Trece días [Cap. VI]

Oct 20, 2010 23:13

 Antes de nada aprovecho para decir que abrí un Meme de Drabbles por si alguien quiere pedir algo.

Después de la autopublicidad... traigo el capítulo de hoy del fic^^
Este capítulo me ha dado problemas... primero porque el prompt (Duck and cover) me ha dado en si problemas para traducirlo (al final me decante por Hundido y tapado, aunque le he dado la vuelta porque suena mejor a mi gusto) y luego porque no sabía qué contar en este capítulo. Luego se me ocurrió una idea pero era muy larga así que la he dividido en dos capítulos (dado que el fic es de caps cortos no quería de pronto meter uno de más de 1500 palabras). Espero que el prompt de mañana me dé pie a lo que quiero contar y si no mañana habrá dos capítulos.

Titulo: Trece días
Claim: Rusia/América
Rating: K (de momento pero intuyo que acabará en T o M) 
Advertencia: Contenido histórico al final.
Capítulos:
...
IV. La Sonrisa de Cuba
V. A Prueba
VI. Tapado y Hundido
...
Resumen del capítulo: La respuesta de Ivan al bloqueo marítimo no tarda en llegar a la mesa de Alfred: dieciocho cargueros soviéticos tienen rumbo a Cuba. ¿Qué hacer ahora?
Extensión: 730

La noticia no tardó en llegar a Washingtong. Pero aún habiéndola oído y leído con sus propios ojos, Alfred no podía creerlo. ¿Qué pretendía Ivan con aquel movimiento? ¿Obligarle a disparar? Seguro que eso le encantaba… como en la última reunión. Lo recordaba claramente: Ivan quitándose el abrigo, descubriéndose el pecho desprotegido como diciéndole “Dispara si te atreves”.
No diría a nadie que esa noche había soñado con aquella escena, mientras se revolvía en la cama inquieto, sin saber qué hacer. En el sueño llevaba una pistola en la mano, apuntando al pecho del ruso, el dedo estaba sobre su gatillo y la escalofriante sonrisa de Ivan en sus ojos. En algún momento del tenso silencio disparó. No alcanzó a ver a dónde daba, se despertó en ese preciso instante, sudando y agarrándose a la manta. No eran ni las cinco de la mañana y no logró conciliar el sueño de nuevo, demasiado agitado para ello. Por lo que apartó la colcha y fue a ducharse. El agua fría le golpeó la piel, helándole y quitándole, por un rato, aquel sueño de la cabeza; pero ahora, al ver aquello, le volvía a la mente. Una y otra vez.
Se veía a él mismo disparando.
Y no dejaba de preguntarse si le habría dado…
-No -se dijo. Eso no importaba, era un sueño. Un simple sueño. La guerra se decidía allí, en la realidad, con aquellos papeles delante diciéndole que el soviético dirigía ocho cargueros a la zona del bloqueo.
Inmediatamente se había puesto a las fuerzas de inteligencia a investigar el asunto, a hacer su trabajo. No parecía que los cargueros llevasen armas, pero tampoco podían descartar por completo aquella posibilidad. Por lo que a Alfred respectaba, conforme iba leyendo y oyendo lo que a su alrededor decían, aquellos dieciocho barcos eran peligro en potencia hasta que se dijese lo contrario. No en vano venían por orden de Ivan, de eso estaba seguro.
A sus ojos era una provocación directa y eso le hacía arder la sangre. El bloqueo debería haberle hecho retroceder, no avanzar tan claramente. Como siempre Rusia exhibía ante el mundo su locura.
Ahora la pregunta sobre la mesa era… ¿qué hacer? Frente a él estaban, de nuevo, reunidos los peces gordos.
-Hay que disparar -aseguró uno, militar y América estaba de acuerdo con él. No podía hacer otra cosa. Lo contrario sería dejarles pasar y eso, recién instaurad ala cuarentena a la isla, sería una muestra de debilidad. Entendía a la perfección lo que estaba haciendo Rusia: devolverle el pulso. Y no iba a quedar en ridículo ante el mundo.
Varios más dieron la razón al hombre, asintiendo y comentando en voz alta que no iban a dejarse achantar cuando una voz intervino de repente:
-No podemos hacer eso -todos se volvieron hacia Thant. El Secretario general de las Naciones Unidas se adelantó para que todos le prestasen atención-. ¿No se dan cuenta, señores? Disparar ahora supondría provocar una guerra abierta en el Golfo de México… Y saben como puede acabar tal encuentro.
Alfred frunció el ceño. Lo sabía, sí. Un disparo conlleva otro disparo, lo había descubierto en su independencia. Y cada disparo trae uno mayor por parte del contrario hasta que no queda nada más que ofrecer y unos e alza victorioso. Por desgracia en aquella batalla tanto él como Rusia tenían demasiado que levantar al aire…
Cabrón… pensó para sí mismo. Estaba seguro de que Ivan ya lo tenía en cuenta. Encajaba perfectamente con él: sabía que no podía disparar, no sin más, sin hacer antes algo diferente. Sería arriesgar demasiado. Braginski, como no, se aprovechaba de ello. ¿No le importaba a él acaso el mundo, lo que ocurriría si se recurría a armas nucleares? Porque al final acabarían sacándolas si empezaban a dispararse.
Por mucho que quisiera abrir fuego contra los buques soviéticos debía escuchar la voz de la razón. En su mano estaba el proteger a mucha gente y debía obrar bien.
Con las manos apoyadas sobre la mesa emitió un suspiro resignado.
-Esta bien, Thant… ¿qué propone hacer?
Le escucharía, había decidido pero no iba a ser descuidado. Al mismo tiempo dio la orden: si los barcos intentaban superar el bloqueo la orden era disparar. Que cayese sobre la conciencia de Ivan el llevar a un nuevo nivel su guerra. Si es que tenía tal cosa. Alfred lo dudaba bastante.

N/A: [General] Sorprendentemente tras el bloqueo la respuesta soviética fue enviar, como ya he marcado, dieciocho cargeros a la isla. El Excom investiga la ruta d elos barcos y si es posible que lleven armas y se da la orden de disparar si se intenta violar la cuarentena.
En el próximo capítulo os explico qué es lo que intenta hacer U. Thant mientras.

!fanfic, fandom: hetalia axis powers, m: trece días

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