Tabla Festiva B: +2
Título: Sombras
Fandom: Harry Potter
Claim: Peter Pettigrew
Advertencias: Posteado anteriormente en ff.net
Notas:
Prompt #20 y Prompt #22 de la Tabla Festiva B en colaboración con merii_093 para 30vicios
22. Uvas
La mesa estaba dispuesta para un auténtico festín, digno de un Rey, digno del próximo Ministro de Magia y señor del mundo mágico. Colagusano apenas podía contener su asombro ante el sinfín de platillos expuestos frente a sus ojos, pues nisiquiera los elfos domésticos en Hogwarts le habían ofrecido semejante comida alguna vez: uvas predispuestas en fuentes de plata, acompañadas con suculentas carnes y vinos -de la mejor cosecha, según Lucius-, todos destelleando sabrosamente bajo el candelabro del comedor principal de la mansión Malfoy, invitando a sus huéspedes a probar y a quedarse, a celebrar y a burlarse, de todos, del Ministro, de Dumbledore.
Peter tomó asiento a la señal de Voldemort, que yacía en la cabecera de la mesa, examinando con interés el lugar mediante magia, sin duda buscando algún tipo de trampa; pero al no encontrarla, dio la orden a todos sus leales mortífagos de sentarse a la mesa para su primera gran reunión.
El más pequeño de los merodeadores se sentó hasta el fondo de la mesa, sintiéndose importante pese a su cara sudorosa, justo al lado de los Malfoy, de Snape y de algunas cuantas familias de alto estirpe, pues parecían contagiarle de su majestuosidad.
-¿Qué noticias me tienes, Severus? -la voz de Voldemort rompió los murmullos que se extendían por la larga mesa de caoba, acariciando con el aliento los finos platillos.
Severus comenzó con un discurso que apenas y llegó a sus oídos, palabras como Orden del Fénix, Dumbledore, Ministerio y Muggles carecían de importancia en aras de su creciente hambre y orgullo, caminando a la par dentro de su cerebro.
Soy parte de esto. Se dijo, alargando la mano hacia las uvas que le hacían guiños a diez centímetros de distancia. Soy parte de esto.
Y cuando ganemos...
Entonces tendré una mansión igual a esta y a Sirius como criado.
20. Cercanía
En aquél lugar abundaban las caras sonrientes, las carcajadas inundaban el aire como música de fondo y, pese a la tensión en el aire, todos eran bastante amables. Todavía eran un grupo desorganizado, un tanto temeroso y dividido sólo por sus ideales, pero en escencia todos buscaban lo mismo, todos eran lo mismo, salvo él.
-Acérquense -dijo un mago, que había predispuesto en un rincón alejado de la habitación por lo menos treinta sillas, pulcramente acomodadas-. Ahora que se ha fundado oficialmente la Orden, considero que deberíamos de inmortalizar este día.
Todos asintieron con emoción, dejando de buena gana la mesa con provisiones que todos habían llevado, desde exóticas comidas suecas hasta los guisados más tradicionales, cortesía de la madre de James.
Ninguno de ellos sabía a qué se enfrentaba. Todos ocuparon sus lugares en donde el mago les indicó, sonrientes, valientes, héroes que serían inmortales. Todos posaron para la foto, saludaron con la mano hacia desconocidos destinatarios. Pensaban que podrían ganar.
Peter sabía que no. Allí, medio abrazado por sus amigos, temeroso del flash de la cámara, recordaba la maldad del Señor Oscuro, sus poderes infinitos y su falta de misericordia. No sabían a qué se enfrentaban y él no se los iba a dejar tan fácil, no cuando planeaba aprenderse todos sus nombres y locaciones, para venderlos poco a poco a su señor y de esa manera obtener el reconocimiento que se merecía, pues en esa fotografía mágica, medio oculto por un montón de personas, era obvio que nadie se fijaría en él.
Fandom: Harry Potter
Claim: Peter Pettigrew
Advertencias: Posteado anteriormente en ff.net
Notas:
Prompt #20 y Prompt #22 de la Tabla Festiva B en colaboración con merii_093 para 30vicios
22. Uvas
La mesa estaba dispuesta para un auténtico festín, digno de un Rey, digno del próximo Ministro de Magia y señor del mundo mágico. Colagusano apenas podía contener su asombro ante el sinfín de platillos expuestos frente a sus ojos, pues nisiquiera los elfos domésticos en Hogwarts le habían ofrecido semejante comida alguna vez: uvas predispuestas en fuentes de plata, acompañadas con suculentas carnes y vinos -de la mejor cosecha, según Lucius-, todos destelleando sabrosamente bajo el candelabro del comedor principal de la mansión Malfoy, invitando a sus huéspedes a probar y a quedarse, a celebrar y a burlarse, de todos, del Ministro, de Dumbledore.
Peter tomó asiento a la señal de Voldemort, que yacía en la cabecera de la mesa, examinando con interés el lugar mediante magia, sin duda buscando algún tipo de trampa; pero al no encontrarla, dio la orden a todos sus leales mortífagos de sentarse a la mesa para su primera gran reunión.
El más pequeño de los merodeadores se sentó hasta el fondo de la mesa, sintiéndose importante pese a su cara sudorosa, justo al lado de los Malfoy, de Snape y de algunas cuantas familias de alto estirpe, pues parecían contagiarle de su majestuosidad.
-¿Qué noticias me tienes, Severus? -la voz de Voldemort rompió los murmullos que se extendían por la larga mesa de caoba, acariciando con el aliento los finos platillos.
Severus comenzó con un discurso que apenas y llegó a sus oídos, palabras como Orden del Fénix, Dumbledore, Ministerio y Muggles carecían de importancia en aras de su creciente hambre y orgullo, caminando a la par dentro de su cerebro.
Soy parte de esto. Se dijo, alargando la mano hacia las uvas que le hacían guiños a diez centímetros de distancia. Soy parte de esto.
Y cuando ganemos...
Entonces tendré una mansión igual a esta y a Sirius como criado.
20. Cercanía
En aquél lugar abundaban las caras sonrientes, las carcajadas inundaban el aire como música de fondo y, pese a la tensión en el aire, todos eran bastante amables. Todavía eran un grupo desorganizado, un tanto temeroso y dividido sólo por sus ideales, pero en escencia todos buscaban lo mismo, todos eran lo mismo, salvo él.
-Acérquense -dijo un mago, que había predispuesto en un rincón alejado de la habitación por lo menos treinta sillas, pulcramente acomodadas-. Ahora que se ha fundado oficialmente la Orden, considero que deberíamos de inmortalizar este día.
Todos asintieron con emoción, dejando de buena gana la mesa con provisiones que todos habían llevado, desde exóticas comidas suecas hasta los guisados más tradicionales, cortesía de la madre de James.
Ninguno de ellos sabía a qué se enfrentaba. Todos ocuparon sus lugares en donde el mago les indicó, sonrientes, valientes, héroes que serían inmortales. Todos posaron para la foto, saludaron con la mano hacia desconocidos destinatarios. Pensaban que podrían ganar.
Peter sabía que no. Allí, medio abrazado por sus amigos, temeroso del flash de la cámara, recordaba la maldad del Señor Oscuro, sus poderes infinitos y su falta de misericordia. No sabían a qué se enfrentaban y él no se los iba a dejar tan fácil, no cuando planeaba aprenderse todos sus nombres y locaciones, para venderlos poco a poco a su señor y de esa manera obtener el reconocimiento que se merecía, pues en esa fotografía mágica, medio oculto por un montón de personas, era obvio que nadie se fijaría en él.