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Re: El de los besos 2c/2 musguita April 13 2011, 19:51:47 UTC
Chris se levanta y se acerca al sofá. Se sienta en el respaldo y Eduardo se coloca con dificultad entre sus piernas. Mark le mira alzando una ceja y a Eduardo no le hace falta que lo diga. Está pensando qué exagerado eres, Wardo.

Chris tiene las manos templadas y ejerce presión con la yema de los dedos. Duele un poco, pero Eduardo empieza a notar como los músculos empiezan a desenredarse un poco. Cierra los ojos y suspira. Escucha a Dustin y Mark comentar algo sobre códigos y ese tipo de cosas por las que Eduardo ya no finge tener interés.

-Jesús, Chris, que manos tienes -comenta.

Dustin se ríe otra vez y Eduardo abre los ojos para ver si en los últimos cinco minutos ha desarrollado la habilidad de matar con la mirada. No, Dustin sigue ahí siendo él. Mark ladea la cabeza y sonríe con los labios apretados. El pobre, se pasa la vida aguantando sonrisas.

Los dedos de Chris suben por su cuello y los siente en la nuca. Acariciando. Y no es como si Eduardo reciba masajes todos los días de un amigo; no sabe si es lo común porque a pesar de que no tiene ningún problema con las muestras de afecto en público y no salta veinte metros cuando alguien le toca, en fin, Eduardo no está del todo seguro que acariciar el pelo de un amigo se pueda considerar como parte de un masaje. El caso es que es bastante relajante y ya casi no le duele el cuello y, ¿quién es él para decirle a Chris cómo tiene que dar un masaje?

Pasa un minuto hasta que Chris se aclara la garganta, le aprieta el hombro con la mano y dice:

-Ya está -y si Eduardo cree que la voz le sale extrañamente aguda también lo va a ignorar.

*

-Me quiero morir -declara Chris, y se deja caer en el sofá de su despacho de una forma muy teatral.

-¿Qué ha pasado? -pregunta Dustin.

Espera que Chris haya aprovechado el masaje para algo más que evitar que Eduardo se convierta en el Jorobado de Facebook, por mucho que a Dustin le gustase que hiciesen una película sobre ello. Chris esconde la cara entre las manos y habla en un tono muy lastimero y dramático.

-Le he tocado.

-Espera, espera. Yo estaba ahí y a no ser que seas el tipo más rápido del mundo, no le has tocado -dice Dustin.

Chris se aparta un poco las manos y tira de la piel de las mejillas hacia abajo.

-No, gilipollas. Le estaba dando el masaje y le he tocado -Chris hace un gesto con la mano y Dustin arquea las cejas, necesita que sea un poco más específico.- Joder, Dustin, te odio tanto ahora mismo.

-No seas negativo, Chris -aconseja.

-Tal vez le he acariciado un poco la nuca -confiesa, y se ruboriza.

Dustin da una palmada.

-Muy bien, Christopher. No nos interesa ser muy obvios desde el principio. Pero la próxima vez intenta ser más directo.

-Mátame.

*

Llega el día en el que por mucho que se esfuerce y lo desee, Eduardo no puede seguir engañándose y pensando que las cosas no pasan. Chris siempre ha sido el término medio, caminando entre los extremos, la línea divisora entre Dustin y Mark.

Son los guiños cuando le ofrece un café, las sonrisas mucho más amplias cuando le ve, las conversaciones cuando le acompaña hacia la salida después de comer, los roces que le inducen a la paranoia porque seguramente está viendo cosas donde no las hay. Porque es imposible, es una idea escandalosa y muy, muy alejada de la realidad. Chris no puede estar intentando ligar con Eduardo. No porque Eduardo no sea un tipo atractivo y encantador, no es un creído pero tiene espejos en casa. Es sólo que no puede ser.

Chris no puede sentirse ni remotamente atraído por él.

O sí.

-No digas tonterías -es lo que dice Mark un viernes noche cuando Eduardo no soporta más la presión y acaba confesándole a Mark sus miedos y, ¿en qué demonios estaría pensando que Mark iba a decir algo como no te preocupes, seguro que no es así?

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