Dec 16, 2007 21:54
Bueno pos na.... aqui os dejo: LA 1º PARTE DEL 2º CAPI , pa que os de tiempo mejor a leer y eso... xk sino son un poko largos... muxos besazos!
CAPÍTULO 12
EL CEMENTERIO
-¡John!- susurró.
El rostro del joven estaba lleno de magulladuras y cortes; pálido y sin expresión. Parecía que su cuerpo estaba sin vida.
-¡John, muévete!- le susurraba dificultosamente.
Las lágrimas le sobresaltaron al ver que no podía realizar nada. El perro negro que seguía a la orilla de los cuerpos, todavía inmóviles en el suelo, comenzó a ladrar. Unas voces a lo lejos, se hicieron eco en el cementerio.
-¿Quién está ahí?- se preguntaba.
El perro estaba nervioso y agitado. Parecía que tenía que reaccionar de alguna forma. Fue en ese preciso instante cuando cogió a John por el pantalón y le arrastró hasta detrás de una lápida. Minutos después hizo lo mismo con el otro cuerpo, que aunque consciente, permanecía en el helado suelo sin poder moverse.
-Están ahí, son una chica y un chico jóvenes, están muy malheridos...- le decía el anciano a medida que se acercaban al lugar- solo pasaba por aquí, buscando a mi perro...-.
-¿Dónde decías que estaban?- le preguntó el hombre sin expresión.
El señor no daba crédito a lo que veían sus ojos. No había cuerpos por ningún lado.
-Estaban aquí...- decía torpemente- todavía están las marcas en la hierba...-.
El hombre desaliñado elevó el palo de madera.
-Perdone pero... ¿qué hace con ese palo?- le preguntó el hombre mayor.
-Esto... ¡Avada Kedavra!-.
El anciano cayó fulminado al suelo sin respiración y el hombre, con un leve gesto en su cara, se colocó una máscara de calavera.
-¡Diffindo!- gritaba mientras apuntaba lápida por lápida y las explotaba en mil pedazos, haciendo saltar cachos de mármol en todas las direcciones.
-John, despierta...- insistía ella.
El perro que se encontraba agazapado al lado del cuerpo del joven, le comenzó a morder la ropa, y zarandeándolo un poco. Fue en ese instante cuando John reaccionó. Abrió los ojos y observó como Pam, se encontraba a su lado, inmóvil pero consciente.
-John, no hagas ningún ruido. Hay un mortífago detrás nuestro...-.
-¿Qué ha sucedido?, ¿dónde estamos?... me duele la cabeza- insistía él mientras se agarraba la frente.
-Andrew, escúchame, ¿puedes moverte?- le preguntó Pam.
-Eso creo; aunque creo que tengo rota una pierna...- decía mientras observaba la sangre de su pantalón.
-¡¿Dónde estáis?!- gritaba el mortífago mientras explotaba las lápidas- ¡estoy harto de los estúpidos elfos de este jardín!- se decía a si mismo.
Pam y John, permanecían quietos.
-Se cree que somos elfos...- pensaba Pam mientras intentaba moverse.
Mientras tanto John se había erguido sobre una de las piernas y contemplaba ocultamente al mortífago que se escabullía entre la niebla.
-Se acerca, tenemos que irnos...- instó.
Pam se agarró al cuello de su amigo y éste hizo la fuerza que su cuerpo le dejaba, para levantarla. No podían caminar mucho, necesitaban algo para moverse.
-Pam, no podemos caminar así, no puedo desaparecerme. Necesitaríamos unas escobas o tu poder de desabrual...- desesperó.
-Me es imposible, estoy prácticamente muerta...- decía irónicamente.
El perro que se había alejado minutos antes, se encontraba ahora, junto a una gran piedra al lado de la tumba de Tom Riddle. El perro no hacía mas que señalarles con la cabeza la piedra, parecía que era la única salida.
-John, vayamos allí, ese perro nos ha estado ayudando durante todo el rato...-.
Ambos comenzaron a caminar hacia la tumba más siniestra del cementerio.
-El mortífago no explotará la tumba de Tom; sería una ofensa para Voldemort...- comentaba Pam mientras avanzaban.
-Me estoy mareando Pam, no puedo más...- se lamentó John desesperadamente.
Pam, que se agarraba fuertemente a su cuello, vio como tenía el pelo lleno de sangre. Parecía como si se fuese a desplomar dentro de poco y aquella piedra estaba cada vez más cerca.
-Aguanta John, si tú caes, caeré yo...- le dijo ella.
En ese momento, la lápida que se encontraba delante de ellos explotó en mil pedazos y ellos quedaron descubiertos.
-Pero...¡no puede ser!- gritó el mortífago.
Éste no podía dar crédito de lo que veía; aquellos dos jóvenes que habían caído en el vacío desde la torre más alta de Hogwarts un mes atrás, se encontraban delante de el con vida. Pam y John se quedaron inmóviles.
-La varita, John... prepárate- le susurraba ella mientras miraba a su oponente.
-No tengo ni idea de dónde está...-.
-¡Vosotros tenéis que estar muertos!-les gritó.
-Pam, no puedo más...- le suplicó John, y tras unos segundos, se desmayó, tirando a Pam con el.
-¡Destráctomius!- chilló el mortífago intentando acabar con sus vidas. Pero los cuerpos al caer se ocultaron detrás de los cachos de la lápida.
-De esta no escaparéis...- y tocando su varita la marca tenebrosa que tenía en la muñeca, les dijo- en unos segundos, estaréis delante del señor oscuro...-.
El perro que estaba al lado de la roca, se lanzó al mortífago, mordiéndole la túnica y la cara. Eso les daría tiempo para avanzar, hasta la piedra. Pam que poco a poco, empezó a notar sus piernas y brazos, tomó la iniciativa.
-Venga John, corre...-.
Pero éste no le contestó parecía haber perdido el conocimiento de nuevo. Tras arrastrarse durante unos pocos metros, un rayo partió el cielo. Pam se encontraba apenas a cinco centímetros de la roca.
-John, coge me del pie...- le susurraba.
El mortífago se elevó de nuevo.
-Sucio perro, te daré tu merecido... ¡Cruccio!-.
Y el animal empezó a revolcarse por el suelo de dolor, girando hacia todos los sentidos.
En ese preciso instante se apareció una figura encapuchada con una capa negra.
-¿Qué ha sucedido aquí?- decía con una voz grave pero fuerte y segura mientras caminaba hacia el mortífago.
-Mi lord, lo siento pero tengo una buena razón...- le suplicaba mientras se arrodillaba ante él.
-¡¿Qué razón hay para qué asaltes el cementerio de mis familiares?!, incluso... ¡¡para invocarme!!- le gritó con la varita en alza.
Mientras tanto, Pam con un pie encima del cuerpo de John y con la mano intentando alcanzar la piedra, estaba al margen de lo que acontecía en el centro de aquel lugar.
-Son ellos, están aquí... han vuelto...- le explicaba el mortífago agitadamente.
-¿Ellos?- le preguntó.
-Sí, dos de los jóvenes que murieron aquella noche...- le explicaba mientras se levantaba- están ahí-.
Voldemort no quería creer lo que estaba oyendo. Cuando se giró, vio como Pam alcanzaba la piedra.
-¡Vosotros teníais que estar muertos!, ¡¡Avada Kedavra!!- gritó fuertemente apuntándoles.
En ese momento, ambos desaparecieron.
-¡LA PIEDRA ERA UN TRASLADOR, necio, estúpido!...- le gritaba al mortífago mientras se acercaba hasta donde segundos antes habían estado los jóvenes- ¡ eres un inepto!-.
-Mi señor, yo solo quería que vinieras tú...-.
Voldemort con sus ojos rojos, agudizó la mirada y se dio la vuelta.
-Mi fiel siervo, ya estoy aquí... no sufras; ¡Avada Kedavra!- y el mortífago murió en el acto- acabaré con todo si hace falta para encontrarles...-.