085/100

Sep 16, 2011 22:05

Un día de éstos que no tenga flojera/tarea, me hago más icons de Yasu :(

Número: 085/100
Título: Reflejo distorsionado: Muñeca [03/??]
Fandom: Umineko no Naku Koro ni
Claim: Ushiromiya Jessica, Ushiromiya Lion, Yasu
Extensión: 1083 palabras
Advertencias: Spoilers del EP7 'Requiem'
Notas: Para el Multitemático de histeria_fandom



Muñeca

Las rutinas la mantienen segura, las rutinas son para ella un baluarte de que al día siguiente no estará sola, de que tendrá algo qué hacer y no pasará su tiempo pensando cosas tristes. De entre todas las rutinas que Yasu tiene que llevar -asear la mansión, hacer tarea e ir a la escuela-, la que más le gusta es ésta última, que le brinda la posibilidad de estar con Jessica.

A pesar de que Natsuhi le ha advertido que no son amigas y que debe de recordar su posición inferior en la familia, Yasu no puede evitar valorar a la señorita Jessica como si fuera su amiga, como si fuera su hermana. Y todas las mañanas, siempre ajetreadas por la misma rutina, gracias a ese hecho, se le antojan añorables. Tiene que levantarse un poco más temprano para hacer el desayuno que ambas se llevarán y para arreglar sus cosas, sin embargo, justo en el momento en que va a despertar a Jessica para que se aliste y se vayan juntas, todo el disfraz de sirvienta cae a sus pies para dejarla como la mejor amiga, o quizás como la hermana.

Jessica y ella se ponen los uniformes entre pequeñas risas y bostezos, toman el desayuno de las cocinas y salen corriendo, perdiéndose entre el vívido mar de colores verdes, hasta llegar al océano, donde el bote las lleva -siempre riendo y hablando- hasta el puerto y la escuela. Momentos tan pequeños e insignificantes, tan rutinarios, tan normales... que Yasu se siente parte de la familia.

-Oye, Sayo, ¿hiciste la tarea de hoy? -es uno de esos días en los cuales la rutina la mantiene suavemente atada. El viento y la brisa salada le acarician el rostro mientras viajan en el bote hacia Niijima y Yasu se encuentra perdida entre pensamientos agradables-. ¡Hey! -Jessica le pasa una mano por enfrente del rostro para sacarla de su letargo, en el cual una suave sonrisa adorna sus labios.

-Oh, lo siento, Jessica-sama -la niña se sonroja visiblemente mientras rebusca entre sus cosas la libreta que le piden, llena de una caligrafía pulcra y estilizada.

-¡Vaya, gracias! A mí se me olvidó -la otra niña mira hacia la lejanía, donde Niijima sigue siendo un punto borroso, asegurándole tiempo suficiente para copiar-. Y no me digas Jessica-sama, ¿de acuerdo? Aquí eres mi amiga.

-D-de acuerdo, Jessica... sama.

Riendo ambas ante la equivocación de Yasu, que al parecer no se puede quitar los malos hábitos -como los llama Jessica-, ambas prosiguen su camino hacia Niijima. Jessica, copiando los apuntes que no hizo de tarea, mientras envidia sólo un poco la letra de su amiga y Yasu, a su vez, pensando en que la señorita es muy divertida, muy linda -como una muñeca- y que ojalá, ojalá de verdad fuera su hermana.

.

Lion la ha visto crecer año tras año, desde que tiene memoria. Jessica llegó al mundo no mucho tiempo después que él en forma de un pequeño bulto envuelto en mantas rosadas, brindándole a su madre -quien a veces lo murmura entre dientes, sin darse cuenta de que alguien la escucha- una doble alegría, al mismo tiempo que un doble trabajo. Natsuhi tenía dos bebés en casa y mucho de lo cual ocuparse. Lion sería la siguiente cabeza de familia, Lion era además, el hermano mayor. Jessica era la niña pequeña, la que no cargaría con el peso de la familia Ushiromiya. Con eso, ya estaba dicho todo, con eso, ya estaban condicionados. Así pues, Lion, conforme fue creciendo, tomó el papel del hermano protector y sobresaliente -demasiado para él, aunque no lo dijera-, se alejó poco a poco de los juegos y se enfocó mucho más en los estudios, en hacer lo que tenía que hacer -aunque no quisiera- y eso incluía cuidar a Jessica.

Jessica, en cambio, podía hacer lo que le viniera en gana, con sólo la amenaza de una regañina que pronto se pasaría. Jessica tenía la libertad de correr por los pasillos de la mansión, mientras él estudiaba. Jessica le había robado la mitad de su libertad...

-¿Qué sucede, sucesor-sama? ¿Estás aburrido? ¡Vamos a jugar un rato, anda! -Lion se encuentra en el salón principal estudiando para un examen importante de idiomas, en el cual su madre tiene mucha fe, cuando la pequeña se le acerca. Varios libros se encuentran desperdigados sobre la mesa, brillante a la luz del candelabro y lo único opaco en todo el lugar es el rostro del niño, que parece frustrado, aunque nadie sabría decir si por la presencia de su hermana o por la dificultad de la tarea.

-No puedo, Jessica -ha repasado esas lecciones cientos de veces y las entiende perfectamente, pero por alguna extraña razón ese día nada entra en su mente, que parece bloqueada-. Tengo tarea.

-Yo también, ¿y qué? ¡Vamos a jugar! -la niña tira de la manga de su hermano con todas sus fuerzas, desdibujando el aire de muñeca rubia que siempre tiene, tan angelical, en uno un poco más bárbaro y despreocupado-. ¡Vamos! ¡No debe de importarte lo que el viejo o mamá digan!

Lion abre los ojos, sorprendido al escuchar a su hermana referirse de esa manera al abuelo, a quien adora. Definitivamente son totalmente diferentes, ella, un alma libre. Él, un alma encadenada, pero no por eso menos feliz. Ella, risueña. Él, sereno. Y aún así...

-¡Auch! -Jessica da un respingo cuando siente un pinchazo en su trasero, antes protegido por un vestido que su madre le ha comprado y le molesta, al tener muchos volantes de colores-. ¿Qué ha sido eso?

Por toda respuesta, Lion sonríe inocentemente, borrando todo rastro de cansancio en su cara, que de pronto parece la de un niño de su edad, dispuesto a divertirse.

-¡Eres malo, Lion! -a pesar de hacer dicha afirmación, Jessica le devuelve la sonrisa y las ganas de pelear, alzando sus manos como si fuera a lanzar un golpe de box, de ésos de los que su padre tanto les habla a veces-. ¡Vas a ver!

La guerra comienza en cuanto Lion lanza su siguiente ataque, muy certero, en el trasero de su hermana, quien vuelve a saltar del dolor al sentir el pinchazo. Pronto, todo estudio queda en el olvido y por supuesto, toda rivalidad. Podría decirse que con cada pequeño golpe y con cada pinchazo, un poco de su rencor se esfuma, tanto es así que, terminada la velada -con una mirada de reproche de su madre, quien lo hacía estudiando-, Lion piensa que no todas las familias son perfectas y que así está bien para él y para Jessica.

comm: histeria_fandom, comm: reto_diario, claim: yasu, a: umineko no naku koro ni

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