Por fin puedo escribir algo de esta pareja, que es de mis favoritas. Aunque parezca mentira es lo primero que hago de ellos, aunque tengo algunas cosas planeadas. Así que estoy muy contenta. En principio creo que el final era otro pero me llegó un mensaje al movil y entre que lo repsondía y volvía al fic se me había olvidado. ¿A alguien le extraña? No debería. De todos modos me gusta como ha quedado.
Iba a titularlo "Bufanda" porque era el prompt pero al final decidí cambiarlo.
Y le dedico una entrada entera porque ellos lo valen~
*Se siente feliz y realizada*
Titulo: Escalofrío
Claim: Russiamerica.
Género: Romance.
Rating: K+
Advertencias: ¿Mención de una violencia anterior?
Para: el Kink meme de
longed_spring Palabras: 376
Ya debería saberlo. Tendría que habérselo imaginado, pensó para sí. No en vano conocía Ivan desde hacía tiempo. El americano se incorporó en la cama. La habitación estaba a oscuras, iluminada únicamente por la luz que entraba a través de la ventana. Sin necesidad de tocarlos le escocían los arañazos recientes en la espalda. Debería haber contado con aquello, realmente Ivan tenía aspecto de ser precisamente así, como había resultado ser.
Le miró de reojo: el rubio estaba aún dormido, tumbado a su lado, tapado hasta arriba con las mantas, seguramente alguna manía adquirida de vivir siempre con el frío acechando. De entre las mantas tan solo sobresalía su nariz y algunos mechones de pelo claro. Alfred sonrió un poco al verle así: tenía encanto la escena. Casi podía olvidarse de los mordiscos en su cuello.
Le dolía todo el cuerpo y debería descansar, como hacía a su lado Ivan, pero no lograba conciliar el sueño. No se sentía mal ni nada parecido, era solo que no lograba estar más de cinco segundos con los ojos cerrados. Estaba nervioso, descubrió, pero, ¿por qué?
Tal vez de lo que pudiera pasar a la mañana siguiente, cuando Ivan despertase… Que tontería, no iba a pasar nada. Ahora que lo pensaba quizá debería haber recogido su ropa, sus gafas y haberse ido cuando había podido.
Podía hacerlo ahora mismo.
Pero se quedó donde estaba.
Entonces algo le tocó. Pillado por sorpresa el americano fue a girarse pero antes de que pudiera hacerlo algo suave le acarició el cuello y parte de la espalda, donde aún lucía los arañazos que le había provocado el ruso. Se dio cuenta de que era la bufanda de Ivan lo que le cubría ahora. No había que ser muy listo para darse cuenta de que, mientras él pensaba, el otro se había despertado.
Los dedos de Ivan estaban fríos cuando le tocaron las heridas. Alfred reprimió un escalofrío. Los héroes no temblaban y menos después de algo como aquello.
-Se curarán -le aseguró Ivan. ¿Eso había sonado como un intento de consuelo o eran imaginaciones suyas?
-Tienes experiencia con ello, ¿no?
Ivan no dijo nada al respecto, sonriendo. Alfred no pudo reprimir esta vez el escalofrío al sentir sus labios acariciándole los omoplatos heridos.