Resignación. Capítulo II

Jul 24, 2012 19:35

Capítulo II

mso-ansi-language:ES">Moscú, 1812

mso-ansi-language:ES">El príncipe Kiril Andreievich Morózov paseaba nervioso por su habitación. Hacía varias semanas que nada sabía sobre su amigo Kolia y eso lo tenía en una incertidumbre total. Casi quería ir de nuevo al campo de batalla, porque sabía que era poco probable que llegaran cartas en ese lugar, debido a la situación. Además, el movimiento de la ciudad lo alertaba en cierto modo. No era buena señal que toda la nobleza se movilizara con tanta premura fuera de la capital.

mso-ansi-language:ES">El joven príncipe tenía veinticinco años. Su figura alta y delgada, con ese andar descuidado, lo hacían sobresalir de inmediato, además de su sonrisa, que aparecía aún en los momentos en que según los cortesanos no debía aparecer. Tenía el cabello rubio y los ojos grises, que a veces se tornaban verdes o azules, según la luz que les diera, además, tenían una mirada entre distraída y triste.

mso-ansi-language:ES">“Será mejor que me prepare para buscar de nuevo a Kolia. Quiero comunicarle que la condesita Lydia está mejor. Aunque no es tan alegre como solía serlo”

mso-ansi-language:ES">Sin querer sus pensamientos también se concentraron en la mencionada Lydia Fiodorovna. No se atrevía a confesárselo a sí mismo, ni siquiera, menos se lo diría a Kolia… también amaba a la joven de ojos negros y profundos. La conocía desde que ella tenía diez años y era una niña inocente y solamente se ocupaba de las muñecas, de las fiestas caseras y de ser una jovencita traviesa.

mso-ansi-language:ES">Aún de niña, se adivinaba que Lydia sería bonita, aunque no se adivinaba a qué extremo sería de encantadora. Con esos cabellos negros rizados, esa sonrisa amplia y su mirada sencilla, era casi todo lo contrario de las damas de la corte. No sabía actuar como su hermana Ekaterina, por ejemplo. No era fría, se emocionaba por todo. Disfrutaba observar las cacerías y nada sabía de comportarse como una dama.

mso-ansi-language:ES">“Yo mismo los presenté” pensaba Kiril “yo mismo lo presenté, sabiendo que Lydia jamás me vería como algo más que como un hermano” este pensamiento lo atormentaba demasiado. Obviamente nada dijo a Kolia, ni mucho menos a Lydia. Se veían tan felices al lado del otro que se sentía feliz de que por lo menos su serio amigo estuviese alegre… por lo menos el tiempo que estuvo junto a ella.

mso-ansi-language:ES"> mso-ansi-language:ES">“Es mejor no pensar más” Se dijo a sí mismo el joven. El llamado de su criado Jakob Zakharovich lo sacó de sus pensamientos.

mso-ansi-language:ES">-Excelencia, llaman a la puerta, es el conde Feodor Stepanovich Chéjov, con su esposa la condesa Natalia Antonovna, y su hija, Lydia.

mso-ansi-language:ES">-Voy hacia allá- y con paso decidido, fue hacia la sala de su casa, donde lo esperaban Lydia y sus padres.

mso-ansi-language:ES">La joven estaba allí, con los ojos bajos,  sin saber como dirigirse a su amigo. Permanecía callada, sin encontrar las palabras. Ni siquiera sabía por qué había querido salir de su casa.

mso-ansi-language:ES">-Excelencia, es un placer volver a verlo, lamentamos mucho lo que le está ocurriendo. Nunca pensamos que su esposa, Nadezhda, fuera capaz de hacerle tanto daño…

mso-ansi-language:ES">La condesa Natalia no sabía que el daño se hacía mayor al hablar del tema, pensó Kiril. Nadezhda, la bella y frívola Nadezhda, le había sido infiel por años y se había separado de ella, cansado de ser el estúpido de siempre.

mso-ansi-language:ES">-Me temo que no hay mucho que hacer, condesa. Esto ya llevaba mucho tiempo. Sé que seré el villano de la historia, pero ya estoy hastiado.

mso-ansi-language:ES">-Kiril- habló por fin Lydia -amigo mío, ¿has recibido alguna noticia de Nikolai? Me siento desesperada al no saber nada de él. Temo que haya muerto en esta guerra- dicho esto, unas lágrimas salieron de sus ojos negros sin que ella pudiera evitarlo. En estos momentos era frágil emocional y físicamente. A Kiril le dolía verla así, en su opinión parecía que la enfermedad la había hecho aún más sensible que antes.

mso-ansi-language:ES">-Estaba a punto de escribirle, Lydia. Esperemos en Dios que él esté bien. Se alegrará al saber que tú has sanado, tanto como me alegro yo.- Emocionado tomó una de las manos delicadas de la condesita, olvidándose de que los padres de la joven estaban ahí, y le dijo:

mso-ansi-language:ES">-¡Cuánto quisiera ser un mejor consuelo para ti, amiga mía!- El príncipe estaba emocionado, la chica, nerviosa y sonrojada. El conde Feodor carraspeó. Kiril soltó inmediatamente la mano de la muchacha.

mso-ansi-language:ES">-Discúlpame, Lydia- Afirmó el joven rubio, apenado.

mso-ansi-language:ES">-No hay problema. Es casi como si Nikolai estuviera aquí- Lydia sonrió, inocente, sin saber el efecto que las palabras dichas ocasionaban en Kiril. Extrañaba a Nikolai, su amigo, pero a veces desearía no haberse casado y haber sido más valiente para pedir la mano de la condesita Chéjova.

mso-ansi-language:ES">-Príncipe, usted no es ningún villano, en todo caso, Nadezhda fue la culpable por haber roto los votos matrimoniales con sus infidelidades y si su padre, el príncipe Leonid le pide una explicación del por qué la dejó, dígale la verdad.

mso-ansi-language:ES">-Condesa Natalia, a decir verdad, lo que la familia Kaliaiev haga o deje de hacer, me importa muy poco.- Kiril quería cortar ese tema por la paz. Aún no sanaban las heridas, era obvio.

mso-ansi-language:ES">“Y todo por mi estupidez” No pudo evitar que ese pensamiento cruzara su mente, mientras sonreía, tristemente y exhalaba un suspiro. Se sentía estafado.

guerras napoleónicas, escrito, original

Previous post Next post
Up