Seasons of Beautiful Wolfram 14/37 [Parte01]

Mar 21, 2009 21:42



Seasons of Beautiful Wolfram

Estaciones de Hermoso Wolfram

--oOoOoOo--

Autora: HARPGO

Traductoras: Kotorichan y Petula Petunia

Traductora de este capítulo: Kotorichan
Beta de este capítulo: Petula Petunia

Parejas: Yuuram, y otras que irán apareciendo.
Advertencias: Yaoi, más adelante un poco de escenas fuertes.

Resumen: Después de un trágico suceso, Yuuri tendrá la oportunidad de conocer temporadas de la vida de Wolfram. ¿Aprenderá a quererlo o la historia se repetirá de nuevo?

Capítulo14

-¡Estamos en casa! -gritó Greta agitando sus pequeños brazo rechonchos. Gwendal y Conrad, quienes estaban caminando por el pasillo, la vieron y sonrieron sorprendidos. Era agradable tener a la princesa de nuevo con. Ella era su pequeño rayo de sol.

Greta corrió velozmente hacia Gwendal, agitando sus brazos y saltando sobre él. Gwendal la agarró con facilidad y la colocó en su hombro izquierdo donde ella tenía una buena vista de todo. Él amaba las cosas lindas y, hoy, Greta llevaba un vestido para verano rosa con sandalias blancas que le hacían ver extra linda.

-Anissina y Günter están justo atrás de mí -dijo, apuntando con el dedo hacia el pasillo. No mucho después, dos figuras que conocía bien surgieron en su plano de vista.

Gwendal y Conrad olvidaron sus asuntos presupuestarios por un momento y se acercaron al par. Había miradas serias por todo el alrededor. -Creo que necesitamos tener una conferencia -dijo el administrador y les hizo señas para que le siguieran. Una vez que llegaron a la entrada del estudio, los soldados resguardando la puerta dieron lugar a Gwendal para que baje a la niña cuidadosamente. -Creo que deberías ir a decirle a mi madre que estás de regreso-. Le dio una mirada astuta y dijo en un susurro -y creo que tiene un regalo para ti.

-¡Yay! -exclamó animadamente Greta, abrazando brevemente a Gwendal de la cintura, y se alejó dando saltitos.

Gwendal abrió la puerta e hizo espacio para que los demás entraran. Dio a Jacob, el guardia, una mirada que decía ‘métete en tus propios asuntos’, lo que hizo que el chismoso guardia sudara ligeramente y las sirvientas, quienes seguían a Emmaline al anterior cuarto del Maou, rieran tontamente en la entrada.

El administrador cerró la puerta a su espalda e hizo señas para que todos rodeen la mesa. -¿Qué sabemos hasta ahora?

-¿No deberíamos esperar por Heika? -preguntó Gunter, con su largo pelo cubriéndole los hombros. Ya había pasado tiempo desde la última vez que vio al rey. Se entusiasmó con anticipación.

-Está con Wolfram ahora mismo -contestó Conrad y vio, casi al instante, cómo se desdibujaba la cara de consejero. -Me reuniré con él más tarde.

-Como estaba diciendo… -gruñó Gwendal y retiró un mechón de cabello de los ojos. -¿Qué sabemos hasta ahora?

-El alquimista dijo que ésta es una familia de mazoku fabricantes de armas especialmente dotados en el territorio Bielefeld… a lo largo de la frontera. La larga pieza de Obsidiana arcoíris que usaron para la cabeza de la flecha era rara e increíblemente cara. Sólo moldear la flecha requiere un tiempo y esfuerzo considerable, ya que es más que “construcción” lo que se necesita -dijo Günter sabiamente.

Conrad y Gwendal parpadearon frente a él con confusión.

-La flecha estaba maldita también -intervino Anissina.

-Y basado en mi investigación, esta información es bastante compatible con los textos antiguos. Es posible maldecir una flecha para hacerla más filosa, más veloz, más dolorosa, etc. -Suspiró Günter dramáticamente. Pero, por primera vez, a nadie parecía molestarle.

-Entonces, alguien guarda rencor hacia Wolfram -dijo Conrad, apretando la boca hasta convertirla en una delgada línea.

-Así parece ser -dijo Anissina.

-Estoy seguro que esto es una venganza -escupió Gwendal. -Me acaba de llegar un mensaje de Yozak. Está rastreando al hombre que atacó a Wolfram.

Todos lo miraron con los ojos ensanchados.

-¿De verdad? -dijo Conrad incrédulamente. Estaba sorprendido de cuan sobreprotector era Gwendal con su hermano menor. No pasó por su cabeza el sobrellevar todo solo y buscar venganza por el honor del rubio por su propia cuenta. Pero, en cambio, su hermano mayor respondió cruzando los brazos y apartando la vista molesto. -Estos cinco hombres son sólo la “mano” por decirlo de alguna manera. Necesitamos encontrar a la “mente” detrás de todo esto.

-¿Y quién exactamente sería ese? Es muy difícil confrontar a alguien por intento de asesinato si no sabemos quién es-pensó Anissina en voz alta con algo de preocupación. Vagamente se preguntó si podría inventar una máquina que obligara a las personas a decir la verdad. De esa manera, podrían encontrar a la banda de cinco hombres y hacerlos hablar sin tortura de por medio. Miró a los ojos de Gwendal y, por un momento, pensó que Gwendal preferiría un poco de tortura.

Gwendal bajó la voz hasta convertirla en un peligroso siseo. Los demás entendieron y se inclinaron hacia él. -¿Alguno de ustedes conoce a la familia Meigers?

Recibió miradas en blanco, lo que le dijo suficiente. Pero, falló al ver el brillo de reconocimiento en la cara de Günter. Quien, a pesar de eso, mantuvo la cabeza gacha.

Según Yozak -dijo frunciendo el ceño de nuevo -parece que ellos son los que estamos buscando-. Tenía que luchar para no apretar los dientes de nuevo. -Era, aparentemente, bastante sencillo para ellos la manufacturación (o tal vez, ‘arte’ sería un mejor término) de lo que necesitan para vengarse debido al oficio familiar-. Entrecerró los ojos. ­-Pero, lo más insultante fue el esfuerzo que pusieron en ello, aparte de la forma barata y fácil de atacar.

-Entonces, es casi seguro que va más allá de política. La venganza que tomaron es enorme -murmuró Anissina. Los otros asintieron dándole la razón.

-Pero, ¿por qué? -preguntó un frustrado Gwendal golpeando con los puños la mesa. -¿Qué hizo Wolfram para merecer semejante odio? ¿Qué es lo que ha hecho recientemente?

-Comprometerse con nuestro grandioso y apuesto Maou -dijo Günter deshaciéndose en efusiones. El sólo pensar en eso transformó sus ojos en estrellas. Las imágenes de Yuuri en su cabeza tenían ese efecto en él. Todos pretendieron no notarlo.

-Pero él ha estado comprometido con Heika hace ya un tiempo -dijo Conrad. -y no explica el por qué pusieron tanto esfuerzo en lastimar a Wolfram con esa cara y rara flecha.

-Querrás decir flechas -gruñó Gwendal, lo que dejó sorprendido a todos en la habitación. Sabían que el administrador estaba de mal humor pero no estaban preparados para esto. -Hicieron más.

-¿En quién usarán las demás flechas? -preguntó Conrad con los ojos ensanchados.

-No sabemos.

-Raras y caras flechas… -murmuró Anissina en voz alta, pensando para sí misma.

-Bueno, puede que estén mintiendo -dijo Günter con esperanza.

-No -replicó Anissina sacudiendo su cabeza pelirroja -el alquimista nos aseguró que estaba envenenada. Y todos los venenos tienen la cualidad de desaparecer después de un tiempo, especialmente los de este tipo.

-Pero eso nos sigue llevando de vuelta a la pregunta ‘por qué’, ¿no es así? -dijo Gwendal.

-Puede ser, también, algo que Wolfram hizo en el pasado. Pero, sólo ahora tuvieron la oportunidad y el medio para venir a por él­ -dijo Conrad, preguntándose si estaba en lo cierto o sólo estaba inventándose cosas.

-Sea lo que sea -dijo Gwendal con una peligrosa aura -hizo que recordaran a Wolfram y lo odiaran hasta tal punto de planear una emboscada para matarlo sin importar cuantos soldados estaban con él.

Era muy buena besando. No había dudas sobre eso en la mente de Yozak. Connie mordisquearía su labio inferior y entonces tiraría suavemente de él con sus dientes. Su cuerpo respondió casi al instante. Pero Yozak tenía que hacerse recordar que estaba en una misión y no podía desconcentrarse.

De algún modo, los dos decidieron ponerse más cómodos en su cama y la bandeja de té estaba en el suelo ahora. Connie estaba arriba, besándolo con dulce pero persistente efusividad. Sí, era ser tan fácil olvidar que estaba en un viaje de”negocios”. Y éste no era el tipo de “negocio” que le fue encomendado. Pero, no era tonto, así que continuo haciendo lo que hacía.

Connie besó su cuello mientras mechones lacios de color crema oscuros rozaban su mejilla. Los mechones acariciaron su cara y él cerró los ojos al sedoso toque.

Yozak miró al cielo por un segundo y prohibió a sus manos agarrar a la chica de su cintura y recorrer su cuerpo con sus dedos. ¡Maldición! Sus manos tenían mente propia y el vestido era increíblemente fino. Definitivamente necesitaba parar esto. Eventualmente…

-Entonces -dijo Yozak tranquilamente mientras apartaba su cabello anaranjado. Esperaba que su voz no se rompiera. -Dime más… -Oh, ¡está besando detrás de mi oreja! Quiso ronronear cuando lo hizo una segunda vez. Contuvo la respiración. -Dime… dime… sobre estas personas que quieres que evite.

La chica parpadeó ligeramente y sus ojos perdieron el toque pícaro. Pero los ojos azules que la observaban brillaron. ¿Podría ella negarlo?

-¿Los Meigers?

-Sip, captaste mi curiosidad.

Se inclinó para otro beso que el pelirrojo consintió.

-Sólo… mantente alejado de ellos. Son ricos pero no son buenas personas. Y muchos amigos coincidirían conmigo.

-Pero, este pueblo parece muy bueno. Y las personas -alzó una mano para acariciar la parte de atrás de su pelo-son así de amistosas… ¿Cómo pueden ser ellos malos?

Ella atrapó la mano que acariciaba su pelo y apoyó la mano sobre la de él -disfrutando el breve momento antes de responder- Ellos fueron alguna vez de la clase alta e importante. Muy importante. Pero algo -sus ojos buscaron por el alrededor- político sucedió… supongo que puedes decirlo así…a uno de sus miembros. La deshonra se extendió a toda la familia. De una noche para la otra sus “negocios” ya no satisfacían a la nobleza. Por lo que comenzaron a hacer y entregar lo que vendían a cualquiera que pudiera pagarles.

Yozak dejó de frotar la espalda de Connie en deliciosos círculos con sus dedos. Lo que ocasionó un pequeño puchero por parte de ésta.

-¿Estás diciendo que los Meigers fabrican armas?

-Sólo las mejores, según ellos -respondió asintiendo. -Pero, son peligrosos. Y no hay muchos de ellos viviendo en el lado Mazoku. Los primos distantes y tíos transportan al ‘lado humano’, si entiendes lo que digo. -Sonrió burlonamente hacia él. -Pero no importa lo mucho que vivamos los Mazoku, también morimos. Y su Pa, el pacificador de la familia, murió hace poco. -Se inclinó hacia Yozak y jugó con un rizo de naranja. -Son sólo un joven y su hermana ahora… junto a la mano de obra alquilada.

-Ya veo -dijo Yozak. De repente se le ocurrió otra pregunta. - ¿Fue su ‘deshonrra’ a causa su…negocio familiar? Si todos sus anteriores clientes eran de la nobleza, ¿Acaso vendieron al lado contrario? -preguntó mientras acariciaba su mejilla con su pulgar.

-Oh, no -rió Connie -el negocio familiar era conocido por ser neutral…no tomaban lados…ni intentaban llamar la atención. Supongo que siempre fueron discretos sobre eso, humildes para resultar más convincentes con su clientela.

Yozak rascó su cabeza un poco. -Entonces, no puedo ver cual fue la causa de todo el problema.

Connie rió un poco y respondió: -Bueno, si no ‘puedes verlo’, significa que no eres de por aquí. Muchos de aquí somos Mazoku oráculos.

Yozak arqueó una ceja. Había oído de algo así, pero no de un pequeño pueblo lleno de ellos.

-¿En-enserio? -dijo, preguntándose cuán poderosa era Connie.

La chica se sonrojó un poco. -Esperaba que no reaccionaras así. Pero una parte de mí sabía que lo harías.

-No, está bien…de verdad…-Podía sentir su corazón latiendo intensamente. También se estaba preguntando si ella podía descubrir mentiras.

-Tengo que tocar a una persona para saber como será futuro cercano. Cuando te pasé el lápiz para escribir en el registro, toqué tu mano y sabía que de alguna manera terminaría tomando el té contigo…en el cuarto de arriba…como…ahora. -Sonrió tímidamente con un encogimiento de hombros.

-Oh -dijo Yozak, sintiéndose sólo ligeramente mejor.

-No puedo ver muy lejos o muy claramente. A la mayoría les pasa eso. Es sólo una imagen en tu cabeza y un pequeño salto en el tiempo.

Yozak comenzó a respirar más tranquilo. Estaba preocupado de que ella pudiera intentar predecir una muerte, o peor, una boda. Pero, entonces, pensó acerca de eso. Apuesto que hay otros aquí que son…más fuertes, ¿huh?

Connie alzó los hombros con un vago encogimiento.

-Oh, no -dijo Yozak con un suspiro mientras corría. De nuevo, una mano por su propio cabello naranja. -Déjame adivinar…¿los Meigers?

Obtuvo otro asentimiento. -Es la hermana…Marelda. Su nombre significa ‘doncella de la batalla’. Supongo que el nombre le pega.

Wolfram se metió en armario para escobas cerca de la habitación del Maou. A través de la puerta podía oír el sordo murmullo de una niña que charlaba sin cesar. Parecía feliz hablando de lo que sea que decía.

Con lenta determinación, Wolfram empujó la puerta, dejándola ligeramente abierta. La luz plateada entró por la abertura y el polvo concentrado en el armario escapó un poco. Podía respirar mejor ahora. Lo cual era un alivio y lo hacía sentir menos claustrofóbico. Lo que no le gustaba -más que nada era curiosidad- era ver a Yuuri caminando fuera de su habitación cogiendo la mano de una niña humana.

¿Qué está haciendo con ella? La cara del rubio se torció en confusión. Nada tenía sentido. Y no mejoró en nada cuando la niña lo llamó “Papi Yuuri”

-¿Eh? -dijo Wolfram, con la mandíbula por el suelo. -¿Cómo puede un medio demonio tener una hija totalmente humana? -murmuró para si mismo. Frunció ligeramente el ceño. Muchos Mazoku tenían problemas con los humanos, un gran problema. Y aunque su propio padre era una rata mentirosa y traicionera quien lo ignoraba y trataba a su madre como un mueble, cierta parte de Wolfram todavía creía en lo que siempre decía: los humanos son basura y no se debe confiar en ellos. El rubio podía escuchar pronunciar a su padre: Y son racialmente inferiores como acostumbraba finalizar su frase.

Wolfram los observó caminar, mano a mano.

Pero, ella parece estar muy… muy feliz. Y me recuerda a cuando era niño y vestía los mismos estilos de ropa.

-¿Se siente Wolfram mejor? -oyó preguntar a la pequeña. Wolfram se congeló al escuchar su nombre. -¡Dime que mejora, por favor!.

Apoyando ahora, casualmente, una mano contra la pared de piedra y otra en su cintura, el rubio sonrió burlonamente.

-Si -dijo Yuuri con seguridad. -Volverá a la normalidad de aquí a un tiempo, creo.

-Bien, porque… -Se detuvo en el pasillo, mirando a Yuuri con grandes ojos felices, -los dos lo amamos mucho, ¿huh?

Yuuri se sonrojó un poco y llevó su mano atrás de su cabeza. -Bueno… cuando lo pones de ese modo… quiero decir… eso es como decir… -Rió nerviosamente y Greta sonrió. No la podían engañar.

En la oscuridad de su encierro, Wolfram frunció el ceño. -Se supone que soy tu prometido. Hazme quedar mejor que eso -murmuró con un puchero. -Y, si ella es tu hija, eso la hace mi hija también, si nos llegamos a casar. Y estoy siendo generoso en este punto, ya que cualquier otro noble Mazoku habría tenido un problema con eso-. Pero ella parece preocuparse por mí y eso se siente muy bien. Los ojos verdes se endurecieron con determinación. -Hazme lucir bien frente a ella, Yuuri -instó con un susurro.

-Le desearemos todo lo mejor -dijo Yuuri con la cara enrojeciéndose.

Se escuchó un gruñido que sonaba a “debilucho” salir del armario.

Una vez que Yuuri y Greta se fueron, Wolfram se deslizó fuera de su escondrijo y caminó de forma casual hacia la puerta del Maou. El guardia al final del pasillo notó la presencia del joven Wolfram y le dirigió una mirada de soslayo. No sabiendo qué hacer, sólo se miraron.

-Soy su prometido, voy a entrar-. El cadete trató de sonar tan confiado como pudo. Los faroles en el entrenamiento eran una cosa. Pero, hacerlo de frente a un guardia del castillo era otra historia.

Abrió la puerta. Y tan rápido como la abrió la cerró y se recostó sobre ella, respirando agitadamente.

-Ahora… Yuuri Heika es un debilucho después de todo. Pero, sólo tengo que saber si era serio o no-. Wolfram escudriñó la habitación. No veía nada. Sintiéndose ahora más aliviado permitió a su tensado cuerpo relajarse. Se preocupó por nada. Se sentía bien equivocarse de vez en cuando. Sin embargo, en su camino fuera de la habitación, se dio cuenta que sí le faltaba un lugar donde mirar. El lugar más obvio.

Con la mano ligeramente temblorosa, Wolfram abrió el armario.

Se congeló.

¡Ahí estaba!

Wolfram vio para su horror ¡Un camisón rosa con volantes colgando de una percha!.

-¡Diablos! -soltó Wolfram, cubriéndose la boca con ambas manos en shock. -¡Estaba siendo completamente serio! -se obligó a bajar sus temblorosas manos. -Tengo que llevarme bien con él, o me hará dormir aquí usando -apuntó a la monstruosidad con tembloroso dedo -¡Ésa cosa horrorosa!.

-¡Rosa! ¿Qué acaso no sabe que todos sus soldados llevan la reglamentaria camisola blanca? ¡Nadie usa otro color! Se está…burlando de mí. -Entonces, se le ocurrió algo peor. -¡Mierda santa! ¿Qué pasa si me hace llevar esa cosa conmigo cuando voy de maniobras? ¡Seré el hazmerreír! Humillante.

Wolfram sacudió la cabeza con ferocidad, los rubios rizos acariciaban sus hombros. -Haré lo que sea necesario para que este Maou se guste de mí. Y, si tengo que hacerlo, lo convenceré de que me trate como cualquier otro soldado. -Inclinó un poco la cabeza. -Esta es mi carrera, y es muy importante para mí como para arruinarla.

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fl: seasons of beautiful wolfram, fanfics, yuuram

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