Dec 02, 2008 21:39
He may be dead, but he lives on in all of us.
Esta tarde fui al IUNA para que el profesor de Medios Audiovisuales me firme la libreta. Perdí dos horas y nunca llegó. Entraría en detalle sobre la total incompetencia de los encargados en el mostrador de la entrada, pero no viene al caso ni tengo ganas de reavivar mi mal humor. De vuelta hacia el 168, me detuve en el semáforo sobre Pringles y un chico que tenía al lado (que a pesar de su ropa decente tenía un tinte hardcore y telarañas tatuadas en los codos) me miró de nuevo y me preguntó algo entre las líneas de: Sos medio, como... punkie ¿no?.
En cierto modo justifico su pregunta porque tenía pantalones escoceses, cara de odio-al-sistema-que-me-hizo-venir-al-IUNA-absolutamente-en-vano, y un abrigo negro encima. Le respondí que un poco. Es verdad que solo un poco; sería una persona diferente de no haber sido por el punk, pero mi vida no está sujeta a tal, así que en lugar de entrar en los interminables detalles que conlleva esa respuesta (y las respuestas a todo lo demás que me preguntó) le contesté eso. A continuación me preguntó si ese tipo de música todavía existía y le respondí que si, siempre iba a existir. No es la primera vez que alguien me pregunta eso ni la última que respondo algo tan goma. La música sigue existiendo; pregúntenle a cualquier bandita de garage que no planee llegar hasta MTV. Lo que desapareció es la escencia detrás de la música. Este chico me dijo que todo el punk era comercial, todo comercial, comercial, comercial. Le dije que algunas cosas sí, pero que otras no. Y que en algunos aspectos de la escena me incluía, pero que en otros no. Es un tema muy ambiguo y complejo para conversarlo en lo que dura un corte de semáforo. No sé de dónde sacó tiempo para contarme que de chico era skin, mostrarme los tatuajes del brazo (ya le había visto los dientes partidos e imaginé que se los habrían roto de un botellazo), y repetirme lo de todo comercial antes de cerrar con que "algún día iba a darme cuenta". Lo dijo amablemente, igual. Supongo que quienes alguna vez creyeron devotamente en la escena y terminaron por ser descreídos totales se cargan ahora la responsabilidad de advertirnos a los pequeños ilusos con pantalones escoceses y pelo desordenado que no consumamos modas.
El tema es, que yo siempre fui descreída de la escena, los rótulos, las crews, y sus reglas. Demasiadas contradicciones para mi. Gracias, pero no gracias. Todas las escenas empiezan bien, parecen adaptarse a tu persona, pero terminan condicionándote a un estereotipo. No hay que ser un genio para entender eso. Yo nací una década tarde y me metí en el género, pero no me interesó mucho más que eso. La comunidad punk está llena de reglas, y eso es lo menos punk que se me ocurre. Digan que no es verdad o cambien la palabra reglas por códigos, pero es así; lo que consideran inconcebible pues siempre será inconcebible, y moverte un paso al costado significa venderte, estés siguiendo tus propias creencias o no. Apoyo las ideologías y vivir acorde con ellas, pero no me simpatizan las contradicciones. Algunas de las personas más punks que conozco no saben (ni les interesa) lo que es el punk. Personalmente, me quedo con la escencia que me enseñó bastante, y ahí me quedo.
Tengo la teoría de todo aquello en lo que meten mano demasiadas personas termina volviéndose choto. Termina perdiéndose lo que te atrajo al principio.
Por otro lado, ese tipo de encuentros extraños siempre me hace plantearme todas las desiciones que anteceden a tal. De haberme tomado el subte, ya saben. Lo mismo pasó el día que me encontré a Wallas y se acercó a saludar porque yo tenía una remera de Millencolin, cuatro días después de haber visto a ambas bandas en el mismo (inolvidable) festival. El cual, a propósito, parece haber sido hace años. No entiendo por qué. En fin.
púdranse