Autor:
motoko_cydalimaTítulo: Lo que dicen las estrellas
Personajes: Cuauhtzin (Imperio Azteca) ©
motoko_cydalima, Pedro e Itzel de pequeños
Clasificación: G
Opción elegida: Opción 4, supongo. No estoy segura.
LO QUE DICEN LAS ESTRELLAS
Es de noche, hace tiempo que la mayoría de las personas en Tenochtitlan se han ido a dormir, dejando la ciudad sumida en un apacible silencio apenas roto por el ladrido de un perro xoloitzcuintle. Ha refrescado un poco pero no lo suficiente para que se diga que hace frío. Cuauhtzin arropa con una manta a sus nietos, esos pequeños diablillos que durante el día corrieron de un lado al otro y sin descanso. Itzel se acerca a su hermano y lo abraza en sueños mientras el pequeño Coatzin gruñe cosas sin sentido.
Cuauhtzin sonríe, descruza sus piernas y se pone de pie. Mira a los niños dormir antes de darse media vuelta y salir de sus aposentos. En el camino se encuentra con un par de jóvenes sacerdotes que le hacen una reverencia antes de seguir su camino. Llega a uno de los jardines del palacio, levanta el rostro hacia el cielo. La noche está despejada, es posible ver las estrellas, aquellas que susurran a quien las quiere oír, lo que ocurrirá en el futuro próximo. Se queda inmóvil, mirando casi con resignación la inmensidad que se ciñe sobre él, pues ha visto lo que sucederá.
No sabe cuándo, no sabe cómo, pero sabe que su final está cerca. Su interpretación de lo que dicen las estrellas no es tan exacta y detallada como los mayas dicen que es la suya. No obstante, comprende lo suficiente para entender que los Dioses le llamarán del mundo terrenal. Él no es el único que lo sabe. Los sacerdotes y el mismo tlatoani saben que algo sucederá en el Imperio, con él.
Cuauhtzin suspira, pues sabe que no hay quien pueda escapar del designio de los Dioses, que sus palabras son absolutas. Y aun así, a pesar de ser consciente de ello, desea que lo dicho por los astros sea una mentira y que su paso por este mundo dure más, mucho más, lo suficiente para ver a sus niños crecer y tras asegurar su legado, como la vieja Maya, desaparecer. Eso es pedir demasiado y de inmediato se obliga a olvidar aquellos pensamientos. Eleva una plegaria a Tezcatlipoca, dios de dioses, y da media vuelta, dispuesto a entrar en el palacio.
En ese momento nota que los dos pequeños le miran desde la entrada al jardín. Lucen adormilados y se toman de la mano mientras bosteza uno y se talla los ojos la otra. Cuauhtzin les sonríe y se acerca a ellos.
-¿Qué hacen aquí? -pregunta. Itzel bosteza y es quien responde:
-No estabas con nosotros.
-Yo siempre estoy con ustedes -replica el águila venerable-, estoy aquí -añade señalando el pecho de la pequeña, quien se ríe. Cuauhtzin la toma en brazos.
-Vamos, pequeña serpiente -agrega tomando a Coatzin de la mano-, vayamos a dormir. Iremos al Telpochcalli por la mañana, ayudaremos en algunas tareas.
-¿Por la tarde podré ir a ver cómo entrenan en el Calmecac? -pregunta el pequeño con emoción.
-¿Y yo podré ir con los sacerdotes?
-Ya veremos, hijos míos -responde Cuauhtzin sonriéndole a los dos pequeños-, ya veremos.
Explicaciones varias:
Perros xoloitzcuintle = es una raza canina prácticamente sin pelo con promedio de vida entre 12-14 años, de origen en México. Se le conoce por su endemismo en este país y su estrecha relación con la cultura mexica. Son calvos, pero cómo me encantan ♥
Tlatoani = gobernante mexica.
Tezcatlipoca = "espejo negro por el humo" o "espejo humeante", en la cultura nahua (mexicas y otros pueblos mesoamericanos de habla nahuatl), es el señor del cielo y de la tierra, fuente de vida, tutela y amparo del hombre, origen del poder y la felicidad, dueño de las batallas, omnipresente, fuerte e invisible.
Coatzin = como dije en un post de tumblr, tengo el headcanon de que el nombre de Pedro antes de que Antonio lo bautizara, era Coatzin, que significa "pequeña serpiente".
Telpochcalli = eran centros en los que se educaba a los jóvenes del pueblo, a partir de los 15 años, para servir a su comunidad y para la guerra.
Calmecac = era la escuela para los hijos de los nobles aztecas, aquí les entrenaba para ser sacerdotes, guerreros de la élite, jueces, senadores, maestros o gobernantes, educándolos en historia, astronomía y otras ciencias, la medición del tiempo, música y filosofía, religión, hábitos de limpieza, cuestiones de economía y gobierno, y sobre todo, disciplina y valores morales.