Recopilación de drabbles reto_diario [parte 1]

Oct 21, 2011 17:10

Como no quiero spammear a mi F-list voy a ir editando esta entrada con lo que vaya escribiendo para la comu de reto_diario. Lo cierto es que no sé cuánto voy a aguantar pero por intentarlo... No voy a perder nada.

Titulo: Después
Fandom: Doctor Who
Claims: Jack, 10thDoctor/El Amo.
Extensión: 1061
Advertencias: Rating: K creo. Spoilers del final de la T3 ("The last time lord")

-¿Qué vas a hacer ahora? -Jack rompió el silencio. Llevaban ya media hora callados y comenzaba a preocuparle aquel detalle. Había dudado antes de hablar pero estaba seguro de que si él no rompía el silencio, el Doctor no lo haría. Parecía demasiado hundido en sus pensamientos.
Hundido. Esa era exactamente la palabra que buscaba, como si lo que fuese que estuviese rondando su mente lo lastrase hacia abajo, más y más profundo.
Por fin el otro se incorporó un poco, irguiéndose para meter las manos en los bolsillos, dejando la barandilla. Tenía el ceño levemente fruncido y una expresión seria.
-Viajar. Lo que siempre he hecho. ¿Qué voy a hacer sino? -esa pregunta no era una broma jocosa, Jack estaba seguro. El Doctor las hacía mucho pero en aquel momento ni siquiera se había molestado en finguir una sonrisa. Sonaba amarga, como si realmente hubiera habido una alternativa.
Y Jack sabía cuál era. Por dentro se removió, no creía, él, que fuese una alternativa de verdad… Podía intentar entender por qué el Doctor estaba tan taciturno y callado desde la muerte del Amo en el Valiant pero no había otra alternativa. Definitivamente no. Aquel hombre, aquel otro señor del tiempo, estaba loco, esa era la única verdad. El intento del Doctor por salvarlo había sido rechazado. Eso ya era prueba más que suficiente de ello y aún así el Doctor… Jack le miró. Seguía torturándose por dentro. Seguramente pensaba cómo podría haberlo impedido: viendo antes el disparo de Lucy, siendo más convincente… Lo más probable era que estuviese convencido de que era culpa suya.
-No deberías pensar más en él. -le aconsejo. Sabía que se metía donde no le llamaban. Los dos eran señores del tiempo y él un humano, inmortal pero humano a fin de cuentas. Se conocían de antes, estaba seguro, y no sabía nada de aquello. No podía juzgar la situación pero tampoco podía dejar que siguiese así.
Estaba muerto de todos modos.
El Doctor lo miró secamente.
-Está muerto, Doctor -dijo en alto Jack-. No puedes seguir dándole vueltas.  No podías impedirlo. Él eligió no regenerarse -insistió.
-Eso no tiene que ver. Podría…
-Podrías ¿qué? No quería acompañarte, no hubiese cedido.
-Tal vez…
-No hay “tal vez” que cuente, Doctor -le cogió por los hombros para mirarlo fijamente-. Si sigues pensando en ello no te vas a hacer ningún bien.
El Doctor le miró, quedándose en silencio, callado, para luego apartarse de él. Jack le dejó. ¿Qué podía hacer? Miró la espalda del señor del tiempo mientras éste contemplaba el horizonte en silencio. A su alrededor caminaba gente, ajena a todos los acontecimientos del último año. Para ellos el Amo solo era Harold Saxon, que había enloquecido. Nada más. No sabían nada de cómo dominó el mundo durante un año, de cómo fueron sus esclavos, de qué era en realidad Harold Saxon.
Tan solo unos pocos.
Y de ellos solo uno sabía la verdad. Solo uno sabía de verdad quién era el Amo.
Solo había una persona que pudiera llorarle. Y aunque Jack no le había visto derramar ni una sola lágrima después de bajar del Valiant, sabía aún así que había llorado.
-Fuimos amigos de pequeños -dijo de pronto el Doctor. No se había girado hacia él, aún de espaldas, pero le estaba hablando a él. Tal vez porque no podía hacerlo a nadie más. Martha había vuelto a casa. Jack se quedó callado, escuchando-. Muy amigos, los mejores amigos podría decirse. Estaban hartos de vernos todo el día juntos -tomó aire, intentando respirar profundamente pero le costó. Le costó horrores-. Creí que estaba muerto. Y en realidad estaba… en el fin del universo -no podía creerlo-. Hacía mucho que no éramos amigos pero…
-Te alegraste igualmente -completó Jack, intentando comprenderlo.
-Más o menos. Robó la TARDIS, hizo todo esto pero… en el fondo… no podía evitar pensar que al menos estaba vivo. El último señor del tiempo. Ya no estaba solo, ¿entiendes? -el otro asintió un poco pese a que el Doctor no podía verle-. Creía que podía convencerlo. Siempre lo creí. A pesar de que siempre recibía la misma contestación -no hacía falta ni preguntar cuál era.
El Doctor cerró los ojos, pasándose las manos por la cara y luego el pelo. Bajo los párpados los ojos estaban húmedos. Escuchó de fondo los pasos de Jack acercándose. Se detuvo a su lado.
No dijo nada. Era incapaz. Demasiado acostumbrado a callárselo todo. Y aunque quisiera hablar había un nudo en su garganta que le ahogaba y le impedía articular ni un solo sonido.  En el aire entre ellos flotaban las palabras que no se habían dicho. Volvía a estar solo.
-Doctor -intervino Jack de nuevo.
-¿Sí, Jack?
Al menos ha reaccionado, pensó Jack para sí mismo. Cuando había hablado no estaba seguro de qué iba a decir, creía que no respondería.
-No podías hacer nada. Fue decisión suya -le apoyó una mano en un hombro, apretándoselo un poco. Ahora era mucho más delgado que la anterior vez que le había visto. El Doctor se incorporó, la cara nuevamente seria sin rastro de lágrimas.
-Tienes que irte -le recordó.
Lo cierto es que tenía ganas. Quería volver con Gwen, Toshi, Owen… incluso quería ver a Rhys. Aunque sobre todo estaba deseando volver y abrazar a Ianto, con fuerza. Sabía que ellos no sabrían lo que había ocurrido durante su ausencia, ni siquiera les había avisado -la oportunidad era demasiado única y fugaz como para andar con llamadas telefónicas y notas- pero casi lo prefería así.
-¿Qué vas a hacer entonces? -quiso saber. No podía irse sin más.
-Ya te lo he dicho, viajar. Es lo que hago -pero esta vez si sonrió. Un poco. No era una de esas enormes sonrisas suyas tan idiotas a veces pero por algo se empezaba.
-¿Solo? -le dio reparo preguntar aquello, pero tenía que hacerlo.
-Ya he estado solo ante.
-¿No vas a buscar una nueva preciosidad para que te acompañe?
-Jack… -le reprochó el otro-. Ya deberías saber…
Jack se echó a reír.  Justo la respuesta que necesitaba.
-Echaré de menos que uses ese tono conmigo -admitió. A pesar de todo le divertía cada vez que el Doctor le impedía intentar saludar a nadie o insinuar nada-. Vale, vale, ya me voy -dijo ante aquella mirada que le diriguió el otro-. Buena suerte, Doctor.
-Buena suerte, Jack.

Titulo: Falso
Fandom: Ace Attorney
Personajes: Damon Gant, Manfred von Karma
Extensión: 314
Advertencias: Rating: K. Es posible que OoC... no estoy nada seguro del resultado D:  Escrito para Eriath por el meme 10 drabbles - 10 canciones

-¿Tienes el informe preparado? -fue lo primero que preguntó. Ni siquiera saludó. Pero aquel hombre podía permitírselo, entrar así en el despacho del jefe Damon Gant y exigir sus papeles. Manfred von Karma.
Gant se incorporó en la silla, dando unas suaves pañmas.
-¡Karmy! Cuánto tiempo sin que me visitases -comentó alegremente, como si la expresión del otro hombre no fuese tan seria y, en el fondo amenazante para todos los demás, como siempre. Eran ese tipo de detalles en los que Damon Gant no parecía fijarse, eternamente de buen humor. Al menos en la superficie.
-Casi un mes -asintió el mayor de los dos.
-Deberíamos quedar para almorzar un día de estos -propuso Damon, con una amplia sonrisa.
Pero Manfred no se dejaba engañar, esa sonrisa era sumamente falsa. En el fondo eran iguales. Y los dos lo sabían.
Tan falsa como la canción que sonaba de fondo. No le sorprendía descubrir que Gant oía algo como aquello. Por mucho que contrastase oír a David Lee Roth en una habitación como aquella.
Sonrió un poco.
-El informe -le recordó.
-Sí, sí, tu informe -dió una palmada, echándose sobre el cajón de su escritorio para abrirlo y rebuscar entre los papeles de su interior-. ¿Tienes planes para este fin de semana? Podríamos ir a nadar. O a almorzar -repitió de nuevo.
-Comer estaría bien -asintió von Karma, aún sonriendo. Gant era justo de los que le divertían e irritaban. Siempre tan alegre.
Demasiado.
Por eso se permitía sonreirle un poco y que tomase esa confianza.
Tan falsa como la canción.
-Para comer entonces -aceptó Damon Gant, sacando los papeles, tendiéndoselos con un amplio gesto. Pero sus ojos le miraron fijamente. Como vigilantes. Aunque era igualmente consciente de que con Manfred ni siquiera él podía jugar. Quizá por eso sus encuentros se le hacían particularmente entretenidos.
Como una tela de araña en la que enredarse.

Titulo: Sonrisa irónica
Fandom: Kuroshitsuji
Timeline: Posterior al final de la segunda temporada.
Personajes: Ciel, Sebastian
Extensión: 453
Adverencias: Rating: K.

Abrió los ojos. Rojos. Intensos. Pero no siempre fueron así. Aunque eso ya no importaba. Esa vida quedaba sumamente lejos.
Lo había notado. Una llamada. Clara y vibrante, imperiosa. Un joven alma dispuesta a un Contrato. Deliciosamente dispuesta.
Chasqueó los dedos. Un gesto insignificante de llamada, pero era más que suficiente para que él acudiese.
-Nos llaman -anunció a la figura que apareció tras de sí entre las sombras. Una voz suave, infantil pero fría. Un hecho, una afirmación.
La figura asintió y ambos de desvanecieron de la oscuridad.
La habitación en la que aparecieron estaba caldeada. El fuego ardía en la chimenea, combatiendo las tinieblas al fondo del cuarto, arriba, en el techo. A través de la ventana se veía la noche, y en lo alto de ésta, la luna plateada.
Una figura les daba la espalda, apoyada contra la chimenea. tenía un cuerpo fino, delgado, con los cabellos negros cayéndole sobre la nuca, suaves y sedosos.
Sebastian sonrió imperceptiblemente. Conocía aquello bien. Por supuesto su amo también, ya eran muchos contratos en todo aquel tiempo -si es que el tiempo podía considerarse como tal para criaturas como ellos-. Pero, oh, que dulce destino toparse con una figura tan similar a la de su amo cuando le invocó a él mismo, tanto tiempo atrás.
La figura de la chimenea se giró lentamente. Los ojos eran azules, intensos y vacíos. Un dolor les había arrebatado el calor, sustituyéndolo por fría desconsideración. Los labios tan solo mostraban arrogancia, fruncidos y apretados, tan delgados.
Ciel sostuvo su mirada. El polison negro caía hasta casi rozar el suelo, arrastrando un poco.
-¿Me llamaste?
Quien le había invocado movió un segundo los ojos, fijándose en el individuo, alto, vestido de chaqué, tras el niño que parecía de su edad. Pero no lo era. Era consciente de lo que había hecho, de lo que iba a hacer. Y por tanto era consciente de qué tenía ante él.
-Sí -dijo con seguridad.
Sebastian conservaba la sonrisa. Que recuerdos le traía a la mente aquella escena. Se mantuvo detrás de su amo, sin decir una palabra, cruzando de vez en cuando la mirada con el humano cuando éste le observa, inquieto por su impasible actitud. Pero su actitud seguía fija en Ciel mientras este se desenvolvía ya con naturalidad en aquellas situaciones. Qué rápido se había acostumbrado a su nueva naturaleza. Lamentarse no era algo propio de él, desde luego. ¿Sería así aquel muchacho castaño?
No diría nada de lo que estaba pensando, ni siquiera a Ciel, al menos no pronto. Pero, oh, seguía siendo una dulce ironía.
Podía ver el final de aquello tan fácilmente como veía el agua en un vaso de cristal sobre la mesilla de noche.
Titulo: Ilusiones
Fandom: Madoka magica
Claim: Mami. Un poco de Mami/Madoka
Extensión: 257
Advertencia: Rating: T. Spoilers del capítulo 3.

Siempre había estado sola. Ser una magic girl no era fácil. No era como esos shojos de la televisión, como esos mangas baratos que tanto triunfaban entre las chicas de su edad. Era muy diferente. No existía ese compñerismo, esas buenas intenciones. La gente solo lucha por sí misma. Salvar a alguien era casi casual al conseguir una Semilla de Sufrimiento.
Pero quizá ahora fuese diferente. Al tomar la mano de Madoka, Mami se detuvo a pensarlo. Tal vez. Los ojos de aquella muchacha, al igual que los de su amiga, estaban limpios, vacíos de la mala intención. Cuando sonreñia y hablaba de lo que podría ser para ella ser una magic girl lo hacía de forma sincera.
Les había explicado como funcionaba, la rivalidad entre todas las que tomaban el contrato, pero Madoka insistía: "Lucharemos juntas. Podemos repartir las semillas"
La forma en la que hablaba era contagiosa, no se podía ignorar. Y antes de siquiera imaginarse que podía pasar, Mami se había llenado de ilusión. Quizá si ellas dos firmaban el contrato ser una magic girl fuese diferente. Más como te decían que debía ser cuando no conocías aquel mundo.
Toda esa ilusión se quebró como el cristal cuando los dientes de la bruja se cerraron en torno a su cuello.
-Ah... -un suspiró escapó de su cuerpo de alguna forma, convulsionándose mientras su mente era consciente, por una fracción de segundo de lo que acababa de ocurrir, del dolor que la recorrió, de que apenas podía mover los dedos.
Madoka, pensó por última vez.

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