Estimados seres vivos cuyas vidas quedarán terminantemente lastimadas después de esto presentes,
He vuelto a publicar el siguiente “escrito” (sí, fue escrito pero no tiene ni un miligramo de decencia) por amor al arte, al prójimo y a los seguros de vida que cobraré cuando todos ustedes mueran inesperadamente por leer esta cosa por amor a estas dos niñas lindas, la Mey y la Nanamiii quienes, en el fondo, creen que sirvo para estas cosas.
Personalmente voy a patentar este “fic”como un buen método de destrucción del castellano y le pido encarecidamente a Chung (quien seguramente sobrevivirá, ya lo ha hecho) que vengue sus muertes a la Kill Bill, porque esa película es genial.
Saludos cordiales,
Yo, quien debería estar velando por su integridad en la comunidad.
Título: Costumbres Argentinas
Fandom: Axis Powers Hetalia Latinoamérica.
Autor: Solamente yo escribo paparruchadas. Para historias de buena calidad consulte el tag de "Fanfiction"
Parejas: Argentina x Chile.
Clasificación: F de Failure Total (Y de Fabuloso porque aparece Uruguay 8D).
Género: Pseudo todo. Esto no tiene ni cara ni careta. Hay mención de shonen ai o también conocido en los bajos fondos como "hombres que gustan de hombres y hacen felices a las fangirls".
Anotaciones de interés para la víctima previo a la lectura: Para este "escrito" se utilizaron los personajes "Fanoficiales"
Martín (Argentina) y
Manuel (Chile). Todos los demás personajes salieron de mi cabeza y no existen todavía.
Giordano es un famoso peluquero argentino incapaz de decir otra palabra que no sea "¡Glamour!" y "¡Qué noche, Teté!" y de hacer desfiles en Punta del Este, Uruguay. Por ende, Uruguay es súper fashion.
Retiro es una estación de trenes de Buenos Aires altamente congestionada de Lunes a Viernes.
Scott es una marca de Papel Higiénico.
Chayenne no pidió estar en este fic.
Real Academia Española, si estas leyendo esto, te pido perdón.
Diccionario de modismos locales:
- Weón: (Adjetivo, adverbio, más usos que el Cif) Chilenismo. Tonto, zapallo, idiota, alguien que hace las cosas por tonto.
- Poncear: (Verbo hot) Chilenismo. Dícese del acto de besarse apasionadamente hasta que se empañen los azulejos de la cocina.
- Chamuyo: (Verbo mentiroso) Argentinismo. Dícese del acto de mentir descaradamente en pos de lograr un motivo oculto, generalmente, querer acostarse con el otro interlocutor que sufre del chamuyo.
- Tatita: (Adjetivo pachamamesco) Argentinismo. Padrecito.
- Trauco: (Ser mítico) Folklore Chileno. Pequeño ente que embaraza a las mujeres no casadas o supuestamente vírgenes. Léase también: "El cuento del tío".
- Garota: (Sustantivo muy sensual) Mujer en portugés (?).
- Aweonado: (Adjetivo calificativo para todos los argentinos parecidos a Martín) Chilenismo. Que es weón.
- Fleta: (Adjetivo calificativo) Chilenismo. Se refiere a algo relacionado con la comunidad homosexual.
- Hueco: (Adjetivo que no pertence al fandom de Bleach aquí) Chilenismo. Alguien superficial.
- Boludo: (Otra palabra que tiene más usos que el Cif) Argentinismo. 1.- Alguien carente de neuronas. 2.- Perfecto reemplazo de cualquier palabra del castellano.
- Che: (Expresión no creada por Guevara) Argentinismo. El equivalente del "Hey!" de EEUU.
- Pedo mamón: (Esto sí que no sé en que categoría cae) Argentinismo. Estar ebrio hasta la médula.
- Huevón: (Adjetivo calificativo pre-Colombino) Argentinismo. Sinónimo de Boludo.
Advertencias más cuasi sumario: Manuel peca de inocente, Martín es un degenerado, Brasil es una bella garota, Uruguay es “¡GLAMOUROSO!” (No, no glamoroso, es como esta escrito o se me ofende Giordano), hay una vaca y obviamente estoy haciendo tiempo para que al terminar de leer esto huyan a las colinas y/o lomos de burro más cercanos para cantar “The hills are alive..... With the sound of music!”, den giritos, miren a Buenos Aires y digan “¡Qué lo parió, Mendieta!” y sientan piedad por la ciudad que en su seno me acoge (a la flauta, acabo de escribir porno 8D).
Dedicado a la memoria de Makoto, porque todavía le echo en cara la culpa de esto. Y también a la Nanamiii y a la Mey. A Rowein no porque no me propuso matrimonio anoche como yo quería :'C
Manuel miró con detenimiento el reloj de la pared, casi como quien quiere desarrollar al instante vista de rayos láser para freír un huevo, mientras internamente, en esa hermosa cabecita chilena llena de variantes de “weón” y un frondoso prontuario de insultos hacia Martín, debatía con intensidad que debía hacer con el paquete que tenía en sus preciosas dos manos.
Hasta esos momentos las votaciones del ‘0-800-Cabeza de Manuel (2312)’ marcaban en un 60% que el paquete sería próximamente transformado en un frisbeé para la Jacinta, esa vaca que adoptó Martín y que todavía hasta la fecha tenía delirios de perro san bernardo (Un roto para un descosido decía su abuelita Carmela, un roto para un descosido) y el 40% restante lo jodía bastante al pronosticar que, probablemente, encontraría una forma de darle semejante regalo al dueño de dicha vaca-perro siempre y cuando dejase de hacer hongos en la silla y fuese hacia él.
Era 31 de Diciembre del año corriente a la noche y las horas se le pasaban a Manuel como al relojito de Jack Bauer de ‘24, Bajo Amenaza’, así, con el ‘tic, toc, tic, toc, tic’ incluido y los 4 paneles que uno no sabe cual mirar primero. Desde la mañana de aquel día tan particular el joven hombre se preguntaba como debía afrontar el terrible, penoso, tortuoso, malévolo y muchos adjetivos calificativos negativos y dramáticos, destino impuesto por el problema con el que se había metido por ser un buenazo.
No, no fue por weón porque sé que estaban pensando esa palabra porque sí, les puedo leer sus mentes degeneradas (una de ustedes tiene que sacar a pasear al perro, by the way); no fue por weón, ¡jamás por weón! Él, José Manuel González Rodríguez, ex patroncito de la estancia, era un buenazo por definición y default, un ser carente de toda maldad inherente y/o relacionada con Martín Hernández, argentino blondo desgraciado de alto calibre, y la única razón por la que tenía ese paquetito entre sus manos era porque en ese día tan especial quería tener un gesto de bondad hacia su vecino trasandino de quien, de paso, esperaba que la próxima vez que ganase un partido no le llenase el patio de improvisadas serpentinas hechas con su papel higiénico que no era Scott y, por ende, no tenía un perrito simpático sobre el paquete.
Sin perritos bonitos en el paquete no, así no.
Pero bueno, volvamos al tema que nos compete que es saber de las peripecias de Manuelito, un hombre no weón que se encontraba en una situación digna de ser televisada a gran escala.
Hacía unos cuantos fines de semana atrás que nuestro joven héroe (sí, héroe, porque me gusta lo heroico ¿vio?), quien dicho sea de paso estaba en la difícil misión de hacer shopping trasandino porque los precios estaban muy baratos del otro lado de la cerca, se había visto envuelto en una conversación típicamente mendocina digna de conventillo al intentar pasar por un conglomerado de viejas charletas de locales de ropa las cuales, como todas las viejas charletas de locales de ropa que conocí en Mendoza, estaban estratégicamente posicionadas para tapar completa y totalmente la vereda de pi a pa.
Era obvio para nuestro gran héroe que o debía pedir permiso (cosa que dudaba se lo otorgarían porque ese milisegundo de distracción causaría la pérdida vital de algún dato sobre el vecino del hijo de la chica que vivía en el segundo A de la calle Espejo al mil y chanchos, ese de la no sé que del cosito del coso del pirinchinchún), o debía sortear la acequia (cosa no recomendable para cualquier turista no experto o carente de una 4X4 Cherokee Unlimited), o debía cruzarse a la otra vereda (cosa que veía con malos ojos puesto que era seguro que cuando les diese la espalda aquellas viejas charletas lo defenestrarían verbalmente entre sus cotorreos y, como alma sensible y poeta que era, le dolería mucho).
En sumario: estaba en una situación de alto interés y tensión internacional como para tratarla en la OTAN y televisarla en la CNN.
Como quien esperaba a que pasase el 42 por la parada, Manuel estaba a punto de tomar una decisión muy decisiva (a la flauta, como mejoró mi escritura estos años, mi profe de literatura lloraría emocionada si me leyese) que tendría repercusiones a futuro (¡a la pelopincho!) cuando una de las señoras reparó en las bolsas de shopping que cargaba y se le vino encima cual alud de vendedores ambulantes en el tren que va a Retiro (son muchos, créanme).
Entre coquetería, chamuyo argento, una sonrisita tímida y alguna frase para el recuerdo, aquella señora le había comentado de la muy importantísima tradición argentina de hacer cierto regalito en la noche del 31, minutitos antes de que llegasen las 12, para desearle así al agasajada/o un buen comienzo de año y Manuel, como ser dulce, buenazo y tierno que era, había caído de lleno en la trampa comercial de la vieja mujer comprándole el misterioso producto para el antes mencionado idiota rubio de peróxido (El amor mueve fronteras.... <3).
Y era por eso, señores y señoras del jurado benevolente aquí presentes, que en esos precisos instantes Manuel estaba sentado en el ultra súper decorado living room de la casa del muy glamouroso uruguayo, con el regalo sobre el regazo y su mirada ya no fija en el muy very fashion reloj de la pared, que marcaba las once y media (les menciono por si acaso), sino en el blondo egocéntrico “regalo a la humanidad forever and ever” de su vecino que andaba a las risotadas con su muy hermosa “o mais grande du mundo” vecina brasilera.
El tema de tanta risa aparentemente, y tras un par de deducciones filosóficas y metafísicas por parte del chileno, era el regalo que le había dado el sinvergüenza de Martín a la bonita muchacha y que, seguramente como había deducido antes, era la infame prenda que también había comprado para el argento.
Lo que sí notaba raro era que el argentino le había dado ese tipo de regalitos a todas las féminas de la fiesta, incluidas la hermanita del mexicano, la reina de belleza venezolana, las tres hermanitas de las Guyana, Guyana Francesa y Surinam; a la cantante jamaiquina y a la portorriqueña y ande a saber Tatita Dios a quien más había intentado galantear y seducir ese degenerado alzado fetichista muy infeliz de Martín sobre el cual no tenía fantasías en sus noches más solitarias y sensuales. Totalmente no, negativo, no positivo, no, él era machito y esos sueños eran pruebas que le daba su subconsciente freudiano de que estaba demasiado en contacto con su lado poético y casi femenino y no eran sobre sus deseos reprimidos de varios años en los que los dos hacían cosas degeneradas y de alto voltaje erótico que podrían hasta sacudir las placas tectónicas. ¡Jamás! ¡Never! ¡No, que no y que no! Él era machito, súper machito, un súper hombrazo, la epítome de lo masculino.. ¿Les mencioné que era machito y por ende no...? Ah, ¿lo hice? Bueno, gracias, perdón por molestar.
En fin, dejando el estado Burocrático Republicano de la Negación con su himno nacional al lado de lado, Manuel ahora sí volvió a mirar el reloj y se tensó hasta el último músculo y cabello de su fisonomía: eran las doce menos diez y todavía no se había atrevido a darle el regalo a Martín. Si no lo hacía pronto el buen deseo de buen vecino no fangirl sí súper macho se perdería junto con la considerable suma de dinero que había gastado en tan exótico producto.
Uno pensaría que a estas alturas el chileno habría tomado al proverbial toro por los cuernos como el ecuatoriano hizo literalmente una vez ma peeeeeeeeeeeero el muchacho andaba tímido esa noche, además una cosa era entregarle el regalo en sus tierras o en la casa de Martín; otra cosa era hacerle una demostración de afecto no gay muy masculina y políticamente correcta en la casa del primo uruguayo del argento, el cual era conocido por ser receloso de su primito menor al punto de haber sacado a la fuerza al conocidísimo inglés que alguna vez quiso pretenderlo, allá en el 1805 cuando todo era bonito, de una patada en su pálido culo y bueno, Manuel amaba mucho su geografía corpórea como para que el glamouroso súper modelo lo usase de pasarela y un conductor que no era Giodarno, porque el fic no se lo puede costear (la malaria es grande, lectores, es muy grande), dijese “¡Qué noche, Tete!” entre algunos “¡GLAMOUR!”es mientras lo achataban contra el suelo.
- “Che, boludo, ¿estás bien? No me digas que ya estás en pedo mamón, flaco” - escuchó decir al infame señor y soberano de sus deseos eróticos prohibidos, digo, al señor y soberano de todos sus deseos eróticos prohibidos y también de todas sus grandes penurias, entretanto colocaba esa cálida mano sobre su frente como si por acción de la osmosis o algo de ese estilo le fuese a dar un diagnostico diferencial de lo que le pasaba al casi hipnotizado chileno.
- “¡Salí de acá, weón!” - Manuel le ordenó con pocas ganas al tiempo que sacaba la mano del otro de su frente y trataba de separarse del rubio tira ranchos pirotécnico de ocasión para ponerse de pie, rajarse de ahí y probablemente, ya que las encuestas lo indicaban así con un casi 88% y estaban cerradas, darle el infame y molesto regalo a la condenada vaca-perro para que lo enterrase en el patio y fuese olvidado en los anales de la historia.
Infortunadamente la fortuna no le había sonreído a Manuel puesto que como este es mi fic, digo, puesto que el destino y la vida y el cosmos y el karma y todas esas cosas místicas eran muy pero muy caprichosas, Martincito se había percatado del paquete tan hermosamente adornado y de tan lindo tamaño que tenía un lindo moñito de color rojo como la cara del igualmente lindo chileno.
Martín probablemente hubiese salido con alguna frase molesta como “Che, boludo, la navidad ya pasó” o “Todavía falta para los Reyes, huevón” pero, o fuese por el simple hecho de que había inhalado más pólvora que el creador del premio Nobel al hacerse un mini bunker lleno de pirotecnia con el que esperaba tirar al menos al Sputnik, tal vez en un intento de hacerse con un satélite de grueso calibre para verse los partidos codificados; o fuese porque finalmente los años de tutoría bajo su institutriz V. I. Reinata de la Plata habían pagado sus frutos al poder Martín leer la tarjetita del paquete (ese gran “Para el Aweonado Hueco” era inconfundible), el joven argento se limitó a sonreírle antes de extender esas dos degeneradas manos (tentáculos para Manuel) hacia el regalo, esperando recibirlo prontamente, antes del año nuevo.
Para un ex comunista Martín si que era un buen capitalista.
Ah, las ironías de la vida...
En un gesto de suma bondad y caballerosidad, porque no revoleárselo sobre el mate al infeliz vecino era en definitiva un acto de suma bondad y caballerosidad, Manuel le entregó el tan infame regalo a Martín. Al pobre chileno, de quien ya personas ajenas al fandom le tenían pena por terminar con semejante personaje de vecino (ustedes no son mis primeras víctimas desafortunadamente, el recuento de víctimas fatales es grande), casi le da un patatús colérico al ver como el argentino sacudía el paquete sin más ni más como para comprobar que tenía dentro. Menos mal que no le había regalado nada de porcelana o vidrio o un espejo aunque tuviese muchos de esos últimos en su casa (y todavía no sabía que carajos hacía ese espejo en el techo sobre la cama del argento).
En fin, al no escuchar el bello sonido de la ruptura o sentir un fuerte peso que comprobase que ese regalo podría ser un libro (que seguramente no sería un compilado hot de fotos igualmente hot de su sexy vecino trasandino lamentablemente) Martín rasgó el envoltorio y lo lanzó, junto con la bolsa y la tapa de la caja, por los aires curioso por saber que era el contenido. Gran sorpresa gran fue la que tuvo Martín al sacar un par de pantalones tipo bombachas de gaucho de color rosado no discreto.
- “Escuché por ahí sobre tu tradición fleta esa de regalarse bombachas rositas los 31” - Le dijo Manuel con un tonito de ‘soy un winner, alábame’, sonriéndose a lo grande por la cara de sorpresa del argentino quien obviamente se había sentido temporalmente humilde ante tal grandeza y 'maravillosidad chilena'.
Desafortunadamente, porque me gusta mucho la palabra ‘Desafortunadamente’, la sensación de gloria épica que sería contada y cantada por los siglos venideros desapareció muy rápidamente cuando Martín, de quien esperaba al menos una alabanza, simplemente se digno a sonreír cual animal predador. Su sentido arácnido de repente se había encendido en ‘¡CORRE, WEÓN, CORRE!’ por razones para él desconocidas.
- “Tomá” - Dijo Martín al tiempo que le entregaba un pequeño, pequeñísimo, no tan diminuto pero pequeño regalo a Manuel antes de sacarse el cinto, las botas de cuero y bajarse los pantalones en pleno living room ultra minimalista fashion sin ningún pudor inglés ni nada.
- “¡¿PERO QUE HACÍ WEÓN?!” - Manuel pegó un grito en el cielo cual joven virginal y avergonzada novia el día de su luna de miel, entretanto buscaba una forma de sostener el nuevo regalo, cubrirse los ojos y al mismo tiempo, inconscientemente, ver para dejar que su subconsciente freudiano registrase dichas imágenes en pos de tener nuevo material para sus sueños. Si no hubiese sido porque el estéreo estaba a todo lo que daba con Chayanne cantando ‘Provócame’ a vivo pulmón, estoy muy segura de que ese grito hubiese atraído a más de uno para contemplar tal escena que quedaría grabada en las retinas del mundo (Fijate tu lo terrible que fue).
- “¡Son casi las 12, boludo!”- se justificó un Martín un tanto ofuscado, demasiado envuelto en la pelea por ponerse rápidamente las bombachas gauchescas y no morir desnucado al trastabillarse con alguna de esas mierdas decorativas del piso de la casa del uruguayo - “Te regalé una bombacha rosa, ¡ponetela o no vas a tener suerte en todo el puto año!” - acotó antes de casi irse en banda y darse un porrazo de aquellos con el caniche toy de cerámica de la mesita de té.
Como buen inglés latinoamericano que era Manuel dudó unos segundos mientras la voz del Trauco, anda a saber vos porque la voz del Trauco, resonaba en su cabeza acerca de la importancia del queso y algo más en la mente del chileno le decía que la nobleza obligaba y que también su superstición le obligaba a usar tan particular prenda, así que ni lento ni perezoso, porque el ‘tic, toc, tic, toc, tic’ de fondo ya sonaba y las 11.59 estaban a punto de transformarse en las 12.00 y en vista de que estaban entre machos, bueno, Manuel se sacó los zapatos y el cinto, se bajo los pantalones y recién ahí se dignó a abrir el mini paquete.
Decir que casi se le cae la cara, innova con una nueva coloración de blanco, casi se muere, vio a Tata Dios y a Víctor Sueiro pero no le pidió que apague la luz y similares era poco cuando nuestro pobre joven héroe sostuvo entre sus dos manos, esas dos manos que estuvieron ocupadas durante todo el fic, la parte inferior de un poco modesto conjunto de lencería femenina, también conocida como bombacha, de color rosa poco discreto, bueno, era poco, y todo eso ocurriendo al mismo tiempo que su inocente cerebro se despertaba, el sentido arácnido se le iba a “MAYDAY! MAYDAY! SOS! HOUSTON, WE HAVE A PROBLEM!” en un nanosegundo y sus ahora llorosos ojos se posaban sobre el pervertido que vestía con bombachas gauchescas rosas y que le andaba mirando como un lobo famélico mira a un sabroso asado de lomo de vaca.
En el espacio nadie escucha tus gritos especialmente cuando los latinoamericanos se aferran a volar el cielo con pirotecnia y a poner a Chayanne a todo volumen, y también cuando tus patitas no dan para correr hacia una zona segura en la que gritarle insultos al otro por tener los pantalones bajos y estar siendo ponciado por el infeliz que uno quiere insultar.
Ahora bien, si me preguntan acerca de esos dos y como comenzaron el año, les diré que al menos uno de los dos lo comenzó muy, pero muy bien, pun para arriba y con toda la garra, y en cuanto a detalles de alto contenido no apropiado para menores, bueno, los dejaré con la intriga porque están poniendo a Luismi y sirviendo el champancito que tan rico parece estar y no me puedo resistir, así que, colorín colorado, esta cosa de porquería se ha acabado <3 ¡Nos vemos luego!
(Feliz mitad de año escolar a todo el mundo y que les lleguen las vacaciones pronto <3)
- La tradición de las bombachas rosas existe y es, en mi opinión, un horrorsh comercial todos los años. Lo juro que me mata escuchar cada dos por diez “Cony, ya son casi las doce, anda a cambiarte" por parte de todas mis parientes femeninas excepto mi madre.
- Único dato histórico: en 1805 fueron las primeras invasiones inglesas, Buenos Aires fue cautiva de Inglaterra durante 45 días antes de que un grupo armado desde Montevideo viniese a partirle la mandarina en gajos a Arthur, por ende, no se metan con Uruguay, la historia demuestra que sabe Kung Fu Fighting.
- La vaca Jacinta está inspirada en mi perro que come como una vaca y destruye todo. Se llama Jacinta porque es un lindo nombre para una vaca perfecta, no como Bessy que es re comunacho XD.
- "Así no" es una frase famosa de una conductora argentina llamada Mirtha Legrand que un día la filmaron muy enojada. "Que Víctor Sueiro apague la luz" es un comercial, Víctor Sueiro era famoso por sus libros acerca de la vida después de la muerte. Ojalá que este con Tata Dios divirtiendose.
- Pueden darme de comer a los perros y/o sacrificarme, solo les quiero decir que mis viejos no tienen la culpa de que escriba tan mal, ellos tenían esperanzas y sueños que yo les destrocé ;_; (pobrecitos)
- Mandra, Chung, Nanami, Makoto y Mey fueron las primeras víctimas de este fic, por favor, recuérdenlas como heroínas que murieron en un hecho poco fortuito.
- ESTA COSA PSEUDO FIC NO TIENE LA INTENCIÓN DE OFENDER A NADIE. Si lo hice, pido perdón ;_;
Si siguen vivos, felicidades <3 Pueden ir a lavarse los ojitos y hacer sus vidas normales.
Los quiero mucho<3