De canciones y la vida en general
Hay varios tipos de canciones.
Las hay esas que gustan mucho, de principio a fin, desde la primera vez que las escuchaste y no entiendes como es posible que te enamores más de ellas cada vez que la escuchas.
Hay otras, sin embargo, a las que nunca les prestaste mucha atención. De pronto te gustó mucho el disco y hasta llegaste a sentir que esa era innecesaria, una mancha en lo que podría haber sido el álbum perfecto. Hasta que un día la escuchas y descubres algo. Una nota, el canto de cierta palabra, un violín que había pasado desapercibido. Y te sorprendes de cómo algo tan simple puede lograr que toda tu percepción cambie. O no. Puede que te guste tanto esa y sólo esa parte que decides que, está bien, vale la pena escuchar toda la melodía y esperar aquel momento (porque sabes que llegará y lo disfrutarás y que vale la pena). Puede, incluso, que llegues a apreciar su verdadera belleza y entender que esa pequeña parte en realidad forma parte de un conjunto que si es hermoso es porque es parte de un todo.
Otras son como una estrella fugaz. Un momento bonito e intenso que gustas recordar de cuando en cuando. Un deseo superficial.
Las hay esas que gustan mucho, de principio a fin, desde la primera vez que las escuchaste y no entiendes como es posible que te enamores más de ellas cada vez que la escuchas.
Hay otras, sin embargo, a las que nunca les prestaste mucha atención. De pronto te gustó mucho el disco y hasta llegaste a sentir que esa era innecesaria, una mancha en lo que podría haber sido el álbum perfecto. Hasta que un día la escuchas y descubres algo. Una nota, el canto de cierta palabra, un violín que había pasado desapercibido. Y te sorprendes de cómo algo tan simple puede lograr que toda tu percepción cambie. O no. Puede que te guste tanto esa y sólo esa parte que decides que, está bien, vale la pena escuchar toda la melodía y esperar aquel momento (porque sabes que llegará y lo disfrutarás y que vale la pena). Puede, incluso, que llegues a apreciar su verdadera belleza y entender que esa pequeña parte en realidad forma parte de un conjunto que si es hermoso es porque es parte de un todo.
Otras son como una estrella fugaz. Un momento bonito e intenso que gustas recordar de cuando en cuando. Un deseo superficial.
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