En algún momento de este mes volví. Hasta ahora no he tenido un momento de respiro, pero basta decir que las vacaciones fueron moderadamente satisfactorias. Durante cosa de un mes no he tenido ni el más mínimo contacto con ordenadores y menos aún con los internets. Ni qué decir tiene que esto ha sido maravilloso y me ha sentado como un bálsamo para mis cada vez más ojerosos ojillos.
La verdad es que desde niño siempre me pregunté qué tipo de ojeras tendría de mayor, si los surcos oscurecidos de Vicent Price o las bolsas del Mercadona de Jiménez del Oso. Me alegra poder anunciar que mi proceso de degradació física me está llevando más por la línea de Price, cuyo buen envejecer envidio profundamente.
En otro orden de cosas, puedo decir que ya he terminado de confeccionar mi mini-estudio particular. Es cutre de narices, aún no sé qué hacer con la guitarra y de momento sigo sin micrófono (poca falta me va a hacer), pero es mi estudio y me esperan tres semanas de trabajo más o menos intenso para quitarme un poco las telarañas. Estoy bastante orgulloso de los primeros resultados, por primera vez no me siento avergonzado de lo que estoy haciendo y aunque todo sigue siendo muy de andar por casa, el tono midi de orquesta de pueblo está superado. No puedo evitar sentir bastante ilusión ante esta nueva etapa.
P.D. A ver qué objetos curiosos sois capaces de identificar en la foto.