Nov 04, 2008 11:20
Bueno, hoy voy a poner un ejemplo de para qué me sirve la clase de Teoría de la Literatura. (Aparte para dar por imposible y por idealsita el amor romántico)
Relato. Einlich
Cap 1. El despertar
Primera Parte. El pueblo
Habían pasado dos siglos desde lal batalla de Khevin Sud. En los pueblos fronterizos aún se cantaban canciones acerca del valor de los combatientes de esa batalla. Garth había crecido escuchando relatos de la belleza de Hitomi, de la bravura de los Karentes y de la maldad de los midorianos.
Por sus venas corría la sangre de los héroes, de los soldados que, tras la guerra, se asentaron en los alrededores debido a una promesa. Normalmente cumplía sus tareas con prontitud para poder acercarse cuanto antes al Cuartel, que más parecía una posada, para volver a escuchar los relatos de los ancianos, aunque se los sabía prácticamente de memoria.
En su imaginación, más de una vez luchó al lado de Briland contra Midor o participó en la batalla de los Demonios cuatro siglos anterior. Con los pocos compañeros de juegos que tenía, dos gemelos de nombre Ikto y Koit, que se complementaban en todos los juegos y travesuras, y una chica, dura como el ambiente en que vivían, a la que llamaban Espiga, su principal diversión era jugar a la guerra, al principio de dos contra dos, más tarde dos ejercitos de niños más pequeños que ellos funcionaban como escudo contra la batalla entre ellos.
Cada dos lunas recibían la visita del bardo de la región, de nombre Dirth. Pertenecía Dirth a una familia de rancio abolengo, mas, como todos los bardos, renunció a su rango y a sus riquezas al entrar a la orden. Había pasado la primera juventud, aun cuando su figura no lo demostrase, de rasgos afilados y ojos de color esmeralda vivos y con un brillo travieso, atraía las miradas y suspiros de las jóvenes.
Era práctica común entre esta gente el pasar del día de la primera muerte a los jóvenes las armas de sus ancestros. Se decía que estas armas estaban vivas en tiempos antiguos y que volvería a la vida en momentos de necesidad.
Garth ansiaba ese momento, confiaba en que Einlich se despertase al entrar en contacto con él. Sabía la historia de los anteriores Despertares, pues era conocimiento obligado para todo posible heredero del poder que atesoraba. La historia que más le gustaba era aquella en que aparecía la Princesa Guerrera de Briland. Su belleza y valentía le hacían brillar los ojos, mas su trágico final en lágrimas convertía ese brillo.
El día de su primera cacería, Garth se levantó lleno de energía. Bajó a desayunar con una sonrisa en los labios encontrándose sólo seriedad en los rostros de sus padres.
-¿Por qué estás tan contento?- preguntó su padre, cuyo cuerpo curtido por el trabajo en los campos empezaba a mostrar signos de su edad.
-¿No recordáis que día es hoy?- Respondió con el rastro de dolor que todo chico de trece años siente ante la posibilidad de que sus padres no recordasen la importancia de su cumpleaños.
-Por supuesto que sí- dijo su madre, con una débil sonrisa - Es el día en que debes probarte digno de Enleich.
universidad,
relato.