Que se escuche un disparo y que sea el último.
Seguro ya están cansados de mí y de esta clase de posts.
Yo no sé. Son casi las 7:00pm aquí, me faltan dos trabajos finales para ser libre y extraño a ilye_aru como nunca, porque sé que a ella también le saltarían las lágrimas -como a mí- de leer lo que acabo de leer.
No hay mejor explicación. No hay que pedir nada más. Sólo que se lea con toda la madurez del caso, con el dolor en flor de piel, como aún lo sentimos los peruanos, lo siente el Perú.
Y sin embargo, de palabras de un peruano, siento que nunca había entendido tan bien a Chile. Porque ahora puedo explicarlo, con palabras, no con mi corazón en la garganta, no con mi amor por la gente de allá como única defensa.
Adiós al Huáscar
Ahí está el susodicho artículo. Crónica. Narración preciosa, el dolor a flor de letra. Una vieja herida, una bandera en el aire. Más allá de toda negación, de toda proclamación de odio, puedo decir que es esto lo que se siente.
Que se escuche un disparo y que sea el último.
Y eso es lo que siento yo. Quizás la forma en la que está planteada no le parezca a nadie pero. No puedo evitarlo. Estoy llorando, otra vez, porque soy una llorona y desde niña crecí viendo a mi país como algo roto.
Como todos los peruanos.
Y no lloro creyendo que otro sea el culpable, sino porque no sanamos. Y es la sonrisa rota que llevamos la única razón por la cual no he perdido la esperanza.
Pero eso es tema para otro día.
Hoy me contentaré con entender.
Yo no sé. Son casi las 7:00pm aquí, me faltan dos trabajos finales para ser libre y extraño a ilye_aru como nunca, porque sé que a ella también le saltarían las lágrimas -como a mí- de leer lo que acabo de leer.
No hay mejor explicación. No hay que pedir nada más. Sólo que se lea con toda la madurez del caso, con el dolor en flor de piel, como aún lo sentimos los peruanos, lo siente el Perú.
Y sin embargo, de palabras de un peruano, siento que nunca había entendido tan bien a Chile. Porque ahora puedo explicarlo, con palabras, no con mi corazón en la garganta, no con mi amor por la gente de allá como única defensa.
Adiós al Huáscar
Ahí está el susodicho artículo. Crónica. Narración preciosa, el dolor a flor de letra. Una vieja herida, una bandera en el aire. Más allá de toda negación, de toda proclamación de odio, puedo decir que es esto lo que se siente.
Que se escuche un disparo y que sea el último.
Y eso es lo que siento yo. Quizás la forma en la que está planteada no le parezca a nadie pero. No puedo evitarlo. Estoy llorando, otra vez, porque soy una llorona y desde niña crecí viendo a mi país como algo roto.
Como todos los peruanos.
Y no lloro creyendo que otro sea el culpable, sino porque no sanamos. Y es la sonrisa rota que llevamos la única razón por la cual no he perdido la esperanza.
Pero eso es tema para otro día.
Hoy me contentaré con entender.