Feb 04, 2010 12:32
Si, sigo con mi horrenda voz de ultratumba y una tos horrorosa. Tendré que aumentar la dosis que me habían dado originalmente porque no me está haciendo el efecto adecuado. Aunque una de las pastillas hace que mi ojo me arda y llore.
En fin.
Ayer estaba mirando un shojô que me gusta... y viéndolo es como entendí un poquito más la idiosincrasia de las mujeres japonesas. Les venden la idea de que hay un chico único y especial, que te hará sentir la mujer más afortunada del universo, y regularmente lo conocerás durante tu adolescencia, un punto clave en el desarrollo de las personas.
Y es, que cuando llegan a una edad como la que tiene su servidora, si no tienes a alguien así de especial (sin importar cuan exitosa seas en otros ámbitos), es porque no has hecho nada con tu vida.
Ver a alguien simpático, listo, atento, centrado, maduro, que tiene una serie de valores altos y que te hace sentir la persona más especial en el mundo, es algo realmente agradable, que seas la elegida por su corazón, es obviamente algo que todas queremos.
Pero ese tipo de personas en realidad son escasas, y quedarse esperando por el príncipe azul puede llevarnos a toparnos con un abismo de desilusión que nos dejará estancadas en un borde de miseria.
O al menos eso es lo que algunas mujeres creen.
Yo no.
No quiero un príncipe en brillante armadura, con una espada valerosa, montado en un corcel blanco (lo que traducido a nuestros días sería un ejecutivo exitoso en un traje Armani, con una PDA en una mano y un móvil en la otra, montado en un alfa romeo del año).
Quiero una persona que sepa entenderme, a la que yo entienda de igual manera y que posea la misma ambición que poseo yo. Que sea listo. Que su nivel de cultura general sea superior al mío (¡cualquiera lo tiene!), que sus ansias de conocimiento lo lleven a leer un montón de cosas sobre cualquier tema, que quiera viajar, que comprenda la importancia intrínseca de una taza de café para poder funcionar como persona, que valore mis esfuerzos por ser una persona mejor y que de perdida me invite una vez por semana a tomar café.
Son muchas cosas, lo sé.
Es un príncipe lo que describo… también lo sé.
Pero supongo que la persona que soy, que me he esforzado en ser, se merece eso y tal vez un poco más. En fin. Seguiré viendo shojô.
Ayer en mis delirios me puse a buscar películas asiáticas (mera curiosidad slashera), y me topé con un par que me han llamado la atención. Supongo que haré una lista y luego comentaré.
Saludos.
real life,
rant