Aug 09, 2010 13:42
Se siente extraño el extrañar.
Aveces miro a mi alrededor como si todo fuese una obra de arte. Aveces no puedo entender como algo tan simple y común puede despertar tantos sentimientos contradictorios en alguien.
Aveces me vuelvo loca cuando no puedo mirarlo, es increíble cómo recuerdo los matices y las líneas. Los cambios de colores que puedes encontrar en una obra de arte reflejan el esmero que puso el autor cuando lo pintó.
Aveces no puedo dejar de pensar en lo perfecto de las curvas y en la delicadeza de las pinceladas.
Porque al principio, cuando ves la obra desde la puerta de la galería no puedes apreciar lo perfecto que es a pesar de no serlo. Y a medida que te vas acercando puedes ver los detalles y también puedes ver los errores.
Pero si pones la suficiente atención puedes encontrar la escencia del arte.
Aveces siento que la misma obra aburre. Aveces creo que con el tiempo me aburriré de ver los mismos trazos cada vez, de ver los mismos colores siempre, de sentir lo mismo cada vez que está en exposición.
Aveces pienso que con los años una obra pierde la escencia, que el autor expresó lo que sentía en el momento pero luego todo se pierde. Con el tiempo la gente que pasó por delante del cuadro lo cambió, lo manchó.
Al cuadro nunca lo restauraron.
Pero luego me pongo delante, y los sentimientos van mas allá de lo que el tiempo pueda llevar. Me pongo delante y me doy cuenta que el cuadro no necesita restauración porque está perfecto como está.
No importa que envejesca porque yo también lo hago, yo también cambio cuando paso frente a la obra. Cambio cada vez. Con él.
Y si es la obra de mi vida no quiero perderla de vista.
Quiero contemplarla por el resto de mi vida.
pensamientos