Todos para
lmf_torneoNombre: Se excede
Fandom: super smash bros. brawl
Pairing: Ike/Marth, menciones de Link, Pit y MetaKnight
Palabras: 665
Advertencias: slash~
Ike reconoce que, a veces, se excede.
Observa, con el ceño fruncido, a Link, el cual muy amistosamente juega/entrena con Marth, además de Pit quien simplemente lo adora. Oh, la princesa Marth Lowell sonríe. Como costumbre.
Detesta esa sonrisa, aún no logra entender por qué.
-Ey, princesa ¿no cree usted que se demora demasiado en acabarlos de una buena vez?
Ike es un hombre que no acostumbra a medir sus palabras, por eso le habla al príncipe con voz malcriada, como si fuese un niño e ignorara completamente que le debe al menos un poquito de respeto a su compañero. Aunque eso, para Ike, es lo de menos. Que compartan el mismo mundo no significa nada.
Marth le dirige una mirada gélida. Al fin y al cabo, aquello solo era un entrenamiento, quizás incluso podría sólo ser catalogado como un juego infantil, el príncipe no se sentía con ganas de llevar una pelea seria.
Pero, sinceramente, si había algo que le sacaba de sus casillas era que le llamara princesa.
Le hacía arder de furia.
Por eso, casi sin pensarlo, se lanza contra Ike.
Falchion se blande con fuerza, como si la rabia de Marth alimentara su energía. Ike parece divertirse, porque sonríe y Pit ruega porque se detenga. M-marth-san, por favor deténgase.
A Marth le gustaría hacerle caso, pero es que simplemente ya no lo soporta.
Ike, sin embargo, se regocija por dentro, tratando de responder como puede a la velocidad superior de Marth. A veces suele pensar que, el apodo del Príncipe del hielo no le va tan mal. Después de todo, es gélido a su manera, como si tratara de decir que no importa lo que pase, él permanecerá igual.
Ike es un flujo de fuerza bruta, como si hiciera explosión por donde fuera que vaya. Por eso, en un descuido del príncipe, lo sostiene con fuerza y lo estrella contra la pared de Hyrule; toma su muñeca derecha, que es donde sostiene la mortal espada.
-Suéltame si sabes lo que te conviene.
Trataba de sonar amenazante. Ike piensa que ese no es el momento apropiado.
Se lo dice.
-No deberías hablar así, estando en la posición en la que estás.
Pit se muestra nervioso, batiendo sus alas alrededor suyo; parece decidirse entre intervenir o no. Bien podría simplemente lanzar un par de flechas, solo eso bastaría para que Marth se moviera de nuevo.
Sin embargo, la mirada que Ike le dirigía a Pit simplemente era… intimidante.
-Eh, Ike, suelta a Marth - Link intervino. Su voz sonaba más a petición que a una orden, Ike parece considerarlo porque lo suelta, pero toma a Falchion en el proceso.
Lowell le observa, en shock.
-Devuélveme eso.
Ike suspira teatralmente, moviendo la espada de un lado a otro con absurda facilidad. A diferencia de Ragnell, Falchion era sumamente ligera, muy al estilo de Marth. Al cabo del tiempo sintió pequeñas descargas en su mano. Se preguntó por qué.
-Mi espada no aceptará a nadie que no sea yo.
Se lo dijo fuerte y claro. Ike sonrió, buscando cabrearlo un poco más.
-Me parece bien.
Y la clava en el suelo. Lowell solo calla y le observa, ceñudo, comenzando a perder los pocos estribos que le quedan.
Las discusiones se alargan horas, entre batallas en las que ambos resultaban ganadores o perdedores.
Se hace de noche, ya no está el inocente de Pit, ni el perspicaz de Link; tampoco está MetaKnight y sus ganas de combatir con Lowell. Piensa que es el momento.
A Ike le encanta someter a Marth. Sentir que le domina y que su respiración se agita cuando se acerca demasiado. Marth siempre se niega, amenazándole con cortarle la yugular de un tajo.
Nunca cumple sus amenazas.
-Vete al grandísimo demonio, Ike.
-Digo lo mismo, princesa.
Y el mismo drama nocturno se repite. A escondidas, porque demasiado amor lastima y Ike no aceptará nunca que detesta ver sufrir a Marth. Le regala caricias prohibidas, marcas que al día siguiente el príncipe intentará ocultar.
Nombre: Caminos a tomar
Fandom: D.Gray-man
Pairing/personaje: Yu Kanda/Allen Walker, pero principalmente Allen!céntrico
Palabras: 610
Advertencias: angst
Kanda lastima constantemente a Allen, y quizás ni siquiera se de cuenta.
El albino suspira y trata de limpiarse el rastro de sangre de su mejilla, producto de la pasada batalla contra el akuma de nivel 3. Acababa de terminar y esperaba que Link-san pudiese recuperar la inocencia en manos de aquel hombre… o espíritu. Lo que fuera.
Kanda ya ha pasado a lado suyo y no se ha inmutado de aquella expresión indiferente en su rostro, un gesto que incluso podría catalogarse como despiadado. Pero Allen no se detiene a pensar en eso, porque sabe que todo es por el bien del alma de los miserables akumas.
Eleva el rostro y la brisa golpea ligeramente su rostro, meciendo caprichosamente los blancos cabellos.
Allen Walker ya no sabe qué esperar de la vida. Tampoco logra comprender a la perfección si el camino que tomó ha sido el correcto. ¿Qué tal si aquel solo era el camino que Mana quería que el catorceavo tomase? ¿Y si todo era una farsa? ¿Qué le quedaría?
Decir la Orden Oscura funcionaría en cualquier otro momento de su vida, pero ahora, dudaba.
¿Cómo podría catalogarlos él como familia cuando buscaban destruir su miserable existencia? Lo peor del caso es que ni siquiera fue algo voluntario, no fue una decisión que él hubiese tomado.
Le desespera. Se muerde ligeramente el labio inferior, pensando en qué haría Kanda en una situación así.
No se mostraría como él, por supuesto que no. Yu Kanda es demasiado fuerte para ello, probablemente se revelaría con palabras crudas y verdades amargas que Komui lucha por ocultar.
El día pasa ligero, con regalos de sus amigos de la rama asiática y muchos otros sucesos de menor importancia. Las horas se convierten en semanas y el pensamiento no escapa de su mente, produciendo ideas estúpidas como tratar de escapar de la orden.
Le hubiese gustado consultarlo con el maestro, pero ahora que no está, no sabe a quién acudir.
La brisa nocturna es gélida, le recuerda mucho a aquella noche en que Tycki Mick -técnicamente-, le mató. Fue fatídico, doloroso; sentir aquella mano atravesarle con tanta facilidad simplemente le aterró.
Aquel día, Allen comprendió el significado de la muerte y lo que conlleva tenerla sobre los hombros. Pero cuando se es un chico que ha perdido todo, el sufrimiento se reduce y la carga se hace llevadera.
Le gustaría decir que es fácil, que tal vez y sólo tal vez, Kanda aparecerá por ese tejado, diciéndole que es un estúpido al lamentarse de sí mismo o que dónde carajos había dejado el moyashi algo llamado coraje.
Coraje. Ganas de vivir.
Es inevitable sonreír, porque se siente estúpido. Él no debería estar ahí, derramando lágrimas silenciosas y sollozos apenas controlados. Detesta sentirse débil, le recuerda a sí mismo, con 5 años, rogando afecto a sus padres.
Malditos ellos.
Y entonces el dolor da paso a la furia y hay algo que arde por dentro, no está seguro de qué. Escucha gritos en el nuevo edificio de la Orden, quizás Jhonny llamándole para abrir otra puerta del Arca, algún otro interrogatorio por parte del inspector, quién sabe.
Trata de secar las lágrimas que todavía humedecen sus mejillas, recordándose a sí mismo que el auto lamentación no le ayuda en nada y que Lenalee ha de estar preocupada después de haber dejado el comedor tan abruptamente.
Hace un esfuerzo por levantarse, sintiendo a Timcanpy sobre su hombro, lamiendo con su boquita dentuda la humedad de su mejilla izquierda, ahí, en donde aquella cicatriz le recuerda lo miserable que es.
Ya no sabe qué es lo que le mueve. ¿Amor? ¿Odio? ¿Qué?
Sea lo que sea, dolía.
Yay~
EDIT: *patea a LJ* ¡¡estúpidos cuts!!