Ante todo Felíz Cumpleaños Harry!!!
Bueno como algunas saben y otras no, no tengo internet hasta el martes! Buuu... Pero no por eso podía no participar del Harrython, vamos que es Harry y se merece todo lo que le pueda dar. Pues este fic fue escrito desde mi teléfono mobil. Y enviado desde él, cabe resaltar que me encuentro en una reunión del trabajo mientras que realizaba todo esto! XD
Asi que aquí esta mi comienzo del Harrython! Te adoro Harrysito, mira que sin tI como dicen muchas este fandom no existiría!
Titulo:Una aventura más de Canuto y Cornamenta.
Rate: PG
Autora:Krispy
Advertencia: Faltas ortográficas? Eso debería ser una advertencia.
Reto# 1 "Harry un nombre vulgar si me lo preguntas"
Otra aventura más de Canuto y Cornamenta.
-Mueve Canuto!!
-Estoy volando lo más rápido que puedo Jamie, tienes que calmarte-gritó Sirius y mentalmente rogó que su amigo no se tirara de la moto para correr al hospital.
Él también estaba nervioso. Era su ahijado el que estaba naciendo después de todo.
La moto comenzó a temblar, y Sirius se comenzó a preocupar. Eso no era normal. El motor comenzó hacer ruidos extraños y del mofle salió un humeral oscuro.
-Baja, baja!- gritaba James tociendo.
Sirius bajó a una explanada en donde solo habían monte, hierba, y un par de perros correteando gallinas. Entre ese paisaje tan campestre vieron una especie de choza.
Sirius aterrizó lo más lejos posible de la casa, tras unos arbustos.
-Vamos aparecernos- sugirió Sirius.
-Estoy muy alterado no creo que pueda.
-Yo también- admitió Sirius- Vamos a esa choza a ver si alguien nos ayuda con la moto.
Caminaron, casi corriendo. Hace una hora habían recibido el patronus de Remus anunciando que Lily estaba en San Mungo. Ambos estaban probando el nuevo hechizo de vuelo que se habían inventado para la moto.
Toc toc
Ambos miraron a la puerta fijamente escuchando atentamente a cualquier señal de que hubiera alguien. Los perro comenzaron a ladrarles a lo lejos, arruinado su atención.
-Quién anda allí?- pregunto la voz de un hombre.
-Hola, mi nombre es Sirius Black y mi moto se averió y necesito de su ayuda- dijo Sirius sin temor a sonar desesperado. Si James se perdía el nacimiento de su hijo jamás se lo perdonaria, al fin y al cabo él fue el de la idea de volar hasta San Mungo.
-Black!- dijo un hombre de avanzada edad abriendo la puerta.
James fulminó a Sirius con la mirada.
-Te juro Canuto que si este es otro enemigo de tu padre...- no hacía falta acabar la frase, en esos momentos necesitaban más a un amigo que a un enemigo de los Black.
-Buenas días señor mi nombre es James Potter y...
-Potter?- dijo casi escupiendo el apellido.- Sí, son ustedes. Yo fui a Hogwarts con sus padres.
Sirius y James se miraron. Esto no podía ser bueno. El hombre era delgado de cabello castaño con algunas canas y lucía una mueca de disgusto.
-Pasen- ladró entrando de vuelta a la choza. Los chicos entraron mirando al suelo, tratando de lucir como santitos, al fin y al cabo eso siempre les ayudaba con Mc Gonagall y Dumbeldor. Cerraron la puerta y se quedaron parados frente a ella. Mentalmente recordaron donde tenían sus varitas.
-Yo fui a Hogwarts con sus padres, yo estaba en Hufflepuff, ellos como ya saben en Gryffindor y Slytherin.- Comenzó a decir mientras llenaba la tetera de agua y la ponía a calentar. -tu padre- dijo fulminando con la mirada a Sirius- me trataba como una escoria, siempre mirándome por encima del hombro y llamándome Ñañeco. Una vez estabamos haciendo una poción muy peligrosa y su caldero explotó, mi hechizo escudo le salvó la vida, pero nunca lo agradeció, de hecho me hizo el resto de mis días en Hogwarts un infierno.
La tetera silvó y el hombre sirvió tres tazas de té y se las pasó a los chicos mientras les señalaba unas sillas de madera que parecía no podrían aguantar sus pesos. Aún así tomaron la taza y con suavidad se sentaron.
-Tomen, no están envenenadas- dijo levantando su taza del plato y tomando de ella. James y Sirius se apresuraron a beber y sintieron como poco a poco se iban relajando.- Tiene manzanilla, eso los relajará un poco, se ven algo estresados.
-Sí, lo que pasa es que...-comenzó hablar James, pero la mirada dura que le lanzó el hombre le hizo callar.
-Tu padre...- gruño el hombre.
-Mi padre es un buen hombre!-saltó a defender James.
-Claro! El chico más popular de la escuela. Todos querían ser como él, las estrella de Quidditch, el headboy, todos incluyendome a mí. Pero claro él, ni sabía que yo existía. Por más que le cargara sus libros, le hiciera mandados, lo ayudara con las tareas, nunca siquiera se aprendió mi nombre... Una vez en una práctica de Quidditch les fui a llevar agua y por un mal movimiento tu padre se cayó de la escoba. Fue mi hechizo amortiguante lo que evitó que se rompiera el cuello y algo más. Pero claro Marcus Patil fingió que él lo hizo y se llevó toda la gloria.
James sentía lástima por el señor. Las cosas que le contaban le hacían sentir un hoyo en su corazón, nadie nunca había hablado cosa mala de su padre, todos lo amaban y él era su modelo a seguir, su héroe. Esperaba que algún día su hijo le viera así.
-Señor... Disculpe, pero mi esposa esta dando a luz en estos momentos y necesito llegar a San Mungo, se que nadie tiene entrada directa por flu al hospital, pero esperábamos que nos pudiera ayudar, no se, con escobas, o la moto de mi amigo que se averió....
-Harry- dijo el hombre- Mi nombre es Harry Horlem. Tomate el té.
Los chicos se tomaron la bebida relajándose aún más. Pero James no quería estar relajado, quería mas bien estar en San Mungo YA!
-Realmente lamento lo que nuestros padres le hicieron- comenzó a decir Sirius cuando el hombre silenciosamente se sirvió otra taza de té y no decía nada- pero esto es algo de suma importancia y...
-Los voy ayudar- dijo el hombre mirando a ambos- por que el mundo necesita saber perdonar. Dejar los problemas del pasado en el pasado y no hacer pagar a quienes nada hicieron.
Ambos respiraron aliviados. Ahora solo faltaba ver como les iba ayudar.
-Sabe algo de mecánica? O tiene escobas?- preguntó James poniéndose en pie.
-De mecánica, puede ser, pero eso tomara tiempo, no prefieren usar la red?- dijo con una sonrisa de superioridad.
-Pero si nadie puede...- comenzó a decir Sirius mirando la destartalada chimenea.
El hombre se encogió de hombros y se puso en pie. Los chicos le imitaron.
-Supongo que ser el conserje del hospital tiene sus ventajas.
El asombro de James y Sirius era grande. De todos los lugares donde podían parar justo cayeron en la choza del conserje de San Mungo, que cierto, le tenía rencor a sus padres, pero era un hombre de gran corazón.
-Gracias- dijo James a duras penas con un nudo en la garganta.
-Supongo que su hijo será un chico con mucha suerte- dijo sonriendo el hombre cándidamente y a decir verdad con esa sonrisa parecía bastante amigable.-Bueno que esperan?- dijo señalando el pote con polvos flu.
James y Sirius dejaron las tazas en la mesa y caminaron hacia la chimenea.
Sirius fue el primero en partir, James corrió donde el hombre y abrazándolo fuertemente dijo "gracias" para luego desaparecer por la chimenea.
-Donde estaban? Pensé que nunca llegarían!- dijo bastante alterado Remus.
-Lo importante es que ya estamos aquí, no tienes idea de lo que nos paso- dijo Sirius calmadamente mientras casi corrían a la habitación de Lily.
-Me imagino, si estar contigo siempre trae problemas- respondió Remus a lo que Sirius le empujó gritando un "oye no es cierto".
James ignoró el alboroto de sus amigos y entró a la habitación. Lily lucía cansada, pero miraba al bultito entre sus manos con infinito amor.
-Hola- susurró James dándole un beso en la frente. Miró a su hijo, tan pequeño, tan delicado. Y no lo podía creer. Era papá. Él, un merodeador, era papá.
-No le he puesto nombre, te estaba esperando.- dijo Lily sonriendo.
En ese momento entraron el resto de los merodeadores, Sirius también besó la frente de Lily y paso suavemente la yema de su dedo índice por la manita del bebé.
-No le iban a poner Gryffindor? Ya sabes por lo valiente y eso- comentó Petter.
-No, tiene que ser un buen nombre, que hable de valor, amistad, buen corazón- comenzó hablar Remus.
-Harry- dijo Sirus interrumpiendo al castaño. Miró a James fijamente y este asintió.
-Yo pensaba ponerle James- dijo Lily.
-Harry... - susurró James tomando al bebé en brazos.- Harry James Potter Evans. Me gusta.
Los merodeadores asintieron y Lily sonrió con ternura.
Sirius caminó hacia James y con suavidad le dio un beso a Harry en la cabeza.
-Serás un niño con mucha suerte- susurró Sirius.
-Y con un gran corazón- susurró James.
*_*_*_*_*
Una semana después.
-James!- entró gritando Sirius a la casa. Los pasos apresurados encima suyo le indicaron que ya venía su amigo.
-No grites que Harry esta durmiendo- susurró apresuradamente el animago.
-Bah! Eso es todo lo que sabe hacer ese bebé. Adivina? Harry me regresó la moto arreglada y le colocó un mejor hechizo de vuelo.
-Enserio? Eso es genial!
-Sí, la quieres montar- invitó sacudiendo las llaves.
-No puedo, Lily no esta y estoy cuidando a Harry- dijo sonando desilusionado.
-Pero si esta durmiendo! Vamos, yo lo cuido- dijo con una sonrisa canina, de esas que solo Sirius podía conseguir, pero que James sabía solo indicaban problemas.
-No lo creo Canuto.
-Vamos James!-gritó empujando amistosamente a su amigo.
Arriba comenzó Harry a llorar. Sirius corrió escaleras arriba, con James tras él. El moreno lo tomó cuidadosamente en brazos y bajó hasta la sala.
-Buscaré su biberón- dijo James caminando hacia la cocina.
Sirius mecía a Harry suavemente, pero el bebé no dejaba de llorar. Asi que lo sacó al patio, pero aún así lloraba, esto ya comenzaba a exasperarlo, usualmente Harry se calmaba cuando él le cargaba. Pensó en una brillante idea y decidió no esperar a James para cumplirla.
James revisó por tercera vez que la temperatura de la leche fuera la correcta y cayó en cuenta de que ya no escuchaba a Harry llorar, de hecho no escuchaba nada. A lo lejos la moto de Sirius ronroneó.
-Maldita sea Canuto!-gritó corriendo hacia el patio. Pero ya era muy tarde. Sirius estaba volando con su hijo en brazos.
Corrió al armario de escobas tomó la primera que vio y rápidamente voló hasta donde el moreno. Estuvo a punto de gritar hasta que vio el rostro de su hijo casi oculto entre las mantas y la túnica de Sirius sonreído. Era la primera vez que Harry sonreía.
Sirius bajó lentamente, bajo con cuidado de la moto y comenzó a caminar de vuelta a la casa sin decir nada, James a su lado le pasó el biberón.
-No le digas a Lily lo que acabas de hacer- dijo James sonreído.
-Solo si prometes que puedo sacar a volar a Harry cuando ella no este- dijo Sirius sonriendo con picardía.
-Es un bebé Sirius!- amonestó James- no lo puedes "sacar a volar" como si fuera un perro! Pero si lo puedes llevar a volar, si prometes ser cuidadoso.
Sirius lo miró asombrado.
-Qué? Se nota que es un Potter y le gusta volar- dijo James encogiendose de hombros.
Ambos merodeadores rieron pensando que ni con un bebé en manos dejarían de ser tan.... Tan ellos.
*_*_*_*_*_*_*
-Estas seguro de lo que dices?- siseo una voz en la oscuridad.
-Sí mi señor.
-Y como se llama?
-Harry, Harry Potter- dijo Snape tratando de que su voz sonara firme.
-Harry? Que nombre tan...
-Mi señor, ella... La madre del bebé...
-No te preocupes Severus, no le pasará nada a tu sangre sucia.- prometió soltando una cruel y escalofriante risa
End.
Ya, hay errores y de todo, prometo arreglarlo el martes que tenga internet! XD Me disculpo por esto!
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