Número: 026/100.
Título: Vivir una pesadilla [07/10].
Fandom: Yu-Gi-Oh! ZeXal.
Claim: Mihael Arclight, Tenjo Haruto.
Extensión: 1268 palabras.
Advertencias: Post-ZeXal I. Se ignora ZeXal II. Mención de Chris/Kaito.
Notas: Para la Tabla Angst de
mision_insana 03. Pensando en ti
Mihael nunca ha estado en la casa de los Tenjo y quizá por eso todo le resulta tan interesante. Desde el robot que los saluda a las puertas de la casa, hasta el elevador de cristal que los lleva al último piso, regalándoles una vista inolvidable de la ciudad, todo le parece fascinante, aunque no tanto como la cara de su hermano mayor, de pie a su lado y tratando de lucir tan estoico como siempre.
-Oye, nii-sama -lo llama y una sonrisa maliciosa se extiende por sus labios, dándole un parecido más acentuado con Thomas, con el que al parecer ha pasado demasiado tiempo-. No te pongas nervioso, lo harás bien.
-¿De qué hablas? -dice Chris, desviando la vista para fingir que está muy interesado en el horizonte, donde solo hay un mar azul e intenso como sus ojos.
-Vamos, no tienes que fingir nii-sama -dice él e incluso se atreve a darle un codazo-. Con Kaito, ya sabes.
-No sé de qué me hablas -insiste a su vez Chris, pero no pasa desapercibido para ambos que se pone rígido cuando el ascensor se detiene y Kaito abre la puerta, en apariencia estoico (y tan ridículo como Chris, piensa Mihael) pero igual de nervioso por la visita.
-Pasen -pide con educación y es extraño verlo así, lo que acentúa la sonrisa de Mihael, pues está seguro que sólo se comporta así debido a que su hermano está presente. Sin embargo, a pesar de que es una oportunidad imperdible para observar a su hermano mayor nervioso y avergonzado, Mihael decide dejarlos estar y se desconecta de su conversación, para vagar por la habitación, muy entretenido con las vistas que las ventanas ofrecen desde todo tipo de ángulos.
Las cosas han cambiado mucho desde que Yuuma derrotó a Tron y la felicidad que siente, como un cálido e interminable abrazo, lo distrae hasta el punto en que no se da cuenta de la desaparición de su hermano, que se ha ido con Kaito probablemente a tener un duelo, pero si es tan inteligente como dicen y un poco atrevido, a algo más.
-Tendré que esperarlo -suspira el joven, que sólo accedió a acompañarlo a la visita al verlo preocupado-. Ojalá no se tarde, aunque bueno, supongo que si se fue a otra cosa, sí se tardará. ¿Y mientras qué hago?
No hay nada divertido a su alrededor, en el enorme apartamento de los Tenjo. Dos sofás rojos adornan la sala de estar por demás vacía a excepción de una mesa para el café y no se ven consolas de videojuegos o una televisión en sus pulcras superficies, a pesar de que Haruto vive ahí y es tan solo un niño.
-¡Haruto! -dice encantado, como si el pequeño fuera su salvador, a pesar de que no lo ha visto ni escuchado en todo el tiempo que lleva en la casa-. ¿Dónde estará? -la pregunta es sólo para despistar a cualquiera que pueda estar escuchando, pues siempre cabe la posibilidad de que Chris y Kaito no estén demasiado lejos, haciendo lo que sea que hagan y les da tanta verguenza.
En realidad, Mihael ha comenzado a acercarse al elevador que lleva al último piso y donde si mal no recuerda, está localizada la habitación de Haruto. No es que sean los mejores amigos, de hecho, no recuerda haber hablado con él en una sola ocasión, pero es su última esperanza para no aburrirse durante algún tiempo, quizás una hora o dos, dependiendo de si a Chris y Kaito les lleva tanto tiempo hacer... Lo que sea que hagan otra vez.
-¿Haruto...? -el elevador abre sus puertas en una habitación enorme, cuyo piso está lleno de estrellas de colores, un mar donde parece flotar la solitaria cama, donde Haruto duerme, ajeno a su visitante.
Mihael está a punto de marcharse, pensando en que tal vez puede molestar a Chris, cuando Haruto se incorpora, sobresaltado, de la cama. Su respiración es rápida, como si hubiera corrido una maratón, pero el sudor que perla sus mejillas y los ojos que buscan frenéticos por la habitación, hablan de una pesadilla, donde teme que el monstruo lo haya seguido a la realidad.
-¿Hermano? -dice y su tono sería suficiente para romperle el corazón a cualquier persona.
-¿Qué sucede, Haruto-kun? -pregunta el joven y durante un momento, su presencia no hace más que asustarlo más, pues Haruto se repliega contra sus mantas, eternamente el refugio de los niños asustados-. No te preocupes, no... No tengas miedo. Fue una pesadilla, ¿de acuerdo? Una pesadilla, Haruto-kun, pero ya todo está bien.
-¿Quién eres tú? ¿Y mi hermano?
-¡Ah! Este, yo soy Mihael Arclight, el hermano de Chris. Kaito está con él allá abajo, aunque no me preguntes que están haciendo porque no sé y creo que no quiero saber tampoco -Haruto ríe al ver el nerviosismo de su interlocutor y este gesto los tranquiliza a ambos, permitiendo una conversación normal-. Lo siento por haber entrado aquí sin permiso, es que me aburría esperando a Chris y pensé... No sabía que estabas tomando una siesta.
-No, está bien -dice Haruto y como prueba de amistad le ofrece un asiento en su cama, indicándole el lugar con unas palmaditas de su diminuta mano-. Me sentí mejor cuando te vi. Yo tenía...
-Una pesadilla, lo sé -dice Mihael, que puede notar la verguenza que el pequeño Tenjo siente y que él, en cierta medida, refleja al recordar todo el daño que le hizo en el pasado, cuando lo vio dormido y posteriormente bajo el hechizo de Tron, sin hacer nada por evitarlo.
-Sí -dice Haruto, recordando el sueño muy a su pesar. En el, su padre seguía siendo el hombre malvado que hacía sufrir a todos y tiranizaba a Kaito, el hombre que se convertía en robot y le exigía ser un sacrificio para destruir el Mundo Astral. Lo que más recuerda es el dolor, presente en su sueño con tal viveza que aun puede sentirlo, en forma de diminutas descargas eléctricas. El dolor que lo atravesó cuando fue parte del Sphere Cannon y no existía para él nada más que no fuese ese agónico color azul y los gritos de su padre.
-Haruto-kun... No te preocupes, yo también las tengo -dice Mihael y su confesión no sólo sirve para hacer sentir mejor al niño, sino para deshacerse de un secreto que todavía le pesa-. Cosas muy feas que mi padre hizo. A mí y a todos, a mis hermanos. Yo... Todavía sueño con eso y ojalá no lo hiciera ni tú tampoco, pero es muy difícil olvidar, ¿verdad?
Los días de gritos u hosco silencio. Los interminables planes para hacer a otros sufrir y las reprimendas. La duda sobre qué había bajo la máscara y si en realidad ese niño era su padre. Sus pesadillas pueden tener protagonistas diferentes, pero el temor es el mismo y por eso, Mihael puede entender a la perfección al niño a su lado, hace poco un desconocido y ahora unido a él por algo tan básico como la comprensión.
-No, está bien -repite Haruto, regalándole una sonrisa a Mihael, aunque ni siquiera sabe su nombre ni por todo lo que tuvo que pasar, entre ello, participar en su tortura-. Porque si sólo lo soñamos, significa que no es real, ¿verdad?
-No -afirma Mihael-. No es real.
Pero alguna vez lo fue y aunque la conversación con Haruto pronto toma otro camino, empezando por su presentación oficial y unos cuantos cotilleos sobre Chris, aún es muy difícil olvidar. Y ambos saben que aunque el tiempo pasa (algo que se puede ver en el hecho de que son Chris y Kaito los que terminan buscándolos al final), puede que esas pesadillas no los abandonen por el resto de su vida.