Reto Diario ~ 028: Reacciones
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Número: 028/028
Título: Reacciones
Fandom: Yu-Gi-Oh! GX
Claim: Manjoume Jun/Tenjouin Asuka
Extensión: 181 palabras
Advertencias: Nada.
Notas: Nada.
Reacciones.
Siente un calorcillo recorriéndole las mejillas, quemando bajo su piel de manera agradable, añorable. Siempre es así con los chicos que conoce, siempre es así, porque se fijan en su físico, cabello rubio y ojos dorados, poco comunes entre los japoneses. Siempre es así, pero nunca se acostumbra, le es incómodo, tanto como estar bajo cientos de reflectores, tanto como un día sumamente caluroso.
Sin embargo, esta vez es diferente. Y el calorcillo que recorre sus mejillas, pintándolas de color carmín, no se debe a la furia, ni mucho menos a un ataque de ira, de ésos que le dan siempre que su hermano hace alguna tontería. Esta vez su sonrojo se debe a Manjoume, a las palabras de amor enfebrecido que le profesa, con voz tenue, suave, como si le hablara a un niño pequeño, tan reales como los latidos de su corazón. No entiende por qué de pronto se ha interesado en ella, pero algo dentro suyo le dice que no es por el físico -no solamente-.
Y que ése encaprichamiento durará... tanto como ella lo permita al quedarse sin palabras.
Número: 028/028
Título: Reacciones
Fandom: Yu-Gi-Oh! GX
Claim: Manjoume Jun/Tenjouin Asuka
Extensión: 181 palabras
Advertencias: Nada.
Notas: Nada.
Reacciones.
Siente un calorcillo recorriéndole las mejillas, quemando bajo su piel de manera agradable, añorable. Siempre es así con los chicos que conoce, siempre es así, porque se fijan en su físico, cabello rubio y ojos dorados, poco comunes entre los japoneses. Siempre es así, pero nunca se acostumbra, le es incómodo, tanto como estar bajo cientos de reflectores, tanto como un día sumamente caluroso.
Sin embargo, esta vez es diferente. Y el calorcillo que recorre sus mejillas, pintándolas de color carmín, no se debe a la furia, ni mucho menos a un ataque de ira, de ésos que le dan siempre que su hermano hace alguna tontería. Esta vez su sonrojo se debe a Manjoume, a las palabras de amor enfebrecido que le profesa, con voz tenue, suave, como si le hablara a un niño pequeño, tan reales como los latidos de su corazón. No entiende por qué de pronto se ha interesado en ella, pero algo dentro suyo le dice que no es por el físico -no solamente-.
Y que ése encaprichamiento durará... tanto como ella lo permita al quedarse sin palabras.