060/100
Número: 060/100.
Título: Magia blanca [23/30].
Fandom: Umineko no Naku Koro ni.
Claim: Ushiromiya Kinzo/Beatrice Castiglioni.
Extensión: 487 palabras.
Advertencias: Spoilers del EP8 Twilight.
Notas: Para la tabla 24 Horas de 30vicios
15:00 (PM) Continuando la historia
La televisión la asusta, aunque hace todo lo posible porque no se le note, no enfrente de los sirvientes, de los guardaespaldas y del modesto mayordomo que le han contratado. Aún así, Bice cierra su mano entorno a la tela de su falda, de color oscuro bajo su pálida piel. La guerra de Corea la está volviendo loca, a pesar de estar del otro lado del océano, muy lejos de su tranquila casita en Niijima, con la luz del sol derramándose como una bendición sobre cada habitación, cada ventana y cada planta.
Quizás podría importarle menos si Kinzo no estuviese allí, inmiscuido en negocios importantes, en peligro cada segundo de algún ataque, una bomba, un terrorista. Quizás le importaría menos si supiera que el hombre al que ama está sano y salvo, en su casa y con su esposa e hijos, mucho mejor que bajo la protección de un país en guerra. Y por supuesto, estaría mucho más tranquila si lo supiera su lado, sentando junto a ella en el sofá bajo la ventana, en donde los rayos del sol les harían cosquillas en la nuca a ambos y el sonido del mar sería la única música. Kinzo, por supuesto, tendría mucho que opinar acerca de la guerra, siendo tan culto como era, ambos tendrían mucho qué discutir sentados en su pequeña casa, a una distancia segura de las armas de fuego, protegidos por una pantalla de televisión. Y cuando la discusión se tornara un poco acalorada, Kinzo querría fumarse un puro, luego se detendría al saberla embarazada y ella sonreiría, para terminar haciendo las paces de nuevo, para volver a sentarse tranquilamente y como lo que eran, dos personas ajenas al conflicto.
Sin embargo, nada de eso es cierto y ni los poderes mágicos que el hombre dice que posee pueden cambiar la situación, las imágenes sucediéndose en la pantalla en blanco y negro, casas explotando, civiles en medio de las calles, gritos y dolor. Cualquiera podría ser Kinzo, cualquiera. Y ese miedo que pensó se desvanecería después de lo sucedido en Rokkenjima, ese miedo que bailó en su vientre mientras veía los cadáveres al pasar, se apodera de ella al pensar en lo que podría ser de su futuro si él no regresara, si una de esas figuras sangrientas en el suelo de las calles de Corea fuese él, abandonado a su suerte en ese lugar lejano, frío e ignorante de su sufrimiento.
Si él... Comienza a temblar con mayor violencia, importándole poco y nada el que alguien la vea ya y pronto se encuentra con que la ama de llaves le está dando palmaditas en la espalda, acompañadas de palabras dulces y tranquilizadoras, promesas de que el señor regresará. Beatrice espera que tenga razón, lo pide y lo recita como si fuera un encantamiento en el interior de su mente, magia blanca para hacer a un ser querido regresar, para continuar la historia en un buen final.
Título: Magia blanca [23/30].
Fandom: Umineko no Naku Koro ni.
Claim: Ushiromiya Kinzo/Beatrice Castiglioni.
Extensión: 487 palabras.
Advertencias: Spoilers del EP8 Twilight.
Notas: Para la tabla 24 Horas de 30vicios
15:00 (PM) Continuando la historia
La televisión la asusta, aunque hace todo lo posible porque no se le note, no enfrente de los sirvientes, de los guardaespaldas y del modesto mayordomo que le han contratado. Aún así, Bice cierra su mano entorno a la tela de su falda, de color oscuro bajo su pálida piel. La guerra de Corea la está volviendo loca, a pesar de estar del otro lado del océano, muy lejos de su tranquila casita en Niijima, con la luz del sol derramándose como una bendición sobre cada habitación, cada ventana y cada planta.
Quizás podría importarle menos si Kinzo no estuviese allí, inmiscuido en negocios importantes, en peligro cada segundo de algún ataque, una bomba, un terrorista. Quizás le importaría menos si supiera que el hombre al que ama está sano y salvo, en su casa y con su esposa e hijos, mucho mejor que bajo la protección de un país en guerra. Y por supuesto, estaría mucho más tranquila si lo supiera su lado, sentando junto a ella en el sofá bajo la ventana, en donde los rayos del sol les harían cosquillas en la nuca a ambos y el sonido del mar sería la única música. Kinzo, por supuesto, tendría mucho que opinar acerca de la guerra, siendo tan culto como era, ambos tendrían mucho qué discutir sentados en su pequeña casa, a una distancia segura de las armas de fuego, protegidos por una pantalla de televisión. Y cuando la discusión se tornara un poco acalorada, Kinzo querría fumarse un puro, luego se detendría al saberla embarazada y ella sonreiría, para terminar haciendo las paces de nuevo, para volver a sentarse tranquilamente y como lo que eran, dos personas ajenas al conflicto.
Sin embargo, nada de eso es cierto y ni los poderes mágicos que el hombre dice que posee pueden cambiar la situación, las imágenes sucediéndose en la pantalla en blanco y negro, casas explotando, civiles en medio de las calles, gritos y dolor. Cualquiera podría ser Kinzo, cualquiera. Y ese miedo que pensó se desvanecería después de lo sucedido en Rokkenjima, ese miedo que bailó en su vientre mientras veía los cadáveres al pasar, se apodera de ella al pensar en lo que podría ser de su futuro si él no regresara, si una de esas figuras sangrientas en el suelo de las calles de Corea fuese él, abandonado a su suerte en ese lugar lejano, frío e ignorante de su sufrimiento.
Si él... Comienza a temblar con mayor violencia, importándole poco y nada el que alguien la vea ya y pronto se encuentra con que la ama de llaves le está dando palmaditas en la espalda, acompañadas de palabras dulces y tranquilizadoras, promesas de que el señor regresará. Beatrice espera que tenga razón, lo pide y lo recita como si fuera un encantamiento en el interior de su mente, magia blanca para hacer a un ser querido regresar, para continuar la historia en un buen final.