POR FIN. Pude escribir algo de este fandom, estaba deseandolo y más de esta parejita. Lo malo es que no me convence el resultado... la idea se me ocurrió hace mil (ya me conocéis, quería torturar a los p.js) pero no sabía cómo llevarla acabo y ayer se me encendió la bombilla... aunque el resultado no es muy allá algo es algo.
Titulo: Buenos días
Fandom: Ace Attorney / Gyakuten Saiban
Personajes: Phoenix Wright, Miles Edgeworth
Extensión: 748
Advertencias: Rating: K
-Buenos días -saludó automáticamente cuando una persona pasó a su lado junto al ascensor, en el vestíbulo del juzgado.
No recibió respuesta alguna y se preguntó por qué. A su modo de ver saludar a alguien no tenía nada de malo. De hecho le ponía de buen humor, era una buena forma de empezar el día, saludando amablemente.
Pero después del saludo se giró, cayendo en quién era el que había pasado a su lado hacia las escaleras.
-¡Eh, Edgeworth! -le llamó y la figura, ya casi al otro lado del vestíbulo se detuvo, camino de las escaleras.
-¿Qué quieres, Wright? Tengo prisa -respondió con su habitual forma de hablar el otro. Phoenix ni siquiera se dejó afectar por ello. Ciertamente cuando se había reencontrado con él por fin, tras tantos años, un par de meses antes en el juicio de Maya su actitud le había dolido. Pero te acabas acostumbrando.
Era como saludar. Aunque no te respondieran ser amable te ponía de buen humor.
-¿Por qué no subes en el ascensor conmigo entonces? -le propuso, señalando con el pulgar tras de él.
Miles los miró a ambos, abogado y ascensor y negó con la cabeza.
-No es necesario. Prefiero las escaleras -le aseguró, girándose hacia éstas.
-Pero el ascensor es mucho más rápido -insistió el abogado. Edgeworth siempre había sido terco pero que lo fuese en ignorarle era especialmente molesto y decepcionante.
Supongo que el retomar nuestra amistad era una ilusión infantil, se dijo. Pero no iba a dejarle hacer como si fuesen desconocidos por completo. Hacía años habían sido los mejores amigos y eso no se olvida sin más. O al menos él no. Edgeworth tenía que entenderlo.
-Ya te he dicho que no.
-Vamos, no seas idiota -el orgullo de ese hombre no podía caber en solo cuerpo, definitivamente. Las puertas del ascensor se abrieron precisamente y Phoenix agarró de la muñeca al fiscal, entrando dentro sin darle opción a réplica-. ¿Lo ves? -le sonrió, pulsando el botón de subir en el panel.
Ahora seguro que gruñe y refunfuña, pensó y, en efecto, lo primero que escuchó a su lado fue un insulto. Muy poco propio de Edgeworth llegar a decir cosas como aquella, pero bueno. No le dio más importancia.
Al menos había podido robarle unos minutos en los que estarían a solas y no podía ignorarle. ¿O sí? Quién sabía. A Miles se le daban bien aquellas cosas.
Se giró hacia él y le sorprendió un poco verle mirar hacia la pared del ascensor. Sus hombros parecían tensos y Phoenix bajó la mirada, viendo que tenía los nudillos blancos de apretarlos.
Vaya, eso no se lo esperaba, ¿tanto lo había enfadado?
Estaba seguro de que se había librado de una bofetada porque se trataba de Edgeworth.
-¿Edgeworth? -preguntó un poco, dispuesto a disculparse. ¡Tampoco era para tanto! Pero no recibió respuesta. El otro seguía tenso y quieto-. ¿Miles? -probó de nuevo.
-Cállate -le siseó la otra figura, aún sin mirarle. Por dentro lo maldecía, intentando controlar el agobio que le invadía el cuerpo de pensar donde estaba. Por supuesto no iba a pasar nada, intentó razonar pero... el recuerdo ahí estaba. Se clavó una uña en la palma, respirando hondo. Solo serían unos minutos.
Phoenix le miró, sorprendido de nuevo por una respuesta tan seca y cortante. No le había visto tan enfadado desde, bueno, nunca que recordase ahora. Parecía exagerado para que solo fuese porque le había hecho ir en el ascensor con él en un trayecto de menos de cinco minutos.
-Lo siento... -musitó en voz un poco baja-. Yo...
-Cállate -le repitió, cortándole a mitad de la disculpa el otro-. No quiero tus disculpas, no van a quitar que seas un idiota que no piensa antes de actuar -le aseguró con el mismo tono el fiscal. Sonó un pequeño ding en el ascensor y las puertas se abrieron. Se volvió hacia Phoenix, con los ojos ya abiertos-. Que tengas un buen día -le deseo vacíamente.
Y luego salió. Phoenix vio su espalda, cerrando la boca sin decir nada.
Parecía que aquello no había hecho que su relación mejorase precisamente. Phoenix suspiró. Tenía paciencia pero a veces se planteaba cómo podía seguir insistiendo. Debía de dar una imagen patética.
Da igual, se dijo a sí mismo, saliendo por fin del ascensor. Al fondo del pasillo Edgeworth torció la esquina, saliendo de su campo de visión. Daba igual cuánto tuviese que insistir, iba a seguir haciéndolo hasta que Miles Edgeworth le mirase.