Sartre escribió el muro en 1937, en todas sus historias había un cierto paradigma, podíamos elegir la mediocridad conservadora, aceptar los barrotes o lograr un cambio en nuestra existencia tan radical que nuestra libertad individual este inherentemente conectada a la libertad colectiva.
Una ves se los dije, no creo que nadie que se considere libre pueda serlo realmente si los demás no lo son, hasta hoy son pocas las personas con pensamiento propio que no hayan llegado a la misma conclusión.
Ya se empiezan a notar, cada ves mas las voces que claman por la cuarta guerra mundial, termino que afirma que es la guerra ya no entre países, si no la gran guerra entre pueblos contra corporaciones internacionales y las fuerzas represoras del estado.
El sábado en una charla de borrachos con los amigos de mis amigos que me preguntaban que era la filosofía y que significaba mi camiseta con una estrella roja me di cuenta. Ellos también poseen la necesidad de crear algo nuevo, pero aun no sabían a quien tenían que desafiar.
Pero ¿ante que nos estamos rebelando? Estamos frente a una sociedad que esta desprovista de todo sentido, es tan permisiva que incluso ve a la indignación como una moda juvenil, es una forma mas de reproducir las condiciones solicitadas de explotación, se convierten en “malos ejemplos”. La verdad es que no conozco mucho de Hegel, así que podría sonar presuntuoso pero, por lo que entendí al aplicarlo en la nueva rebelión juvenil contra el poder establecido es el surgimiento de un nuevo poder establecido en el cual ser agresivo es una parte del juego, el nuevo orden mundial necesita la criminalización de la lucha social para poder emplear sus medidas represoras, no necesita un pueblo sumiso e ignorante, necesita un pueblo asustado y con mártires.
Todo esto demuestra que el capitalismo fracaso, ya ni siquiera los intelectuales del libre mercado encuentran medios para defender su modo de vida, los bombarderos mediáticos exigiendo que evolucionemos o terminemos muertos y olvidados han echado mella dentro de la misma dinámica del libre mercado, la confianza económica, política y social esta por los suelos, la gente no puede vivir de antidepresivos y de basura oriental de new age como si realmente estuviéramos en una era posthumana, poco a poco mas personas se dan cuenta que toda la propaganda post estructuralista que dice que los viejos términos de trabajo, colectivismo o bien común es solo eso: propaganda.
El síntoma mas inequívoco de que el sistema esta fallando es la división interna en sus filas, los nuevos gobernantes, los que no vivieron el horror de las guerrillas en el tercer mundo o la lucha contra el estado soviético empiezan a predicar sobre una “tercera vía“ por miedo a la fuerza con la que viene regresando la segunda, al igual que antes lo hicieron en la misma crisis económica de los años treinta. Mientras que los viejos dinosaurios están cada ves mas paranoicos al ver este hecho han comenzado a golpear mas y mas fuerte, el solo hecho de que en Libia pretenden llevar la democracia capitalista empleando las redes de Al Queda en Libia, asesores militares judíos, con traficantes de droga y con el equivalente norteafricano al Ku Kux Klan es la máxima prueba de lo desesperados que están en demostrar su poderío.
El polvorín esta ahí, ya solo le falta la chispa adecuada.
La palabra revolución y la palabra utopia van primordialmente de la mano, son como “el hermano pequeño patrón de la merca ambulante” : ambos son la representación del cielo en la tierra.
Cuando se lucha, presente y futuro se fusionan en ese momento de rebelión y en esos momentos, cuando sangramos por el futuro, es cuando la utopia esta mas cerca. Ese futuro soñado deja de ser un fin y se transforma en un medio. No luchamos para ser libres, somos libres por que luchamos, somos personas completas cuando nos encontramos en el.
La esperanza no existe, nunca existió y francamente no creo que llegue a existir, pero eso no quiere decir que abandonemos la certeza, la certeza de un mundo mejor, y este no es una ilusión hippie o el producto de algún escritor trastornado, es un impulso que nace de la lucha de clases ante nuestra situación angustiante y enajenada.
Si pensamos en la utopia es por que la realidad nos desborda ante nuestra futilidad e ineptitud para solucionar los problemas existentes, es la certeza de que la peor opción es estancarnos en lo que entendemos.
Es ahí cuando nos encontramos con el problema de la libertad, cuando mas libres somos es cuando luchamos por la utopia, somos libres por que nos rebelamos. Cuando no nos dedicamos a la utopia, es cuando somos meros autómatas.