I
- Clónalo.
- ¿¡Cómo!?
- Que lo clones.
- Sí, pero... ¿cómo?
- Es simple.
- Explícate mejor.
- Sólo debes llegar a su corazón, lo más hondo posible, como para poder activar la llave de clonación en su pecho.
- Y... ¿cómo se supone que lo logre?
- La herramienta perfecta se llama amor.
- ¿Ah?, ¿y cómo hago para conseguirlo?
- Clonando tu propio pecho, formando un "tú" que sea para "él", y nada más que para él.
- Suena tan simple dicho así... ¿la ciencia puede ayudarme en eso?
- No es algo que la ciencia pueda lograr, los sentimientos de la gente no es algo que pueda controlarse.
- ¿Quizá la psicología?
- Tampoco, la psicología sigue siendo una ciencia... ¿o acaso no lo sabes?
- Lo sé. ¿Es muy difícil enamorarse?
- No, pero tampoco es fácil. Cuando llega es tan repentino, y cuando se va tarda demasiado en cicatrizar.
- Ya veo. ¿Y cuánto tiempo podré tardar en tenerte?
- Quizá años querido, o en otra vida.
- Lo amo.
- Lo sé, pero hasta que no llegues profundo en mi corazón, no podré clonarme para ti.
II
- ¿Dónde?
- En algún lugar incierto.
- ¿Incierto?
- Ajá. Aunque quizá no tan incierto.
- Decídete.
- No es cuestión de decidirse, es cuestión de momento y circunstancia.
- ¿Por qué todo debe ser tan perfecto?
- No es perfecto, es incierto.
- Aún no entiendo por qué dices incierto...
- Porque no es verdadero o cierto, porque puede ser o no seguro y porque no es conocido por el mundo. Es... incierto.
- ¡Ya! ¡Ya entendí!
- No te vuelvas iracundo...
- No estoy alterado, pero no hacía falta repetir la palabra al final de la explicación.
- ¿Y entonces por qué si al comienzo?
- No lo sé. Se supone que tú eres el sabio.
- No soy un sabio. Soy un erudito.
- ¿Y eso con qué se come?
- Con una vasta noticia de conocimientos literarios, que requiere mucha lectura, actividad, curiosidad y memoria.
- ¡Agh!
- ¿Te encuentras demasiado susceptible hoy?
- ¡Es que me irritas!
- ¡Tienes demasiada ira en tu poder! Unas sesiones de gritos en la azotea no te vendrían para nada mal...
- ¡Agh! Me cansas... ¿me detestas a caso?
- Nunca lo haría mi fiel y adorado súbdito.
- ¡Yo no soy súbdito de nadie!
- Shh... Y yo he dicho que no soy sabio sino erudito. Y lo he dicho suavemente sin alteraciones.
- ¡Pero...! Si no me dejas estar un peldaño más cerca tuyo, nunca podré clonarte.
- Algún día. En otra vida quizá.
III
- No entiendo...
- ¿Qué no entiendes?
- La vida...el por qué nunca puedo llegar a ti.
- Es que no lo has intentado como debes. Lo que has intentado hasta hora no vale la pena.
- ¡Eres hiriente!
- No, soy sincero... nada más.
- ¡Agh!
- ¿Ya te enojaste?
- No, te parece nada más...
- Eres un pequeño mocoso y berrinchudo...
- Tengo 17, no soy un niño.
- Y yo 27, asique para mí si lo eres.
- Detesto que siempre estés un escalón sobre mí...
- Te confundes, es más lejos de un escalón... mucho más arriba.
- ¡Me enervas!
- Lo sé, pero aún así sigues intentando... ¿No te cansas?
- Sé que algún día llegaré...
- No lo creo, pero si tu crees eso...
- Quiero amarte... ¿acaso está mal?
- Demasiado súbdito mío... demasiado.
IV
- Otra vez enervándote...
- ¡Agh!
- Siempre con las mismas expresiones... "Agh" de acá, "agh" de allá...
- ¡AGGGGGGGGH!
- Y ahí vamos de nuevo... súbdito mío, me debes respeto no debes olvidarlo.
- ¡No tengo por qué seguir sus órdenes, no soy un muñeco, tengo vida, sufro por su culpa y a la vez le espero...!
- Él que te espera soy yo, aunque en realidad no...En realidad tú quieres que te espere, no entiendes que eres un niño ¿verdad?
- Pero... le amo, tengo que repetirlo siempre... ¡Nunca entenderá! ¡No me importa cuántos años tenga! Sólo lo quiero a mi lado...
- Creo... debo contártelo. Creo que llegó el momento...
- ¿Ah?
- Soy no-humano...
- Jajá.
- No es una broma...
- Si, claro...
- ¡Un humano no puede traspasar tu cuerpo con las manos! ¿Verdad?
- ¿¡Cómo has hecho eso!?
- Te lo he dicho... soy un no-humano.
- ¿Y yo? ¿Y yo de dónde vengo?
- Experimento...
- ¿Ah?
- ¿Por qué crees que no puedes clonarme? Tus sentimientos, los demás no pueden sentirlos.
V
- ¿Dónde se supone que estoy?
- ¿Dónde crees que estás?
- Sólo veo todo blanco.
-¿Qué más ves?
- Veo...No sé que más veo. ¿A ti?
- Correcto, me ves a mí.
- ¿Dónde estoy?
- Dentro de mí, en realidad estás mirando con mis ojos.
- ¿En qué me he convertido ahora?
- Simplemente en mí.
- ¿En ti?
- Si, te pertenezco ahora.
- ¿Pertenecerte?
- Sí.
- ¿Eso significa qué...?
- Lo has logrado.
- Pero... ¿No habías dicho que era imposible para mí?
- No lo niego, pero al despertarme esta mañana te hallabas dentro mío.
- ¿Cómo pudo haber sucedido?
- No lo sé, tu amor debe ser muy fuerte jovencito.
- Un experimento...
- ¿Qué?
- No soy un jovencito... soy un experimento.
- Y yo un no-humano, un no-humano que está siendo amado...
- Por mí.
- Por ti.