Nov 29, 2008 21:19
Hasta que dejó de hacerlo.
Esta vez se había ido de verdad, como hizo su ilusión. Los ojos de ella se convirtieron en dos interrogantes vacíos y la garganta se le desgarró de todas las veces que le llamó en silencio. La tinta de los dibujos se había derramado y él decidió que lo mejor sería romper todos los folios, aun sabiendo que con ellos también rompería las fibras de los sentimientos de ella.
Y luego, asesinó a su musa.