En el anterior puse 1/2, pero es 1/3, conté mal. =( Este es el 2/3.
Seremos sosiego Están acostadas al aire libre. La escuela organizó un campamento y el calor es tan insoportable que tienen que salir de las carpas y acomodar los aislantes afuera para poder respirar y descansar.
Todos están dormidos, excepto ellas dos, que miran las estrellas y susurran.
-Artura, ¿creés en la reencarnación? -Sos la única persona que insiste en llamarme así. -La réplica es firme, pero a su extraño modo, amable-. Decime Rita. Y no, no creo en la reencarnación.
Merlina suspira con decepción. Le gustaría responder con una sonrisa algo así como que agradezca que no le diga Arturo. Pero no lo hace. Sabe que es una broma que no va a ser bien recibida. Cierra los ojos e intenta dormir, pero su amiga habla de nuevo.
-¿Vos… vos creés en la reencarnación? -Yo sé que existe -se anima a responder-, sé quién fui en mi vida pasada. -Y… suponiendo que esa vida… digo, que hay varias vidas, ¿no? ¿Cuál elegirías?
Merlina piensa con cuidado su respuesta. Es la primera vez que Artura se muestra algo receptiva con el tema y no quiere arruinar el clima que repentinamente se volvió sereno. Sopesa lo emocionante de la anterior, lo tranquila -en comparación- que es esta. No puede decidirse por una, pero sabe que en todas van a estar juntas. Juntos.
-Todas, las elegiría a todas.
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Cantame un poco y te cocino Aunque ya pasaron dos años desde aquella vez que durmieron a la intemperie y hablaron sobre reencarnación, Merlina entiende perfectamente a qué se refiere Artura cuando le dice: "Si creyera, y si tuviera que elegir, también elegiría todas".
(No le importa que sea una treta para que pida helado y lo pague, para que haga lo que la otra quiere. Qué le importa, no va a ser la primera vez que tiene que asegurarse de que coma Tiene que admitir que en esta era al menos puede llamar al delivery en lugar de tener que pelearse con la cocinera para que le dé más comida de la de siempre).
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Si estamos juntos, no me confundo A pesar de saber perfectamente los detalles de cada vida, a veces no puede creer que nadie más, a parte de ella y Artura (aunque esta se empeñe en negarlo), recuerde o sepa de la vida anterior.
Pero si en algún momento duda, le basta con mirar a su amiga o con chasquear los dedos y ver cómo de ellos brota una pequeña llama.
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Tres silabas y entrego un beso Cuando Artura le dice te quiero no con el sentido de siempre, no con el de la amistad, sino con un sentido más romántico y se anima a besarla, entonces entiende por qué solo ellas dos recuerdan.
No hubieran logrado la cercanía que tienen ahora si no recordaran.
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Seremos Con el tiempo va a intentar recordar qué hechizo pronunció o por qué utilizó magia delante de Artura y no podrá decirlo con precisión, pero sí recordará la discusión que siguió a esa secuencia:
-Artura, yo sé que es verdad lo que soñamos, sé que sucedió. ¿Por qué no querés…? -No me digas Artura, me llamo Rita.
Esta vez, después de tantos años, esa respuesta le molesta. Merlina siente que se ruboriza de la bronca.
-¡Ni Artura, ni Rita, ni nada, debería decirte Arturo!
Es la primera vez que le habla así. La que eleva la voz es Artura. La que dice lo que hay que hacer es ella, como siempre. Pero, por alguna razón, puede que por el hecho de que ahora son más cercanas que nunca, no aguantó más.
Decide irse y se asegura de que la puerta haga ruido al cerrar.
Este es el 2/3.
Seremos sosiego
Están acostadas al aire libre. La escuela organizó un campamento y el calor es tan insoportable que tienen que salir de las carpas y acomodar los aislantes afuera para poder respirar y descansar.
Todos están dormidos, excepto ellas dos, que miran las estrellas y susurran.
-Artura, ¿creés en la reencarnación?
-Sos la única persona que insiste en llamarme así. -La réplica es firme, pero a su extraño modo, amable-. Decime Rita. Y no, no creo en la reencarnación.
Merlina suspira con decepción. Le gustaría responder con una sonrisa algo así como que agradezca que no le diga Arturo. Pero no lo hace. Sabe que es una broma que no va a ser bien recibida. Cierra los ojos e intenta dormir, pero su amiga habla de nuevo.
-¿Vos… vos creés en la reencarnación?
-Yo sé que existe -se anima a responder-, sé quién fui en mi vida pasada.
-Y… suponiendo que esa vida… digo, que hay varias vidas, ¿no? ¿Cuál elegirías?
Merlina piensa con cuidado su respuesta. Es la primera vez que Artura se muestra algo receptiva con el tema y no quiere arruinar el clima que repentinamente se volvió sereno. Sopesa lo emocionante de la anterior, lo tranquila -en comparación- que es esta. No puede decidirse por una, pero sabe que en todas van a estar juntas. Juntos.
-Todas, las elegiría a todas.
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Cantame un poco y te cocino
Aunque ya pasaron dos años desde aquella vez que durmieron a la intemperie y hablaron sobre reencarnación, Merlina entiende perfectamente a qué se refiere Artura cuando le dice: "Si creyera, y si tuviera que elegir, también elegiría todas".
(No le importa que sea una treta para que pida helado y lo pague, para que haga lo que la otra quiere. Qué le importa, no va a ser la primera vez que tiene que asegurarse de que coma Tiene que admitir que en esta era al menos puede llamar al delivery en lugar de tener que pelearse con la cocinera para que le dé más comida de la de siempre).
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Si estamos juntos, no me confundo
A pesar de saber perfectamente los detalles de cada vida, a veces no puede creer que nadie más, a parte de ella y Artura (aunque esta se empeñe en negarlo), recuerde o sepa de la vida anterior.
Pero si en algún momento duda, le basta con mirar a su amiga o con chasquear los dedos y ver cómo de ellos brota una pequeña llama.
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Tres silabas y entrego un beso
Cuando Artura le dice te quiero no con el sentido de siempre, no con el de la amistad, sino con un sentido más romántico y se anima a besarla, entonces entiende por qué solo ellas dos recuerdan.
No hubieran logrado la cercanía que tienen ahora si no recordaran.
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Seremos
Con el tiempo va a intentar recordar qué hechizo pronunció o por qué utilizó magia delante de Artura y no podrá decirlo con precisión, pero sí recordará la discusión que siguió a esa secuencia:
-Artura, yo sé que es verdad lo que soñamos, sé que sucedió. ¿Por qué no querés…?
-No me digas Artura, me llamo Rita.
Esta vez, después de tantos años, esa respuesta le molesta. Merlina siente que se ruboriza de la bronca.
-¡Ni Artura, ni Rita, ni nada, debería decirte Arturo!
Es la primera vez que le habla así. La que eleva la voz es Artura. La que dice lo que hay que hacer es ella, como siempre. Pero, por alguna razón, puede que por el hecho de que ahora son más cercanas que nunca, no aguantó más.
Decide irse y se asegura de que la puerta haga ruido al cerrar.
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