Belleza inanimada. Te dedicaría más poesía si tuviera más tiempo.
Usabas falda en la secundaria. De esas de tablones, con cuadros.
Te quería más de lo que quise a nadie.
No eras una flor, sino un roble. No tenías voz de pajarillo.
Pero aún así te quería.
Las llaves te tintineaban en los bolsillos y te ponías crema protectora en los labios.
Sonreías al espejo, luego de la expresión triste.
Porque no te gustabas.
Si hubiera sido Safo le hubiera dedicado más poesía a tu inacabable belleza femenina.
Femenina. Porque lo eras, aunque no quisieras aceptarlo.
Pero no lo soy.
Así que se me acaban las palabras.
Como se me acaba el entendimiento.