Sep 30, 2008 08:23
Hace poco estuve en una boda así que no es extraño que el sueño comenzara con una boda. Toda la familia reunida. Padres, hermanas, primos, bebés, amigos...
Era un restaurante en el campo. Bonito, amplio y con un bello paisaje fuera. Hablaba con mis primos y sonreía a mis amigos sentados en la mesa de al lado. Cogía a un bebé en brazos. Le quería entretener y me senté cerca de una ventana para que viera movimiento fuera. Hacía algo de corriente y cerré la ventana para que no cogiera frío el bebé. Al mirar yo hacia afuera fue cuando lo vi. Me aterré. Sujeté fuerte al bebé entre mis brazos. Entre las montañas. A lo lejos. Algo así como una nube enorme. Espesa. Marrón, morada. Con forma circular y algún lado más ancho que otro. Más deformado que otro. Trozos de la gran nube que crecían cuando se movían y otros que menguaban. Estaba en movimiento. Suspendida en el aire. Uno de los lados me dejó paralizada: aquello que sobresalía parecía un tentáculo. Una nube enorme, irreal con tentáculos en su interior. Yo de pie frente a la ventana con el bebé en brazos. Conseguí reaccionar y avisé a todo el mundo. Ahora todos en pie mirando por las ventanas aquello. La luz se oscurecía. El clima cambiaba. La tormenta o lo que quiera que fuera se acercaba.
Luego lo siguiente que recuerdo es que de alguna manera me introducía en aquello. Me conectaba por internet? No sé. No tenía sentido pero ahí estaba yo volando entre la nube, recorriendo uno de sus costados lleno de datos, como si fuera eso, el ciberespacio y así me enteraba de cosas. Ahora veía como a través de una cámara. La imagen de un cuerpo humano. Decían que había que atacar para matarnos más rápidamente en el centro de gravedad que era la cadera. Yo pensaba que menos mal porque eso era una oportunidad. El centro en realidad es la cabeza y entonces la siguiente imagen que vi era la del ataque que iban a realizar en ese momento. El primer atraque. Quedé aterrada al ver a mi hermana pequeña correr por el corral de la casa del abuelo en el pueblo. Tendría doce años. Yo no sé. De repente dí un empujó a aquello y lo quité de en medio. Me puse al lado de mi hermana (ahora ya no estaba en el hiperespacio y había estado volando?) y la dije que corriera. Ambas llegamos a la casa. Pasamos dentro. Puse el cerrojo y la dije que cuidara de la puerta. Confié en ella. Ahora era más mayor como para protegerla tanto como siempre hago y necesitaba ayuda para cuidar a todos los demás que estaban en casa, que dormían en casa después de la boda: mis padres, mis tíos, mi abuela que estaba viva...
Dejé a mi hermana ahí mirando por el cristal de la puerta y yo subí las escaleras. TEnía que encontrar la escopeta. Mi padre estaba despierto sentado al final de la escalera. Le dije que vigilara pero no pareció entenderme y yo no tenía tiempo de explicarle. Aquello estaba apunto de llegar a la puerta. Entré en la habitación de mis abuelos. No sé porqué solo estaba mi abuela viva y no mi abuelo. LA pregunté por la escopeta que siempre cogía mi primo. Me dijo aún en la cama y medio dormida que para qué y que no lo sabía. Yo buscaba desesperada. La volví a preguntar, volvió a responderme que debía estar ahí. La encontré apoyada contra la pared. Ahora busqué entre los cajones la munición. No había tiempo. No podía respirar. La encontré entre la ropa. Salí al salón y mi padre seguí en la misma postura. Parecía dormir y yo no podía creer que se hubiera quedado dormido sin hacerme caso. Me acerqué y miré hacia abajo. Se oía el aire de invierno entrar por la puerta abajo abierta. El aire y el frío y algo de nieve que había traído la tormenta. Pensé en mi hermana pequeña. No podía respirar. Ellos habían entrado y ella quién sabe qué la habrían hecho. No sabía si bajar y buscarla y atacarles dentro. Cargué la escopeta, no sabía si funcionaría. Parecía vieja y oxidada. No tenía otra elección. Intenté despertar a mi padre. Aterrada. Él no se despertaba. Le zarandeé y nada. Pensé que menudo sueño pero ahora le observé bien y vi que no estaba dormido. Mi padre muerto entre mis brazos. Mi hermana pequeña quién sabía y el resto tendríamos el mismo destino. Oía el frío entrar por la puerta abierta abajo.
Me he despertado realmente asustada. HE tardado en reaccionar y me han dado ganas de ir a ver a mi hermana pequeña. Aún después de unos minutos aún esperaba que algo ocurriera. Como si lo del sueño fuera verdad y algo estuviera a punto de atacarnos.
Eran las cinco de la mañana.
Sueños,
Chorrada del día