#006 {para ambard10}

Apr 09, 2013 19:17

Para: ambard10
Autor: bela-kikinu
Título: Finales y comienzos
Personajes/Parejas: Arthur/Merlin
Advertencias: Spoilers del final de la serie
Disclaimer: Merlin no me pertenece.
Palabras: 1899
Resumen: Merlin ha esperado a Arthur más de mil años y, de ser necesario, lo esperará mil más.

No está seguro de cuanto tiempo se queda parado frente al lago, no sabe si pasan horas o días, tampoco le importa.

Arthur ha muerto y la vida ha perdido un poco (todo) el sentido, se ha desdibujado en los bordes, se ha quedado sin color. Está cansado, pero ya no siente ni hambre ni sed, tampoco frío o calor. Está cansado y lo único que quiere hacer es sumergirse en el lago, avanzar por el mismo camino que siguió Arthur, que siguió su amo, su Rey.

Pero no lo hace.

Se queda parado mirando el lago porque es lo único que puede hacer, porque Arthur algún día va a volver y Merlin debe cuidar el mundo para él mientras tanto. Debe asegurarse de pulir su armadura y tener a los caballos alimentados, para que cuando Arthur regrese encuentre las cosas cómo le gustan, aunque a Merlin le cueste hacerlo.

Percival lo encuentra temblando y lo sacude un poco para que reaccione, para que le diga qué demonios ha pasado, dónde está Arthur, Merlin, dónde. Quizás esa sacudida en otro momento hubiese dolido, pero ahora no. Ahora Merlin no siente nada, ni siquiera siente la partida de Gwaine cuando Percival le dice que está muerto, porque eso no importa.

Arthur está muerto

La vida no tiene sentido y no volverá a tenerlo hasta que Arthur regrese.

***

La magia ha sido aceptada en Camelot nuevamente, todo gracias a la Reina Guinevere. Los hechiceros son bienvenidos una vez más, de la noche a la mañana convertidos en gente respetada.

- Quiero que seas el Mago Real, Merlin - le pide Gwen, su voz un susurro dulce.

Su amiga lo mira con una sonrisa que no le llega a los ojos, demasiada tristeza en ellos como para que lo haga. Ella toma sus manos con fuerza, pero para Merlin es como si la brisa hubiese soplado.

Leon y Percival están parados detrás de ella, la guardia personal de la Reina. Sus amigos tienen expresiones similares en el rostro, con la esperanza de que vuelva con ellos al castillo, de que regrese.

Pero Merlin está demasiado lejos para volver. Él está en el fondo del lago y no puede moverse de ahí, tiene que estar listo para cuando Arthur regrese.

Tiene que esperarlo, ese es su destino.

***

Gaius muere por la noche, durmiendo. Leon le dice que su corazón simplemente dejó de latir, demasiado cansado tras tantos años de seguir luchando con la vida.

Merlin llora en silencio y le cuenta a Arthur cómo se conocieron él y Gaius, el verdadero motivo por el que él llegó a Camelot. Le cuenta toda la ayuda que le ha brindado y cómo no sería nada sin él. Le cuenta miles de cosas hasta que la garganta le duele de tanto hablar, la primera vez que lo hace en mucho tiempo.

Quiere creer… está seguro de que Arthur lo escucha. Y quizás es divertido, porque es la primera vez que Merlin habla y habla y Arthur no puede detenerlo, no puede impedir que siga haciéndolo, pero la realidad es que duele demasiado.

***

Los años pasan, el mundo sigue avanzando, la vida sigue detenida frente al lago.

Sus amigos vienen a visitarlo hasta que dejan de hacerlo, cansados de intentar algo que es casi tan imposible como apurar el regreso de Arthur.

La gente comienza a hablar cosas sobre él y cada tanto viene algún joven aprendiz de hechicero o una joven con deseos de ser sacerdotisa, todos buscando su consejo, alguna palabra para guiarlos en el camino. Merlin intenta ignorarlos pero ellos no dejan de venir y finalmente decide hablarles, para que lo dejen tranquilo de una vez por todas.

Sus conocidos comienzan a morir y a él le llegan las noticias con los viajeros. Percival muere en una emboscada, Leon de una pulmonía.

Sus cabellos poco a poco comienzan a volverse blancos y eso no tiene nada que ver con magia. Quizás eso sea lo que le hace darse cuenta de que ha pasado más tiempo del que pensaba, pero cuando toda su cabellera es blanca, el tiempo vuelve a perder sentido.

Le comenta a Arthur que seguramente él para esta altura estaría calvo, pero su Rey no le responde.

Nunca lo hace.

***

Una tarde se le acerca una anciana. Tiene un vestido elegante y un rostro dulce, el cabello tan blanco como el suyo propio. La escoltan caballeros de Camelot y ella se sienta junto a él a la sombra de un árbol, mirando el lago.

- Ha pasado demasiado tiempo, Merlin.

- Y sin embargo no ha pasado ni un segundo, Gwen.

Su amiga le sonríe y quizás esta vez sí le llega a los ojos. Merlin no puede evitar devolver el gesto, sintiendo una chispa de emoción por primera vez en mucho tiempo.

Gwen se recuesta sobre su hombro y Merlin apoya su cabeza sobre la de ella disfrutando de la calma de la tarde. Sabe a qué ha venido Guinevere y quizás sea algo cruel de su parte, pero mentiría si dijera que no la entiende.

- Tú siempre estarás a su lado, ¿verdad? Tú siempre lo protegerás.

La respiración de Gwen es lenta y pesada, dificultosa. Son los únicos que quedan y Merlin no quiere quedarse solo.

- Siempre.

La Reina Guinevere muere de anciana frente a un lago que es el centro de miles de leyendas, en los brazos de un hechicero que muchos juran que está loco.

***

Los años siguen pasando, ya ha perdido la cuenta de la cantidad.

Nacen bebés que luego se convierten en jóvenes y en adultos, para morir de ancianos. Merlin ve todo eso desde su lugar especial, cada tanto acompañado por algún espíritu joven que quiere aprender de él todo lo que sabe.

Pero como todo, esas visitas también cesan. Quizás porque los hechiceros se han cansado de intentar sacarle alguna emoción, quizás porque, en algún momento y sin que se diera cuenta, la magia volvió a estar prohibida y todo aquel que tuviera magia volvió a ser perseguido.

Merlin le sugiere a Arthur que vuelva, que quizás el mundo necesita a su Rey para que lo acomode un poco.

Arthur no regresa y Merlin sigue esperando.

***

A veces Merlin sueña.

Sueña con sonrisas burlonas y ojos celestes, casi azules. Sueña con cabello rubio y besos que jamás existieron, sueña con gracias ininterrumpidos y te quieros nunca dichos.

Sueña con abrazos que pasaron y que no, sueña con manos que se rozan, con cuerpos que se tocan.

Sueña con aventuras y desventuras, sueña con dragones y príncipes que se convierten en reyes. Sueña con una espada y una sola, siempre la misma. Sueña una mesa redonda y un trono que le pertenece sólo a un Rey.

Merlin sueña y en sus sueños siente, en sus sueños él sigue vivo.

A veces, Merlin sueña.

Siempre duele despertar.

***

Quizás han pasado más años de lo que pensaba, porque ya nadie cree que exista la magia y todos hablan de la ciencia como si fuera algo nuevo y novedoso, como si no existiera desde siempre.

Pero los científicos también son perseguidos y desde su entumecimiento Merlin se pregunta si la humanidad algún día cambiará, si algún día todos dejaran de perseguirse y matarse porque son capaces de hacerlo.

- La humanidad va a matarse solita, ¿no crees? - le pregunta a Arthur -. Estoy seguro de que tú finalmente hubieses aceptado la magia. Eres demasiado bueno, Arthur. Lo harás, ¿verdad? Aceptarás la magia cuando vuelvas, ¿cierto?

Cree escuchar un ya la acepté en el viento, pero quizás sea sólo su imaginación.

***

No siempre tiene la apariencia de un anciano, aunque sea lo que le resulta más cómodo.

Su magia ha crecido hasta llegar al punto de poder controlar sus cambios sin la necesidad de ninguna poción y sin cansarse en el proceso. Si suele adoptar la forma de un anciano es sólo porque eso aleja a la gente y casi siempre es lo que Merlin quiere. Alejar a la gente.

Pero no siempre es así.

A veces Merlin vuelve a ser joven y se va a la primer taberna que encuentra, para tomar hasta que logre sentir algo, a irse con la primera persona que le sonría más de unos segundos, a buscar ojos celestes, casi azules que nunca encuentra.

Se siente como traicionar a Arthur, pero a veces lo necesita. Necesita olvidarse de todo y de todos al menos por unas horas, necesita alejar los fantasmas de su cabeza porque sino va a enloquecer.

Necesita olvidarse de todos menos de Arthur.

Jamás podría olvidarse de Arthur.

***

Es un anciano nuevamente y recorre la carretera junto al lago, viendo al mundo pasar. Desde hace unos pocos años que siente algo raro a su alrededor y no entiende qué es. La esperanza crece dentro de él, pero ya se ha desilusionado demasiadas veces como para creer en imposibles.

A veces se pregunta si Kilgharrah le habrá mentido, si no habrá sido todo una forma de hacerlo seguir adelante, de darle las esperanzas suficientes como para querer seguir.

Luego de tantos años sabe que el dragón tenía razón, pero a veces la desesperación y el miedo ganan y no puede evitar pensar que…

Unos ojos celestes, casi azules lo miran, con una sonrisa enorme en la boca. El niño de no más de cinco años le mira a unos pocos metros de él y Merlin siente el cuerpo pesado.

- Hola, inútil.

Por unos segundos, nada ocurre. Por unos segundos, Merlin se queda plantado en el lugar, sin saber que hacer por primera vez en cientos de años.

Entonces los segundos pasan y Merlin comienza a retroceder, primero lentamente y luego corriendo con todo lo que le dan las energías. El niño lo llama a gritos, pero lo único que puede hacer Merlin es correr y correr.

No sabe cuánto corre, pero cuando se detiene y mira su reflejo en el lago, no es un anciano sino un niño de no más de cinco años el que le devuelve la mirada.

- ¡Merlin!

El niño de antes… Arthur llega junto a él, agitado por la corrida. Parece mosqueado y el pequeño cuerpo de Merlin comienza a temblar a causa de los sollozos y entonces… entonces…

***

No sabe dónde está ni cómo ha llegado aquí. No sabe quiénes son sus padres, ni si están vivos o muertos, si tiene hermanos o está solo en el mundo.

Sólo sabe que tiene cinco años, que se llama Merlin y que ese que está frente a él es Arthur, su mejor amigo.

- ¿Dónde estoy? - pregunta, luchando contra los sollozos, contra el miedo de no saber nada sobre su vida.

Arthur lo mira extrañado y se acerca a él, golpeándolo suavemente en el hombro.

- ¿De qué hablas? Hace siglos que no nos vemos y lo primero que me dices es eso. Eres el peor sirviente que existe, en serio.

- No te entiendo. Arthur, ¿dónde están mis papás?

- ¿De qué estás…? Oh, cielos, Merlin, ¿y ahora qué haz hecho?

Merlin no sabe qué ha hecho, pero Arthur lo toma de la mano y lo guía hacia dónde están sus padres, sin dejar de quejarse ni un solo paso de lo pésimo que es en todo lo que hace, incluso en reencontrarse con él.

Sus manos no se sueltan ni un solo segundo. Merlin se siente feliz por primera vez en lo que parecen siglos.

fanworks: fiction, especial: amigo invisible

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