresa a casa a salvo, quien se alza contra Voldemort para vencerlo, quien detiene todo el flujo de muerte y destrucción. Uno en el cual él siempre va a estar inmerso.

Trata de renovar la lucha cuando se da cuenta de que él siempre va a estar en el lado perdedor cuando algo insólito sucede, insólito sólo para él, más no para Voldemort a quien puede imaginar sonriendo en secreto con las facciones siniestras teñidas de satisfacción, previniendo una futura cobardía, un mínimo instante de expiación. La mano de plata se cierra alrededor de su cuello y las luces se apagan, aunque sólo es momentáneamente. Escucha los bramidos de Harry y su amigo mientras intentan salvarlo, palabras similares a las que habría dicho James, incluso Sirius con Remus a su lado.

Pero ya es demasiado tarde. Sólo uno seguirá con vida. Aún con la estancia a oscuras, brillantes lucecitas bailan frente a sus ojos, se retuercen en un espiral de muerte donde él va cayendo, cada vez más rápidamente, sin encontrar un final. Se lo merece, piensa, en su último respiro desesperado de vida, con los pulmones hinchándose con dolorosa lentitud. Se lo merece y ahora, sólo después de 16 años la historia ha encontrado su final, el mismo que debió ser desde siempre. Con el traidor aniquilado y el héroe dispuesto a salvar el mundo.

claim: peter pettigrew, a: harry potter, comm: 30vicios

Previous post Next post
Up