Porque hoy es un día importante y Miguel lo sabeeeeeee.
La alarma sonó desesperada, apenas eran las siete de la mañana. Seguramente se había olvidado de apagarla la noche anterior, porque dado que ese día domingo… domingo, por Dios santo. El término de ‘Domingo’ de su vocabulario no solo significaba la máxima superación de la pereza de Miguel, sino, el único día de la semana en la que sus horarios alimenticios se tardaban por el periodo de tres o cuatro horas. Ejem, tengo hambre.
Podría ir a cepillarse los dientes o quedarse en cama. No tenía energías para tomar sus pantuflas y dejar la cama, un millón de excusas le cruzaron por la mente para convencerse que lo mejor era quedarse tranquilo sin hacer ningún alboroto. Así, tranquilo, chico.
Vio el calendario al lado de su cabecera. La fecha seguía siendo poco importante, más motivos para quedarse en su habitación. Claro, es un domingo cualquiera.
Pero ya estaba despierto. Buscó entre sus sábanas el control, a tientas, entre sonoros bostezos. Le parecía un tanto comodón hacerlo precisamente en ese rato, solo, cuando podía estar acompañado. Mas, como se trataba de un ‘domingo de Miguel’, empezó a hacer zapping inconscientemente. Canal tras canal tenía un idioma diferente, se extrañó que hubiera comenzado por el canal árabe… posiblemente el producto de aburrirse terriblemente cuando no había nada bueno en la tele. Aunque, nunca había algo bueno en la caja esa. Nunca, nunca.
Llegó a los nacionales con una pizca de incertidumbre. Un leve presentimiento de que se olvidaba de algo, algo muy importante y por ende, no entendía ni una pizca de lo que hablaban en los noticieros. Tal vez… tal vez se había olvidado de algún festival gastronómico en su honor y debía ir a correr o cocinar, según sea el orden con el que su jefe se lo pidiera. Se rio por lo bajo. Secretamente porque… dentro de poco no volveré a verlo, jefe.
…
― ¡OLVIDE QUE HOY SON LAS ELECCIONES, CARAJO! ― Saltó como un resorte para vestirse a la velocidad de un rayo. El clóset sufrió un movimiento que pudo interpretarse de telúrico puesto que Miguel buscó ropa limpia y de acuerdo a la ocasión. No, no, hoy no era ‘esa clase de domingos’.
A lo lejos, Cool Llama, que había observado la escena en silencio, se acomodó las gafas de sol. Otra vez, su querida mascota - tosió deliberadamente -… Miguel había olvidado llevar sus zapatos. Puestos.
no lo soporté y lo hice. desperté con esa idea. OTL.